ABADIA. Es un municipio de la provincia de Cáceres, situado en el partido judicial de Plasencia y en la comarca agraria de Hervás,
Físicamente, se encuentra situado en el Valle del Rio Ambroz, entre la Sierra de la Lagunilla y la de Hervás. Cercano a la Vía de la Plata y a la Cañada Real Soriana.
Su clima es suave al encontrase al resguardo de los fríos aires del Norte, mientra que su apertura en el Sur-Suroeste provoca un aumento de las precipitaciones anuales.
HISTORIA.
El origen del pueblo es incierto. Los restos arqueológicos más antiguos pertenecen a una villa romana relacionada con Cáparra, aunque hay noticias de que los vetones poblaron estas tierras. Posteriormente, los musulmanes construyeron una fortaleza que se fue modificando con el paso del tiempo. Después, las tierras y las edificaciones fueron donadas quizás a la Orden del Temple.
En el siglo XII pasó a ser una abadía cisterciense. La primera referencia escrita de la abadía, llamada también Sotofermoso, es de una bula promulgada por Alejandro III en Benavente el 7 de agosto de 1168.
En 1260 Alfonso X el Sabio instituyó en la abadía un señorío independiente de Granadilla. En aquella época se construyó el pueblo actual. En 1444, con la llegada de Fernán Álvarez de Toledo, conde de Alba, la abadía cisterciense se amplió pasando a ser el actual Palacio de Sotofermoso, actualmente conocido como el Palacio de Abadia.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio constitucional perteneci
-ente a la Provincia de Extremadura. En el censo de 1842 contaba con 50 hogares y 274 vecinos.
En su condición de puerto real de paso de ganados, estuvo de siempre muy ligado a la Mesta. Ya que al ser paso de los rebaños ganados mesteños, ABADIA era lugar de pago de montazgar de los mencionados ganado camino de Extremadura.
Desde muy antiguo, todos los años el 25 de abril, se celebraba una gran Feria de Ganados, que duraba 17 días y donde acudían los ganadores de la comarca con todo tipo de ganados.
Actualmente cuenta con un número aproximado de 129 viviendas en el núcleo urbano y unas 20 diseminadas. Su población en 2010 era de 326 habitantes, 176 hombres y 150 mujeres. Siendo la actividad principal de su población, la agraria a la que se dedica el 72,2% de su población activa. La emigración, como en casi toda Extremadura, castigo duramente ABADIA durante la década de los 60 y 70; ya que si en el padrón del año 60, superaba los 600 habitantes, en el de 1981 su población había disminuido hasta los 300. Comenzado a partir de dicha fecha a recuperar lentamente su población.
MONUMENTOS.
Entre sus monumentos más importantes, cuenta con el Convento de la Bien Parada, que data del siglo XVII. Es un conjunto monacal franciscano, actualmente en ruinas, y que en pasado fue facultad de Teología y Música. Es de estilo barroco de los Austrias y de sillería. Hacia 1827 tan solo lo habitaban 5 religiosos. Tras la desamortización de 1844 fue vendido a un particular que utilizó el claustro y las dependencias del convento como establo. En 2005 el ayuntamiento de Abadía inició un expediente de expropiación y en la actualidad ha pasado a ser de titularidad municipal y se han dado los primero pasos para su puesta en valor. La imagen del Cristo de la Bien Parada, perteneciente al Convento, se conserva en la Iglesia de Santo Domingo de Abadía. Actualmente está declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de monumento pero se está produciendo una pérdida parcial del edificio a causa del abandono y las inclemencias del tiempo. Además parte de sus piezas han sido expoliadas.
Otro monumento de interés es la Iglesia de Santo Domingo, es una iglesia de los siglos XV al XVII. Sus grandes muros son robustos y de piedra maciza. Su porche tiene techumbre de madera y se apoya sobre columnas de granito octogonales. En su interior se encuentra el Cristo de la Bien Parada, procedente del ruinoso Convento de la Bien Parada, y el fresco en el muro de una imagen tallada de la Dolorosa de estilo barroco. Su campanario está construido con grandes moles de granito.
Sin embargo su monumento más importante, y por el que se concoce el pueblo de ABADIA a nivel nacional, es por el conocido Palacio de Abadía, propiedad de los Duques de Alba, con unos jardines que estuvieron a la altura de las mejores obras de jardinería del renacimiento.
Hoy el edificio del Palacio de Abadía, se presenta como una gran casa de campo, con un edifico central de planta cuadrada y una fachada principal que muestra numerosas puertas góticas cegadas y una torre al lado izquierdo, recuerdo de su pasado medieval. Contiene la mencionada fachada, una puerta de acceso, hecha en el siglo XVI, desde la que se accede al claustro de la abadía, centro neurálgico de la misma.
Tiene el mencionado claustro dos plantas con arcos en ambas plantas, los de abajo de inspiración oriental del siglo XV, que mantiene una gran semejanza con el mudéjar de Guadalupe. El cuerpo alto de forma con arcos de carpaneles sobre pilares octogonales, realizados al parecer en la reforma realizada en el siglo XVI. En sus ángulos se disponen ya de los escudos del Ducado de Alba.
En torno al claustro en las dos plantas se disponían las habitaciones cuyo aspecto inicial se ha perdido. Una escalera arranca del extremo SO de la planta de abajo y en medio de un ala existe una puerta que da al magnifico Jardín de la Abadía.
El actual estado del Palacio, evoca lo que fue esta singular construcción, que ya era significativa en la España del siglo XVI. Al igual que sus jardines que estuvieron a la altura de los mejores obras de jardinería del renanicimento Europeo. Por ello no es de extrañar que el Gobierno Republicano lo declarara Monumento Historico Artistico el 3 de junio de 1931.
La creación del jardín hay que asociarlo a D. Fernando Álvarez de Toledo, tercer Duque de Alba, más conocido por su actividad política y militar al servicio de Carlos V y de Felipe II, que como hombre de faceta intelectual, que había sido educado por Boscán y que mantuvo una gran amistad con Lopez de Vega.
Conocedor del humanismo coetáneo, eligió el apartado lugar de ABADIA, como lugar que conjugaba la belleza de su situación y el remanso de tranquilidad, necesario para allí se pudiera conjugar el arte y la literatura con la belleza natural. A tal fin creo en la propia abadía, una academia literaria a la que llego asistir como profesor Lope de Vega.
El bello jardín, estaba compuesto por dos altura, y en ambos se mezclaban árboles y especies vegetales, junto con las esculturas, fuentes y arcos que componían la estructura del jardín. En el alto, de planta rectangular, había dos fuentes. En una de ella se encontraba la imagen de Igea y la barca de Neptuno, y en la otra una aldeana y la figura de Pegaso, como representación de la fama.
Dos escaleras permitían bajar a la plaza llamada de Nápoles. En el centro de la misma se situaba una fuente monumental de estilo italiano, semejante a la que se puede ver en la plaza de Pretoria de Palermo.
El muro del fondo de esta plaza, tiene cinco nichos, que albergaban varias esculturas, entre las que se encontraba la de Perseo y Andrómeda, que se siguen manteniendo en su lugar, como testimonio de las heroicas acciones del Duque de Alba.
A.E.A.