BROZAS.
Es una antigua villa y municipio de la provincia de Cáceres, que de siempre ha estado vinculada a la llamada "Tierra de Alcántara", ostentando el título de villa desde 1537.Se encuentra situada al suroeste de la provincia y su término municipal es de 398 km2, siendo el sexto más extenso de la de la provincia. El núcleo urbano se sitúa al noroeste del término. Sin embargo, al estar el pueblo en un lugar elevado, con una altitud superior a los 400 mts., tiene una panorámica que abarca casi la totalidad de su territorio. Con respecto a su localización administrativa e histórica, Brozas se encuentra al oeste de la Mancomunidad Tajo-Salor y en el centro de la antigua Tierra de Alcántara, a 15 km de Alcántara y a 47 km de la capital provincial. La frontera con Portugal está a 34 km.
Capital del Partido de Brozas, desde finales del siglo XVI hasta el siglo XIX, su situación geográfica, la amplitud de su término, idóneo para la agricultura y para la ganadería trashumante y su carácter de nudo de comunicaciones en el oeste extremeño convirtió a Brozas en una de las villas más importantes de la Extremadura moderna, siendo dominado su gobierno por una poderosa nobleza con lazos familiares con las aristocracias de Alcántara, Cáceres o Trujillo.
Asimismo, fue sede de la Encomienda Mayor de la Orden de Alcántara, como lo demuestra el Castillo-Palacio de Brozas, situado en la parte más alta de la población.
Como consecuencia de esa historia, en la localidad queda un impresionante patrimonio histórico-artístico, con monumentos tanto civiles como religiosos, destacando entre ellos la iglesia de Santa María la Mayor de la Asunción, la “Catedralina”.
HIDROGRAFIA.
La red hidrográfica del término municipal pertenece íntegramente a la cuenca hidrográfica del Tajo, concretamente a su margen izquierda. El río Salor, afluente del Tajo, bordea el término por el Sur. En el municipio hay varios subafluentes del Tajo que atraviesan el término transversalmente, como son la rivera de Araya, el arroyo de
Por un lado, los numerosos pozos y fuentes de que se extienden principalmente por la parte septentrional del término y por el casco urbano. Y en segundo lugar, un elevado número de charcas artificiales, las cuales fueron en su mayoría construidas durante la Edad Moderna, y que tuvieron y tienen gran importancia en la economía local al ser usados como abrevadero para los ganados y como abastecimiento de agua para la población. Destacan entre ellas la charca de Greña, cabecera de la Rivera de la Mata; las charcas de Arce, sobre el arroyo Jumadiel; y la Charca de Brozas, una enorme extensión de agua de más de 50 hectáreas, la cual ha sido declarada, por la Junta de Extremadura a propuesta de la corporación municipal, debido a su valor ecológico e histórico. “Parque Periurbano de Conservación y Ocio”.
CLIMA.
El clima de Brozas tiene unos rasgos muy definidos que dan lugar a un clima mediterráneo. La temperatura media anual es de 16,1 °C, que se manifiesta en los 168 días anuales en los cuales la temperatura es superior a 25 °C, la brusca bajada de temperaturas que se produce en otoño y la gran diferencia de temperaturas de 18 °C entre el mes más frío que es enero y el más caluroso que es julio.
NATURALEZA.
Fauna.
En la fauna destacan principalmente las especies habituales de caza menor, perdiz, liebre y conejo. Sus llanos han sido siempre zona de avutardas, grullas y otras aves esteparias (sisón, alcaraván). Abunda la cigüeña blanca que anida en el núcleo urbano y no falta tampoco la cigüeña negra. Mientras que la primera anida en el pueblo y alrededores; la segunda lo hace en los alcornocales.
Las grullas y las palomas acuden todos los años a la bellota de invierno y las tórtolas, al trigo de verano. Las avefrías y muchas anádidas hacen aquí la invernada principalmente en la Charca Municipal llamada “La Quebrada”. Entre las rapaces sobresalen el cernícalo, el milano y el águila calzada.
Hasta la década de los sesenta, en la que había en sus campos unas grandes cantidades de ganado, era frecuente el lobo, finalmente extinguido por la caza en batidas. Cuenta la historia que en 1791 se premiaba "cada piel presentada con cuatro ducados si era de macho, ocho si de hembra y dos si de lobino. La de zorra merecía diez reales y la de zorrina, cuatro". Hoy siguen abundando los zorro.
Flora.
La vegetación que hay en el término municipal de Brozas es el resultado de la acción continuada del hombre desde que esta tierra estuvo habitada por primera vez. Entre las especies de árboles destacan las encinas, que abundan en los suelos graníticos, dando lugar en la parte oriental del término a una dehesa de encinas y pastizal, y en la zona a un rico bosque de encinas, aladiernos, olivillas, terebintos, perales y majuelos. En esta zona también pueden encontrarse los únicos lugares del término donde hay alcornoques, debido a que los suelos son más ricos y húmedos. No obstante, la vegetación más destacable del término municipal es la herbácea, que ha crecido como resultado de la degradación del bosque mediterráneo que había en el lugar inicialmente, y entre la cual los pastizales son las hierbas más destacables.
HISTORIA.
Hay pocos datos acerca de la ocupación humana de lo que ahora es término municipal de Brozas antes de la Edad Media, ya que en este lugar no hay restos arqueológicos anteriores al siglo XII a. C., en el periodo conocido como "Bronce Final Extremeño". De esta etapa son el yacimiento de Araya y la Estela de Brozas.
Épocas romana y visigoda.
Según algunos autores, Brozas sería la antigua “Concordia Elbocoris” citada por Plinio el Viejo; para ello se basan en una supuesta evolución del topónimo Elbocoris hasta Brozas que no se ve refrendada ni por la arqueología ni por la epigrafía existente en la zona.
En todo caso, un ara votiva dedicada al dios Júpiter por los "vicani tongobricensis", así como diversos restos epigráficos hallados en el término municipal, podrían identificar a Brozas con una localidad denominada Tongobriga; de cualquier forma, la existencia de Brozas en época romana parece atestiguarse con los restos anteriormente mencionados y con la evidencia de que la llamada "calzada del Puente de Alcántara" o más recientemente "Vía da Estrela" cruzaba la villa de sureste a noroeste. Los capiteles de mármol conservados en la iglesia parroquial de Santa María podrían mostrar asimismo una pervivencia del poblamiento en época visigoda.
Reconquista.
La historia de la moderna Brozas empezó con la reconquistaleonesa de la parte occidental de la provincia de Cáceres, a principios del siglo XIII. Al tomar Alfonso IX de León la plaza de Alcántara en 1213, todo el oeste de la moderna provincia de Cáceres fue entregado a la orden de Calatrava, pasando en 1218 a la de San Julián del Pereiro, que desde entonces cambió su nombre por el de orden de Alcántara. Este territorio fue organizado, con capital en Alcántara, mediante una serie de núcleos poblados que fueron convertidos en cabezas de encomiendas, con funciones de defensa y repoblación. Éste fue el caso de Brozas, que aparece nombrada documentalmente como "Las Broças" por primera vez en 1237 y en 1244, convirtiéndose hacia 1270 en capital de la Encomienda Mayor de Alcántara. Su favorable emplazamiento, al situarse en una llanura donde se unían los caminos procedentes de Alburquerque, Cáceres y Alcántara, facilitó su poblamiento, que se aceleró a lo largo del siglo XV. Ese crecimiento se aceleró más al concentrarse en Brozas los habitantes de varios núcleos primitivos surgidos con la reconquista sin las ventajas de Brozas, que se convirtieron en encomiendas deshabitadas como Belvís, Navarra, la Puebla y Araya.
Durante el siglo XIV y el siglo XV, el lugar se vio afectado por varios conflictos bélicos, sufriendo las incursiones del condestableportuguésNuno Alvares Pereira. Brozas fue invadida en 1431 por el infante Pedro de Aragón; y, décadas más tarde, fue un importante objetivo militar durante la guerra interna de la Orden de Alcántara que enfrentó a los partidarios del maestreGómez de Solís contra los del claveroAlonso de Monroy. La consolidación en el trono de los Reyes Católicos abrió una larga época de paz para Extremadura que se tradujo a su vez en un gran crecimiento demográfico y económico. Brozas no fue ajena a esto y los Reyes Católicos aceptaron en 1495 a la petición de los vecinos de la localidad para construir una segunda parroquia debido al aumento de la población.
Edad Moderna.
Los conflictos con Alcántara sobre el uso de los baldíos y las tierras comunales hicieron que los brocenses iniciaron el proceso de emancipación mediante la adquisición del villazgo. Esto se consiguió en 1537 por una real cédula de Carlos I que costó 7500 ducados de oro. El villazgo implicó un gran crecimiento demográfico, que hizo que Brozas pasase de 2900 habitantes al emanciparse a 6240 habitantes según el Censo de la Corona de Castilla de 1591. El crecimiento hizo que hacia 1550 surgiese en la zona noreste del término de la nueva villa, junto a una venta y en un cruce de caminos, un nuevo núcleo de población, conocido por los brocenses como “El Arrabal de Ventas” y por sus habitantes como Navas del Madroño. Navas fue una localidad brocense hasta 1737, cuando se independizó como villa. La cada vez mayor importancia demográfica y económica de Brozas tuvo también repercusión en el ámbito político-jurisdiccional en 1570, la Corona de Castilla hizo una reorganización mediante la cual el antiguo partido de Alcántara se dividió en cuatro nuevos: Alcántara, Valencia de Alcántara, Gata y Brozas. Brozas, junto con Navas del Madroño y Araya, pasó a ser gobernada por un alcalde mayor, gobernador y capitán de guerra, que era nombrado por el Consejo de las Órdenes y que se convirtió en la máxima instancia judicial del partido de Brozas.
La población comenzó a reducirse a finales de siglo XVI, cuando hubo una crisis agraria y llegaron enfermedades como la peste, que provocó una epidemia entre 1599 y 1601. Así empezó la crisis del siglo XVII, siglo durante el cual Brozas perdió casi la mitad de la población que tenía, debido estos factores y a otros como la expulsión de los moriscos que obligó a casi 300 personas a irse de la villa en 1609, la emigración a América y la Guerra de Restauración portuguesa (1640-1668). Esta crisis del siglo XVII aún continuó los primeros años de siglo XVIII debido a la Guerra de Sucesión Española, en la cual Brozas se convirtió en objetivo de los ataques de los portugueses contrarios a Felipe V. La villa fue invadida en abril de 1706, siendo saqueada e incendiándose numerosos edificios como la casa consistorial.
Al acabar la guerra en 1713 se inició una recuperación lenta, basada en el cultivo de nuevas tierras y en la paz que hubo en el país durante el siglo XVIII. El crecimiento demográfico provocó el estallido de un grave conflicto social que enfrentó a los labradores que querían nuevas tierras de cultivo contra la nobleza local y los ganaderos de la Mesta que defendían los pastos. Esto provocó motines como el de 1750 contra el administrador de la Encomienda Mayor en el cual participaron más de 100 labradores, así como ocupaciones de tierras entre 1793 y 1794 al amparo de una Real Orden que en 1793 que declaró todas las dehesas extremeñas de pasto y labor.
Siglo XIX.
El siglo XIX provocó un gran cambio en la evolución histórica de Brozas. La crisis agraria y epidémica de 1804 a 1806 supuso el fin del crecimiento demográfico, lo cual se agravó con las consecuencias de la Guerra de Independencia Española. Esta guerra supuso también el fin del Antiguo Régimen y el inicio de la Edad Contemporánea, desapareciendo la sociedad estamental al perder la nobleza sus privilegios, aunque no su riqueza. Pero quien más sufrió estos cambios fue la Iglesia, al disolverse las órdenes religiosas, cerrarse sus conventos y desamortizarse todos sus bienes en 1836-1837.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituyó en municipio constitucional de la región de Extremadura, Partido Judicial de Alcántara, entonces conocida como Las Brozas, que en el censo de 1842 contaba con 1300 hogares y 7121 vecinos.
Otra medida liberal que tuvo mucho impacto en Brozas fue la desamortización de los bienes de propios y común de los pueblos, que realizó Madoz en el Bienio progresista, entre 1855 y 1856. En Brozas se enajenaron y privatizaron casi 14000 hectáreas. La nueva sociedad que se formó tras estas reformas seguía dominada por oligarquía, peor aún que la anterior, ya que la mayoría de la burguesía que adquirió las mencionadas tierras, eran absentistas. Y frente a los cuales se situaban los yunteros y jornaleros que se quedaron sin tierra para labrar ni propios donde dar de comer a su ganado.
Como consecuencia, surgió una conciencia de clase y organizaciones obreras. Brozas fue una de las localidades pioneras en el movimiento obrero extremeño, habiendo ya en 1877 una federación de la I Internacional en la localidad. La situación desembocó a veces en motines y altercados, como el que tuvo lugar en 1874 contra el sorteo de las quintas.
Siglo XX
Los problemas sociales a los que dio lugar el período liberal alcanzaron su máxima expresión en el primer tercio del siglo XX. En Brozas tuvieron fuerza los principales partidos y sindicatos obreros de España, especialmente el socialismo.
También tuvo una gran importancia el movimiento social católico, cuyo principal representante fue D. Carlos Barriga, párroco de la iglesia de Santa María, quien a finales del siglo XIX había fundado uno de los primeros sindicatos católicos de crédito agrícola de Extremadura.
La situación política y social de esta época hizo que en 1931 se proclamase la Segunda República, durante la cual los partidos de izquierda llegaron por primera vez al poder, apoyados por sindicatos como el socialista Unión y Trabajo, que tenía casi mil afiliados.
Tras la Sublevación Militar del 18 de julio del 36 en la parte controlada por el bando nacional, en la cual se encontraba Brozas hubo una dura represión contra militantes y simpatizantes de los partidos de izquierda. Como lo confirma el hecho, que el ultimo alcalde republicano, D. Claudio Elviro Remedios, fuera juzgado en consejo de guerra y fusilado el día de navidad de 1937. Pese a la construcción del Pantano de Alcántara, que necesito un gran número de obreros y especialistas, Brozas siguió siendo un pueblo cuya economía principal se basaba en la agricultura y la ganadería. Por este motivo, cuando en los años 1960 se inició el crecimiento económico del país, varios miles de brocenses abandonaron su pueblo buscando una vida mejor, principalmente en Vitoria y Madrid.
PERSONAJES ILUSTRES.
Desde finales del siglo XV y durante los siglos posteriores, Brozas ha sido famosa por ser la cuna de importantes personalidades del mundo de la cultura, la milicia o la religión.
En Brozas nació Francisco Sanchez “El Brocense, gran humanista del siglo XVI, y en la villa estuvo Elio Antonio de Nebrija, ya que en ella residía su hijo Marcelo quien fuera comendador mayor de la Orden de Alcántara.
También nació en Brozas, Frey Nicolás de Ovando, primer Gobernador de la Indias, cuyo nombramiento en 1501, facilito la proyección de otros muchos extremeños hacia aquellas tierras.
A los anteriores habría que añadir una amplia nómina de caballeros de la orden de Alcántara, tanto religiosos como militares, entre los que destacan, los maestros de obra o cantería: Bartolomé Pelayo, Juan Bravo Juan Escardon o los cerrajeros Mauricio Vinagre y Juan Cayetano Polo.
No muchos pueblos e inclusos ciudades de España, pueden presumir de tener un libro dedicado solo a sus hijos ilustres, como lo tiene Brozas.
DEMOGRAFIA.
Como se puede observar en el grafico adjunto, durante la primera mitad del siglo XX, su población tuvo un ascenso constante hasta alcanzar al final de la decada de los 40 y principios de los 50 su maximo historico con 6.320 habitantes, comenzado a partir de esa fecha a disminuir la misma como consecunecia de la gran emigración que sufrio Extremadura en las decadas de los sesenta y setenta. Al terminar el siglo XX su población alcanzaba poco menos de 2.300 habitantes; siguiendo en los primeros años del nuevo siglo perdiendo población para llegar al 2015 con tan solo 1.953 habitantes y una densidad de 4,94 hab/km2, siendo una de las más baja de la Región.
PATRIMONIO RELIGIOSO.
Iglesia Santa Maria la Mayor de la Asunción (La Catedralina)
La iglesia parroquial de Santa María la Mayor de la Asunción de Brozas constituye una de las más destacadas obras religiosas no catedralicias de Extremadura, dentro del siglo XVI y del XVII, sobresaliendo aún entre el conjunto de las fábricas parroquiales de España.
La nobleza de su fábrica y la atractiva belleza de su arquitectura han determinado la ocasional atención hacia su estudio, pese a lo cual el proceso constructivo ha permanecido hasta hace pocos años envuelto en sugestivas incógnitas. A veces se ha señalado como precedente de la iglesia actual la existencia de una basílica de época visigoda, la cual se supone por el hecho de encontrarse actualmente en su interior dos capiteles considerados de aquella época. El hecho de que éste constituya el único argumento para tal hipótesis nos obliga a adoptarlo con gran prudencia, pues bien pudieran proceder tales piezas de las ruinas de alguna basílica altomedieval desaparecida en los alrededores.
Es lógico suponer que, siendo de dominio cristiano desde 1213, Brozas contara con un templo parroquial en el siglo XIII. Así, en una concordia celebrada en 1244 entre el obispo de Coria y la Orden de alcántara, se cita ya la iglesia de Brozas. Es normal pensar que su emplazamiento sería el mismo que el actual. Sin embargo, se desconoce cualquier dato sobre las características de la iglesia primitiva.
Las primeras noticias documentales fueron recogidas por Escobar Prieto: "En 1513 Alonso Sánchez y Alonso Bocanegra, maestros de Trujillo, reciben 70.000 maravedíes por los retablos de altar construidos uno para la parroquia de Santa María y otro para la ermita de Nuestra Señora de la Luz".
De este retablo y otros da cuenta en 1532 un cuaderno de visitas pastorales, consultado por Escobar. en el que se indica que la iglesia de Santa Maria tenía cuatro altares, "el mayor con la imagen de Nuestra Señora de bulto en su retablo, bueno de pincel y talla y mucha imaginería, y encima un crucifijo".
A falta de documentación precisa, podemos conjeturar que ya durante la primera mitad del siglo XVI, incluso en sus primeros decenios, quizás se decidiera n a hacer una gran iglesia de acuerdo con las necesidades poblacionales y, sobre todo, con la pujanza que ahora alcanza la villa de Brozas.
Por ello se planearía un gran edificio de tres naves de notables dimensiones, que comenzaría a construirse por los pies y por la caja exterior, por los muros, incluyendo progresivamente al templo gótico, más reducido. Así se explica que los muros, con las pilastras adosadas, sean de tradición gótica como es propio de la arquitectura de la primera mitad del siglo. También se comprende que algunas capillas laterales, las del lado del evangelio, sean también del siglo XVI.
Sus artífices serían los maestros Juan de Villalante, Francisco Hernández, según Escobar, los cuales estaban activos en la diócesis durante la primera mitad de la centuria quinientista.
Desde la década de los 40 debió tomar la dirección de la obra Pedro de Ybarra, Maestro Mayor de la Orden de Alcántara, al que debe adjudicarse el trazado general del edificio. Su paso por Santa María de Brozas, a pesar de las evidencias de su firma de "cruces y arquillos", no ha podido ser documentada hasta fechas recientes. Ybarra dirigía los trabajos de Brozas hasta su muerte en 1579 o, al menos, hasta 1567, fecha incluida en lo fechado de los pies.
Tras su desaparición no se hace cargo de las obras el Maestro Mayor de la Orden, sino que atendiendo a su gran experiencia arquitectónica y al hecho de ser natural y vecino de Brozas. se nombra maestro a Juan Bravo, que se mantendría al frente de ellas hasta los años finales de siglo.
La iglesia estaba pensada, al parecer, como gran templo renacentista. Amplio, de acuerdo con el modelo de gran iglesia salón, tiende a la diafanidad espacial y a una concepción unitaria, según el modelo alemán introducido por Levante y que, especialmente a partir de la catedral de Sevilla, prepararía ciertas soluciones tardo góticas y renacentistas, de un modo concreto en el caso de los templos columnarios.
A esta misma época corresponderán las fachadas. En primer lugar la del hastía de los pies, solución renacentista con ciertos resabios gotizantes. Algo posterior es la fachada del evangelio, de más depurada sencillez renacentista. La del lado de la epístola parece más tardía, ya completamente desornamentada.
En la parte superior del hastial de los pies se consigna una fecha, la de 1567, que representa la culminación de dicha fachada y el tiempo próximo de terminación de las obras de los muros, especialmente los del lado del evangelio y de los pies.
Hay serias discrepancias sobre la terminación general de la fábrica del templo. Unos se inclinan por pensar que se concluiría prácticamente durante el siglo XVI. Otros, piensan que se finalizaría en el siglo XVII o comienzos del XVIII. Así, por una parte, se explican las fechas señaladas por Escobar, quien advierte que en 1610 hubo un acuerdo del Capítulo General de la Orden de Alcántara que impulsa la prosecución de las obras, y que en 1665 ó 1667 se continuaba trabajando en el templo. Además, las cubiertas de crucería renacentistas de tradición gótica siguen siendo empleadas en las fechas propuestas, en las que no existe de modo determinante la repugnancia convencionalmente admitida de los tiempos barrocos hacia lo gótico.
Señalemos, finalmente, que hay otra fecha inscrita en la iglesia. Se trata de la ejecución del coro, en el año 1629, que aparece en una clave de la bóveda del sotocoro.
Sea cual fuere la cronología de su construcción (si está realizada prácticamente en el XVI o si se concluye a principios del XVIII), sorprende el sentido unitario de su magnificencia, de sus dimensiones, de su espacio y aún de su sentido estilístico. En efecto, pese a que puntualmente hay aspectos góticos, renacentistas y sobriedad clasicista barroca, todo ello tiene un sentido coherente.
El edificio, amplio, tiene tres naves de cuatro tramos cada una, alcanzando una extensión interior aproximada de 20 metros de ancho por 30 metros de largo. La nave central se prolonga 10 metros más por el presbiterio, que tiene un tramo recto y el fondo semicircular.
El templo está completamente cubierto con bóvedas de crucería estrellada con terceletes y combados. Se trata de diseños ya renacentistas o posteriores (según las dudas cronológicas antes referidas). Ignoramos cómo se cubre el cuarto de esfera absidal, pues está oculto por el retablo barroco. Sospechamos que, en la hipótesis de que se trate de una obra del XVI, y a la vista del plano de 1742 del arquitecto Alonso González conservado en el Archivo Histórico Nacional, puede ser un cuarto de esfera avenerada o quizá encasetonado, en la línea de otra soluciones extremeñas similares.
La fachada del hastial de los pies es la más interesante. En ella se unen las dos primeras etapas constructivas. En la parte inferior. la portada de medio punto, abocinada y con arquivoltas, está flanqueada por sendos pináculos góticos. Aunque ya parece de comienzos del siglo XVI, los resabios góticos son manifiestos. De las arquivoltas, hay una decorada con motivos vegetales, entre los que se representan animales, jabalíes, monstruo, hombres, leones, bellotas, etc. En otra arquivolta se sucede una serie de ángeles portadores de instrumentos de la pasión, sobre peanas y bajo doseles. Sobre la arquivolta exterior, una serie de discos con florones centrales completan la decoración.
La parte superior de la fachada es ya más renacentista. Consiste en un amplio ventanal de medio punto, a manera de arco triunfal con pilastras y entablamento superior, adornando las enjutas con bustos de San Pedro y San Pablo. Encima hay una hornacina con una imagen de la Virgen, sobre la que asoma en el remate el busto de Dios Padre bendiciendo rodeado de las imágenes de la Fe de la Esperanza (Spes, dice la inscripción) y la Caridad (cuyo nombre castellano parece escrito). A los lados hay una fecha inscrita: MO DE 1567. Remata en frontón a dos aguas, dentro del cual se abren tres óculos.
La portada lateral del evangelio tiene la puerta muy sencilla, con sobrias arquivolta de molduración gótica y de medio punto. Encima se dispone una elemental hornacina. que, con pilastras y frontón, se cubre con una venera de charnela hacia abajo. En ella e cobija actualmente una imagen de alabastro llamada Virgen de la Hoja, que procede de la Finca “Hoja de Santa Maria”, propiedad del Monasterio de Guadalupe, donde pastaban parte de sus rebaños.
La más sobria de las portadas es la del lado de la epístola, que pudo ser iniciada en el siglo XVI, al plantearse toda la iglesia. Su terminación parece obra ya muy posterior, quizás (de ser ciertas las hipótesis señaladas) del mismo siglo XVII.
Concluimos señalando otro aspecto de la arquitectura exterior del templo: el transparente abierto en el ábside. Su condición y sus formas son barrocas, ya del siglo XVIII, como denotan las molduras animadas, así como los remates.
Del interior de la iglesia destaca la bóveda de crucería sobre pilares compuestos. Alrededor de la iglesia hay varias capillas fúnebres construidas por los nobles, entre el siglo XVI y el siglo XVIII.
El de la izquierda es el sepulcro de Dña. Elvira de Paredes Ulloa, en cuyo frente aparece el blasón y la inscripción funeraria. El de la derecha, más rico y con cama de alabastro, es el sepulcro de Gonzalo Gutiérrez Flores. Lleva la inscripción: AQVI YAZE S. GO N ZALO GVTIERREZ FLORES. FALLECIO AÑO DE 1534 A BEINTIOCHO DE DICIEMBRE. Posteriormente, quizás, se añadió otra inscripción a ambos lados de la anterior: SV HYJO G. GVTIERREZ FLORES SALGADO / FALLECIO A 9 DE JULIO DE 1580. Encima hay un yacente vestido de militar, con un niño acostado y yelmo a los pies. En el frente se muestra el blasón familiar dentro de una cartela de cueros recortados y flanqueada por dos angelitos. Se trata de una obra de cierta belleza renacentista, aunque sin alcanzar grandes calidades.
El retablo mayor es una obra de gran interés que, realizada en madera, ha quedado sin policromar. Parece un trabajo de filiación salmantina, del segundo tercio del siglo XVIII realizado por Bartolomé de Jerez. Se trata de una máquina de orden gigante, con alto basamento, un solo cuerpo de grandes columnas, con el fuste cubierto de ornamentación vegetal, y un remate de cuarto de esfera cubriendo todo el ábside. En el intercolumnio central hay un transparente con una imagen moderna de la Virgen; en los laterales, San Benito y San Bernardo; en el remate, entre varias alegorías, la Trinidad.
En el acceso al presbiterio, a ambos lados, hay sendas palomillas de hierro forjado para colgar las lámparas, que se atribuyen al maestro herrero Juan Cayetano Polo, nacido en Brozas en 1711 y famoso por sus obras documentadas en la catedral de Coria (reja, balaustradas de la nave y palomillas del presbiterio). Se cuenta que estando un día unos de sus aprendices sin hacer nada, le pregunto: ¿Qué hago maestro? A lo que este contesto: “Un demonio”. Y tan bien le salió al aprendiz la forja, que se vio obligado hacer otro igual para no quedar en ridículo.
La capilla de los Condes de la Encina se abre en el lado de la epístola. Es de planta cuadrada y se cubre con bóveda semiesférica de ladrillo. Se cierra con sencilla reja -fechada en su cerradura en el año 1730- obra probable también de Juan Cayetano Polo.
En la sacristía están recogidas distintas piezas artísticas, entre las que sobresalen una cruz de alabastro, dentro del emblema alcantarino, en cuyo anverso está el crucificado y la Piedad en el reverso. También un San Pedro Papa, sedente, de madera, del siglo XVI. Por razones iconográficas hay que citar una interesante escultura de San Francisco, de madera; aparece en pie mostrando las llagas, pero el hábito, en lugar del habitual los franciscanos, posee aquí rasgos propiamente alcantarinos al añadir e una capa corta. Esta representación de San Fráncico con el tipo de hábito descrito no es frecuente, pero puede aparecer cuando se trata de conventos de la reforma de los Descalzos, como ocurre con la procedencia de la imagen referida, que estaba en el convento desamortizado de la Luz de Brozas.
Otras obras de interés son la talla policromada de San Antonio de Padua, de mediados del siglo XVIII, situada bajo el coro; y el magnífico órgano del Siglo XVIII, en el coro alto.
Iglesia de los Santos Mártires, San Fabián y San Sebastián.
Fue iniciada a raíz de una Real Cédula de los Reyes Católicos, de 7 de enero de 1495, en la que se daba respuesta a la petición de los vecinos que habían solicitado esta segunda parroquia porque "según la bondad de Dios el pueblo crecía y aumentaba". Construida a partir de una ermita de la misma advocación. El proceso constructivo debió desarrollarse con dificultades desde los comienzos. A la primera mitad del siglo XVI, y muy enraizadas en la estética gótica, corresponden la capilla mayor y la sacristía. Aunque hay noticias de las décadas de los 50 y de los 70 relativas a la construcción, poco o nada se pondrá en práctica, ya que en 1584 Juan Bravo firma unas condiciones para la obra en las que se mencionan naves, bóvedas, portadas, etc.; los trabajos se adjudicaron al cantero Pedro López Pacheco, que construyó una capilla y el primer tramo de nave. En el siglo XVII se elevó una nueva capilla y a mediados del XVIII el maestro Alonso González hizo nuevas trazas y condiciones para concluirla, sin que se llevaran a efecto.
Es un edificio de sillería, de una nave con tres tramo cubiertos por bóveda de crucería estrellada y separados por arcos de medio punto sobre pilares compuestos. El presbiterio es poligonal, de cinco paños, y se cubre con bóveda de crucería estrellada.
Tiene dos capillas, a ambos lados del presbiterio, cubiertas las dos con crucería estrellada. Coro a los pies, con frente formado por arco rebajado y sotocoro con crucería.
También a los pies, en el lado de la Epístola, se eleva la torre, de planta cuadrada y cuatro cuerpos, con vanos de medio punto en el de campanas.
La fachada de los pies tiene tres cuerpos, el bajo con arco de medio punto de triple rosca, y frontón recto en el superior; las puertas de acceso por los costados de la Epístola y del Evangelio son sencillas, con arco de medio punto moldurado.
Lado del Evangelio: Retablo barroco de hacia 1720, de un cuerpo con hornacina entre columnas salomónicas; en la hornacina, imagen de vestir de la Virgen con el Niño, del siglo XVIII; en el remate, óleo sobre lienzo del Ecce Horno, del mismo período que el retablo.
Óleo sobre lienzo de la Adoración de los Pastores del siglo XIX. Capilla del Evangelio: Sepulcro de granito con arcosolio de medio punto, frente y caja con casetones, y pilastras y hornacinas en los laterales, rematándose las pilastras en pirámides, y el cuerpo central en un escudo nobiliario; en el lado derecho se lee la inscripción: DEDICADA/ANVES TRO SOR/A SV PRO/TO MARTIR/S ESTEVANIA/NO
DE 1618; en e1lado izquierdo: ESTA CAPILLA/MANDO HACER/FRANC0 GTER/D MNTEMO I DNA/ M. BRA0/SV MV/GER PAELLEVS I SVS/DESCENDIEN TES.
Retablo dorado de un solo cuerpo con hornacina central avenerada, de hacia 1750; alberga imagen moderno, de escayola, de la Virgen de Guadalupe.
Presbiterio: Pinturas al fresco del siglo XVI, muy retocadas recientemente; ocupan el frente del presbiterio y están divididas en tres espacios mediante dos columnas con basa y capitel corinto; se representa, de izquierda a derecha, San Fabián, de obispo, con báculo y mitra, el martirio de San Sebastián, y San Roque, con fondo de ciudad.
Lado de la Epístola: Retablo barroco dorado de hacia 1720, de un cuerpo con columnas salomónicas y hornacina central en la que se encuentra una imagen de vestir de la Virgen de los Dolores, popular, del siglo XVIII; en el remate del retablo, óleo sobre lienzo de la Ánimas del Purgatorio.
Capilla de la Epístola: Retablo barroco dorado de hacia 1720, de un cuerpo con hornacina trilobulada y columnas laterales salomónicas, todo cubierto por abundante decoración de hojarasca y tallos carnosos; en la hornacina. Verja de hierro sencilla, con inscripción: ESTA CAPILLA ES PROPIEDAD DEL CONDE DE LA TORRE DEL FRESNO; en el centro, fecha: 1908.
En esta capilla se encuentra el Cristo de la Expiración, muy venerado por los brocenses. Aunque no se tiene mucha referencia bibliográfica sobre el mismo, ya Eugenio Escobar Prieto, situaba la escultura en su Libro “Hijos Ilustre de la Villa de Brozas”, en torno al año 1584, costeado por Iñigo Arguello Carvajal, y por sus rasgo estilísticos denotaba ser obra de Lucas Mitata, ya que tenía muchos detalles iguales a otros Cristos de la zona de Salamanca del mismo escultor.
El Cristo de la Expiración de Brozas muestra un tórax de gran corpulencia y sin embargo sus brazos y piernas resultan pequeños para tan gran tronco. Pero donde más se denota la mano de Lucas Mitata, es en el dramatismo de su rostro, así como la caída de su cabeza exageradamente hacia un lado, que lo resuelve con la acumulación de cabello hacia ese lado con amplias hondas. La barba aparece tratada con rizos más suaves y ligeros permitiendo la prolongación del rostro.
Por su lado, los ojos se agrandan lo que le hacen mayores de la realidad y sobre toso exaltan su mirada ostentosa hacia el cielo en el momento de la expiración. La boca totalmente abierta, mostrando todos sus dientes y la lengua, contribuyen acentual el patetismo de su trágica expresión.
Los brazos se presentan horizontales como suele tratarse en los Cristos vivos expirantes, así como las piernas y el cuerpo se muestran con gran intensidad los músculos, sobre todo los abdominales, intercostales y flexores de las piernas.
El paño de pureza, es pequeño, como suele suceder en los Cristos de Mitata. Sin embargo hay un detalle muy llamativo, que es que su cuerpo no muestra la herida de la lanzanda (quizás tapada en alguna mala restauración). Igualmente, la imagen de muestra es sobria de llagas y sangre, pero ello no estropea la excelente labor escultórica realizada por Mitata.
Ermitas.
La Soledad. Su espacio es de aproximadamente 37 metros cuadrados. Su fábrica es de granito bien trabajado en los paramentos externos, cuadrada y a cuatro aguas. Su entrada es de arco de medio punto; escudo marmóreo encuadrado todo él en la flor verdelisada de la Orden de Alcántara y con signos de la Inquisición. Dentro de la ermita se conserva un retablo barroco, sencillo, dorado y en regulares condiciones. En él están una imagen de miriñaque de La Soledad. Mesa de altar con frontal de buena azulejería y en el centro mismo también la imagen de La Soledad. Todo parece ser del siglo XVI. En el lado este de la misma remata un buen crucero.
El Buen Jesús. Es ermita pequeñita, de 4,40 m x 4,40 el recinto, aunque con el seto, dentro del cual se encuentra, tienen 299 metros cuadrados. Buena y artística fábrica del siglo XVI. Esta bellísima ermita, llamada también Humilladero del Buen Jesús, tiene pegado en su ejecución y existencia el apellido Nebrija. Frey Marcelo de Nebrija, hijo de Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática castellana, fue Comendador Mayor de la Orden de Alcántara y como tal residía en el castillo de Brozas. Con este motivo y a su amparo vinieron a este pueblo todos sus hermanos y padre.
Dentro de la cerca pétrea y cuadrada que la protege vemos todo esto: entrada de medio punto; inscripción que gira de izquierda a derecha por todo el arco y que habría que dedicar mucho tiempo para descifrarla y con medios técnicos. A uno y otro lado, a media altura y en sentido horizontal, existe otra ilegible, casi borrosa. Sobre el medio punto escudo del que sobresalen los lises de la cruz alcantarina. En sus cuatro cuarteles: derecha arriba un sol con cara; izquierda superior y derecha inferior dos coronas de laurel; izquierda inferior cinco flores de lis. Encima del escudo y en el mismo material de mármol o alabastro, está grabada esta leyenda en tres líneas: “Por eso se ha de poner / Honra, I Vida / Y por la HONRRA la Vida”. Al oeste y en el mismo material antes dicho se lee en latín y en dos líneas: “TIME / DEUN”. En el sur, en idéntico material pero de forma redonda y en torno al círculo: “VIAM INVENI” y dentro del mismo una V. en la fachada oeste y el rectángulo del repetido elemento esta exhortación con eco de novismos: “CONOCE EL TIEMPO Y / A TI MISMO”.
Remata la belleza exterior siete estatuas de granito. Cuatro ángeles de medio metro, aproximadamente, sosteniendo unas carteras a modo de escudos. Otra es signo de la Justicia. Aparece otra referida alguna virtud teologal, un peligro y falta la escultura del Este. Estas pequeñas estatuillas fueron robadas, sin que hasta la fecha nada se sepa de ellas.
Dentro destacan la bellísima imagen alabastrina de Jesús, el Buen Jesús atado a la columna. Fue pintada y hace poco la hemos devuelto a su estado primitivo. La escoltan dos ángeles de alabastro y en adoración. Colocadas las tres sobre una grada de la misma longitud que la mesa de altar con otra leyenda que no hemos podido leer por estar pintada toda la piedra. Tiene bellísima e interesante azulejería el frontal que, como toda la fábrica, es del siglo XVI.
San Antón Abad. En sus doscientos y pico metros cuadrados se observan diversas iniciativas arquitectónicas. Un arco de medio punto y de ladrillo inicia el tramo de medio cañón con lunetos que terminan en el ábside. Otro tramo está señalado por arco de granito en forma de ojiva. Sobre éste y desde el comienzo de la ermita estaban apoyados maderamen y cañizos. Nada de esto rimaba con el tramo del ábside, por eso en la última restauración se ha colocado viguetería de cemento y tableros de rasilla vista. Todo esto le ha dado un gusto especial y es alabada por devotos y turistas. Se descubrió también el porche o atrio con arco de medio punto de ladrillo; y tiene dos medios arcos de piedra como especie o a modo de arbotantes. Dentro de un retablo barroco, originariamente dorado, pero pintado y repintado, de forma que ha quedado finísimo, se puede contemplar la talla de San Antón, del 1700, otra de San Blas recientemente restaurada, un san Francisco y un crucifijo de Jesús. Tiene adosada una sacristía.
Los Humilladeros. Esta la misma situada en un altozano, desde donde se divisa una parte muy importante del núcleo urbano y de su término municipal.
Toda su hermosura está en el arte exterior. Por dentro nada tienen de importancia en estos momentos por deterioro y por no poseer imagen alguna. Llama poderosamente la atención su barroco, singular en estas latitudes. Mirando hacia el convento de Nuestra Señora de la Luz, no lejano, se nota un parecido especialmente con la linterna de la iglesia conventual del mismo. Sobre un basamento de granito se eleva toda su fábrica de ladrillo lucido con una gran profusión decorativa con múltiples molduras y cornisas con decoración de dados, típica de este estilo. Tienen numerosos remates piramidales. El acceso es por hueco adintelado. Sobre las paredes se eleva hermosísima cúpula, aumentada y realizada por un tambor que se refuerza con resaltes numerosos y otros tantos remates piramidales. Acaba el conjunto con linterna en la que se repiten resaltes y pirámides. Y da más valor la veleta, de muy buena forja y perteneciente al gran rejero brocense Juan Cayetano Polo.
Conventos.
Comendadoras de Alcántara. Este convento fue fundado por frey Pedro Gutiérrez Flores, sacristán mayor de la orden de Alcántara, sobre una construcción anterior que puede que hubiese sido el Convento de la Madre de Dios, fundado por el capitán Antonio de Lebrija, nieto del gramático Elio Antonio de Nebrija. La nave del templo fue reconstruida en el siglo XVIII. La iglesia es de la primera mitad del siglo XVI, destacando en ella su portada renacentista, obra de Guillén Ferrant. Las dependencias del convento están actualmente muy transformadas, conservándose sólo un pequeño claustro, varias dependencias como el refectorio, cubierto con bóveda de arista, la sala capitular y un pequeño pórtico que da al patio. En el convento también destacan varios letreros e inscripciones que tienen lemas y citas de Nebrija.
Actualmente la capilla del mencionado convento se ha convertido en un hermoso auditorio y salón de actos cultural.
Nuestra Señora de los Remedios, cuyo estado de conservación es lamentable. Lo fundó Fray Alonso Flores, prior de Magacela, y su iglesia la diseñó el maestro mayor de la orden Gaspar López a principios de siglo XVII. Tiene grandes proporciones y su planta es rectangular y está completamente destruida.
Nuestra Señora de la Luz. Uno de los tres conventos de Brozas es el de Nuestra Señora de la Luz, el cual llegó a ser cenobio capitular de la provincia de San Gabriel para los franciscanos descalzos. El convento fue fundado por iniciativa de la villa en 1554 y con licencia real, aprovechándose la ermita de la Virgen de la Luz que antes había donde ahora está el convento. Se construyó entre el siglo XVI y el siglo XVIII. El convento se divide en dos grandes sectores: la iglesia por un lado y el convento por otro. La iglesia del convento es una nave con tres tramos, coro, capillas, falso crucero y presbiterio, junto al cual hay un camarín cúbico; a todo esto se añaden la capilla de santa Rosa y otro oratorio más. El convento se articula alrededor del claustro y originalmente lo diseñó Pedro de Ibarra. El claustro es cuadrangular y tiene dos cuerpos. Alrededor del claustro estaban las dependencias conventuales. En el siglo XVII se ampliaron las celdas y fue construida una nueva enfermería en un piso alto, junto con un pórtico orientado al sur.
MONUMENTOS CIVILES.
El Castillo-Palacio. La Fortaleza de Brozas es un conjunto de edificaciones de diversas épocas situada en la zona más elevada de la población. Consta de una serie de dependencias: torre de homenaje, caballerizas, habitaciones, en torno a un patio porticada, aljibe, etc., encerrados por una cerca abaluartada, con muros de sillarejo y mampostería dispuestos en forma de talud.
Con la fundación como tal de Brozas hacia 1220 comienzan a levantarse distintos edificios públicos necesarios para la vida de sus habitantes; de esta época se conserva solamente la Torre del Homenaje del Castillo de la Encomienda Mayor de la Orden de Alcántara, una sólida construcción de forma trapezoidal coronada con almenas, fechada a principios del siglo XIV con mampostería y sillería en las esquinas; dispone de un aljibe en la parte inferior y de tres cuerpos a los que se accede por una escalera de caracol adosada.
Su proceso constructivo abarca desde el siglo XIV hasta el XVII. A la primera etapa pertenece la torre del homenaje ya comentada; a finales del siglo XVI se reconstruye casi íntegramente el edificio, siendo la reforma diseñada por Juan Bravo en 1593; se construye así una nueva muralla cuadrangular, jalonada por grandes cubos semicilíndricos y construidos con mampostería y sillería.
En la muralla se abren tres puertas, una al sureste, actualmente en servicio, con arcos de medio punto y bovedilla en el muro, y dos en el muro occidental, una de las cuales es la principal, sobre la que se encuentra el escudo de Felipe II flanqueado por los del comendador mayor Cristóbal de Moura.
En el interior se construyeron varias dependencias palaciegas, como las caballerizas, los llamados “cuarto viejo”, con portadas góticas, y “cuarto nuevo”, donde se localiza el escudo de don Juan de Zúñiga, y el patio al que dan ambas estancias, del que se conservan dos alas, ambas porticadas con columnas toscanas La última fase constructiva corresponde a mediados del siglo XVII, justo antes de la guerra con Portugal, en la que la muralla se refuerza exteriormente con cinco grandes baluartes, dos en diamante y tres triangulares, construidos con mampostería y con el objetivo de ampliar la superficie amurallada y facilitar la defensa.
CASAS-PALACIOS.
De los Bravos. Hacia el siglo XVII, uno de los linajes más señeros de la población, el de los Bravos, condes de la Encina, levantaron allí su CASA-PALACIO. Sobre el amplio muro de sillares graníticos que constituye la fachada, hermosa cornisa de gran sencillez, formada por un toro. Esta cornisa se interrumpe en la parte central del edificio, para permitir que se eleve un ático con frontón triangular, donde aparece un escudo cuartelado entre lambrequines y cimera de las familias que erigieron este edificio.
Las armas de los Bravos aparecen en el primer cuartel, y son ellas: En campo de azur, castillo jaquelado de oro y gules con puerta sobre ondas de azur y plata; a la puerta del mismo, que es de color sable, un león rampante y, encima de la puerta, escudete de azur con tres lises de oro; sobre las torrecillas laterales del castillo, dos águilas de su color natural.
Cinco hermosos balcones en el piso principal y otros tantos huecos en el bajo. Entre ellos destaca, por sus generosas proporciones, el que sirve de acceso al edificio, encuadrado por una sencilla moldura de gusto barroco. En el interior sobresale un patio peristilo, cuya galería baja la forman cuatro amplios arcos.
Que fue construida por los Bravos queda testimoniado por constar sus armas en el escudo que campea en la parte superior de la fachada, según señala Rubio Rojas. La familia de los Bravos estuvo vinculada a Brozas ya desde la Edad Medias. Miembros del linaje fueron y se asentaron en América; otros pertenecieron a la Orden de Alcántara, a la milicia, etc.
Testimonio de algunos hay en los enterramientos de la iglesia de Santa María de Brozas. Como era frecuente entre la nobleza se asociaron, con el tiempo, con otras viejas familias, entre ellas los Obando.
De los Arguellos. El palacio de los Argüello, con fachada en chaflán y escudo labrado en el año 1584 por Anser de Bruselas por importe de 660 reales, es un edificio construido a finales del siglo XV, con modificaciones relevantes en el siglo XVI, siendo su propietario Iñigo de Argüello Carvajal, y en el siglo XVII con su descendiente.
Destaca a la vista su portada con elementos constructivos nobles, como el escudo de la familia Argüello-Carvajal. En el interior hay un interesante y atractivo patio porticada de arcos de medio punto sobre columnas toscanas en el nivel inferior y jónicas en el superior. El zaguán medía trece varas de largo y seis de ancho, con bóveda de tres capillas de arista. La bella escalera principal es de cantería labrada, con sus boceles o moldura semicircular en cada escalón, muy ancha y costosa.
La casa antigua la fue edificada en 1490 por Argüello Carvajal, más conocido como "El Viejo", caballero de la Orden de Alcántara, quien luchó aliado de don Juan de Zúñiga, último maestre de la citada orden militar, de quien fue su camarero. Participó en las conquistas de Málaga y Vélez-Málaga en 1485. Llegó a ser gobernador de la ciudad de Villanueva de la Serena y su partido.
Aunque su familia era originaria de Asturias, la razón por la que residió en Brozas fue porque aquí se casó con María Bravo el 4 de abril de 1490 y murió en Arroyo de la Luz. Su descendencia se extendió después por Badajoz.
Su segundo hijo, Iñigo de Argüello Carvajal, nacido en Las Brozas el17 de junio de 1496, acrecentó este palacio en 1584 añadiéndole nuevas dependencias. Fue una gran casona, reforzando sus cimientos y fachada, donde tenía diez ventanas de cantería en la parte principal y cinco en la parte de la caballería. Era tan extensa la superficie de la casa y de su jardín que desde la casa podían ver correr los toros en la Plaza Nueva.
En el siglo XVII su heredero de ambos cuenta que la portada es de cantería, labrada en moldura, con su alquitra hojas por los lados como bufete de grande, con su visera o morrión de con muchas plumas o penacho. En el primer cuartel iban las armas de los Argüello (De oro, dos llaves de azur puestas en faja, pareadas y con los ojos hacia el diente; bordura de gules con ocho aspas de oro); en el segundo, la de los Carvajales (En campo de oro, una banda de sable; bordura de oro con ramas de encina de sinople); en el tercero las de Avía y en el cuarto las de los Rocha (escudo cuartela do. En el primer y cuarto campos de plata un león rampante de gules contorneado y en los 2º y 3º, de oro, tres palos de gules).
Aunque buena parte de sus escudos están desaparecidos, en la esquina de cantería labrada que caía a la calleja (actual calle de El Brocense) se puso un escudo labrado de piedra de cantería con el hábito de Santiago, de dos cuarteles, con armas de los Alvarados (En campo de oro, cinco flores de lis azur) y Ulloas (Escudos ajedrezados de quince piezas, ocho de oro y siete de gules (rojo), cargadas éstas de tres fajas de plata cada una). En la otra esquina de la casa, que era de cantería labrada, que caía a la caballeriza (actual calle del Padre Amado), puso otro escudo de piedra de cantería con el hábito de Santiago y dos cuarteles con las armas de los Becerras (De gules, dos becerras de oro, la una sobre la otra) y Tavares. La razón por la que estaba este escudo de la orden de Santiago es que Iñigo Argüello Carvajal fue caballero de tal orden militar, rector de la Universidad de Salamanca y virrey de Navarra durante ocho años.
Murió en el monasterio de Uclés (Cuenca) el 22 de agosto de 1566. Tanto sus padres como él mismo se hallan enterrados al pie de las grada del altar mayor de los Santos Mártires, pues no hemos de olvidar que fue en 1495 cuando los Reyes Católicos ordenaron ampliar la ermita de los Santos Mártires y convertirla en nueva parroquia.
El de los Orive Salazar, el cual se encuentra dividido en dos partes. Una es la que contiene la fachada principal íntegramente de sillares y con los escudos de los Orive y Paredes. En el interior hay bóvedas de cañón sobre lunetos y el espacioso patio, hoy muy transformado. En esquina con la calle Constitución se encuentra otra ala del edificio, que fue adquirida como vivienda a principios de siglo XIX por la familia riojana de los López de Tejada, que colocaron en la fachada un balcón de esquina y un gran escudo de su familia de 1804.
Otro palacio es el palacio de los Condes de Canilleros, del siglo XVI y completamente reformado a finales del siglo XVII. En el exterior destacan la labor de forja de los vanos y un enorme escudo de esquina que tiene las armas de los Porres, los Montemayor, los Maraver, los Silva y los Acuña, hecho a finales del siglo XVII. En el interior sobresale un patio con dos galerías: una baja en arquería y una superior adintelada,
Además de estos palacios, se encuentra en la localidad la casa palacio de los Arce, perteneciente primero a la familia Paredes y Ulloa y construida en el siglo XVII. En el edificio destacan las forjas de hierro de las balconadas. En el siglo XVIII esta familia enlazó con los Arce, como demuestra el escudo en esquina de mármol.
CASAS NOBLES.
La principal casa noble de la localidad es la casa de los Flores, situada en la calle Ramón y Cajal. La casa tiene dos partes claramente diferenciadas y perpendiculares entre sí. En la más antigua hay varias estancias muy amplias. En el primer cuarto de siglo XVII el palacio fue considerablemente ampliado, siendo su dueño Pedro Alfonso Flores, vizconde de Peñaparda. Se construyó un gran ala de dos pisos, con enormes estancias con chimeneas, y grandes vanos de granito con cierres de forja. En esta época también se construyó la monumental entrada del edificio.
FESTIVIDADES.
El 17 de enero se celebra San Antón con bailes típicos y subasta de productos.
La Romería de San Gregorio, en su ermita, se realiza sobre el 9 de mayo.
En abril era famosa en el pasado la fiesta del Toro de San Marcos. Hoy en su lugar se celebra la Feria de Ganados, entre el 20 y el 22.
Los Toros se festejan alrededor del 8 de septiembre. Suelen correrse vaquillas por la mañana y por la tarde se lidian en la plaza toros al estilo tradicional.
GASTRONOMIA.
La gastronomía popular de Brozas tiene su base de elaboración en los productos de su extensa cabaña ganadera, que desde tiempos inmemorables han pastado y habitado sus campos y dehesas de encinas: el cordero y el cerdo ibérico; así como las liebres de sus tiesas y las perdices. Las tencas de su charca constituyen una de las delicias culinarias no solo de localidad; sino de toda la comarca e incluso de Extremadura. Igualmente sus típicos dulces se elaboran siguiendo la tradición a través de los conocimientos pasados de madres a hijas y con los mismos ingredientes naturales de siempre: harina de trigo, huevos frescos y un buen aceite de oliva.
Del cordero además del célebre Frite Extremeño, hecho si puede ser en un caldero y con leña de encina como lo hacían los pastores, tenemos los Rabos de Corderos un plato poco conocido, pero muy deseado por los amantes de la buena mesa. Y aunque como dice el refrán “del cerdo hasta los andares” los platos típicos son: Prueba de Cerdo y el Bobo con Coles que se suele comer el día de San Antón.La Liebre con Arroz y las Perdices Estofadas son los dos platos más representativos de la cocina que tiene como base de elaboración la caza menor. En cuanto a sus célebres Tencas, además de las fritas, que lo deberán haber sido en abundante aceite, tenemos otras recetas como son: Tencas a la Importancia o las Tencas en Salsa.
Por ultimo en cuanto a los dulces y postres son de destacar: los Pestiños, las Perrunillas, los Bollos de Chicharro; las Boñuelas de Lustre y el Tocino del Cielo.
BALNEARIO.
Las aguas del manantial del “Balneario de San Gregorio” se vienen usando que se tenga conocimiento desde principios del siglo XIX. Aunque durante una de las ampliaciones que se han realizado se encontraron unos restos que podrían ser de origen romano. Gracias a la aportación 20.000 reales que hizo el sacerdote D. Cipriano Cabrera de la población de Brozas después de su muerte, se pudieron ampliar las pequeñas instalaciones con una casa anexa a los baños y rehabilita la cercana ermita de San Gregorio. Posteriormente se mejoró la captación de agua, separando el agua destinada a los baños y la destinada a las tomas de agua. En los últimos tiempos se han ampliado las instalaciones con un “Hotel Balneario” gracias al esfuerzo realizado por el Ayuntamiento del municipio y la Junta de Extremadura para recuperarlo.
El Balneario está situado a unos 6 kilómetros de Brozas, en un paisaje típicamente extremeño, rodeado de alcornoques y encinas, donde habitan gran cantidad de aves en algunas de sus charcas cercanas.
Las aguas son sulfatadas, bicarbonatadas, clorurado cálcicas, brotan a una temperatura de entre 15ºC o 16ºC. Están indicadas para el tratamiento de algunas enfermedades el aparato respiratorio, del sistema digestivo, el sistema nervioso y la piel. Brotan a una altitud de 330 sobre el nivel del mar. El balneario ofrece unas instalaciones construidas recientemente, donde se puede disfrutar de un alojamiento de confort y absoluto relajamiento. Además de diversas habitaciones dobles e individuales, el hotel cuanta con cafetería, restaurante, sala de lectura, terraza y unos amplios jardines con piscina térmica. |
Los tratamientos de que dispone entre otros son: baños, aerosoles sónicos, chorros, hidromasaje inhalaciones húmedas, solárium, presoterapia, parafangos y parafina.
A.E.A.