Corría el año 1978, en plena transición democrática, cuando un grupo de extremeños residentes en Alcorcón, liderados por el placentino Ricardo Fernández, comenzaron a reunirse por diferentes colegios del municipio: Cisneros, Daniel Martín, etc., al objeto de ver la posibilidad de crear en la localidad un “Ente Extremeño”, para reunir y aglutinar en torno al mismo a los vecinos de Alcorcón que sintiera dicha necesidad, sin necesidad de que fueran extremeños.
Al ser el grupo mayoritario, perteneciente a la clase trabajadora, desde el comienzo desecharon crear un “Hogar Extremeño” que fuera solo un lugar de reunión de nostálgicos de la “Tierra donde Nacían los Dioses”, en palabras del Conde de Canilleros, alrededor de un vino de pitarra, patatera o perrunilla.
De ahí el nombre que acordaron: “Agrupación Extremeña” y la elaboración de unos Estatutos que fueron rechazados varias veces por el Gobernador Civil, ya que por su contenido los veían más como los de una Agrupación Política, que como una Casa Regional; ya que en ellos además de desarrollar actividades que tuvieran que ver con Extremadura; se recogía también entre otras cosas, trabajar para mejorar las condiciones de vida de los vecinos de Alcorcón. Tal fue el número de veces que debieron modificarlos, que los mismos no fueron aprobados hasta el mes de noviembre de 1980.
Si el 3 de abril de 1979, tenían lugar las primeras elecciones locales para elegir a los nuevos Ayuntamientos Democrático, en agosto de aquel mismo año se abría la sede de la “Agrupación Extremeña de Alcorcón”, situada en la calle Jabonería, 57. A partir de ese momento la que con el tiempo seria la bandera oficial de Extremadura (verde, blanca y negra) comenzó a verse por las calles de Alcorcón.
La apertura democrática y los cauces de participación, que puso en marcha el nuevo Gobierno Municipal de Alcorcón, presidido por el socialista José Aranda Catalán, conllevo que desde el primer momento la Agrupación Extremeña comenzara a tomar parte activa en la vida social y cultural de la localidad. Además de participar por ejemplo en diferentes manifestaciones pidiendo la construcción de nuevos colegios públicos; en la Cabalgata de Reyes de 1980 la asociación ya participo con una Carroza y en las Fiestas Patronales del mismo año, monto su primera Caseta de Feria, donde los vecinos de Alcorcón pudieron degustar de los productos y la cocina extremeña. Sirva como anécdota, que un grupo ultra quitaron la bandera de Extremadura que ondeaba en la caseta al considerar que era una expresión de separatismo.
Por otro lado, en cuanto a Extremadura se refiere, la apertura democrática había sacado a la luz en los extremeños, el sentimiento de pertenecer a una Región con unas características propias y abandonada de los poderes públicos centralistas, lo que había supuesto entre otras cosas la gran lacra emigratoria que había conllevado que la mitad de su población vivierafuera de la tierra que les había visto nacer. 
Si ese sentimiento de la pertenencia a una Región con características propias y abandonada, era experimentado por los extremeños de interior, mucho más lo era por los emigrantes. Por ello, desde el primer momento y cuando la nueva sede ni quiera estaba terminada, se empezaron a escuchar en ella, las canciones protestas del cantautor J. Antonio Espinosa “La tierra grita”, las de Pepe Extremadura cantando a Gabriel y Galán o la voz del poeta Félix Martín Palacín recitando el “Niño Yuntero”.
Sin embargo, la prueba real del compromiso de Agrupación Extremeña de Alcorcón con Extremadura, tuvo lugar en abril de 1982, cuando el entonces gobierno de UCD, decidió cerrar la Planta de Pellert de Santolalla de Cala (Huelva), por lo que cientos de mineros de la vecina localidad extremeña Fregenal de la Sierra que trabajaban en ella irían al paro, siendo una vez más su única válvula de salida la emigración. Ante tal atropello, la Junta Directiva, presidida por Andrés Martín, acordó pedir a las otras Casas y Hogares de Madrid encerrarse en el Ayuntamiento de Alcorcón en apoyo de los trabajadores de la Planta de Pellet y de los vecinos de Fregenal que se verían afectados por el cierre. Y aunque no fueron muchas la Juntas Directivas que siguieron la llamada; el encierro fue todo un éxito,como así lo recogió el periódico Diario 16 al día siguiente:
“La solidaridad de los emigrantes de Extremadura con los problemas de su región aumentan cada vez más.
Las Casas de Extremadura de las poblaciones del cinturón industrial de Madrid han mostrado su apoyo a la causa de la industrialización de Extremadura:en Alcorcón, ayer, 5.000 personas se concentraban ante el Ayuntamiento, y un número indeterminado de personas se mantenían encerradas en aquel lugar”.
