Quienes Somos

Agrupación Extremeña de Alcorcón, es un colectivo cultural, filantrópico, democrático y sin ánimo de lucro que, basado en la libertad y la justicia, esta abierto a cuantas personas acepten los principios inspiradores de ésta.

Basados en estos principios, sus fines son:

Agrupar a extremeños y simpatizantes residentes en Alcorcón y en la Comunidad Autónoma de Madrid, que sientan, velen, protejan y defiendan todo lo que se relacione con la cultura, la ecología, la educación, el deporte, la sanidad, el voluntariado, y aquellos otros que tiendan a promover el interés general y social, siendo vehículo de solidaridad con los grupos más desprotegidos de la sociedad.
Extremadura

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EL TRASVASE TAJO-SEGURA. UN AGRAVIO AL PUEBLO EXTREMEÑO

 El 14 de octubre de 2008, el Sindicato  de Regante del Trasvase Tajo-Segura presentaba en el Congreso de los Diputados,  120.000 firmas de ciudadanos de la Zona del Levante, contra la propuesta de caducidad en 2.015 del trasvase acordada por el PSOE y el PP  de Castilla la Mancha e incluida en el proyecto de modificación del Estatuto de Autonomía.

Uno de los regantes asistente a la concentración en las Puertas del Congreso, declaraba a los medios de comunicación:

“Sin el trasvase Tajo-Segura tendríamos que marchar a otras partes de España o Europa, como tuvieron que hacer muchos murcianos, que gracias al agua del trasvase han podido volver a su tierra”.

 

 

Esa reflexión, era la que harían muchos extremeños  en el silencio de la soledad en el año 1.968, cuando el Consejo de Ministros Franquista aprobó el Proyecto del Trasvase Tajo-Segura.

Lo que sucedía, es que en aquellos años hacer declaraciones a los medios de comunicación como esas o presentar firmas contra cualquier proyecto de Franco o su Gobierno era tanto como ir contra el Régimen y todo el mundo sabía lo que le sucedía al que osaba oponerse al Generalísimo.

Pero hay que decir, que aunque no muchas, sí que  hubo algunas pequeñas protestas,  pero se vieron calladas con amenazas y destituciones,  y es que eran años de autoritarismo y eran  pocos los que se atrevían a desafiar las iras del poder.

En plenos años de la sangría emigratoria extremeña, que había supuesto que en periodo comprendido entre 1961 y 1965 habían abandonado Extremadura 230.866 extremeños.

Y cuando el Plan Badajoz llevaba oficialmente diez años de retraso de su desarrollo y puesta en funcionamiento. Y cuando ya tanto el propio Gobierno, como el Pueblo Extremeño sabían que el mismo iba a ser un relativo fracaso, ya que ni la mayoría de las industrias de transformación agroalimentarias a lo largo de la ribera del Guadiana, ni las 89 fábricas industriales que iba a montar el Instituto Nacional de Industrias en Extremadura se llevarían a cabo.

Lo que supondría que los miles de puestos de trabajo que se iban a crear con ellas quedarían una vez más como una tomadura de pelo al Pueblo Extremeño y por lo tanto los ciudadanos de las zonas afectadas no tendrían más remedio que emigrar, como lo hacían miles de extremeños.

El entonces Ministro de Obras Públicas, Federico Silva Muñoz anuncio en enero de 1.967 que se retomaba el olvidado  Proyecto del Trasvase de una parte de las Aguas de la Cuenca del Tajo a la del Segura.

Dicho Proyecto era una idea desarrollada por el Ingeniero de Caminos, D. Lorenzo Pardo a petición del Ministro Socialista de la II República, Indalecio Prieto dentro del “Plan Nacional de Obras Hidráulicas” para desarrollar el “Plan de Mejoras y Riego del Agro Español de 1.933”, en el que se encontraba también incluido el “Plan Badajoz”.

El trasvase propuesto por el mencionado Ingeniero,  tenía como objetivo llevar agua de las cabeceras del Tajo y Guadiana a la cuenca del Júcar y del Segura, con el objetivo de ampliar las zonas de regadío de suroeste, para de ese modo potenciar la riqueza del Levante Español:

“Toda esta Zona de: Valencia, Alicante, Murcia y Almería, es la que hay que beneficiar en parte.

Transformándola por completo, para incorpórala en conjunto a una función económica transcendental de la agricultura.

La posibilidad de lograr este gran objetivo nacional depende de la posibilidad que existe para derivar hacia la vertiente mediterránea las aguas caídas de los ríos Tajo y Guadiana”.

Se trataba de la primera vez que en España se hacía un trasvase de esa gran magnitud entre diferentes cuencas hidráulicas, lo que suponía en la práctica quitarle agua a una de las cuencas, en este caso la del Tajo, que recorría un extenso territorio también árido y seco de España.

Para llevar esas aguas a otra Zona de la Nación, al parecer con el objetivo de aumentar su riqueza y población,  para convertirla en la “Huerta de Europa”, según el lenguaje coloquial de los adictos del régimen franquista y de los defensores del trasvase.

Cuando esa Región era de por sí mucho más rica y estaba mucho más poblada, que la Zona Cedente.

Según los datos oficiales, mientras que  el Producto Interior Bruto per capital en 1.969 de España, a dinero constante de 1.986 era de media 587.518 pts.

 Alicante tenía un PIB de 587.518,  Murcia 484.915 y Cáceres tenía 326.602 pts., lo que suponía solo el 55,6% de la media nacional.

Igualmente,  en cuanto a población se refiere sucedía algo parecido. Mientras en el año 1.950, Alicante tenía una densidad de 109 habitantes por kilómetro cuadrados y Murcia 67; Cáceres solo tenía 28.

Como académicamente no se sostenía la argumentación expuesta por el Régimen de que el aumento de la riqueza y de la población en la Zona del Levante, era beneficioso no solo para la Región; sino para toda la Nación. Sin haber hecho una extrapolación de lo que suponía también para la Nación, la perdida de la riqueza y población en la Cuenca del Tajo.

En la Zona Levantina, se comenzaron hacer varios estudios de diferentes organismos: Comunidad de Regantes, Cámara de Comercio, Caja Rural, etc.,  en apoyo y defensa del mismo.

Ya que el futuro de la Cuenca del Segura sin trasvase no podía ser más desolador, pues una vez que estaban utilizados al máximo los recursos superficiales, las posibilidades de aumentar el regadío eran nulas, y más cuando el sector turístico comenzaba a desarrollarse y el agua para el abastecimiento humano tenía carácter prioritario sobre el regadío.

Por el contrario, ni por parte del Gobierno, ni de ninguna entidad pública o privada de la provincia de Cáceres,  se hizo estudio alguno para analizar el coste económico y social que el Trasvase tendría para Extremadura en general y en particular para la provincia.

Ya que como en su día dijo el Urbanista Griego, Apostolos Doxiadis: “Transferir el agua de una región a otras, es transferir su porvenir”.

Pero Extremadura al parecer seguía socialmente siendo igual que a principio del Siglo XX, como escribió Jose Gonzalez de Cáceres en la Revista Alcántara:

“Extremadura no se hace oír, sufre en silencio el hambre con resignación,  sin protestas ni griterío, ya que los extremeños nunca dan quebradero de cabeza a los gobiernos, pues son mansos y pacíficos, y como nadie se queja, la inexpresión del dolor enmascara el mal”.

Cuando por toda la Bibliografía que había sobre el tema, se conocía que desde el nacimiento de la humanidad, los pueblos se han asentado alrededor del agua,  para tener cubierto su suministro básico para beber, y posteriormente cuando de creo la agricultura, para regar los cultivos con los que poder cubrir sus sustentos.

Lo cual, fue lo que en realidad sucedió con el Trasvase Tajo-Segura. Ya que mientras la Zona del Levante aumento notablemente su población y riqueza, las tierras del Tajo se deprimieron mucho más que ya estaban y su población disminuyo notablemente,  como lo demuestra que veinte años  después del trasvase, la diferencia de la densidad de población entre las Regiones Beneficiarias y las Cedentes había aumentado notablemente.

Así mientras Alicantes tenía una densidad de 229 habitantes x kilómetros cuadrados y Murcia 94; Cáceres solo tenía 21.

Lo suyo hubiera sido, que por parte del Gobierno Franquista se hubiera hecho una evaluación  para determinar si de verdad el trasvase estaba justificado después de haber estudiado diferentes variables como:

 

*La productividad económica: Ya que al no haberse realizado un estudio global que recogiese el aumento de la economía en la Cuenca Receptora, comparándola con la disminución de la misma en la Cuenca Cedente. No se podía decir tan alegremente, como se dijo,  que el trasvase supusiera riqueza para la Nación

*Impactos ambientales: Que analizaran como iba a influir el trasvase sobre todo en la zona cedente por la influencia que la disminución del caudal del agua en el Rio Tajo podía tener sobre su calidad.

*Impactos Sociales: Que iban desde el aumento o la disminución de la población, hasta los movimientos emigrantes, los cambios socios culturales de la sociedad, y un largo etc.

Y por último,

*La Distribución de los Beneficios Netos. Para que estos fueran proporcionales a las dos Zonas intervinientes, y no recayera en la receptora los beneficios y en la cedente los perjuicios.

En conclusión:

 De todos los posibles criterios que garantizarían la viabilidad del trasvase, no se verifico el cumplimiento de ninguno.

Porque para el Régimen de Franco, la prioridad absoluta era el desarrollo económico y tenía muy claro que regiones estaban llamadas a desarrollarse y cuales estaban destinadas para que le fueran  explotados todos sus recursos: naturales, híbridos, humanos, etc. Y una de esas regiones era Extremadura.

Que lejos quedaba aquella Extremadura por la que apostaron los romanos para convertir su suelo en un vergel y Mérida su capital en una gran Urbe, construyendo en el Siglo II después de Cristo, las dos primeras presas de España: Cornalvo y Prosepina para abastecer de agua a Emerita y regar sus fértiles campos.

En cuanto a la prensa nacional, solo “La Vanguardia” se manifestó critica con el Trasvase. El día 25 de abril, se podía leer en sus páginas:

 

“Por otra parte, el agua del trasvés se detrae del aprovechamiento de otra cuenca, también con un destino incierto y fundamentalmente agrario.

 

De ahí que quepa preguntarse ¿Dónde y en que cuantía es más rentable el uso del agua, teniendo en cuanta tanto los coste como los beneficios de uno u otro uso?

Los mayores beneficios que se prevén obtener en el Sureste puede ser que obtuviesen  índices de rentabilidad  inferiores a los de otras zonas, había cuenta de los mayores coste de la inversión que los trasvases han de originar.

 

Aunque se cuente a favor de  esta obra, el éxito de la trasformación de las nuevas superficies de regadío, no puede asegurase, la viabilidad de la que se habla”.

Se dijo que el Trasvase Tajo-Segura, era una puesta personal del Ministro de Obras Públicas, Federico Silva Muñoz unido a intereses urbanísticos en el Levante Español por parte de la burguesía franquista.

Casi cincuenta años después, lo de la apuesta personal de Silva Muñoz, ni lo sabemos, ni lo sabremos nunca.

Lo que sí sabemos, es que lo vendió, como hacia el Régimen como algo patriótico, como lo recordó en su visita a Murcia en 1.967, en la que declaro:

 

“El agua es la gran sabia fecundadora de nuestro Siglo, pero para obtenerla necesitamos planificar grandes operaciones hidráulicas a nivel nacional.

 

No son problemas técnicos de ingeniería, sino que es una obra humana y política que demanda la solidaridad española.

 

No se trata de quitar agua a nadie, sino de repartir el excedente que tenemos de un modo equitativo.

 

Estamos en unas fechas históricas, porque hay una esperanza fundada de los trasvases del agua de otras cuencas al Segura y será gozosa realidad en el II Plan de Desarrollo Económico y Social, entre 1.968 y 1.972.

 

Durante este año, se concluirán los estudios del Ministerio para que puedan ser aprobados por el Consejo de Ministro e inmediatamente puesto en ejecución”.

Lo que sí sabemos hoy día,  es que el agua del Trasvase además de regar parte de los campos del Levante y de Almería.

Riega miles de hectárea de muchos campos de Golf  y amplias zonas ajardinadas,  que nada tienen que ver con la agricultura y si con la construcción de grandes Urbanizaciones de Lujo y la aumento del precio de los terrenos.

Habiendo convertido a la Regiones de Valencia y Murcia las números uno de toda España en referente de la especulación urbanística, del dinero negro y de la corrupción política.

 Los trámites legales para la aprobación del Trasvase, comenzaron en noviembre del mismo año y solo dos meses después, en febrero de 1.968 se abrió el plazo para presentar alegaciones al mismo, presentándose unas 50.000 que fueron estudiadas todas en solo dos semanas por el Gobierno.

Todo un récor de resolución de las mismas por parte de la Administración Española, tanto en cuanto a tiempo se resolución se refieres, como a las soluciones, dadas a las misma, ya que casi todas ellas fueron rechazadas.

Siendo la Administración Española generalmente burocrática y lenta, cabe preguntarse. ¿Qué interés había detrás del trasvase? , para que el Proyecto fuera aprobado en solo diez meses, pasando en teoría todos los trámites legales reglamentarios.

El Proyecto definitivo, fue aprobado finalmente en el Consejo de Ministros celebrado el 13 de septiembre del mismo año. Y  fue sancionado,  en el artículo 19 de la Ley 1/1969, de 11 de febrero, por la que se apruebo “El II Plan de Desarrollo Económico y Social”, diciéndose tan solo en la misma sobre el asunto: “El aprovechamiento del conjunto del sistema hidráulico Tajo-Segura se regulara por medio de una Ley”.

 

Un año después,  el nuevo Ministro de Obras Públicas, Fernández de la Mora diría sobre el  futuro trasvase: “Esta obra, si se quiere comprender su magnitud, se conocerá como la Obra del Régimen Español, así como el Acueducto de Segovia se dice que fue del Imperio Romano”.

 

En 1.971 se publicó la Ley 21/1971, de 19 de junio del Trasvase Tajo-Segura, que desarrollaba todo lo relacionado con dicho Trasvase, como era entre otras cosas: las obras de construcción a realizar y los caudales de agua a trasvasar.

Según la mencionada Ley, la primera fase de  su construcción debía llevarse a cabo en el periodo comprendido entre 1.969-1.971, mientras que el resto de las infraestructuras debían estar terminadas en 12 años, completándose la trasformación final en regadío de las 115.000 hectáreas previstas en unos 15 años.

En cuanto a los caudales de agua a trasvasar, la Ley decía que la infraestructura debía de dimensionarse para poder llegar a trasvasar unos 1.000 hectómetros cúbicos, aunque en la primera fase solo serían trasvasados 600,  llegándose a los 1.000 solo cuando una vez realizadas todos los aprovechamientos hidráulicos de la Cuenca del Tajo y existieses aun caudales excedentes adicionales.

Siendo el ordenamiento jurídico español sobre el agua en aquella época, la antigua Ley de 1.879 que establecía el aprovechamiento “Ribereño” del agua basado en el principio de unidad de cuenca.

La aprobación de la Ley de Trasvase ni que decir tiene que obvio la mencionada Ley, ya que el trasvase de una Cuenca a otra no solo no estaba recogido en ella, sino que se ponía a ello.

Pero la legislación Franquista se buscó los artilugios necesarios para que todo pareciera legar. Manifestando, que trasvasar únicamente los recursos excedentes y construyendo las infraestructuras hidráulicas en la Cuenca Cedente, para que no viera mermado su desarrollo por falta de aguas.

 Era en el fondo como un reconocimiento explícito de los aprovechamientos Ribereños de la propia Cuenca.

A mediados de 1.967 nada más anunciar el Gobierno, que retomaba el “Antiguo Proyecto del Trasvase”, se creó en una parte de la opinión pública de la Cuenca del Tajo un “Profundo Rechazo” hacia el mismo, siendo la provincia de Toledo en general y en particular Talavera de la Reina y la capital las que se manifestaron más rotundamente contra su construcción.

Ya que a las razones de índoles económicas, en Toledo capital se unía las de índoles sociocultural y paisajístico al encontrase la capital bañada por el Tajo y formando un paisaje único, llegándole a calificar por parte de su Corporación Municipal como de: “Ruina Nacional”.

Por su parte en la Provincia de Murcia, el Proyecto fue saludado con una manifestación a favor del mismo con el lema: “Con Franco, por Franco y por la unidad de las aguas de España.

Lo que unido a las declaraciones que en su día hizo el Ministro Fernández de la Mora sobre la “Obra del Régimen” conllevo que los opositores al mismo lo consideraran principalmente en los años de la transición como el “Trasvase del Régimen”.

En cuanto a la Provincia de Cáceres se refiere, nada más conocerse que se iba a trasvasar agua del Tajo al Segura, empezó a crearse en una parte de la opinión pública cacereña un sentimiento de abandono por parte del Gobierno de Franco de Extremadura frente a otras Regiones de España.

Como dicha opinión iba en aumento y era sino alentada, si  medio consentida por el Gobernador Civil, Alfonso Izarra hombre al parecer bastante sensato y honesto.

El Gobierno lo sustituyo por otro, no solo sin ningún vínculo con la provincia de Cáceres, sino por el contrario si muy ligado a la de Murcia, pues además de ser oriundo de ella, y militar de Profesión. Había sido seis años alcalde de Cartagena, y  Presidente de la Comunidad de Regantes de la Cuenca del Segura.

El personaje en cuestión era,  D. Federico Trillo-Figueroa y Vázquez, padre del que fue Ministro de Defensa en el Gobierno de Aznar.

El cual tomo posesión como Gobernador Civil de Cáceres el 1 de julio de 1967.

Apenas veinte días después de su toma de posesión,  a petición suya fue convocada por el Delegado Provincial de Sindicatos en la Casa Sindical de Cáceres Capital, una reunión a la que fueron citados todos los de cargos orgánicos provinciales, de los diferentes organismos e instituciones, con el objeto de aprobar una “Moción de gran interés para la provincia”, según constaba en la convocatoria.

Reunión a la que también asistió el recién nombrado Gobernador Civil,  Sr. Trillo Figueroa como máxima autoridad gubernamental de la provincia y convocante de la misma.

Tras defender la necesidad del Trasvase por lo que ello representaba para el bien de España.

El Delegado de Sindicatos, tras defender acaloradamente la necesidad de la realización del Trasvase, por lo que el mismo suponía para la economía general de España y la mejora de la vida de sus habitantes.

Hizo una breve exposición sobre las necesidades que aquejaban a la provincia de Cáceres, proponiendo a los asistentes la aprobación de una Moción que incluyera los siguientes puntos:

 

-Un plan de abastecimiento de aguas a los principales núcleos urbanos.

 

.La puesta en regadío de todas las tierras susceptible de tal.

-Declarar Zona de preferente localización industrial a la provincia.

 

-El abono de un canon por parte de los usuarios del trasvase para financiar dichas obras.

 

-Y la creación de una Comisión presidida por el Sr. Gobernador para gestionar con diligencia ante el Gobierno de la Nación, los puntos expuestos anteriormente.

Solo uno de los asistentes a dicha Reunión, manifestó una crítica a la misma, puntualizando: “Que estaría de acuerdo con la moción, siempre que se indicara más claramente en ella los regadíos a realizar y que estos se realizasen antes del trasvase.

 

Igualmente,  el alcalde de Alcántara, Antonio Cisnero Montemayor refiriéndose al Sr. Trillo-Figueroa, dijo: “Que al ser o al haber sido Presidente de la Comunidad de Regantes de la Cuenca del Segura, consideraba que se debería inhibir en todo lo relativo al trasvase ya que no era imparcial sobre el mismo”.

 

No era consciente el alcalde de Alcántara en aquel momento, que Trillo Figueroa no había sido nombrado Gobernador de Cáceres para que fuera imparcial, sobre el Trasvase; sino para que fuera un defensor a ultranza del mismo y desde su puesto de Gobernador hiciera todo lo que fuera necesario para acallar las posibles críticas que en la Provincia de Cáceres pudieran aparecer sobre el mismo.

 

Antes de terminar el acto, tomo la palabra el nuevo Gobernador exponiendo a los asistentes:

“Conozco muy bien las tierras del Levante y muy poco las tierras de Cáceres. Pero gracias a Dios el criterio de objetividad, honestidad y entrega me permiten ver estos problemas con la suficiente justicia para plantearlo donde sea preciso.

Tengo entendido que no se trata de usurpar al Tajo el agua que el Tajo  puede verter en provincias españolas, sino las que vierte en el Atlántico”.

Ni que decir tiene, que la Moción presentada por el Delegado de Sindicatos, a la reunión al final fue aprobada por unanimidad de todos los asistentes.

Con dicha aprobación, Trillo-Figueroa cazaba la primera pieza en su mandato de Gobernador de la Provincia de Cáceres, ya que conseguía el apoyo al Trasvase de un amplio y nutrido grupo de cargos orgánicos de la provincia y por extensión de los organismos que los mismos representaban.

Aprobada la Moción, ahora solo le quedaba al Gobernador quebrantar la resistencia que le ponían algunos alcaldes y concejales de la provincia representados por: Julián Burgos, alcalde de Plasencia; Antonio Cisnero, alcalde de Alcántara, y Emilio García, alcalde de Navalmoral.

Fue el mismo Gobernador quien inmediatamente terminada la reunión, les convoco a estos tres alcaldes a una reunión a la semana siguiente, para entre otras cosas, como se supo posteriormente, para echarle una bronca monumental al Alcalde de Alcántara,  quien como ya dijimos en  el acto celebrado en la Casa Sindical le había echado en cara que siendo como al parecer lo era o había sido Presidente de la Comunidad de Regantes de la Cuenca del Segura, no se inhibiera en la cuestión del trasvase.

Me has violentado delante de todos, le dijo muy alterado en la reunión el Gobernador al Alcalde de Alcántara y al insistir Antonio Cisneros que su intervención no tenía como objetivo violentarle; ya que con ella, él lo único que hacía era defender los intereses de la provincia de Cáceres.

El Sr. Trillo-Figueroa elevo el torno y el grueso de sus palabras hacia el mencionado Alcalde, hasta que el de Plasencia, Julián Burgos no pudo contenerse más y le soto al Gobernador “Su madre será una Santa, pero tú eres un hijo de puta”.

Aquella reunión ni que decir tiene,  que supuso el fin de la más o menos organizada oposición en la provincia de Cáceres al Trasvase; ya que tanto estos tres alcaldes como los concejales que se significaron de algún modo contra el Trasvase, o dimitieron o fueron cesados fulminantemente.

Siendo sustituidos los mismos por otros más dóciles, como sucedió en el caso de Plasencia.

 Al año siguiente el exalcalde, Julián Burgos sonreía amargamente al enterarse que su sucesor en la alcaldía de Plasencia, Serrano Pino hacia entrega a Trillo-Figueroa de una placa conmemorativa por parte del Ayuntamiento de la Ciudad, por su brillante gestión al frente de la provincia.

Por su parte,  la Diputación Provincial de Cáceres presidida por el Sr. Brañas Martinez a la que asistieron todos los diputados provinciales,  celebro el 2 de mayo de 1968 una Sesión Extraordinaria para tratar el tema del trasvase y aprobar una Moción.

Apenas abierta la sesión y aunque no formaba parte de la misma, se incorporó  a ella el Gobernador, Sr. Trillo Figueroa,  para explicar a los diputados y al Pleno el asunto del Trasvase.

Dirigiéndose a los diputados les manifestó: “Que no era justo partir de cero ante la cuestión, ya que el Gobierno de la Nación ha realizado importantes obras en la provincia, y que la Diputación como órgano representativo de la provincia debe ponderar si procede oponerse a secas al trasvase o dialogar.

Pidiendo a los diputados a que meditaran con toda ponderación la actitud adoptar, ya que el momento actual era muy crítico para nuestra Nación y a la vez muy favorable para conseguir el desarrollo de nuestra provincia en todos los órdenes

 

 

Terminada la arenga cuartelera y cumplido el objetivo de aleccionar  a los diputados para que votaran a favor del Trasvase, se marchó del Pleno, ya que al parecer tenía cosas muy importantes que despachar.

La Moción que se presentaba al Pleno de la Diputación tenía dos partes:

La primera hacia un análisis de la situación de la provincia en la que se exponía:

“El proceso de empeoramiento de la provincia de Cáceres, acelerado por la transferencia de capital y población a otras provincias......lo consideramos no solo injusto desde el punto de vista social, sino falto de lógica económica a corto y largo plazo.

 Podemos afirmar que jamás ha estado nuestra provincia tan preocupada y unida por un problema común, quizás porque jamás ha tenido que enfrentarse a una situación tan grave como la que se deduce del estudio del anteproyecto. Cuando por interés nacional, y para beneficiar a la Comunidad se causa un perjuicio a terceros, se debe indemnizar a este justamente”.

La segunda parte era una exposición de los proyectos y obras que reclamaban que se realizasen en la provincia como compensación al trasvase.

El grupo más importante de las mismas era las referidas a las infraestructuras viarias, que iban desde la construcción de nuevas carreteras, hasta la ampliación y acondicionamiento de otras muchas, como la N-521 de Trujillo a Valencia de Alcántara.

 

En cuanto al ferrocarril, se pedía la variante del Casar de Cáceres y dos nuevas estaciones para Plasencia, y Navalmoral.

 

En regadíos se reclamaba la urgente terminación de las obras de las zonas de los Embalses de Gabriel y Galán, Borbollón y Rosarito, así como el desarrollo de las obras de la puesta de regadío en Valdecañas.

 

En lo referente a los servicios, se solicitaba dotar de agua y saneamientos a todos los pueblos que no  tuvieran dichos servicios y mejorar  los que los   tuvieran deficiente.

Igualmente se pedía se declarase a la toda la provincia Zona de Preferente Localización Industrial-Ganadera y de Industrias, con la creación de polígonos industriales en Cáceres, Coria, Navalmoral, y Plasencia.

 

Y por último en educación, se solicitaba: Facultades Universitarias, Escuelas de Ingeniería, Escuelas-Hogares, 200 escuelas de párvulos, 50 de estudios primarios, así como  varios Institutos.

Y terminaba diciendo: “La Diputación  Provincial de Cáceres muestra una vez más su adhesión al Caudillo, no oponiéndose al anteproyecto del trasvase Tajo-Segura como obra técnica, siempre que en el proyecto definitivo se hagan constar claramente que dichas obras representa una sola y que este recoja detalladamente todas las acciones  presentes en esta Moción”.

Por si acaso no había quedado claro en la Moción, que a pesar de todo la Diputación Provincial de Cáceres como Ente y los diputados como personas aprobaban y apoyaban el Proyecto aprobado por el Gobierno del General Franco.

Hubo intervenciones de varios diputados, poniendo de manifiesto el criterio unánime de que no se trataba de formular una negativa al proyecto, toda vez que la provincia de Cáceres como en otras muchas ocasiones, ha dado muestra y debe seguir dándola, de ayudar a labrar el engrandecimiento de la Nación.

No se sabe si fue consecuencia del Acuerdo de la Diputación Provincial, el caso es, que el día 8 de mayo, el Ministro de Obras Públicas, Silva Muñoz se reunió en Madrid con una Comisión de cargos provinciales en la que  les manifestó:

“Como creen  ustedes que en la responsabilidad de un Ministro podía caber, que se desnudara a un Santo para vestir a otro.

 

Quiero decirles, que el Ministerio de Obras Publicas tiene la mirada puesta en la provincia de Cáceres, como beneficiaria del Aprovechamiento Conjunto Tajo-Segura y como tal le dará la máxima preferencia.

 

El Ministerio se vinculara en la realización de estas obras y en sus plazos de ejecución, manteniendo continuos contactos con la provincia para que sea la propia provincia la que vigile las obras que se acometan por parte del Ministerio”.

 

Ante tanta adhesión al Trasvase por parte de: las autoridades locales, la Organización Sindical, la Hermandad Provincial de Labradores y Ganaderos, la Diputación, el Consejo Sindical de Empresas, etc., todavía hubo algunos “Quijotes” que siguieron luchando contra el mismo, aunque más por dignidad personal, que por convencimiento, pues la batalla desde el principio estaba perdida.

 

Uno de esos quijotes fue el exalcalde de Alcántara, Antonio Cisnero, quien en junio de 1.968 público un Manifiesto “Contra el Trasvase”.

Manifiesto que no pudo conocer la opinión pública extremeña,  porque el Sr. Trillo-Figueroa prohibió publicarlo en la prensa local, provincial y regional.

En él mismo el exalcalde decía entre otras cosas:

 

Seamos sensatos y tengamos cordura ante la información pública del anteproyecto del tan manoseado trasvase de nuestras aguas a tierras del Levante.

 

Pero que esa sensatez y esa cordura no sean de servilismo o un conformismo para que otros se aprovechen a nuestra costa.

 

Seamos sensatos para defender aunque sea con los dientes, lo que está en juego, que es nada más y nada menos que el porvenir de las tierras cacereñas.

 

Nos dicen que el trasvase convertirá en un delicioso vergel a las tierras murcianas a causa de la denigrante sangría de nuestra tierra.

 

Nos dicen que el trasvase será sufragado por la renta nacional, lo que es lo mismo, que todos los españoles le haremos un regalo a Murcia.

 

 Con el presupuesto que se comenta que costara, nuestro Cáceres se convertiría en la provincia de mayor rendimiento de España.

 ¿Os habéis detenido en imaginar las grandes extensiones del Arañuelo,...........Arroyo, Brozas, Alcántara, Valencia, etc., susceptible de riego en pradera para nuestra ganadería? ¿No creéis que merece la pena luchar por ello, por convertir nuestra provincia en la Despensa Cárnica de Europa?

 

 Para silenciar nuestras voces, han traído para Gobernar nuestra tierra quien ostenta la Presidencia de la Comunidad de Regantes de Murcia. Esto es lo que me ha obligado a dimitir tras escenas de la mayor violencia, pero que él se encargara de ocultar y hacer silenciar a los timoratos.

 

Hablan de compensaciones y por lo visto es para incluir en ellas lo mucho que Cáceres necesita, y que están obligados a darnos, no como compensaciones, sino como igualdad y equidad con otras provincias.

 

Dios haga que un día no tengamos que sentir cuando ya sin remedio comprendamos que nos quitaron nuestra mayor riqueza, la savia de nuestras calcinadas tierras.

 

Es por ello, por lo que debemos mantener un “NO” rotundo y masivo al Proyecto.

  Y pedir que se mejore nuestra agricultura y ganadería, ya que con el 50 por 100 del presupuesto del trasvase se puede poner en regadío la mitad de nuestra provincia, que sacaría a Cáceres de su miseria y de ese modo abandonase el deprimente último lugar que ocupa en la renta nacional.

 En una palabra.

 ¡PIDAMOS, JUSTICIA PARA CACERES!.

 

Años más tarde de la publicación del mencionado Manifiesto,  Antonio Cisnero diría que sufrió todo tipos de amenazas por parte del Sr. Trillo Figueroa.

“Un día me hablo de detenerme y le dije que no me importaba, pues yo había dicho que si a la una no me presentaba o llamaba, que comunicaran mi detención. No se atrevió en aquel momento, pero luego me entere que lo tenía todo preparado”.

El día 19 de junio de 1971 en el Palacio del Pardo, Franco firmaba la Ley 21/71 por la que se regulaba el trasvase y  las obras a realizar  en la cuenca del Tajo.

El artículo primero de la Ley, regulaba el caudal máximo a trasvasar, que aunque en condiciones normales era de 600 millones de metros cúbicos anuales, podía llegar a los 1.000 según posteriores necesidades.

Y el artículo tercero, recogía las obras a realizar por los ministerios de Obras Publicas y Agricultura, que en lo referente a la provincia de Cáceres eran:

 

La terminación de la transformación en regadío de la zona del Alagón.

 

La construcción de la estación depuradora de aguas de Cáceres.

 

Los regadíos del Ambroz, del Jerte, del Bronco, de Torrejoncillo y Portaje, del Almonte, del Salor, y de Valdecañas.

 

El estudio de las obras a realizar por el Consorcio Provincial de Abastecimiento y Saneamiento de Cáceres.

Pero el artículo quinto, era un jarro de agua fría, ya que dejaba claro,  que los gastos que ocasionaran la ejecución de las mencionadas obras,   se imputarían a los créditos presupuestarios correspondientes a los programas de inversiones públicas anuales de los Planes de Desarrollo Económico y Social.

 

Por lo tanto, el Estado no aportaba ninguna partida presupuestaria extra a tal fin; ya que el coste de la obras seria  detraído del coste de otras a realizar en la provincia de Cáceres durante los años siguientes.

       

Como pasados tres años de estar en pleno funcionamiento las obras del Trasvase, las de compensación no habían comenzado aún.

El entonces procurador a Cortes por la provincia, Sr. Martín Palomino pregunto al Gobierno en las Cortes. ¿Cuándo se dará cumplimiento por parte del Gobierno, al programa de acciones y obras que las Cortes Españolas con la sanción del Jefe del Estado,  incluyeron para la provincia de Cáceres y demás provincias de la cuenca del Tajo en la Ley 21/71, Ley del Trasvase”?

 

La respuesta del Gobierno se alargó más allá de los plazos establecidos por el Reglamento de las Cortes. Y lleno de estupor y asombro a los cacereños, ya que el  Presidente del Gobierno, Sr. Arias Navarro contesto: “Que la mayoría de las obras de compensación recogidas no eran rentables, calificándolas de antieconómicas y que por lo tanto no se efectuarían”.

        Ante tan irrespetuosa y cínica respuesta, el entonces Presidente de la Diputación de Cáceres, Sr. Camisón Asensio convoco un Pleno Extraordinario en el mes de agosto.

En el mismo se aprobó una Moción en la que se manifestaba:

La contestación, manifestada por el Presidente durante la sesión de las Cortes nos ha sorprendido a todos y en muchos aspectos lamentamos disentir de dicha contestación porque no cuadra dentro del espíritu del “12 de febrero” proclamado por el Presidente en el que se decía que había llegado el momento de corregir los desequilibrios provinciales.

 

 Creemos que se olvida en esa respuesta el aspecto social de nuestra provincia, en la que hay un total de 300.000 cacereños en la emigración, que no hubieran marchado de haberse realizado aquellas obras prometidas en la Ley del Trasvase, y que regresarían caso que se realizaran dichas obras.

Sin embargo, el silencio de los Ayuntamientos en general y en particular los de la Cuenca del Tajo fue sepulcral.

De los más de doscientos, solo el de Hervas tomo el acuerdo corporativo de protestar por la respuesta del Gobierno, a Palomino Mejías.

Como vamos a protestar. “Si nos ordenan desde el Gobierno Civil que estemos callados” comento el alcalde de uno de los pueblos que se hubiera beneficiado con los regadíos que ya no se realizarían.

Por su lado, la prensa regional. SI que en este caso manifestó su descontento con la contestación del Gobierno al Procurador de la Provincia.

El Diario “Hoy” publico el 25 de julio de 1.974,  un artículo titulado: “NO, SEÑOR” firmado por Domingo Tomas Navarro, en el que manifestaba:

“La decepcionante respuesta dada por el Gobierno a las preguntas formuladas por el Sr. Palomino Mejías, es un golpe bajo a los extremeños de Cáceres.

NO Señor. NO y mil veces NO.

 

No estamos de acuerdo con la contestación que contienen las respuestas dadas. Porque  ninguna Comisión Técnica, por muy grande que sean para ella,  los índices de rentabilidad, podrá hacer que convengamos que la llamada “Ley de Aprovechamiento Conjunto de la Cuencas del Tajo-Segura” solo es rentable en la parte del Segura y no es rentable en la parte que nos debía favorecer a los cacereños.

       

NO Señor, también porque los cientos de millones de pesetas que en obras se nos deben en base de una Ley que habla de “Aprovechamiento Conjunto” y donde queda bien claro recogido el principio de “simultaneidad”, por lo que no estamos dispuestos a renunciar a los millones que se nos deben, y que nos parecen que no son nada como compensación, sin se compara con los miles de millones que está costando el trasvase, para que quizás una berejena Murciana sea exportada a Europa y llegue a la mesa de algún emigrante, seguramente extremeño.

 

No Señor, esta vez NO, aunque a la postre solo nos sirva de desahogo, pues un derecho que tenemos los extremeños, después de que nuestros mandatarios hayan pronunciado tanto “Si Señor”al Trasvase”.

Antes tanto desprecio hacia Extremadura, no es de extrañar, que cuando  la Dirección General de la Energía, resolvió autorizar la construcción de la Central Nuclear de Valdecaballeros, en plena Cabecera del Plan Badajoz, una gran mayoría del  Pueblo Extremeño estallo de indignación y rabia, ya que considera que el Gobierno Central solo se acordaba de Extremadura para su expolio e instalación de centrales nucleares, pero no para poner en marcha unos Planes de Industrialización y de modernización de su agricultura y ganadería, que frenase la sangría emigratoria.

Consecuencia de ello es, que nada más conocerse la autorización del Anteproyecto  por parte  del Gobierno, empezó a gestionarse un movimiento en las comarcas de la Serena y la Siberia a través de las Comunidades de Regantes, la Comisión de Afectados, las Asociaciones de Amigos de la Tierra,  ADENEX y otras asociaciones,  acordando crear la “Comisión de Defensa del Guadiana”.

La Central se construiría en la margen derecha del río Guadalupejo, y las sociedades propietarias de la Centra y responsable de su construcción eran las empresas eléctricas: Hidroeléctrica Española y Sevillana de Electricidad, y era a ellas dos a quien el Gobierno le daba la autorización para su construcción.

 Los criterios seguidos para la elección de Valdecaballeros, según el proyecto presentado, eran:

-La disponibilidad de agua para la refrigeración.

-Y la proximidad a los centros de consumo de Madrid y Sevilla, pues la parte de producción eléctrica que le correspondía a Hidroeléctrica, seria exportada a Madrid, y la de Sevillana a Andalucía. 

Con lo cual una vez Extremadura como otras muchas veces a lo largo de su historia, asumía el riesgo de algo, de lo que no se iba a beneficiar; ya que la electricidad que produciría la Central, como sus emigrantes, seria para enriquecer a otras Regiones.

Sin embargo, y aunque lógicamente no lo exponían en su proyecto, los verdaderos motivos para su construcción en Valdecaballeros, no eran de índoles técnicas, sino política.

Pues estaban convencidos que ninguna población de la “Siberia Extremeña” se iba a oponer al proyecto, sino que el mismo iba a ser recibido por los ciudadanos, como una fuente de empleo y riqueza para la comarca, ya que estaban completamente confiados en la mansedumbre y falta de conocimiento de los habitantes de la zona.

Por su parte, la Dirección General de la Energía, también debió de pensar lo mismo sobre la falta de conocimiento, ya que no solicito informe alguno, como era preceptivos a todos los pueblos que se verían afectados por su ubicación, que eran todos los situados en las aguas abajo de Guadiana, limitándose a informar solo a los pueblos de alrededor de  la Central, que al parecer debieron de quedar muy  satisfechos con la información (nada independiente) que les dieron los directivos de la Central sobre la seguridad de la misma, y sobre todo de la gran creación de empleo que conllevaría su construcción.

En diciembre de 1.976, la Comunidad de Regantes de la Vega Baja, envió un escrito al Comisario Aguas del Guadiana, en el que entre otras cosas, le manifestaban:

-Que la Central pretendía obtener una desorbitada cantidad de aguas, que conllevaría un grave perjuicio a la Cuenca del Guadiana y a las Comunidades de Regantes, sobre todo en los años de sequía. 

-Que no se ha sometido a Información Pública el Proyecto como es preceptivo, por lo que legalmente, la construcción de la Central sería ilegal.

-Que las compañías han comenzado las obras sin  tener las licencias oportunas.

-Y que no han solicitado Informe a la Delegación de Agricultura, afectando cómo afecta a los cultivos de todo el Plan Badajoz.

Por todo lo cual, solicitaban:

Que se paralizasen las obras, hasta que se conocieran los resultados de los diferentes estudios solicitados; ya que el Guadiana constituía la mayor riqueza de Extremadura, pues permitía el regadío de 97.645 hectáreas y la posibilidad de ampliarse a otras 46.278, según las ampliaciones prevista en el Plan.

 Siendo cuando menos un atropello construir una Central Nuclear en plena cabecera del Guadiana”

El abril del año siguiente, las compañías propietarias, se dirigieron también al Comisario de Aguas de Guadiana, para exponerle que tras el periodo de Información Publica abierto con motivo de la solicitud de agua para la Central, se habían  recibido numerosos escritos de oposición, pero la gran mayoría eran:

Inadecuados, adolecían de defectos o no era cierto en los que en ellos se decía. Por lo que le suplicaban se siguiera la tramitación del expediente, desechando los escritos de oposición por ser la mayoría extemporáneos o no ciertos”.

Sin embargo los tiempos no eran los mismos que cuando la aprobación del Trasvase Tajo-Segura. Y los extremeños, ya no eran aquel pueblo sumiso del que hablaba Jose Gonzalez de Cáceres en la Revista “Alcántara” a principio de Siglo XX.

Pero así como era posible y necesario luchar contra la implantación de la Central Nuclear de Valdecaballeros en plena cabecera del Plan Badajoz.

Y al final debido a esa lucha, el Pueblo Extremeño gano la batalla y el Gobierno no tuvo más remedio que acordar su paralización.

La lucha contra el Trasvase Tajo-Segura cuanto más tiempo pasaba, se iba convirtiendo en una batalla casi perdida, ya que lo avanzadas de las obras hacían su paralización inviable.

Lo cual no fue óbice para que durante la época de la Transición Política se creara un clima de oposición al mismo, al considerarse el Trasvase como una “Obra del Régimen Franquista”, así como por el desarrollo de unas regiones en base al abandono de otras, en este caso la Región Levantina frente a las provincias de Toledo y Cáceres principalmente.

En líneas generales todas las organizaciones políticas de izquierda de la época: PSOE, PCE, ORT, PSP, etc., hicieron de su oposición al trasvase  una reivindicación frente al régimen franquista, como una forma de tomar las decisiones en contra de los ciudadanos y de ocultarle los verdaderos fines del mismo, al ocultarle a la opinión publica todos los informes.

En aquella época, el trasvase no recibió ni siquiera el apoyo de la Alianza Popular de Manuel Fraga, cuando contaba entre sus filas a nombre tan significativos en la construcción del trasvase, como eran: Federico Silva y Gonzalo Fernández de la Mora.

Es más el diputado de AP por Toledo, Licinio de la Fuente que había sido Gobernador Civil de Cáceres en los años sesenta y Ministro de Trabajo con Franco no tuvo reparo alguno en defender los interese de la Provincia de Toledo, y presento una moción, que aunque luego fue retirada, recogía  tres condicionantes que para él  se debían de cumplir en toda regla:

-Que al trasvase se hiciese siempre que hubiera agua sobrante en el Tajo.

 

-Que se ejecutasen las obras de compensación a la misma vez que las del trasvase.

 

Y que solucionase el problema de la contaminación de los vertidos residuales de Madrid.

Como la misma, suponía cuando menos retrasar la entrada en vigor del Trasvase, el mismísimo Fraga Iribarne, portavoz del Alianza Popular matizo la propuesta de Licinio de la Fuente, afirmando que solo se pedía el cumplimiento de la Ley de Trasvase de 1.971, expresando que su grupo lo que quería era: “que una de las obras más importante de España de los últimos años, se realizara cuanto antes”.

Estas palabras de Fraga supusieron un cambio en el posicionamiento de Alianza Popular y a partir de la fecha, el cierre de fila de dicho partido en apoyo del trasvase.

Pero fue la Unión del Centro Democrático (UCD), de Adolfo Suarez la que asumió la defensa del Trasvase como una obra de Estado.

Aunque algunos de sus senadores como veremos posteriormente vinculados a la Cuenca del Tajo mantuvieron ciertas discrepancias con el partido.

Tal era la situación, que hasta el propio Adolfo Suarez tuvo que bajar a la arena política y declarar: “Que sería un dislate delirante abandonar un proyecto como el trasvase” aunque reconocía que era necesario democratizar y dar trasparencia a todo lo que tuviera que ver con el mismo.

El 15 de junio de 1979, según informaban las agencias de prensa, había comenzado a funcionar de manera definitiva el trasvase Tajo-Segura.

 A partir de ese día las aguas del Tajo empezaban a regar las huertas, los jardines y los campos del Gol del Levante, mientras que en Extremadura y Catilla-La Mancha no se había puesto en regadío una sola hectárea de las prometidas.

Al día siguiente el Presidente de la Junta Preautonomía de Castilla-La Mancha, declaró a la prensa:

“La Región Castellano-Manchega tiene siempre muy presente el principio constitucional de solidaridad entre las regiones españolas, y no puede sino sentirse complaciente de que con sus agua se rieguen otras provincias, como en este caso el Sureste.

        Pero estimamos que lo justo es que se establezcan compensaciones para las provincias que ceden el agua a fin que el principio de solidaridad sea en ambas direcciones.

        Yo espero que desde ahora se acaben los roces entre las provincias del Tajo y del Segura, cuando las primeras vean que la solidaridad  se da en los dos sentidos, y que son compensadas por el trasvase de sus aguas”.

Por su parte, en Extremadura, cuatro días después,  la ya democrática Diputación Provincial de Cáceres, gobernada  entonces por la UCD, volvía a convocar un Pleno para aprobar una nueva Moción.

 

En ella se manifestaba:

Que en la Ley del Trasvase de 1.971 se especificaban una serie de obras y regadíos a realizar en la provincia, pero a pesar que desde entonces se habían realizado toda clases de gestiones a todos los niveles para su puesta en funcionamiento, los resultados eran  contradictorios, con respuestas evasivas so pretexto de estudios insuficientes, falta de rentabilidad e incluso razones ecológicas, que demostraban o al menos esa es  a la conclusión que hemos de llegar lógicamente, el escaso interés por la provincia cacereña, cuya tradicional generosidad y solidaridad nacional tiene bien acreditada, así como del espíritu de sacrificio de sus gentes, que conocen del desengaño y de privaciones, obligadas en buena parte a un peregrinaje por otras latitudes en busca de un trabajo que aquí no pueden conseguir porque los recursos provinciales siguen sin desarrollarse”.

       

Por todo lo cual, terminaba la Moción.

Consciente del malestar que  el comienzo del trasvase de las aguas del Tajo al Segura ha producido en la provincia, se acuerda: “Nuestra oposición rotunda a que se trasvase un solo litro de agua en tanto no se lleven a cabo en la provincia, todas las acciones compensatorias prevista en la Ley  del Trasvase de 1.971”.

 

Oposición que contó  con el Apoyo tanto con la Diputación Provincial de Badajoz como de la entonces Junta Preautonómica de Extremadura, que apoyaron la mencionada moción. Aunque dicho apoyo tampoco sirvió para mucho ya que las obras de compensación siguieron  sin realizarse.

 En 1.980, el Diputado de la UCD por Cáceres,  Manuel Bermejo manifestaba los medios de comunicación:

 “La mayoría  de las obra y proyectos están sin ejecutar, de un presupuesto final de 17.581 millones de pesetas, solo se han planificado obras por valor de 3.213 millones y solo se han invertido 895, por lo que tan solo se han realizado el 5% de las obras comprometidas.

       

Y en cuanto a los regadíos exponía:

 “De las 120.385 hectáreas que se tenían que transformar, si se cumple la programación en 1.982 tendremos apenas 20.000 hectáreas en cultivos, lo que supondrá que a los 11 años de la Ley del Trasvase, la provincia de Cáceres solo tendrá el 18% de los regadíos prometidos.

 

Ese mismo año, el Senador de la UCD por la provincia de Cáceres, Pedro Cañada Castillo, presento una enmienda a la totalidad de la Ley de Régimen Económico del Trasvase, que solo tuvo el apoyo de su compañero de partido por la provincia de Toledo, Gonzalo Serrano.

Luego escribiría en la Revista “Alcántara” de la Diputación Provincial:

 

“La primera sensación que tengo al hablar del Trasvase Tajo-Segura, es de bochorno y vergüenza como político y como extremeño, al ver como se consume impunemente una injustica contra el pueblo que me eligió para que defendiera sus intereses.

 

Vergüenza y bochorno también al contemplar impotente como se lleva a efecto con la mayor tranquilidad, sin que se haya levantado un clamor unánime de todos los partidos que recogen sus votos en nuestra tierra, y sin que el pueblo cacereño haya explotado al grito de rebeldía con un “Basta Ya”.

 

Ya sé que el Trasvase se gestó en una época en que todo se hacía sin contar con el Pueblo y en la que hablar resultaba peligroso.

 

Pero el silencio de hoy día;  la falta de compromiso de los partidos políticos, y nuestro silencio como Pueblo, en un momento en que se puede hablar, nos descalifican, ante cualquier otra injusticia que se pueda cometer contra nosotros.

       

La obra del Trasvase se engendró durante la Dictadura, pero el parto o mejor dicho el aborto ocurren durante la democracia. Y se hace además con prisas para cumplir promesas electoralistas. Prometiendoles contrapartidas  para Cáceres, que luego no se cumplen. Pues 11 años después de la Ley solo se han realizado el 17% de las obras de compensación

       

Pero además, aunque se hubieran hecho todas, y a la vez que el Trasvase, sería un sin sentido. Pues las aguas del Tajo no son “derechos históricos”, sino el Patrimonio Natural de Extremadura que no se puede vender ni expoliar.

       

Porque No se puede hipotecar el futuro de un pueblo para dárselo a otro, que además de su propia naturaleza es favorecido por el Estado.

       

Hubiera sido más equitativo y racional poner en el mar del que goza la Zona del Levante, la central nuclear que nos han impuestos a los extremeños y montar desalinizadoras del agua. Así hubieran tenido todas sus necesidades cubiertas sin limitación alguna y sin depender de otras regiones”.

El día 31 de agosto de 1.980, aprovechando la cantidad de Emigrantes que pasaban las vacaciones en Extremadura.

 Era convocada por diferentes fuerza políticas, coordinadas por Extremadura Unidad, una “Manifestación en Cáceres Capital” contra el “Robo de las Aguas del Tajo”, según rezaba en la convocatoria.

Manifestación a la asistieron más de 5.000 personas venidas de todos los pueblos de la Ribera del Tajo principalmente y con la participación de muchos emigrantes, algunos de ellos portando  pancartas tan significativas como una en la que se leía “El Tajo para Extremadura, los emigrantes también”.

Para uno de los intervinientes en aquella manifestación, la misma fue calificada como: “El último gesto del pueblo cacereño, para luchar  por la más justa reivindicación de su historia moderna”.

 

Además de los miles de ciudadanos en las calles manifestándose a favor y en contra del Trasvase, también se escribieron numerosos artículos y se publicaron varios folletos y libros sobre el asunto.

Aunque incluso en este ámbito la Cuenca del Tajo luchaba con peores medios que la Zona Levantina, ya que mientras que en el primero de los casos la publicación y el coste de la misma corría a cargo de las Asociaciones y Plataformas en Defensa del Tajo.

 Las publicaciones y los libros de la Zona del Levante eran realizados por Organismos Públicos como por ejemplo la cámara de Comercio e Industria y tenían el patrocinio de las Cajas de Ahorros de la Región.

Para la “Plataforma de la Defensa del Tajo”, el objetivo de sus publicaciones era informar y formar a la sociedad, para que los ciudadanos decidiesen si el Trasvase tenía sentido, poniendo en una balanza lo positivo que conllevaba para la Región Levantina y en el otro plato lo negativo que suponía para las tierras del Tajo, y principalmente para las provincias de Toledo y Cáceres.

Ya que consideraban creer que: “La provincia de Toledo tenía derecho al desarrollo de su agriculturas, de su industria y a la elevación de un nivel de vida”

Por su lado, en las publicaciones de Murcia, además de informar y de intentar acabar con el desconocimiento existente fuera de la provincia sobre el Trasvase.

En el prólogo de uno de los libros publicado por la mencionada Cámara de Comercio, su presidente manifestaba:

“Una gran obra es siempre contemplada con un severo espíritu crítico. Es un recelo propio del desconocimiento. Es la obra más importante de las habidas en España, no podía ser menos.

Sin embargo los que la critican, se seguro que la desconocen y por ello hacen de ella un uso indebido y demagógico, utilizando hipótesis destructivas, sobre algo grandioso, útil, necesario y rentable”.

 

Para defender el Trasvase y apoyar sus argumentos, dicho Presidente,  aunque es de suponer que sobre la II Republica más que admiración sintiera recelo.

No dudo en tomar como suyas las palabras que el Ministro Republicano de Obras Públicas, el socialista Indalecio Prieto manifestó en Alicante en 1.933 en la presentación de las “Directrices de la nueva política hidráulica nacional”.

“Esta obra, refiriéndose al trasvase, no es obra a realizar en el periodo de brevísimos días, ni de meses. Es obra de años, para la cual se necesita la asistencia y el apoyo de: quienes estén en la oposición, de quienes sirven al Régimen Republicano y de quien está en contra de él.

Porque quienes por ser patrocinada por  el Régimen Republicano una empresa de esta naturaleza le negaran sus asistencia y su auxilio. No serian enemigos del régimen sino unos miserables de España.

Esta no es una obra ni de un hombre ni de un gobierno. Quiero decir más, nadie llegara a tener la satisfacción de ser su progenitor, porque nadie será el realizador total de la empresa”.

Llegado el Gobierno Socialista de Felipe Gonzales a la Moncloa, en 1.983 el Ministro de Obras Públicas, Julian Campo se reunió con los recientes elegidos presidentes de la comunidades autónomas de: Castilla-la Mancha, Extremadura, Murcia y la Comunidad Valenciana para estudiar los problemas  actuales del Trasvase, ya que se iba a comenzar a estudiar una nueva Ley sobre el mismo, y las regiones cedentes del agua querían que se estudiara en profundidad la situación actual, ya que consideraban que el Trasvase perjudicaba gravemente a las comunidades donantes, y que la mayoría de las obras de compensación que se preveían no se habían realizados a pesar de haber sobrepasados los plazo establecidos.

El Presidente de Castilla-La Mancha, Jose Bono manifestó que su Gobierno consideraba que la nueva Ley debía de contemplar un “Canon del Agua”, pero no solo para el Trasvase Tajo-Segura; sino también para el del Tajo-Juca-Segura, así como regular eficientemente el caudal y la cantidad trasvasable.

Por su lado Rodriguez Ibarra, señalo que en la nueva Ley se debían arbitrar los mecanismos necesarios para que las compensaciones fueran reales, y no quedaran solo escritas en el papel

Por su parte, el Presidente de la Región de Murcia manifestó que la actual Ley era inoperante y confirmo la grave situación por la que atravesaba la Zona Levantina por los problemas de la sequía, ya que no se había tenido en cuenta el calado de la misma, cuando los habitantes de la zona debido a las expectativas creadas por el trasvase habían invertidos entre 50 y 60.000 millones de pesetas.

Como la mayoría de las obras, proyectos y regadíos como habían denunciado Rodriguez Ibarra y Jose Bono, seguían sin ejecutarse. En 1.984 el Gobierno Socialista elaboro un Plan Trienal (1.985-1.987) por un monto de 10.500 millones, dirigido principalmente a ponen en funcionamiento el Plan de Regadíos.

Dicho Plan, fue presentado en la Diputación de Cáceres,  por el Ministro de Obras Públicas, Julián Campos.

En el acto, el Presidente de la Diputación, Manuel Veiga pidió el apoyo de todos los extremeños al mencionado Plan para que:

 “Pueda comenzar la marcha atrás del cumplimiento del trasvase. Y podamos ver el día histórico, que será aquel en el que realmente el listado de las compensaciones se vea realizado”.

 

Día histórico que está aún por llegar, porque cuarenta y cuatro años después de la promulgación de la Ley del Trasvase, hay obras y regadíos que aún no se han realizado.

       

Y el problema, no es que no se hayan realizado; sino que no se realizaran, ya que el pensamiento de Arias Navarro, cuando en 1974 dijo: “Las obras no solo no son rentables, sino que son antieconómica y por lo tanto no se realizaran”.

 Al parecer, se hizo extensivo a los gobiernos de UCD, el PSOE y del PP, pues ninguno de ellos aposto por cumplir los compromisos adquiridos con Extremadura cuando se aprobó el Trasvase.

Pero cuando aún no se había apagado el eco de la puesta en funcionamiento, y habían pasado más de treinta y cinco años desde que las aguas del Tajo pasaran a la cuenca del Segura.

La polémica sobre el mismo volvía a  ser noticia en los medios de comunicación. Y no por el incumplimiento de los compromisos adquiridos y no cumplidos; sino porque en la modificación del Estatuto de Autonomía de Castilla la Mancha, el PSOE y el PP de la comunidad habían llegado a un acuerdo de poner fecha de caducidad al trasvase.

En la modificación del mismo se decía:

“Los poderes públicos del Estado y de Castilla-La Mancha velaran para que el volumen del agua trasvasable desde el Tajo al Segura se reduzca progresivamente a la entrada en vigor del presente estatuto, hasta su definitiva extinción, que en todo caso se producirá el 2015”.

ACUERDO, que enfado y encrespo a los ciudadanos en general de las regiones de Valencia y Murcia, y en particular a los regantes,  que capitaneados por el Partido Popular,  aprovecharon la ocasión para comenzar  un enfrentamiento de desgaste al Gobierno de Zapatero, creando lo que se conoció como la “Guerra del Agua” entre Comunidades Autónomas, dándose el caso que mientras un partido apoyaba en una Comunidad una cosa, en otra se oponía a la misma, como le paso al Partido Popular que mientras en Castilla la Mancha estaba contra el trasvase, en la Zona Levantina, no solo no estaban en contra; sino que perdían más agua.

El día 14 de octubre de 2008, se votaba en el Congreso la propuesta de modificación del Estatuto de Autonomía aprobado por mayoría en las Cortes de Castilla-La Mancha. Truncándose la exigencia del PP y del PSOE de dicha Región del fin del trasvase y no porque fuera rechazado, ya que solo votaron el contra dos diputados murcianos del partido popular y Rosa Diez.

Sino por el acarolado debate que se produjo durante su tramitación entre los diputados del PP y PSOE de la Zona del Levante con su homólogos de Castila-La Mancha, llegando hasta tal punto el debate, que los portavoces de ambos partidos tuvieron que lidiar en sus respectivos grupos para que no hubiera una fuga de votos en contra del Estatuto Castellano-Manchego, ya que el Presidente Jose Maria Barreda había amenazado con retirar la Modificación del  Estatuto, si el Congreso de los Diputados lo devaluaba.

Ante la posibilidad de que la terminación del Trasvase pudiera llegar a ser una realidad, de nuevo numerosos organismos: Comunidad de Regantes, Federación de Municipios, Confederaciones Empresariales, etc. comenzaron una Campaña en defensa del Trasvase y lo que el mismo representaba para el desarrollo la Zona Levantina.

Así por ejemplo, la Universidad de Alicante realizo un estudio para la Confederación Empresarial de la Provincia y de la Fundación Agua y Progreso.

Durante la presentación del mencionado estudio por parte de Conseller de Medio Ambiente del Gobierno de Valencia, este destaco que Alicante era la cuarta provincia más rica de España gracias al Trasvase y siempre estaba unida al progreso, por lo que si tuviera agua en la cantidad suficiente tendría la agricultura con más futuro de España.

Mientras que por el contrario, si se anulaba el Trasvase, podían quedarse más de 180.000 familias sin empleo., así como 2,5 millones de ciudadanos con restricciones de agua.

Así como que las pérdidas patrimoniales serían más de 9.000 euros si se anulara el trasvase, pues las 147.000 hectáreas regadas en la cuenca del rio Segura, tenían un valor patrimonial de 8.700 millones, que se disminuirá más de 20 veces si pasaran a ser de secano. A lo que había que sumar el lucro cesante, por lo que las pérdidas económicas podían llegar a más de 21.000 millones.

Cuando además, seguía el estudio:

- Que desde el principio se había incumplido las expectativas del caudal que se decía que iba a llegar a la provincia, lo que había supuesto una pérdida de la puesta en funcionamiento de 17.325 hectáreas de regadíos.

- Que mientras las necesidades totales de agua de la Zona del Trasvase en Alicante eran de 382 hectómetros cúbicos, solo tenía una dotación de 125.

- O que muchas de las poblaciones necesitaban el agua del trasvase para seguir creciendo, ya que no disponían de recursos alternativos,

Haciendo, una afirmación que cuando menos dañaba a la inteligencia humana, ya que afirmaba que el Trasvase resultaba muy rentable para la Cuenca Cedente, ya que desde que se puso en funcionamiento Castilla-La Mancha, Madrid y Extremadura habían recibido más de 300 millones  para infraestructuras.

Cuando en el mismo estudio se recogía que solo en la provincia de Alicante y en el mismo periodo, el valor económico bruto de la zona regable superaba esa cantidad sin incluir lo invertido en las infraestructuras.

Lo que no decía el Estudio, no solo era el valor económico que las regiones de Tajo habían dejado de producir, sino el coste social que suponía la pérdida de población.

Pues nadie puede dudar, que las regiones de Extremadura y Castilla-La Nueva hubieran obtenido mayor progreso económico si las aguas del Tajo en vez de ir a regar la Zona Levantina hubieran regado sus tierras.

Y en el caso de Extremadura se hubiera evitado que miles de extremeños no hubieran emigrado, y lo que socialmente ello representa no se puede  pagar con dinero.

Cuando además el mencionado estudio manifestaba que el crecimiento natural de la zona por el Trasvase, había supuesto un incremento de la llegada de inmigrantes, hasta tal punto que en algunos municipios de su influencia superaban el 25%, lo que cabría preguntarse. ¿Cuántos de ellos eran de origen extremeño?

Con lo cual, lo único que hacia el estudio más que defender la necesidad de la continuidad del Trasvase,  era echar más leña al fuego, pues por ejemplo la legislación sobre el Trasvase recogía que parte de sus aguas debían utilizarse para el consumo humano de varias poblaciones, pero nada decía de la gran cantidad de urbanizaciones con extensos Campos del Gol que se han construido en la Zona.

No había pasado un mes desde el debate del Estatuto Castellano-Manchego, en el Congreso, cuando los medios de comunicación se hacían eco de que el Ministerio de Medio Ambiente dirigido por la socialista Elena Espinosa, rectificaba la política del agua seguida por el Gobierno de Zapatero, y con el objeto de terminar con la “Guerra del Agua” estudiaba  a propuesta del Partido Popular de la Zona del Levante, un posible nuevo Trasvase Tajo-Segura, pero en este caso desde  Extremadura, pues sería desde el Embalse de Valdecañas al Canal del Segura, para aprovechar parte del canal ya construido; ya que consideraban que la construcción de Desoladoras en el Levante, no eran la solución más idónea.

En los despachos del Ministerio de Medio Ambiente consideraban que dicho trasvase era una muy buena opción. Así el Secretario de Estado del Agua, Josep Puxeu, manifestó: “Si hay una cuenca, como es la del Segura que tiene un déficit del 60%, lo que no podemos hacer es dejar que se desmantele su sistema productivo y organizar una emigración masiva. Tenemos que darle agua”.

Debido a la incidencia que el nuevo Trasvase tendría para Extremadura, el Gobierno de Zapatero, pretendía que fuera el entonces Presidente, Fernández Vara quien asumiera el liderazgo del proyecto, ya que tras recurrir los Estatutos de Andalucía y Castilla y León ante el Tribunal Constitucional como había hecho por apropiarse de la gestión de los ríos, ahora no podía decir que el Tajo era suyo.

Según algunos de sus allegados Fernández Vara habría comentado en privado: Por principios y coherencia tras recurrir el Estatuto de Andalucía y el de Castilla-La Mancha por apropiarse de la gestión de los ríos; ahora no puedo decir que el Tajo es mío. Yo no soy el Rey del Tajo.

Y efectivamente, Fernández Vara, mantuvo su coherencia con su discurso de: “Que los ríos no son de ninguna Comunidad”, mostrándose dispuesto a estudiar el Trasvase de Aguas del Tajo desde  Cáceres. Criticando sin menciónalos a los Presidentes de Aragón, Cataluña, Andalucía y Castilla-La Mancha por enarbolar la bandera anti trasvase, y tomar la decisión de quedarse con los ríos que atraviesan sus territorios.

Pero a la vez que manifestó que estaba dispuesto a estudiar el Nuevo Trasvase, defendió que cuando se hable de las balanzas fiscales de las Comunidades Autónomas se tenga en consideración diferentes variables como por ejemplo el trasvase de aguas, o  la producción de energía eléctrica, ya que Extremadura producía el 7% de la energía eléctrica  de España, incluida la nuclear y solo consumía el 1,7%.

La energía como el agua dijo Fernández Vara no es de Extremadura, pero si se debe de tener en cuanta quien la produce y quien se beneficia de ella.

Sin olvidarse de las infraestructuras pendientes aún de realizar por la compensación del primer trasvase, como eran por ejemplo las miles de hectáreas de conversión a regadío en la llamada “Ribera de Fresnedosa”, que recogía las zonas de Pescueza, Cachorrilla, Portaje, Portezuelo, Torrejoncillo y Pedroso de Acim.

Tras escuchar el tono pausado de las declaraciones del Presidente Extremeño, fueron muchas las voces que se callaron de hablar sobre el trasvase, y más cuando desde diferentes medios de comunicación se aplaudía y elogiaba que Fernández Vara tuviera Política de Estado y recodara algunos Presidentes Autonómicos, que según el principio constitucional, los ríos que trascurren por varias comunidades son de todos los españoles.

Por su parte, el expresidente Rodriguez Ibarra también se manifestó sobre el asunto, lo que para muchos significaba que el Trasvase desde Valdecañas al Segura iba en serio.

Ibarra, expreso que los extremeños éramos buenos españoles y que al final cederían el agua, pero que debía analizarse con estudios rigurosos la capacidad hídrica de cada embalse y las necesidades de agua para el desarrollo rural, turístico y de puesta en riego del secano de la Zona de influencia del Embalse de Valdecañas. Así como otros temas que indirectamente beneficiaban a  Extremadura, como por ejemplo que España propusiera a Cáceres como capital cultural de la Unión Europea.

Sin embargo, no todo el mundo compartía las ideas del Presidente y Expresidente de Extremadura.

Así el presidente de la Comunidad de Regantes de Valdecañas, Francisco Javier Moreno, manifestaba que no había agua suficiente para trasvasar, ya que por ejemplo en aquel momento el embalse apena tenía 600 hectómetro cúbicos, cuando se habla de trasvasar 500, preguntando le dijeran de donde iban a sacar el agua.

Así como, que la zona era de las más pobre de España, y ya aportaba suficiente recursos a la Nación con la Central Nuclear de Almaraz y las centrales de producción eléctrica.

Recodando también, que los regadíos del campo Arañuelo se crearon para compensar a la provincia de Cáceres por el primer trasvase, y que mientras en el proyecto inicial se recogía la puesta en regadíos de 30.000 hectáreas, solo se habían transformado unas 6.000.

Por otro lado, a la oposición de la Comunidad de Regantes, hay que sumarle la del responsable del Complejo Turístico, Miguel Oñate que se estaba construyendo en el Envase de Valdecañas, quien manifestó, que no era muy normal que Murcia pidiera trasvasar agua entre otras cosas para su desarrollo turístico, cuando también la necesitaba Extremadura para el mismo caso.

 Por lo que confiaba que Fernández Vara cumpliría su palabra de oponerse al Nuevo Trasvase,  si no se garantizaba a la Zona de Valdecañas agua para su consumo humano, el riego de sus campos y su desarrollo turístico.

Igualmente, las asociaciones ecologistas: ADENEX y Ecologistas en Acción fueron las primeras en mostrarse en contra del Trasvase, debió al impacto negativo que tiene este tipo de infraestructura sobre el Medio Ambiente.

Además en el caso de ADENEX se ponía al trasvase entre cuencas, cuando la única finalidad fuera el crecimiento insostenible de regadíos subvencionados y el desarrollo turístico masificados en lugares que ya se sabía que había escasez de agua.

Destacando, que el Rio Tajo a su entrada por Extremadura sufría contaminación, debido principalmente a las aguas residuales de Madrid y toda la zona industrial de su alrededor.

Por su parte, Ecologista en Acción criticaba que el agua trasvasada no iba para el consumo responsable de la población; sino para proyectos de gran cantidad de utilización de agua, como eran: La expansión urbanística ligada a los campos de Golf y a una agricultura industrial insostenible.

Mientras tanto,  la lucha en defensa del trasvase en la Zona Levantina, no solo no amainaba, sino que iba en aumento.

 Ya que como se ha comentado anteriormente el Partido Popular hizo del Agua su “Guerra contra Zapatero”, lo cual  también conllevaba un nuevo un enfrentamiento de la “Regiones del Tajo” contra las de las “Zona Levantina”, y la apuesta del Partido Popular por esta última, a ser un caladero de votos populares, y con una mayor población, lo cual era políticamente mucho más rentable.

 En el mes de marzo de 2009, se celebró en Murcia una Manifestación bajo el lema “En defensa del Trasvase Tajo-Segura” que reunió según la policía municipal a unas 400.000 mil personas, entre las que ese encontraban los presidentes de la Comunidad Valenciana, Francisco Camp y el de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, así como el dirigente del PP de Andalucía Javier Arena y los secretarios generales del PSOE de Valencia y Murcia.

En sus intervenciones Francisco Camps manifestó que era un error histórico paralizar el Trasvase Tajo-segura, porque era un recurso natural de todos los españoles.

Y el Presidente del Sindicato Central de Regantes del Trasvase, convocante de la Manifestación, después de exponer que la paralización era un “Atentado contra los derechos del Levante Español”, recordó que el Trasvase abastecía a más de 2,5 millones de personas y generaba más de 100.000 puesto de trabajo directo.

Por su parte, la asociación “Tajo Segura, obra de interés general” encargo a la Consultora PWC un estudio para que analizara una vez más el impacto económico del Trasvase Tajo-Segura.

Según el mencionado Estudio, las actividades relacionadas con la agricultura de la zona del trasvase:

-Aportaban  2.364 millones al PIB, lo que representa el 9,8%de Murcia, el 12,6 de la Comunidad Valenciana

-Sostenía a más de 100.000 empleos directos y casi 300.000 indirectos.

-Los productos hortofrutícolas de la región suponía en torno a al 6% de las exportaciones españoles y en 2014 arrojaron un saldo positivo superior a los 6.500 millones.

-El trasvase reducía el riesgo de corte de suministro de agua en las zonas turísticas y contribuía a que el sector turístico diera empleo  a 320.000 personas.

Por todo lo cual terminaba el  estudio: “El mantenimiento y la consolidación de las transferencias de aguas a la Zona Levantina son una necesidad publica y un auténtico asuntos de Estado”.

Por su parte la Asamblea de Extremadura en octubre de 2.009, con los votos a favor del PSOE y del PP acordó convocar un Concurso de Consultoría y Asistencia Técnica para la realización de un “Estudio sobre la Incidencia y Viabilidad que el posible Trasvase desde Valdecañas a la Cuenca del Segura tendría para Extremadura; así como el también trasvase Tajo-Guadiana dentro de la propia Región”.

Estudio, que no fue inicialmente bien visto por el Gobierno de Cartilla- La Mancha, ya que según el Consejero de Agricultura y Desarrollo Rural, el trasvase no tenía justificación alguna, ya que según la propia  “Institución Gestora de Agua de Murcia” había dicho que el consumo humano estaba garantizado sin el trasvase.

Así como que era conocido por todo el mundo, que mientras las reservas en la cabecera del Tajo eran del 15%, las reservas en la Cuenca del Segura superaba el 40% del año anterior.

De igual forma de pensar eran los “Regantes de Valdecaña”, pues consideraban no viable el Trasvase, sobre todo por la poca cantidad de agua almacenada generalmente en el Pantano, que se agravaba en años de sequía.

Preguntándose una vez más, que si hablaban de traspasar 600 hectómetros cúbicos y en ese momento por ejemplo el Embalse solo tenía 480 hectómetros. ¿De dónde van a sacar el agua?

Por su parte, la Junta de Extremadura a través de su Portavoz manifestaba, que se había encargado el Estudio no porque estuviera a favor del trasvase; sino por si algún día se planteaba el trasvase desde Extremadura no se tomara una decisión a ciega, ya que una de las cosas que tenía que quedar asegurada por ejemplo era las necesidades de la Cuenca del Tajo para los próximos 50 años, ya que hoy pudiera ser que hubiera excedencia, pero pasado unos años no, lo que supondría restringir el desarrollo industrial y humano de la zona.

El resultado de mencionado estudio, fue conocido dos años después cuando ya gobernaba en tanto en España como en Extremadura el Partido Popular y la “Guerra del Agua” había perdido su sentido, ya que Zapatero había sido desbancado de la Moncloa y en su lugar se encontraba Rajoy, entre otras cosas,  gracias al apoyo masivo de los ciudadanos de las Comunidades de Valencia y Murcia.

Según la Directora General de Carreteras y Obras Hidráulicas del Gobierno de Jose Antonio Monago, el Estudio después de analizar las capacidades hídricas presentes y futuras de las Cuencas Extremeñas y las posibilidades técnicas y económicas del momento, llegaba a la conclusión que resultaba imposible realizar Trasvase alguno desde el Tajo, ni hacia el Levante, ni hacia el Guadiana.

Ello entre otras cosas,  por el coste económico del proyecto debido a la longitud del mismo y a las grandes necesidades de bombeo del agua, incluso mayores que la del actual Trasvase Tajo-Segura, lo que hacía el coste inviable.

E igualmente, porque las necesidades del Guadiana Extremeño, estaban suficientemente garantizadas con el Envase de la Serena, y que en el caso de gravísima sequía, tampoco sería posible trasvasar agua desde el Tajo.

Por todo ello, la Directora General, consideraba que tras conocer los resultados del Estudio lo mejor era: “Zanjar el tema del Trasvase desde  Valdecañas”.

Una vez ya en la Moncloa, y habiendo sido el Partido Popular quien creara la “Guerra del Agua”, Mariano Rajoy  se apropiaba del nuevo Acuerdo del Trasvase Tajo-Segura, convocando a los presidente de: Valencia, Carlos Fibra, Murcia, Ramón Valcárcel, Castilla la Mancha, Maria Dolores de Cospedal y Extremadura, Jose Antonio Monago, para junto con el Ministro de Agricultura Arias Cañete pregonar a los cuatros vientos  que el Partido Popular era el único que unía a España y conseguía satisfacer a todas las Comunidades Autónomas.

Durante la negociación del mencionado ACUERDO, el Consejero de la Junta de Extremadura de Fomento, Vivienda y Ordenación del territorio, Victor del Moral manifestó que se había logrado un acuerdo para el Trasvase Tajo-Segura que garantizaba la solidaridad de una materia tan importante como era el agua estableciendo la garantía jurídica necesaria.

Puntualizando, que el Ejecutivo Extremeño del Partido Popular, siempre había defendido que las “Cuencas Excedentarias” fueran solidarias con la que tenían menos agua, siempre que las primeras tuvieran asegurado su abastecimiento.

Argumentado, que todos debemos de entender que el agua es un recurso estratégico para España, que debía unirnos, y no separarnos.

Felicitando al Presidente del Gobierno, al Ministro de Agricultura y al resto de los Gobiernos Autónomos por el consenso alcanzado para dar al ”Trasvase Tajo-Segura” rango de Ley.

Con lo cual, se ponía fin a las disputas políticas en torno al agua, ya que  todas las autonomías habían salido beneficiadas, ya que por ejemplo Castilla-La Mancha había conseguido elevar su reserva de agua de 240 a 400 hectómetros cúbicos.

A cambio Valencia y Murcia habían logrado la continuidad del Trasvase y se le garantizaban mayores caudales de agua, siempre que en la cabecera se mantuviera en niveles altos.

El 31 de marzo de 2014, con motivo del 35 aniversario del Trasvase, el Sindicato Central de Regante del Acueducto Tajo-Segura, presento un estudio histórico sobre el mismo, en el cual se manifestaba que durante los 35 años trascurridos se habían trasvasado 11.467 hectómetros cúbicos, por los cuales los regantes habían pagado 403 millones de euros, de los cuales, 181 habían correspondido a Castilla-La Mancha, 134 a Madrid y solo 88 a Extremadura.

Así como que, el trasvase había supuesto una aportación al PIB de la Zona Levantina de 2.364 millones, y la creación de más de 100.000 puesto de trabajo directos, por lo cual no había que olvidad al cumplirse el 35 aniversario, que el agua trasvasada había “Revolucionado el Suroeste de España” permitiendo:

- El abastecimiento para su crecimiento urbanístico,

-La puesta en regadío de miles de hectáreas,

-Todo lo cual se había convertido en algo vital para la Zona.

Por lo que, no solo había que mantener el Trasvase, sino que era necesario aumentar el caudal del agua trasvasada, ya que de los 1.200 hectómetros cúbicos anuales que se contemplaban inicialmente solo se había trasvasado una media de 770 hectómetros anuales.

Cuando además, en el Plan Hidrológico del Segura que se había aprobado recientemente, se recogía un déficit, el cual habría que cubrir de alguna manera. De ahí la necesidad decía el estudio de que se complementase con agua del Trasvase, para que se pudiera atender a todas las demandas de abastecimiento y regadío.

Sin embargo, para la “Plataforma en Defensa del Tajo de la Provincia de Toledo”, el Aniversario del Trasvase era la historia de una gran mentira y del expolio de las zonas pobres de la Península.

 Ya que había traído en ellas “olvido y marginación” para que por el contrario las zonas del Levante y Murcia se hicieran más ricas y no precisamente con el regadío que era el objetivo principal en su día del Trasvase, sino con la especulación del terreno y las construcción de Urbanizaciones Turísticas con sus respectivos campo de golf.

Además del estudio antes mencionado,  el “Sindicato de Regantes”, también instalo una serie de carteles en las carreteras de la Zona con el Lema: “Trasvase Tajo-Segura. Agua que nos une”.

Es de suponer que dichos carteles iban dirigidos a los ciudadanos del Levante, ya que a los ciudadanos de Extremadura lo que había hecho el Trasvase era separarnos, pues fueron muchos los extremeños que tuvieron que emigrar y separase de sus familias por culpa del mismo.

Meses después del “Aniversario del Trasvase”,  aquel acuerdo diseñado por el Gobierno que tanto difundió Rajoy, como el “máximo consenso alcanzado en el asunto del agua”, quedo obligatoriamente en los cajones de la administración.

  Ya que el Tribunal Constitucional admitió a trámite el recurso del Gobierno de Aragón, y  declaro nulo varios artículos al no haber tenido en cuanta a dicha Región en el acuerdo final, ya que aunque solo en un pequeño tramo, el Tajo también pasa por dicha Comunidad.

La sentencia además de ser aplaudida por el Partido Aragonés Regionalista, que fue quien llevo a las Cortes de Aragón la moción para el recurso ante el constitucional.

Fue acogido también con emoción por la “Plataforma en Defensa del Tajo”, ya que los artículos declarados anticonstitucionales eran los de mayor interés para la defensa del Tajo, como eran:

-Anular el acuerdo por el que se declaraban “excedentarias” todas las aguas por encima de los 400 hectómetros cúbicos en los pantanos de Entrepeña y Buendia.

 -Y que se volviera a la propuesta de la Ministra Cristina Narbona, que había sido anulada por Arias Cañete, que exigía que en los regadíos se sustituyera paulatinamente el agua del trasvase por agua de las desoladoras.

Fuera una victoria parcial como decía la Plataforma, o solo un defecto de procedimiento como solo reconocía el Ministerio, que se solucionaba con pequeños cambios.

 La verdad es que el Gobierno de Rajoy, las Comunidades de Valencia y Murcia, y el Partido Popular una vez más se quedaban solos en la modificación del Trasvase.

Pues, aunque modifiquen los artículos impugnados por el Constitucional, el tema no está totalmente resuelto y reventara en la próxima sequia entre las Comunidades de Castilla-la Mancha y Extremadura por un lado, y la Valenciana y  Murciana por otro.

 Ya que los agricultores de estas últimas regiones exponen: “Que como regantes disponen de unos derechos que no pueden ser ignorados, incluso en tiempos de sequía, ya que estos derechos están  por encima de la propia política hidráulica nacional”.

Esa exigencia es debida a que el Trasvase lejos de haber solucionado los problemas de falta de agua que en su día tenía la Cuenca del Segura.

 Ha tenido un efecto perverso, ya que lo que ha generado es una serie de perspectivas en los sectores agrícolas y turísticos que son insaciables, y que reclaman un incremento potencial de la demanda de agua, aunque sea a costa de disminuir los caudales naturales de otras regiones.

De hecho, según recoge el “Plan Hidrológico de la Cuenca del Segura”, el déficit de agua en vez de haberse solucionado, se ha duplicado con el paso de los años.

 Siendo necesarios pasar de los 600 hectómetros actuales, a como mínimo 1.000 hectómetros cúbicos anuales, al objeto de poner en funcionamiento 57.000 nuevas hectáreas de regadíos.

Así como facilitar la legalización de hecho de las explotaciones alégales e ilegales (incluidos los múltiples campos de Golf) que se riegan con aguas del trasvase.

Sirva de ejemplo que la idea de la Comunidad de Murcia, es poner casi toda la provincia en regadío, recalificando incluso a tal fin los terrenos en los que previamente se han provocado incendios intencionados.

Negándose incluso,  a proponer nuevos espacios para incluir en las Redes Naturales Nacionales y descatalogando espacios que ya tenía protegidos. Todo ello con el único objetivo de  aumentar el número de hectáreas posibles de ser regadas.

Con esas forma de pensar y actual, la distribución racional del agua en España no tiene viso de solución.

Pues los ciudadanos de la Zona del Levante deben de ser conscientes, que el trasvase del agua desde otras regiones es limitado, y debían de asumir que seguramente han llegado al máximo de su posible desarrollo tanto a nivel de la agricultura de regadío, como de desarrollo turístico en base a urbanizaciones con grande parcelas y verdes y campos de golf.

Aunque para ser justo, hay que decir que ya comienzan a oirse voces desde la misma zona levantina, aunque de forma minoritaria que empiezan a poner en duda la continuidad del Trasvase del Tajo.

Un ejemplo de estas voces, es la del escritor progresista nacido en Elche, Pascual Mogica que el 15 de abril de 2015 escribia en el  digital Nuevatribuna:

“Es evidente que el trasvase Tajo-Segura tiene los días contados, lo que la derecha, Franco, nos concedió mediante la Orden Ministerial de 30 de julio de 1966, es ahora la misma derecha, pero con Rajoy al frente, la que nos retrocede a aquellos momentos en que la pertinaz sequía que sufrimos en esta zona vuelva a provocar serios problemas a nuestros agricultores y no solamente al medio rural sino al urbano.

Creo que a nadie se le escapan las cordiales relaciones que existente entre los máximos responsables de los sindicatos de regantes y las autoridades ministeriales a la hora de tratar sobre si se precisan más trasvases o no.

Yo creo que entre partes que están obligadas a debatir y a discutir este tipo de cuestiones no debe primar la cordialidad sino el buen razonamiento y la receptividad por parte de aquellos que, por decirlo de algún modo, tienen la sartén por el mango, me refiero a los políticos.

El grado de cordialidad ha llegado ya a tal punto que incluso se conceden medallas unos a otros, lo cual demuestra que el menos en lo que concierne a los representantes de los regantes es hora de ir cambiando nombre y caras. Cuando se entra en el terreno de la amistad de la cordialidad y del “buen rollo” es cuando las cosas comienzan a ir mal en particular para quienes no tienen el poder decisorio o sea para quienes reivindican de continuo y no encuentran otra respuesta que la de recibir, una y otra vez, una larga cambiada.

Se puede ser cordial y correcto en los debates pero guardando el debido rigor y sobre todo la debida firmeza. Ya está bien de que los actuales representantes se reúnan con los gobernantes se vuelvan a sus lares llenos de euforia cuando solo han escuchado palabras y promesas huecas como el tiempo y las circunstancias se han encargado de demostrar.

El futuro hídrico de nuestra provincia de Alicante a fin de cubrir las necesidades de agua para riego y para el consumo humano pasa indudablemente por el trasvase Júcar-Vinalopó y por las desaladoras, pero ello no será posible hasta que algunos depongan su cuasi sectaria actitud y se olviden de banderías y partidismos y sobre todo que dejen de poner palos en las ruedas, en este caso portones, que evitan el que los suministros del Júcar y de las desaladoras lleguen a las resecas tierras alicantinas y fluyan por los grifos de los hogares.

Los hay, esto cada día se nota más, que se han empecinado en no aceptar estos flujos porque son proyectos y soluciones dadas por los gobiernos socialistas, si hubiera sido un logro de la derecha ya llevaríamos años utilizando las aguas tanto del Júcar como de las desaladoras. Buena prueba de la intolerancia a las desaladoras la dio aquel alcalde torrevejense hoy en la cárcel por delincuente.

No encontramos ante una situación nueva pero no por ello, lamentablemente, menos esperada.  Por todo ello hay que abogar por nuevos nombre, nuevas caras, nuevas formas de reivindicar, nueva gente preparada que la hay y buscar soluciones para posibilitar unos precios asequibles tanto para el agua de riego como para la de consumo humano sea cual sea su procedencia.

Por cierto es muy posible que alguien esté pensando en el Ebro, aquello fue el sueño de una noche de verano, jamás hubo tal deseo de llevarlo a cabo, Aznar, su “promotor”, gobernó ocho años y no hizo nada y ahora Rajoy con cuatro tampoco.

Vamos a lo que hay y lo que hay son el Júcar y las desaladoras. El Tajo es agua pasada. El Tajo ya es historia. Efectivamente hay un memorándum que obliga a trasvasar, pero está bien a las claras que ese aporte acabará siendo testimonial, por tanto todo lo que se tarde en pasar página es perder un tiempo que en agricultura no se puede permitir”

Y efectivamente, el “Tajo es agua pasada” porque las regiones que por su situación geográfica cuentan en sus territorios con ríos con caudal suficiente, no van a consentir una vez más que el agua que es un recurso limitado, sea trasvasada a otra regiones para que tengan un desarrollo económico y poblacional creciente en el tiempo, mientras que sus ciudadanos tienen que coger las maletas y marcharse quizás a esas regiones donde van sus aguas, en busca de un puesto de trabajo que su tierra les niega.

Y más, cuando los analistas económicos y sociales vaticinan  que el pleno empleo ya no será posible en España en los años venideros y habrá que buscar nuevos “Yacimientos de Empleo” tomando como referencia entre otros,  los recursos intrínsecos y la trasformación de los mismos en los lugares de origen, para quedar en ellos el mayor Valor Añadido posible y la creación del mayor número de puestos de trabajo.

Y por lo tanto, más que nunca como en su día dijo el Urbanista Griego: “Transferir el agua,  será transferir su porvenir”. Y eso Extremadura de nuevo no lo va a consentir.

ANTONIO ELVIRO ARROYO

 LA TRAGEDIA DEL SALTO  DE TORREJON EL RUBIO (Cáceres)

La historia del mayor accidente laboral ocurrido en todos los tiempos en Extremadura,  comienza a finales de los cincuentas y principios de los sesenta del siglo pasado.

Si por aquellos años,  se dice  que era la Época de la “España Gris” debido a la pobreza existente, a la falta de libertades y la represión del Régimen.

La definición que mejor proyectaría la Imagen de la Extremadura de entonces, sería el de la “Extremadura Negra”, pues a la falta de libertades del franquismo se unía, no ya la pobreza; sino la falta de trabajos para los miles de obreros y jornaleros del campo extremeño, ya que muchos de ellos no echaban más de 70 jornales al año, lo que suponía que su familia había días que no tenía nada para llevarse a la boca.

Como le dijo un jornalero de la Prueba del Prior aún periodista del Diario “HOY” en 1.964, cuando estando en la Plaza esperando algún jornal le Pregunto: ¿Qué tal le van las cosas? Contestándole: “Ya ve Vd. tres día trabajando y los demás criando buen cuerpo sin hacer nada”.

A pesar de todo lo cual, los extremeños teníamos que sentirnos orgullosos de vivir como vivíamos, por lo menos esa era la opinión, del Párroco de Serradilla que alertaba a sus fieles: “de lo malo que era el Progreso, ya que  llevaba al hombre al demonio y la carne”.

Por ello, Serradilla seguía siendo: un “pueblo cristiano y bueno”, porque donde reinaba la religión era imposible la barbarie del progreso.

Aquellos años fueron los de la  Aprobación por el Franquismo del “Plan de Estabilización de la Economía Española”.

Y el seguimiento  del guion marcado para España en el Informe del Banco Mundial de 1962, que aconsejaba:

“Limitar al máximo las obras de colonización agraria, ya que se consideraban antieconómicas y realizar las inversiones del capital allí donde fueran más productivas”.

Para cumplir la mencionada Recomendación. El Régimen de Franco y la Oligarquía Económica Española apostaron  fuertemente por la potenciación de la Industrialización de Cataluña, Madrid y el País Vasco, y abandonar las regiones agrarias del interior como era el caso de Extremadura.

Extremadura en aquella época, seguía siendo una Región eminentemente agrícola. En 1.960 el 73% de la población activa extremeña “trabajaba” en el sector agrario, llegando al 85% la población que directa o indirectamente dependía del campo.

         Pero el campo extremeño como consecuencis de la estructura de la propiedad, ya que Franco anulo la Reforma Agraria de la II República.

 Y  a la falta de recursos económicos, debido a que los Terratenientes Agrícolas no invertían en la tierra, ya que más que como productora de bienes, la tenían para el  descanso y para el ocio de la caza.

        

No podía mantener tanta población, lo que unido a la falta de industrias que pudieran absolver los excedentes de mano de obra del mismo, genero una oferta de trabajadores cuya única salida fue la Emigración.

Porque incluso la gran apuesta del Franquismo para el  Desarrollo Agrario del Campo Extremeño, conocido como “El Plan Badajoz”, llevaba más diez años de retraso en su puesta en funcionamiento.

Y ya en aquellos años, tanto el propio Gobierno, como el Pueblo Extremeño sabían que el mismo iba a ser un relativo fracaso.

 Porque ni la mayoría de las industrias de transformación agroalimentarias que el Plan recogía que se iban a instalar a lo largo del Guadiana, ni las 89 fábricas industriales que iba a montar el Instituto Nacional de Industrias en Extremadura serian una realidad.

Lo que supondría, que los miles de puestos de trabajo que se iban a crear en ellas quedarían una vez más como una tomadura de pelo al “Pueblo Extremeño” y por lo tanto los ciudadanos de las zonas afectadas no tendrían más remedio que emigrar, como lo habían hecho ya 230.866 extremeños y extremeñas desde 1.961 a 1.965.

Pero una vez más los extremeños no debíamos de quejarnos, pues muchos tendrán que emigrar, pero lo que sean establecidos en los Poblados de Colonización tendrán resuelta su vida espiritual.

Por lo menos eso era lo que pensaba la “Secretaria de la Gestora del Plan” en 1.964, cuando dijo: “Lo espiritual y lo material caminan inseparablemente unidos en el Plan. En cada uno de los nuevos Poblados se levantan airosas iglesias, de donde irradia la acción espiritual, con lo que se sientan las bases de una nueva vida en personas desarraigadas anteriormente en su condición del hombre, como portavoz de valores eternos”

 

A pesar de ser esa la Realidad de Extremadura, hay que decir, para no faltar a la verdad,  que el Régimen Franquista no se olvidó de la aportación de Extremadura al Desarrollo Industrial de España.

Lo que sucede es que le tenía reservado un puesto muy especial en el mismo:

Primero. Como gran aportadora de mano de obra barata para ayudar al desarrollo de los tres polos: Madrid, el País Vasco y Cataluña.

Y Segundo. Como abastecedora de electricidad para la Zona Centro: Madrid y toda su Zona Industrial. 

Para lo cual concedió a Hidroeléctrica Española la explotación por 95 años de toda la Cuenca del Tajo desde Talavera de la Reina a la frontera con Portugal.

Explotación, que en un primer momento conllevaba la construcción del Salto de:

Valdecañas. Cuya inauguración fue recogida por el “Noticiero NODO”. Informando que el 19 de junio de 1965, el Generalísimo acompañado de varios Ministros y de su esposa Dña. Carmen Polo de Franco, había inaugurado el Salto de Valdecaña, siendo la primera presa construida en España que incluía el auto-bombeo.

Salto al que seguirían los de:

Valdeobispo y Torrejón, inaugurados en 1966

Azutan, inaugurado en 1969

Y Alcántara, cuya inauguración tuvo lugar en 1970

Y ya años más tarde, el de Cedillo, inaugurado en 1976 y con la construcción de la Central Nuclear de Almaraz que entro en funcionamiento en 1.981.

El  “Noticiero NODO”  ya informaba en 1.955 de la posible construcción por parte de Hidroeléctrica Española de un “Salto con dos presas”,  en la provincia de Cáceres,  un poco más arriba del Puente del Cardenal, donde se juntan el Tajo y el Tiétar.

Según decía el noticiario el objetivo de dicha construcción eran dos:

-- Obtener energía eléctrica.

-- Y poner en explotación miles de hectárea de regadío. Aunque este objetivo era un engaño manifiesto a los habitantes de la Zona;  ya que bien sabían que no se pondrían en regadío ni una sola hectárea, pues Hidroeléctrica no se dedicaba a la explotación agraria.

Fue en el año 1.959 cuando comenzaron las obras de la construcción de las  mencionadas dos presas sobre el Tajo y el Tiétar, situadas a unos 50 mts la una de la otra y que juntas conformarían el conjunto conocido como “Salto de Torrejón”.

Fue proyectado así, para el aprovechamiento conjunto de los ríos Tajo y Tiétar, al permitirse el trasvase de agua de una a la otra cuenca a través de un túnel y de ese modo mantener el caudal constante necesario para mover la Central Hidroeléctrica común.

Su construcción según decían, representaba todo un “Hito de la Ingeniería Española” del momento, que además marcaba camino en la Ingeniería Mundial, ya que era la primera vez que se construía en España ese tipo de Pantano, con dos presas y una  sola Central Eléctrica.

El 28 de enero de 1.963 visito las obras el entonces Ministro de Obras Públicas de Franco, Jorge Vigón, explicándole el Ingeniero responsable de su construcción, Manuel Castillo con todo lujo de detalles lo que suponía para nuestra Nación el proyecto de construir dos presas pero con una sola central eléctrica.

Ni que decir tiene, que la visita fue recogida por todos los periódicos de tirada nacional, así como por el  NODO noticiero oficial del Régimen.

En su construcción llegaron a trabajar en algunos momentos hasta 4.000 trabajadores a la vez.

 Trabajadores llegados de todos los lugares de España, ya que tanto la empresa propietaria, Hidroelectrica, como responsable de su construcción, AGROMAN y las diferentes empresas auxiliares que trabajaban para ella, trajeron parte de sus plantillas fija que tenían por otras obras por toda la geografía española.

Pero la gran mayoría de la mano de obra, era de Extremadura en general y en particular de los pueblos de la zona.

Numerosos trabajadores procedente del campo extremeño: pastores, jornaleros e incluso yunteros dejaron el arado y se fueron a trabajar al Salto; ya que además de tener trabajos los 365 días del año y por consiguiente un sueldo mensual fijo, tenian su seguro médico, algo impensable en el mundo agrario extremeño de la época.

Se trabajaba en dos turnos: de día y de noche, que se cambiaban todas las semanas. Así los 365 días del año, excepto el 1º de Mayo “Festividad de San José Obrero” que las empresas tiraban la casa por la ventana y hacían dos días de fiestas.

El sueldo de la mano de obra sin cualificar, era sobre 1.300 ptas. y el de la cualificada sobre las 1.800 pts.,  aunque si se echaba algunas horas extras, cosa muy normal, podía llegar a cobrar las 2.500.

Cuenta uno de los administrativo encargado del pago de las nóminas,  que el monto total llegaba algunos meses  alcanzar los 60 millones de pesetas mensuales. Dinero que iban a recoger a varios Bancos de Plasencia.

Como era costumbre de la época, junto al Pantano se construyeron Poblados y Residencias para los trabajadores, especialmente para los de Hidroeléctrica, aunque también Agroman construyo para los suyos.

En realidad, eran dos poblados, uno de ellos situado al mismo lado del cauce del rio aguas abajo de la Presa del Tajo, para los obreros cualificados: oficiales, capataces y encargados.

Y el otro con mejores condiciones habitacionales situado en lo alto entre los dos cauces de los ríos, para el personal fijo de plantilla de Hidroeléctrica: Oficinista y Administrativos, Técnicos e Ingenieros.

En el conocido como el de  los Obreros, había tres filas de casas, la inferior pegando casi a la orilla del rio, y las otras dos subiendo por la ladera.

Y a un lado se encontraban los edificios de servicios: capilla, economato, cine, escuelas, etc.

Estas últimas muy bien equipadas, con gimnasio cerrado y canchas de baloncesto y balonmano. Equipamientos que en aquella época carencia la gran mayorías de la escuelas extremeñas.

Además, al ser las únicas escuelas existente para los dos poblados, a ellas iban todos los niños, desde el hijo del Administrador de la Obra hasta el del oficial de albañilería.

Según cuentan muchos de los que vivieron en los poblados, que en aquella época eran niños, la vida era muy placentera, ya que estaban en plena naturaleza, y lo mismo podían ir a jugar al monte que a pescar y bañarse en el rio.

Permaneciendo en la calle jugando hasta que llegaba la noche, pues todo el mundo se conocía.

Aunque otros en su madurez actual dicen, que la vida no era tan apetecible, ya que los poblados estaban hechos para que los trabajadores produjeran al máximo, pero no estaban diseñados para los niños, lo que sucede es que de pequeño casi todo es felicidad.

Pero no todos los trabajadores del Salto como hemos dicho tenían derecho a una vivienda en los poblados. Por lo que muchos peones por ejemplo se hicieron a pocos metros del Poblado Obrero, ellos mismo “Chozos de Escobas”, iguales que los de las majadas, para vivir allí y no tener que ir y venir todos los días a los pueblos, ya que además de suponerle un gasto, tenían más tiempo para descansar.

Y aunque como es de imaginar,  los Chozos al principio estaban pensados para vivir ellos solos durante la semana, hubo trabajadores que incluso se trajeron la familia y allí estuvieron viviendo más o menos tiempo hasta que le dieron una casa en el Poblado Obrero.

El año 1.965 no comenzó bien en el “Salto de Torrejón”. El día 14 de enero hubo un grave accidente con un muerto y 3 trabajadores heridos muy grave. Se da la circunstancias que el fallecido le había cambiado el turno a un compañero, para que se quedara por las  noches en casa, ya que su mujer estaba a punto de dar a luz.

El 8 de julio,  Hidroeléctrica Española como propietaria del Salto, pidió a los Ministerios correspondientes autorización para comenzar a embalsar agua, con el objetivo de comenzar a trabajar en el cauce del rio.

Y en el mes de septiembre le fue autorizada la petición, pero sin poder llegar nunca alcanzar el agua embalsada la cuota máxima permitida.

Así como una vez se llegara a la autorizada, deberían solicitar otro permiso, para volver a darle una nueva cota.

Cuentan las crónicas, que aquel año el otoño fue muy lluvioso en la Zona de Monfragüe y principalmente el mes de octubre, lo que supuso que la Presa se fuera llenando con el propio cauce del rio y la suelta de agua desde la presa de Valdecañas.

El canal de trasvase de las presas, estaba aun sin terminar y las compuertas de la Presa del Tajo a la Central a través del Túnel, aun no se había colocado, para lo cual se autorizó poner unas ATEGUIAS para tapar los 16 mts de ancho x 14,5 de alto que tenía la salida.

Entre los trabajadores, según iban pasando los días y veían la subida que estaba alzando el pantano, se oía decir. “Han dicho que mañana abren las compuertas”, pero llegaba el día siguiente y las compuertas seguían cerradas.

Tanto es así, que dicen que llego a comentarse entre los trabajadores en pequeños corrillos: “Con la cantidad de agua que hay embalsada y no abren las compuertas. No tendremos algún susto”.

Pero “alguien” ordenó que la Presa del Tajo siguiera llenándose hasta que el agua embalsada saltara por los aliviaderos, para probar su resistencia. A ese alguien cincuenta años después no se le ha puesto nombre y apellidos.

 

Cuentan que el viernes veintidós de octubre de aquel 1.965, era una mañana clara con un poco de niebla, que  enseguida levanto, entrando los rayos del sol hasta el mismo cauce con una claridad preciosa.

A las 9,20 horas, según la nota oficial de Hidroeléctrica sucedió lo que muchos de los trabajadores pensaban que pudiera llegar a suceder.

 Se oyó un ruido muy grande y una nube de agua comenzó a salid por el lateral de la Presa, lo que conllevo a pensar que se había roto, hasta que pudieron ver que el agua salía del túnel, al lado de la presa, pero no era la presa.

La tragedia, según la opinión de muchos que la vivieron, produjo unos 70 fallecidos, aunque oficialmente se dio la cifra  de 44 muertos con nombres y apellidos, 4 más sin identificar y otros 4 desaparecidos,  ya que a estos nunca se les dio por muertos.

Sin embargo pasados unos años, un trabajador con mucho conocimiento porque fue uno de los que estuvo reconociendo la identidad de los cadáveres,  conto a la prensa, que inicialmente llevaron setenta y cuatro atules, pero que luego tuvieron que llevar otros cuatro más.

La causa de la muerte, según el Certificado de Defunción que firmo el Médico Forense para todos ellos fue: “Asfixia por inversión”.

Nada más ocurrida la tragedia. Las sirenas empezaron a sonar, lo que significaba emergencia y por el poblado obrero, dieron la voz de alarma de que abandonaran sus  casas y que se fueran a lo alto del monte.

Ya que temían que la riada producida por la rotura, se llevase las casas del poblado que estaban más cerca de la orilla del rio.

Los niños de las escuelas también fueron desalojados por los maestros y en su subida miraban para atrás, viendo cómo iba subiendo el cauce del rio y como las máquinas y los camiones se los llevaba la corriente como si fueran barquichuelas.

Por lo cual, las familias vivieron la tragedia del mismo modo y con la misma intensidad que sus familiares.

Cuentan los supervivientes que vivían en los poblados,  que fueron horas muy duras. Los obreros que lograron salvar la vida, iban llegando hasta donde se encontraban sus mujeres e hijos.

Estas aguardaban impacientes la llegada del cabeza de familia, que en muchos de los casos no se produjo. Todo el día aguantaron allí en el monte sin comida ni bebida, incluso cuentan que estaban empapados y con mucho frio, debido al rocío que tenía la jara y que se fueron con lo puesto.

Llegado el atardecer los niños y las mujeres en vez de volver a sus casas fueron llevadas al “Poblado de Plantilla”,  que estaba más alto y allí fueron acopladas con otras familias, pero muchas de ellas pasaron la noche en la puerta de la casa esperando a ver si llegaba su marido.

La victimas como casi siempre fueron los obreros, que en una cantidad de unos 400 estaban trabajando a pie de obra en el: Túnel, el aliviadero y en el cauce del rio.

De ellos, una cuadrilla de unos cincuenta, trabajaba en ese momento dentro del Túnel. Su labor era desencofrarlo, ya que se había acabado de construir unos días antes.

Y unos otros cincuenta trabajadores, se afanaban por limpiar el cauce por donde, una vez abrieran las compuertas, correría el agua.

El accidente, según se supo posteriormente,  se produjo al ceder las “ATEGUIAS” que estaban tapando la SALIDA de la Presa del Tajo al Túnel y precipitarse la gran tromba de agua sobre el lecho seco del “Túnel del Trasvase” y el lecho seco del rio.

Si muchos de los trabajadores que faenaban en el cauce del rio se pudieron poner a salvo, no sucedió lo mismo con los 50 que trabajan en el túnel, que quedaron todos aprisionados y con escasas posibilidades de ser rescatados vivos.

Nada más ocurrida la catástrofe, los propios obreros iniciaron el rescate de sus compañeros, unos con sus propias manos y otros con la  maquinaria que estaban utilizando en aquel momento, lo que conllevo que la tragedia  no fuera aún más grave de lo que por sí ya fue.

Tan difícil era conocer el número de los posibles fallecidos o desaparecidos, que  se  llegó a la conclusión que la mejor forma de saberlo, era que al día siguiente, quien no se encontrara  en su casa o en el puesto de trabajo, seria dado inicialmente por desaparecidos.

El rescate de los cadáveres cuentas los afectados, que fue de lo más épico y triste, produciéndose verdaderas escenas de histerismo, ya que es difícil de imaginar ver a un trabajador recogiendo el cuerpo sin vida de alguien que había sido su compañeros hasta unos minutos antes.

Desde el primer momento hombres-rana y equipos de salvamento de Hidroeléctrica, así como obreros de la propia obra, trabajaron duramente para conseguir rescatar a sus compañeros aprisionados en el Túnel, pero no tuvieron mucha  suerte, ya que el primer día sólo se encontró el cadáver del peón Florentino Martín García. Y el último cadáver no fue encontrado hasta el 5 de julio del año siguiente, cuando habían trascurrido ocho meses.

Los métodos empleados para rescatar a los posibles supervivientes o a los muertos fue titánico, despreciando las más elementales medidas de seguridad. Y ejemplares muestras de compañerismo ofrecieron casi-todos los que trabajaban en la presa.

Hubo comportamientos muy ejemplares como  el de José Malmierca, que, despreciando todos los riesgos que el hecho conllevaba, consiguió sacar la "Maquina Pluma" con que trabajaba del lecho del río y rescatar a varios compañeros, entre ellos a ocho que estaban aprisionados entre tablones, con el rudimentario sistema de atar un cesto de los empleado para el transporte de ladrillos al brazo de la grúa de 40 metros de largo.

Por su comportamiento tal ejemplar, ya que estuvo 36 horas trabajando sin bajarse de la Grúa salvando a decenas de compañeros o recogiendo sus cadaveres. Le fue concedida por el Jefe del Estado, Generalísimo Franco la Medalla del Mérito al Trabajo.

Cuenta uno de sus hijos que en casa nunca hablo del tema. Solamente una vez le dijo: “Que ojala nunca tuviera que pasar el trance que el paso aquel día”

Otro de los trabajadores pasado un tiempo conto, que ese día en vez de ir a trabajar al Túnel con su cuadrilla, le mandaron ir a limpiar el cauce, y que a la postre, fue su salvación.

Puesto que le dio tiempo a gatear montaña arriba y ponerse a salvo. Hecho que muchos no pudieron hacer y por lo que no corrieron la misma suerte, como le sucedió a un compañero que se agarró a su pierna, intentando subir detrás de él, pero fue arrastrado por la fuerza del agua, que salía desbocada río abajo.

Contaba su mujer que estuvo muchos días sin poder dormir, y que pasado un tiempo se despertaba gritando “Agárrate, agárrate no te sueltes”.

Un día después del accidente llegó a Torrejón el Director General de Trabajo del Gobierno, Jesús Posada, para comprobar de cerca el alcance de lo sucedido y ofrecer la colaboración del Ministerio de Trabajo.

Allí se encontraba también el Gobernador Civil de Cáceres y Jefe Provincial del Movimiento, Doctor Izarra, que había acudido al Salto el mismo día del accidente para seguir de cerca las labores de salvamento.

A  ambos les acompañaba un numeroso sequito de Guardias Civiles, por si alguien tenía la osadía de manifestar algo fuera de lo normal sobre el accidente y la responsabilidad de la tragedia ante los medios de comunicación.

         Al parecer, para evitar que pudiera llegar a suceder, se dio la orden que aquel día se quedaran todos en casa, por lo cual la obra estaba casi completamente vacía, a excepción de las Brigadas de Salvamento, que seguían buscado entre el lodo y los muchos tableros, posibles víctimas.

Para el reconocimiento de los cadáveres llamaban a los listeros, pagadores, capataces, etc. para ver si los reconocían. Alguno pasados unos día se negaron debido al estado en que se encontraba los cadáveres.

Si a la semana, los familiares de las víctimas, no reclamaban los cuerpos, eran enterados en el Cementerio de Toril, donde como después veremos hay enterados varias víctimas.

Además de las misas habidas en los diferentes pueblos, cuando se efectuaba el entierro de las víctimas. Siendo muy dolorosa la de Malpatida de Plasencia ya que enterraron a cinco vecinos a la vez.

El 4 de noviembre, fueron ofrecidos en la Catedral de Plasencia "unos solemnes funerales oficiales” por todas las víctimas.

Con aquel funeral, la parte espiritual de los fallecidos estaba resuelta y en gracia con Dios. Lo que no estaba resuelto era devolverle su dignidad como trabajadores, ya que no sabían porque habían fallecidos y su muerte se podía haber evitado.

E igualmente no estaba resuelto en la situación en que quedaban las familias, la mayoría con niños pequeños, al perder la fuerza de trabajo de la casa.

Pasados unos días, informaba la prensa regional,  que a petición del Gobernador Civil de Cáceres, Docto Izarra (que no debía ser mala persona) se habían reunido en la capital,  junto a él: el Delgado Provincial de Trabajo y el Director Administrativo de Hidroeléctrica Española, habiendo asumido la Empresa la indemnización de 20.000 ptas. por persona fallecida o desaparecida.

Y 7.000 pts. más por cada uno de los hijos que tuviera el fallecido o desaparecido, incluso aunque no hubieran nacido todavía como sucedía en algunos casos.

Lo que no recogía la Prensa en su noticia,  es que el cobro de las mencionadas indemnizaciones paraban cualquier posible reclamación que pudieran presentar posteriormente los familiares.

Las escasas noticias iniciales sobre la tragedia, fueron llegando a Cáceres con cuentagotas, pero enseguida provocaron una honda conmoción entre los vecinos de la capital, y en  pueblos como: Torrejón, Trujillo, Jaraicejo, Monroy, Malpartida de Plasencia, y un largo etc., de donde procedían la mayoría de los obreros que trabajaban en el Salto.

Ya por la tarde, el periódico "Diario Extremadura" informaba en su portada: “A primeras horas del día de  hoy circularon rumores por nuestra capital, de que se había producido un grave accidente en la Presa de Torrejón el Rubio situada en la confluencias de los ríos Tajo y Tiétar” y en su interior decía: "Que el accidente había sido provocado al ceder una rejilla de la presa, produciéndose la consiguiente corriente de agua", y daba cuenta de que hasta el momento se había producido un muerto y varios heridos.

Así mismo informaba, que un padre había fallecido de un Infarto al conocer la noticia del Accidente, ya que tenía dos hijos trabajando en el Salto. Y aunque se le traslado urgentemente a Plasencia, falleció en el camino.

El lunes 25, el mismo periódico titulaba a cinco columnas: "En la presa de Torrejón continúan a ritmo acelerado los trabajos de rescate" y subtitulaba: "Han sido recuperados siete cadáveres".

Así mismo en la crónica se habla de los primeros rescates, del día de luto declarado en la fecha anterior en Torrejón y de los trabajos en el túnel siniestrado.

Por su parte el diario “HOY” de Badajoz, recogía en su primera página como titular: “Un muerto y varios heridos en el accidente de la Presa de Torrejón” y como subtitular: “El agua se precipito por el túnel del trasvase haciendo crecer varios metros el nivel del agua. Pero el muro de la presa no corre peligro”.

Y el periódico de tirada nacional “ABC” llevaba también la noticia a su cabecera y el día 26 decía que: “Se habían recogido los cadáveres de ocho víctimas de la catástrofe del pantano de Torrejón el Rubio”.

 Así como, que el número de desaparecidos ascendía a treinta y ocho, y aunque algunos de estos podrían ser localizados con vida en distintos puntos, se temía que otros muchos, sobre todo los que trabajaban en el canal, hubieran perecido ahogados

Después de informar de los nombres y apellidos de los cadáveres aparecidos hasta la fecha, informaba también de su situación familiar,  número de hijos, edad de estos, etc.

Era la parte morbosa que toda tragedia humana tiene y también para que el resto de las familias españolas se  apiadara y conmovieran de las pobres familias extremeñas.

Manifestaba el diario monárquico, que en cuanto a los desaparecidos no podía determinarse aun su suerte, ya que muchos de los obreros sorprendidos por el siniestro incluso se habían encontrado a 80 kilómetros de la presa.

Pero que muchos de los 400 obreros que trabajaban cerca del lugar del accidente en el momento de la tragedia pudieron ponerse a salvo. Se temía no obstante, que los que en aquel momento trabajaban en el túnel hubieran sido arrastrados por el agua y se encuentren allí sus cadáveres entre el barro o se los hubiera llevado la corriente, lo que conllevaría varios días encontrarlos, ya que las condiciones meteorológicas estaba dificultando el rescate.

Por otro lado, también informaba que el Juzgado de Instrucción de Navalmoral de la Mata, asesorado por dos Ingeniero de Caminos del Ministerio de Obras Publicas y de la Comisaria de Aguas del Tajo, trataban de determinar las causas del siniestro.

Una semana después de ocurrido el accidente, el diario “HOY” informaba: “Van treinta y seis cadáveres rescatado en Torrejón”, así como que las primeras Autoridades Provinciales presidian los sepelios de los fallecidos.

Aunque la noticia iba en primera página, ocupaba menos espacio que la referida a que: “El Jefe de Estado había recibido las credenciales de los embajadores de Túnez y Bolivia”. O la que se hacía eco de la homilía de Pablo VI en la Basílica de San Pedro.

El impacto que tuvo el accidente en el ánimo de los pueblos de la zona, especialmente en aquellos de donde procedían los trabajadores fallecidos, fue muy importante. 

"En todos estos pueblos, los vecindarios de los respectivos municipios se sumaron a tan piadosos actos (los sepelios), registrándose escenas de la más profunda emoción" recogían los medios de comunicación.

 La presencia de las autoridades políticas provinciales en los actos religiosos fue numerosa. "Los familiares de las víctimas fueron visitadas por el Gobernador Civil o sus representantes, interesándose por sus circunstancias y problemas". Recogía uno de los periódicos regionales.

El día 24 el diario la “Vanguardia” decía: “Se eleva a 46 el número de fallecidos y desaparecidos en el salto de Torrejón” manifestando: “Los trabajos de la presa llevaban un ritmo intenso, trabajando hasta los domingos con el fin de terminarla ante del tiempo previsto”.

Por su parte el Diario ARRIBAS” órgano de expresión de Falange Española, daba siempre la noticia haciendo referencia a la gran obra de ingeniería que suponía la construcción del Salto  de Torrejón y al espíritu  de sufrimiento de los extremeños.

El día siguiente de la tragedia llevaba el mencionado diario : “Gran accidente en el Salto de Torrejón el Rubio, en la provincia de Cáceres” y subtitulaba: “Una tromba de agua cayó sobre un gran número de obreros al ceder una compuerta”.

Y al otro día la noticia que aparecía era: Treinta desaparecidos en el siniestro de la Presa de Torrejón”. Y resaltaba que se habían tenido que evacuar 100 millones de metros cúbicos de agua embalsada.

Todos los artículos de todos los medios,  lógicamente mencionaban el número de muertos, pero sobre todos los de tirada nacional hacían referencia a la gran Obra de Ingeniería que era dicho Pantano, y también algunos hacían mención especial al espíritu de sacrificio y valentía de la Raza Extremeña: “Capaces de llevar a cabo actos heroicos en el pasado y en el presente como se estaba viendo estos días en Torrejón”

Por otro lado, el mismo día de la Tragedia comenzó oficialmente la Investigación Judicial, haciéndose cargo de la misma el Juzgado de Instrucción de Navalmoral de la Mata.

El sumario una vez instruido, paso luego al Juzgado Nº 1 también de Navalmoral, permaneciendo cuatro años en el mismo.

 El Sumario además de contener varias fotos del mismo día de la tragedia, contiene el Informe sobre las muestras mandadas tomar por el Juez y enviadas al “Laboratorio Central de Ensayo de Materiales de Construcción” de Madrid.

Aunque el Juzgado de Navalmoral seguía investigando, los trabajadores ya sabían quién fue el responsable de la tragedia, pero el miedo a perder el trabajo en la construcción de las presas que se estaban construyendo en la Región, que  como se ha expuesto anteriormente estaba bien pagado, comparado con lo que se ganaba en Extremadura. Le obligaba forzosamente a guardar silencio.

En un informe que realizo “La Comisaria de Aguas del Tajo”, antes del accidente para poderle autoriza la cota máxima de embalse. Se dice que tanto las compuertas del aliviadero de la presa, como las ATEGUIAS están en perfecto estado por lo que se le autoriza aumentar la cuota hasta el máximo permitido.

El día del accidente, según el informe del Juez, la cota alcanzaba los 241,67 metros a solo 0,83 metros del máximo permitido en condiciones normales una vez se hubiere terminado totalmente, con todos la compuertas colocadas.

En 1.967 los peritos  que investigaron el accidente realizaron su Informe Tecnico en el que exponían: “La seguridad de las “ATEGUIAS” era insuficiente para soportar la carga de agua prevista. Esta falta de seguridad estaba latente en la debilidad de unos de los montantes que se unía a la cabeza de la viga resistente. Unión realizada a través de una pletina que se deformo por los esfuerzos de la presión del agua, siendo dicha debilidad la causa del fallo de la ATEGUIA”.

Por otro lado, años después se encontró en una de las carpetas existente en el “Archivo del Agua de España”, un Informe elaborado por la Comisaria de Aguas del Tajo sobre la Presa de Torrejón, donde hay varias fotos del mismo día de la catástrofe, y donde se puede ver que efectivamente la parte lisa de las “ATEGUIAS” estaban hacia el interior del túnel. Cuando muchos expertos consideran que es mejor que la parte recta fuera la que hubiera estado en contacto con el agua.

Por lo que cabe preguntase:

¿Estaban las ATEGUIAS, montadas al rever?

¿Quién dio la orden de que se montaran así?

¿Por qué los inspectores, no lo detestaron?

Cuatro años después de la tragedia el Juzgado de Navalmoral envió el Sumario a la “Audiencia Territorial de Cáceres” y el 23 de febrero de 1.970 dicha Audiencia sobresello el caso, “ya que no aparecía justificada la comisión de ningún delito por parte de los Ingenieros”.

Por lo tanto no había culpables y ninguno de los familiares de los fallecidos y desaparecidos había realizado denuncia alguna. Aunque como se ha expuesto anteriormente, en el documento que firmaron para poder cobrar las indemnizaciones, había una cláusula que se lo prohibía.

La gran tragedia, también afloró otras pequeñas tragedias familiares y humanas que se han ido conociendo a lo largo del tiempo y según han ido pasando los años.

Así el “DIARIO HOY” el 15 de Junio de 2007, informaba en sus páginas:

“Hallan después de 42 años la tumba de un hombre fallecido en la presa de Torrejón”

Las hijas de Agustín Oliva, vecino de Arroyo de la Luz, encuentran la lápida de su padre en el cementerio de Toril junto a las de otras seis víctimas del accidente ocurrido en 1965.

Cuarenta y dos años después, las hermanas María Victoria y Felisa Oliva están a punto de poner fin a la trágica historia que terminó con la vida de su padre el 22 de octubre de 1965.

Agustín Oliva, falleció en el accidente de la presa de Torrejón el Rubio. Tragedia en la que murieron decenas de trabajadores procedentes de distintos puntos de la provincia de Cáceres y del resto del país. A la fecha de hoy -se desconoce el dato exacto de personas fallecidas-. Pero cuatro eran de Arroyo de la Luz. Entre ellos estaba Agustín Oliva, que era encofrador.

         Tres de los cuatro cuerpos de los trabajadores arróyanos fueron identificados por sus familias y recibieron sepultura. Pero el de Agustín Oliva no aparecido hasta ahora.

         María Victoria y Felisa han encontrado en Toril, localidad situada a 25 kilómetros de Navalmoral de la Mata, una tumba con el nombre de su padre y la fecha de defunción: 22 de octubre de 1965. Esta fecha también aparece en otras seis lápidas situadas junto a la de Agustín Oliva, con nombres y apellidos. Circunstancia que hace pensar a las hermanas Oliva Aparicio que tras ellas puede haber otras seis familias en su misma situación. 

Una carta escondida en una caja durante cuatro décadas. Ha sido la clave que ha permitido a las hermanas Oliva Aparicio dar con el paradero de la tumba que, presuntamente, contiene los restos de su padre.

La misiva, fechada en Arroyo de la Luz el 16 de diciembre de 1965, está dirigida a la viuda de Agustín Oliva y se hace eco de una información remitida desde el juez de primera instancia e instrucción de Navalmoral de la Mata a la alcaldía de Arroyo de la Luz. 

«En tanto no sea identificado debidamente el cadáver inhumado con el número 3 en el cementerio de Toril, no es posible proceder a su traslado. En el mismo cementerio existen otros tres cadáveres más que no han sido identificados, desconociéndose por tanto a quienes correspondan. Para ello sería muy conveniente que algún familiar se desplazara a este Juzgado donde se la darían toda la clase de facilidades y datos para ver si se podía conseguir la identificación», se expone en la carta enviada a la familia de Agustín Oliva.

El mensaje era claro. El juez de Navalmoral solicitaba, dos meses después del accidente, a los familiares de Agustín Oliva que se desplacen hasta Toril para identificar los restos.

¿Por qué no lo hicieron en aquel momento? María Victoria Oliva ponía ayer respuesta a esta pregunta. «La carta fue a parar a mi tía, que no sabía leer. La guardó en una caja, que encontramos hace algo más de un mes haciendo limpieza. Cuando la vimos, no podíamos creer lo que teníamos en las manos», relata.

Las dos hermanas emprendieron entonces una labor de investigación que aún no ha concluido.

Lo primero que hicieron fue viajar hasta Toril, donde hallaron la tumba con el nombre de su padre y la fecha de defunción.

 El segundo paso fue dirigirse al alcalde de Arroyo de la Luz, para que les ayudara con los trámites para exhumar los restos del cuerpo, hacer las pruebas de ADN y trasladarlos al cementerio de Arroyo de la Luz.

Y el tercer paso lo dieron ayer. «Queríamos dar a conocer este hallazgo y que se supiera que en Toril hay otras seis tumbas con víctimas del accidente. Puede haber otras seis familias como nosotras.

Pendientes de lograr los permisos de Sanidad necesarios para saber si el nombre de la lápida se corresponde con los restos que guardan la tumba, las hermanas Oliva Aparicio confían en haber hallado el último eslabón de la trágica historia. 

Agustín Oliva Sanguino dejó al morir viuda y cuatro hijos de 3, 8, 10 y 15 años, entre los que se encontraban Victoria y Felisa. La fatídica noticia provocó en su esposa una demencia que arrastró hasta su muerte, a los 58 años. 

Igualmente en octubre de ­2013, el programa de Canal Extremadura Televisión "El lince con botas" emitió en la citada cadena un magnífico reportaje titulado "La tragedia del Salto de Torrejón", con entrevistas a algunos de los protagonistas de la época.

"Fue una obra rentable y un drama colosal, del que nunca se supo", decía Rosa Escobar ante la cámara, recordando que los medios informativos se referían más a la obra que a la tragedia y olvidándose de los responsables de lo que allí pasó, y cómo sin embargo aludían a la raza extremeña y a su capacidad de sufrimiento.

Paquita Marcos, que entonces era pequeña, recordaba cómo en febrero del 66 se produjo una evacuación de las mujeres y los niños del poblado por otra Alarma, mientras los obreros continuaban trabajando en las presas, lo que consideró "una humillación".

Antonio Marcos, antiguo habitante de Torrejón, relataba que "más que ahogados, muchos obreros murieron por traumatismo".

Él se atrevía a dar la cifra de 60 muertos y señalaba que hasta nueve meses después, continuaron apareciendo cuerpos. "Fue una negligencia como un camión. Se quiso hacer el trabajo en menos tiempo posible”

Por último, el pasado trece de marzo la Agencia EFE, informaba desde Malpartida de Plasencia.

Extremadura  hace  justicia,  con los fallecidos del Salto de Torrejón

Extremadura ha hecho hoy justicia, o al menos lo ha intentado, con las víctimas del accidente laboral ocurrido en 1.965 en las obras de construcción de las Presas de Torrejón el Rubio (Cáceres), en el que oficialmente “hubo 54 víctimas mortales, aunque se estima que fueron más de 100 los fallecidos o desaparecidos”.

En el año que se cumple el cincuenta aniversario de la mayor tragedia ocurrida en la Región, la localidad cacereña de Malpartida de Plasencia ha querido saldar cuentas con su historia y ha instalado un monolito y una estatua, obra del escultor placentino Jesús de la Luz Ceballos, para recordar a las víctimas.

Al acto, además de representantes políticos, han acudido numerosos familiares de las víctimas, como Manuel, que tenía doce años cuando falleció su padre, José Pérez López, natural de Jaén, que se había incorporado a la obra en junio de ese año.

Su padre se encontraba, aquel fatídico día, a unos cien metros de la compuerta que cedió, por lo que el primer golpe de agua se lo llevó por delante sin salvación posible.

"Yo estaba en la escuela del poblado y cuando escuchamos la sirena, el maestro nos dijo que teníamos que ir a la colina, y allí estuvimos diez horas esperando noticias, siempre con la esperanza de ver a parecer a nuestro padre”.

Manuel asegura no tener ningún reproche hacia la empresa constructora, ya que, a su juicio se portó "bien" con los hijos de los afectados.

"A nosotros nos ayudó bastante y a pesar de la tragedia, salimos adelante", ha indicado Manuel, que vive en Madrid, pero que cada año visita en el Cementerio de Toril (Cáceres) a los que se supone son los restos de su padre, "porque nunca podremos estar seguros de si realmente es él".

Algo parecido le ocurre a Claudia, hija de Ricardo Moreno Bejarano, que falleció a los 30 años.

"Siempre nos preguntamos si la persona que está enterrada en Aliseda es realmente mi padre, ya que su cadáver tardó siete días en aparecer y, aunque mi abuelo reconoció el reloj que llevaba, a mi madre le entregaron un féretro completamente precintado".

Claudia ha agradecido el homenaje, pero es de la que piensa que así se hace justicia "a medias".

"No se hará justicia con mi padre y con el resto de víctimas hasta el día que alguien diga que el accidente del Salto de Torrejón se produjo por una negligencia que se pudo evitar. Ese día, si ocurre, todos los familiares tendremos paz y tranquilidad de verdad"

La tragedia del Salto de Torrejón donde casi un centenar de trabajadores dejaron su vida.

Fue una tragedia condenada a un olvido extraño, injusto e interesado, sobre la que cayó un silencio despiadado propiciado por el Régimen Franquista.

Una historia que dejó a sus espaldas una obra rentable para una de las grandes Compañías Eléctricas de nuestro País. Nada para Extremadura y un colosal  drama social y humano para las familias de las víctimas, y para los centenares de obreros que aquel fatídico día estaban trabajando en el Salto.

Un drama del que nunca más se supo, porque los Gobernantes de la Época ocultaron lo que realmente sucedió y de quien fue la responsabilidad de que la colocación de la TENGUIA estuviera puesta al revés según muchos expertos, así como que el embalse se llenara casi a su capacidad total, cuando todavía no estaba totalmente acabado.

 Pero diez años después de la tragedia, y la llegada de la democracia, tampoco conllevo que por parte de los nuevos responsables políticos, se estudiara con profundidad e independencia lo que el día 22 de octubre de 1.965 sucedió en el Salto de Torrejón.

Ni tan siquiera la Junta de Extremadura como máxima expresión y representación del Pueblo Extremeño, tampoco nunca ha creado en la Asamblea una Comisión que investigara e informara a los ciudadanos extremeños de los hechos ocurridos, para que se les hiciera cuando menos un “Homenaje Póstumo” a los trabajadores que allí fallecieron.

 Una investigación que tampoco han efectuados ni la Universidad de Extremadura, ni los muchos historiadores que se dedican a estudiar la historia de nuestra Región en el más amplio sentido de la palabra.

Incluso ni nuestro querido Víctor Chamorro en su gran “Historia de Extremadura” que fue para muchos de nosotros, la “Fuente del Conocimiento” de la historia de Extremadura, cuenta lo ocurrido en Torrejón

Pero es más grave aún, que  la “Gran Enciclopedia de Extremadura” que es a todas luces el mayor compendio del conocimiento de la historia de la Región, hasta su publicación, habla muy poco de la tragedia, despachando el tema con tan solo cuatro líneas.

Las obras finalizaron totalmente a los 5 meses de la tragedia, entrando en funcionamiento en 1.967.

 Pero el “Salto de Torrejón el Rubio” jamás fue oficialmente  inaugurado por las autoridades.

Y el Generalísimo Franco, con lo mucho que le gustaba salid en el NODO inaugurando un Pantano, no fue, a pesar de tenerlo inicialmente previsto antes de la tragedia,  no dándose ningún tipo de explicaciones porque no se Inauguraba Oficialmente.

Sin embargo cuatro años después asistiría solemnemente a la Inauguración del Pantano de Alcántara. Noticia que dio el “NODO” en la manifestaba que la “Presa de Alcántara” que se acababa de inaugurar, era una Obra Faraónica con una cola de 110 kilómetros de agua embalsada, que lo convertían en el mayor Pantano no solamente de España; sino de Europa Occidental

Sin embargo sobre el “Salto de Torrejón”, cayo el olvido más sistemático, hasta el punto que lo que allí sucedió se convirtió en algo desconocido por el Pueblo Extremeño, algo que había que ocultar, algo proscrito cuyo nombre incluso no convenía recordad.

¿Por qué?.

 

Cincuenta años después, SIRVA este pequeño articulo, como “Homenaje Postumo” a los 54, 60, 70 o quizás quien sabe si 100 los trabajadores que el día 22 de octubre de 1.965 murieron en el “Salto de Torrejón el Rubio”.

ANTONIO ELVIRO ARROYO

 

 

 
 

GUADALUPE. UN REFERENTE DE LA MEDICINA Y CIRUGIA ESPAÑOLA

 Cuenta la leyenda que la tradición cristiana adjudica al Evangelista San Lucas un amplio campo de actividades, entre las que sobresalen el ejercicio de la medicina y una gran habilidad para la pintura y la escultura.

Por ello se dice, que fue el propio San Lucas quien tallo directamente la imagen de la Virgen, que con el tiempo sería llamada de Guadalupe,  tomando para ello, directamente los rasgos de la Virgen María con quien convivio un tiempo.

Tal cariño cogió San Lucas a la mencionada talla por su gran parecido a Virgen María, que pidió ser enterrado con ella, hecho que se cumplió según su voluntad.

Pasados los años, ha mediado del Siglo IV cuando ya el Cristianismo era religión oficial del Imperio Romano, se descubrió la Tumba del Evangelista, siendo trasladados sus restos con la imagen de la Virgen a Constantinopla, que en aquel momento era la capital del Imperio.

Casi medio siglo después, por el año 581 se encontraron en Constantinopla el Cardenal Gregorio, enviado por el Papa como Nuncio Apostólico ante el Emperador y quien luego sería San Leandro de Sevilla, que en aquellos momentos era Arzobispo,  y que había sido enviado por su hermano San Hermenegildo para solicitar ayuda contra la invasión de los mozárabes. Naciendo entre los dos una gran amistad que con el tiempo se haría muy  duradera.

Al morir el Emperador Tiberio II, le sucedió Mauricio gran amigo del Cardenal Gregorio, quien le regalo a este la imagen de la Virgen.

Años más tarde el mencionado Cardenal Gregorio fue elegido Papa, reinando con el nombre de San Gregorio Magno, quien coloco en su oratorio privado la Virgen que le acompañaba desde Constantinopla.

El mencionado Papa, deseoso de imponer orden y gobierno en la Iglesia Católica, convoco un Concilio y a tal efecto mando llamar a Roma a los obispo de toda la cristiandad, entre ellos a su viejo amigo San Leandro, el cual debido a los serios problemas que tenía su Obispado, designo como representante suyo y del obispado a su hermano Isidoro, a quien entregó una carta para el Papa en la que  le solicitaba le enviase varios de sus escritos sobre textos sagrados, así como ayuda para convertir al Cristianismo a los Visigodos.

Tal impresión, debió de causarle al Papa la situación de su amigo Leandro, que le regalo la Imagen de la Virgen convencido que esta le ayudaría a superar el momento crítico por el que atravesaba el Arzobispado de Sevilla.

Con motivo de la caída del Reino Visigodo y al comenzar a ser conquistada la Península Ibérica por los árabes, allá por el 711. Algunos clérigos de Sevilla cogieron de las Iglesias algunas reliquias entre la que se encontraba la Imagen de la Virgen y marcharon hacia el Norte huyendo del avance musulmán.

Deseoso de poner  a salvo la mencionada imagen, al llegar a un  lugar recóndito de la antigua Lusitania, conocido como las Villuercas, y junto a un rio  enteraron la estatuilla, junto a una campanilla de plata y una carta en la que se contaba la historia de aquella Santa Imagen, para que quien la encontrara le diera la veneración que se merecía.

Años más tarde a finales del Siglo XIII, a un vaquero llamado Gil Cordero cuyo ganado pastaba en  una dehesa cerca de la aldea de Alía, se le extravió una vaca. Después de estar buscándola durante tres días, la encontró muerta, pero sorprendentemente sin haber sido atacada por las muchas alimañas que había por la zona.

Pensando el vaquero que por lo menos podía aprovechar su piel para curtirla, se puso a despellejarla y según era costumbre para empezar realizo una cruz en el pecho del animal, y en ese momento se le apareció la Virgen Maria manifestándole:

“No temas que soy la madre de Dios, salvador del linaje humano; toma tu vaca y llévala al hato con las otras, y vete luego para tu tierra y dirás a los clérigos lo que has visto, diciéndole  que te envió yo y que vengan  a este lugar donde ahora estas y que caven donde estaba tu vaca muerta y debajo de las piedras encontraran una imagen mía.

Y cuando la encuentren dirle que no la muden, ni se la lleven de este lugar; sino que hagan una casilla y la expongan. Y pasado el tiempo se haga en este lugar una iglesia y de esa forma el pueblo se hará grande”.

 

Siguiendo el mandato de la Virgen, el pastor marcho avisar al Clero, y estos le acompañaron hasta el lugar de la aparición, donde escavaron y encontraron la imagen de Maria con algunos documentos que probaban su origen.

Posteriormente construyeron en el lugar una pequeña ermita, donde expusieron la imagen de la Virgen para su culto, recibiendo a partir de entonces el nombre de “Santa Maria de Guadalupe”, que significa rio escondido porque fue en su margen donde apareció.

Posteriormente, algunos habitantes del Concejo de Alía y el propio vaquero Gil Cordero con sus familia se quedaron en el lugar como guardianes de la Virgen y comenzaron a edificar en el lugar pequeñas casas, dando lugar a lo que posteriormente seria conocida como LA PUEBLA DE GUADALUPE.

Al irse extendiendo la fama milagrosa de la Virgen por los reinos cristianos, el sitio se convirtió en  un lugar de peregrinación, donde además de los que se acercaban para venerarla, había otros muchos peregrinos  que iban en busca de la salud perdida, buscando el milagro de la Virgen para su enfermedad.

Tal era el número de personas que acudían a Guadalupe, que se hizo necesario la construcción de diferentes edificios para su alojo (pues no hay que olvidar que en aquella época los viajes no eran de ir y volver; sino que se quedaban varios días), naciendo así los primeros hospitales de Guadalupe, aunque en aquella época eran meros lugares de hospedaje y asilo, y no centros de curación como lo serían más tarde.

Con el tiempo, el lugar se convirtió en un punto de referencia de la Devoción Mariana. Y aunque no se tienen noticias exactas del momento en que se inicia la construcción del Santuario, algunos autores lo sitúan al principio del Siglo XIV, ya que en 1.339 ya estaba construido el Santuario primitivo, que según diferentes escritos se quedaba pequeño para el gran número de peregrinos y fieles que acudían al lugar como lo prueba que en aquella época ya había seis capellanes encargados del culto.

Sin embargo, el gran auge de Guadalupe, vendría motivado por un hecho histórico que marcaría los designios de España.

Pensando el Rey Alfonso XI, que sus tropas podían ser vencidas por lo moros en 1.340 en la Batalla del Salado, este se encomendó a la Virgen de Guadalupe, suplicándole ganar la mencionada batalla por lo que dicha victoria suponía para el cristianismo en general y en especial de la Península Ibérica.

Y como al final las tropas cristianas resultaron vencedoras,  el Rey fue a postrarse a los pies de la Virgen, como su divina protectora, permaneciendo varios días en Guadalupe, en uno de los edificios que había mandado construir anteriormente.

Este hecho, dio lugar a que la fama de la Virgen de Guadalupe, se extendiera aún más, y no solo entre el pueblo llano, sino posteriormente entre todos los monarcas españoles.

 A partir de ese momento, todos los Reyes de España guardaron una especial devoción a la Morenita de la Villuercas, llegándose a convertir con el tiempo el Santuario en “Monasterio de la Hispanidad” como veremos posteriormente.

Tal era la gratitud que el Rey Alfonso XI sentía hacia la Virgen, que pidió al Arzobispo de Toledo, de quien dependía la Iglesia de Guadalupe, que le otorgara a él y a sus descendientes el “Derecho del Patronato” sobre el santuario, lo que le daba derecho a presentar y proponer a personas para el Gobierno del Monasterio.

Posteriormente a instancia de Pedro Gómez que ostentaba la titularidad del Santuario, el Rey Alfonso XI ordeno se le asignara un término propio al Monasterio independiente de las tierras de Trujillo y Talavera, así como la libertad de pastos a un número determinado de cabeza de ganado en diferentes el términos de Extremadura.

En tiempo de Enrique II,  además de la ratificación de las cesiones anteriores, amplio las mismas como fue la jurisdicción sobre la Puebla, así como la asignación de diferentes rentas situadas por diferentes lugares del Reino.

Tal era el poder económico que iba adquiriendo el Santuario Guadalupense, que el 1.363 el Prior pidió autorización al Rey para comprar tierras libres y de esa forma  ampliar sus posesiones en los condados de Talavera y Trujillo.

E igualmente el Rey pidió al Arzobispado de Toledo, que se elevará la Iglesia a la categoría de Priorato, proponiendo para el mencionado puesto al Cardenal Barroso, encomendándoles: “La cura de las almas y del cuerpo de los peregrinos de dicho Santuario”.

Años más tardes y una vez que el Cardenal Barroso vio cumplido sus anhelos de ver engrandecer el humilde y primitivo Santuario, creyó llegado el momento de  dedicarse a otras obligaciones inherentes a su estatus de Cardenal, dejando vacante el Priorato de Guadalupe.

Para cubrir dicha vacante fue nombrado Prior Fernández de Mena, quien durante su mandato aumento de forma notable el patrimonio de Guadalupe debido a las donaciones reales y particulares, consistentes no solo en dinero sino en grandes propiedades de tierras y casas.

Utilizándose todas estas rentas en beneficio del Monasterio y de La Puebla, como fue por ejemplo la construcción del “Arca del Agua” gran obra hidráulica para la traída del agua al Monasterio y la Puebla, que supuso un gran esfuerzo de medios técnicos de la época.

Fue durante su mandato, cuando las ampliaciones del Santuario comenzaron adquirir sus peculiaridades arquitectónicas que hoy conocemos, sobre todo la parte de sabor de fortaleza medieval.

E igualmente, además de la traída del agua a la Puebla, comenzó en ella a levantar nuevas viviendas para sus habitantes y el hospedaje de los peregrinos que en multitud visitaban el Santuario.

Tal era el poder económico que iba adquiriendo el Priorato de Guadalupe, que comenzó a crear recelos en otros estamentos de la Iglesia, lo que conllevo algunos desencuentros, como cuando el Arzobispado de Toledo, sentencio la excomunión para el Prior y los clérigos de Guadalupe, al negarse los religiosos a pagar 500 maravedíes como contribución al Arzobispado.

El Prior poco dispuesto a dejarse intimidad por el Obispo, escribió una carta al Rey Don Pedro exponiéndole el caso, el cual contesto al Arzobispo de Toledo diciéndole que les levantara la excomunión, así como que no les exigiera los 500 maravedíes y que les devolviera a Guadalupe todo lo que hasta la fecha hubiera pagado.

Al aroma de prosperidad económica que se olía en Guadalupe, acudieron los mejores y más avispados olfateadores, entre ellos numerosos judíos capaces de oler las ganancias desde los más lejanos lugares de la Península.

Ello conllevo la aparición de algunos conflictos entre los antiguos habitantes de la Puebla y los nuevos que llegaron alcanzar cotas extremadamente  peligrosas, lo que llevo al Prior a buscar como solución poner el Santuario bajo la autoridad de una Orden Religiosa, por cuanto el clero regular estaba más organizado y era más obediente a las medidas que se debieran tomar.

Al exponerle el Prior al Rey Juan I la idea, este le dio el visto bueno y libertad para elegir a la Orden que considerase más idónea.

La primera Orden elegida,  fue la de la Merced, ya que la reina Dña. Beatriz, segunda esposa del Rey tenía gran devoción por los Mercedarios, hasta el punto que les había donado un Palacio Real en Valladolid.

Pero no se sabe muy bien porque, el caso es que dicha Orden aguanto solo poco más de un año en Guadalupe al frente de la administración del Santuario.

Fracasada la elección de la primera Orden, la segunda elegida por su rigor,  disciplina, santidad en la costumbre y la preparación humana de sus monjes, fue la de Los Jerónimos. Orden de reciente fundación y netamente española.

Aceptada por “Los Jerónimos” la propuesta. El Rey Juan I expidió en Sotos Albos, el 15 de Agosto de 1.389, una Real Provisión por la que mandaba se alzase el Santuario de Guadalupe en Monasterio y se entregase a los frailes designados para formar la primera Comunidad de Guadalupe, entregándoles el patrimonio acumulado del Santuario y, renunciando al patronato sobre la Puebla.

Por su parte, don Pedro Tenorio, Arzobispo de Toledo y con jurisdicción sobre el territorio del Monasterio, otorgó su pleno consentimiento según carta firmada en Alcalá de Henares, el 1 de septiembre de 1389, y autorizó a don Juan Serrano la entrega del Santuario a “Los Jerónimos”

A los pocos días,  salían del Monasterio de Lupiana (Guadalajara) treinta y dos monjes a los que se les junto en Talavera otro, que había ido a Toledo a tratar con el Arzobispo distintos asuntos.

Cuentan las crónicas, que al atardecer del viernes 22 de octubre de 1.389, los treinta y tres monjes jerónimos entraron en el Monasterio Guadalupano, en el que estarían durante más de 500 años.

Al día siguiente de su llegada, celebraron su primer capítulo para la elección del Prior Jerónimo de Guadalupe, cayendo el cargo por unanimidad en D. Fernando Fernández de Figueroa.

Instalados los Jerónimos,  tomaron hábitos de la orden varios de los capellanes que hasta la fecha tenía la Virgen, así como diversos vecinos y maestros de diferentes oficios que habitaban en la Puebla, con lo que pudieron comenzar enseguida las actividades artísticas, e industriales que caracterizarían al Monasterio Guadalupano durante muchos años.

Una de las tareas prioritarias que se impusieron Los Jerónimos al hacerse cargo del Santuario fue la de incrementar y diversificar los servicios benéfico-asistenciales que había venido proporcionando hasta entonces el Priorato Secular.

Para elevar el número de romeros, objetivo inexcusable si se pretendía popularizar aún más el Monasterio, era necesario que la comunidad proporcionase hospedaje y comida a un elevado porcentaje de aquéllos.

Llegándose a dar cobijo y comidas según cuentan las crónicas a más de 1.000 visitantes diarios,  sobre todo en las fechas próximas a la Festividad de la Virgen a principio de septiembre.

Gracias a ello, los peregrinos pudieron ser tan numerosos, ya que de no haber sido así, las peregrinaciones a Guadalupe sólo podrían haber sigo protagonizadas por personas de condición económica relativamente acomodada y, por tanto, el flujo de visitantes al santuario habría alcanzado una intensidad menor.

Los Jerónimos ofrecían a los romeros pobres: aposento y comida gratuita durante tres días,  un par de zapatos,  servicios sanitarios y algo

de pan y de vino para el camino de regreso.

         Tal era el número de peregrinos que acudían a Guadalupe, que en 1.467, Charcher escribió: “En ningún rincón de la cristiandad suele haber tan gran concurso de gente por devoción y piedad, como en Guadalupe”.

         Y Fray Jose de Sigüenza manifiesta: “En los ocho día del novenario de la Fiesta de Septiembre, concurren a este templo unas 25.000 personas.

 

         Pero no solo Guadalupe era uno de los mayores centros  espirituales del catolicismo; sino un referente para muchos poetas y escritores.

 Así nos encontramos, que nuestro celebre Lopez de Vega en su obra “El peregrino de su Patria” escribe:

“Guadalupe se halla en la profundidad de un valle con tanta cantidad de afluentes de agua, flores, árboles y caza, que parece que la naturaleza, sabedora desde el principio del mundo, del futuro del suceso que iba a suceder en su suelo, se unió a ella para acompañar al singular Palacio de la Princesa del Cielo”.

 

Y el poeta Pedro Lopez de Ayala, estando prisionero en Portugal con motivo de la perdida de la Batalla de Albujarota, le canto a la Virgen estas loas:

Si de aquí tú me libras, siempre te loare,

  y tu casa muy santa yo visitare.

Señora por cuanto supe,

tu socorro de ti espero,

 y a tu casa de Guadalupe,

prometo ir de romero.

Y nuestro inmortal Miguel de Cervantes escribió:

“Apenas hube puesto los pies en la entrada del Valle que forman y cierran las altísimas sierras de Guadalupe, cuando cada paso que daba, nacían en mi corazón nuevas ocasiones de admirarme, llego la admiración a su punto cuando vi el grande  y suntuosos Monasterio cuyas murallas encierran la Santísima Imagen de la Emperadora de los Cielos, santísima imagen de la libertad de los cautivos, imagen que es salud de la enfermedad, consuelo de los afligidos, madre de huérfanos y reparo de desgracia.

 

         Y es que, con “Los Jerónimos”, el Monasterio experimento en poco tiempo un gran crecimiento en todos los sentidos.

 Así ha mediados del Siglo XV contaba con unos 130 frailes, y cerca de 1.000 personas que directa o indirectamente trabajaban al servicio de las diferentes facetas del Monasterio.

Alcanzando en el mencionado Siglo su mayor esplendor,  convirtiéndose en todo un referente no solo a nivel espiritual; sino también a nivel económico y del poder Monárquico.

Según Antonio Ponz en su libro “Viaje por España” expone que solo procedente de las Indias, el Monasterio recibió de 1548 a 1558, unos 30 millones de maravedíes en oro, perlas, joyas y dinero en metálico.

Y años más tarde Unamuno escribiría:

“El Monasterio era riquísimo, y de estas riquezas quedan aún vestigios y restos. Tan rico eran los Jerónimos que después de enseñar al visitante una opulenta capa cuajada en oro y pedrerías que regalo a la Virgen el Rey Felipe II, se le enseña otra más opulenta aun, que regalo la propia Orden Jerónima para achicar al Rey.

Aunque para mí lo mejor de todo lo que guarda el Monasterio, es la magnífica colección de libros de oro que tiene, tal vez la mejor de España”.

Según el historiador extremeño, Victor Chamorro, a partir del siglo XV, Guadalupe, junto con los santuarios de Roma y Compostela tienen el privilegio que manda y obliga a las personas de fortunas suficientes a mejorar con bienes y dinero a la Virgen en sus testamentos.

 Tanto es así, que el mencionado historiador en su gran obra “Historia de Extremadura” manifiesta q en aquel tiempo Guadalupe se convirtió en un MINI VATICANO.

Por todo ello, no es de extrañar, que  a partir de mediados del dicho Siglo, la Comunidad del Monasterio comenzó a comprar todo tipo de pequeñas haciendas en los alrededores de Guadalupe y de los pueblos limítrofes.

Y grandes dehesas para el pastoreo de su ganado por toda Extremadura, como lo demuestra la finca de su propiedad llamada “La Hoja de Santa Maria de Guadalupe” que tenía su propia Ermita para el culto y estaba situada en los Campos de Brozas a más de 150 km de Guadalupe, donde pastaba un numeroso rebaño de ovejas merinas de su propiedad.

Y es que la cabaña de ganado sobre todo de merinas, orientadas a la producción de lanas, fue la principal fuente de financiación para el mantenimiento del conjunto del  Monasterio durante muchos años.

Tal fue el número de tierras y fincas que poseía, 42 grandes dehesas,  junto con la gran cabaña ganadera de la que era dueña la Comunidad Guadalupana,  que llego a poseer uno de los patrimonios más grandes del Reino.

Según cuentan las crónicas, la Comunidad Jerónima de Guadalupe llego a ser dueña de: 80.000 ovejas, 3.000 vacas, 6.000 cabras, 650 cerdos y más de 2000 caballos.

Tal era su poder económico, que por Extremadura y Castilla se hizo popular un refrán que decía:

Más que Conde

e incluso Duque.

Es ser Fraile de Guadalupe.

El gran poder económico procedente de la ganadería, ni que decir tiene que trajo enfrentamiento entre los frailes que vivían y se dedicaban a realizar las funciones propias del Monasterio, y  los responsables de los rebaños de ganado.

Ya que estos últimos manifestaban que siendo ellos con su trabajo los que más aportaban a la economía del Monasterio, eran a los que menos consideración se les tenía.

Hasta tal grado debió llegar el enfrentamiento entre unos y otros, que por parte del Prior se vio en la obligación de sacar una especie de circular, en la que exponía:

“Algunos de los que guardan y cuidan los rebaños suelen murmurar, ya que creen que no tienen beneficio por ese servicio, ya que como no se les ve rezando en grupo, ni asisten a las reuniones de la comunidad, no se cuenta con ellos, sin embargo ello no es así, ya que son ejemplos de los patriarcas que apacentaron sus rebaños.

Por ello deben seguir cuidando los rebaños de ovejas que tienen encomendados, porque con ellos se logran no uno sino muchos beneficios. A través de ellos, se sustentas los enfermos, se nutren los niños y los ancianos, se redimen los cautivos, se atiende a los huéspedes y viajeros que acuden al Monasterio.

Por lo cual el que esté a cargo de los rebaños, han de obedecer  y realizar su trabajo con alegría de ánimo, pues a través de su trabajo, recibirá la salvación de su alma”.     

 

La Cabaña Ganadera ovina del Monasterio de Guadalupe, fue uno de los más grandes rebaños trashumantes de la Mesta.

Sus rebaños pastaban en el invierno en las cálidas dehesas extremeñas de la Serena y de los Campos de Alcántara principalmente, y en el verano subían a las suaves montañas de Castilla, principalmente de Segovia, Ávila, León y Soria, llegando incluso a pastar en la actual Rioja, ya que tenían un acuerdo con los monjes del Santuario de Valbanera situado en la Sierra de la Demanda, por el cual se cedían sus tierras, para que pastaran sus ganados.

Tanto poder llego a tener el Monasterio de Guadalupe en el conjunto de la Mesta, que Felipe II nombro a la Virgen Morenita, Patrona de Honrado Concejo, celebrándose muchas veces en el Monasterio la Mesa de la Junta del Patronato que se celebraba durante la época del invernadero.

Ello le supuso al Monasterio una fuente más de riqueza, pues además de la gran cantidad de dadivas que recibía por parte de los poderosos ganaderos, el Concejo también le dono grandes obras, como fueron por ejemplo las enormes lámparas de plata que lucían día y noche en el santuario.

Por otro lado, es conocida la gran devoción que la Reina Isabel la Católica sentía por la imagen de la Virgen. Tal como nos relata Fray Diego de Écija, cronista y testigo ocular:

"En tiempos en que fueron priores Fray Diego y Fray Nuño de Arévalo, paisanos de la reina... frecuentaban mucho a venir a este Monasterio los Reyes Católicos.  D. Fernando y Doña Isabel, lo cual habían acostumbrado a hacer desde el principio de su reinado… porque no comenzaron negocio que fuese arduo que no viniesen primero a encomendarse a esta Reina de misericordia… siendo librados por ella de muchos peligros y con el amor y devoción que a esta casa tenían quisieron que las infantas y el príncipe Don Juan sus hijos, se criasen y estuviesen algún Tiempo en este Monasterio".

 

Tan numerosa fueron las visitas de Isabel y Fernando en Guadalupe, más de veinte según las crónicas,  que mandaron construir junto al Monasterio la Real Hospedería como estancia palaciega.

 Una de las dos visitas más importantes históricamente, fue la realizada en 1.486 cuando recibieron en el Monasterio a los representantes de todos los partidos y banderías de Cataluña que se encontraban enfrentados en una interminable Guerra Civil y Social a fin de que pusieran fin a la misma.

 Decretando a tal fin, la famosa “Sentencia Arbitral de Guadalupe” que puso fin a la llamada Remesa Catalana, por la cual los campesinos (payesos) quedaban liberados de las leyes feudales y quedaban como propietarios de sus tierras y sus cultivos mediante un pequeño pago.

Y la otra visita histórica, que además fue la más larga de los Reyes Católicos, fue la realizada en  1.492.  Ya que duró algo más de un mes y tenía como objetivo,  además de  mostrar su agradecimiento a la Virgen  por la Conquista de Granada y el término de la reconquista. Entregar las cartas autorizando a Colon para que pudiera preparar todo lo necesario para el Descubrimiento de América.

Suelen también recoger las crónicas, que el propio Cristóbal Colon realizo numerosas visitas al Monasterio.

Se sabe por el Diario del Navegante, y por crónicas de la época, que debido a una fuerte tempestad en uno de sus viajes: “El Almirante ordeno que se echase a suerte entre la tripulación, para que llegado a España, un romero fuese a Santa Maria de Guadalupe y llevase un cirio de cinco libras de cera e hiciese votos por todos ellos. Para lo cual metió en un bonete tantos garbanzos como marineros había, haciendo una cruz con el cuchillo en unos de ellos.

El Almirante, fue el primero en meter la mano, sacando el garbanzo con la cruz, y así cayó sobre el la suerte de ser el romero que fuese a Guadalupe, y así cumplió su voto”.

 

Es igualmente conocido, que en su segundo viaje a las Indias, puso el nombre de Ntra. Sra. de Guadalupe a una de las islas de las Antillas.

 Y que varios de los conquistadores extremeños antes y después de sus viajes acudían al Monasterio a pedir su amparo y protección o a dar gracias.

Muchos años después escribiría Unamuno:

“Al llegar a Guadalupe una de las cosas que sentir fue una fuerza íntima y aquel anhelo que lanzo a la recién descubierta América a tantos aventureros extremeños que iban ante de entregarse al mar, a postrarse  ante la Virgen de Guadalupe, para despedirse de la patria, encarnada para ellos en la Virgen Negra”.

Guadalupe también quedo para siempre en el corazón y recuerdo de la Reina Isabel la Católica, como se deduce del hecho de que al otorgar testamento en Medina del Campo no solo recuerda el Santuario de Guadalupe entre los beneficiarios de sus limosnas sino que, mientras lega su cuerpo al templo franciscano de Granada, ordena que su espíritu, contenido en las páginas de su última voluntad se guarde cerca del icono de Santa María que ella tanto amó:

"E mando que este mi testamento original sea puesto en el Monasterio de Guadalupe para que cada e cuando fuere menester verlo originalmente lo puedan allí fallar...”.

 

 El apoyo y la devoción de los Reyes Católicos al Monasterio y a la Virgen supuso que durante muchos años Guadalupe se convirtiera en un referente no solo de la de la Conquista de América y de la Historia de España; sino de varias disciplina en varios aspectos como ser uno de los centros españoles más importantes en materia de ciencia médica, asistencia sanitaria y enseñanza de la medicina y la cirugía de la época.

 Y es que desde su llegada, entre los trabajos que los monjes jerónimos realizaban, destacaban de una forma especial, pues era obligatorio en la orden, la atención médica a enfermos que vivían en la población y sus alrededores y de los peregrinos que  acudían al famoso santuario mariano.

Cuentan las crónicas, que ya uno de los monjes jerónimos venidos desde Guadalajara, Fray Gonzalo, era apodado el “físico”, lo que en aquella época equivalía a “medico”. Siendo este Fray el primero que empezó a ejercer la labor asistencia a los enfermos de la Puebla.

La práctica médica en la época medieval, se fundamentaba sobre tres contenidos que eran: La dietética, la farmacología y la cirugía.

Aunque parezca mentira, ya en aquella época se estudiaba la influencia de la comida en la salud humana. Ya que en aquel tiempo se daban los dos extremos: mesas que gozaban de toda clase de alimentos y manjares no siempre idóneos para la buena salud.

Y una multitud de población que dependía de lo poco que arrancaba al terruño y que carecían de los más elementales sustentos, lo que suponía innumerables hambrunas mortales.

El estudio de la influencia de la comida en la salud humana se hizo para los “físicos” (médicos) una obligación, aunque sonara a sornar aconsejar la necesidad de comer carne para estar bien alimentado a los pobres que muchas noches se tenían que ir acostar con una cebolla.

Aunque si lo trasladamos 1.500 años después se sigue dando la misma paradoja. Se nos dice que para tener buena salud es necesario una dieta equilibrada que contenga: verduras, legumbres, carnes, pescados, etc., cuando hay en el Mundo millones de seres humanos que no tienen nada que llevarse a la boca.

En cuanto a la Farmacología, se basaba en el desarrollo de la medicina, a través de la utilización de plantas medicinales. Rama esta que adquirió un gran desarrollo en España, como consecuencia del conocimiento que sobre las mismas trajeron los árabes, siendo el Dioscórides un libro fundamental y fuente del saber para la utilización de las plantas en la medicina.

Y por último en cuanto a la Cirugía, en aquella época estaba limitada al arreglo de algunas fracturas, el drenaje de fácil acceso y la sangrías, ya que el conocimiento del cuerpo humano era muy limitado, y se basaba en la extrapolación del estudio y conocimiento de los diferentes órganos de los animales, siendo posteriormente en los Hospitales de Guadalupe, unos donde la cirugía adquiera una de las mejores técnicas, debido al conocimiento del cuerpo humano.

La primera mención escrita a la palabra Hospital propiamente dicha sobre los centros de Guadalupe, data de 1.329 cuando una vecina de Alía, según su testamento dono todos sus bienes al Hospital de Guadalupe. 

Por su lado, hay historiadores que dicen que cincuenta años antes de la llegada de los Jerónimos, ya estaban fundados algunos hospitales, para ello toman como referencia los privilegios concedidos a estos por Alfonso XI en 1.340 y 42.

Sin embargo en el inventario de bienes entregados a su llegada a los Jerónimos, figuran seis boticas pero ningún hospital, luego parece que entonces más que hospital se hablaría de Hospedería.

Como hospitales propiamente dichos, es decir, establecimientos destinados a la atención de enfermos, durante los primeros años del Priorato Secular solamente hubo uno, conocido como Hospital de San Juan Bautista.

Debido a que la Iglesia prohibía la práctica de la medicina y la cirugía a los miembros consagrados, los Jerónimos de Guadalupe solicitaron autorización para ejecutarla al Sumo Pontífice.

Concediendo tal petición el Papa Eugenio IV en 1.442 para los monjes que hubieran realizado estudios antes de entrar en la Orden, debiendo ejerce la medicina de forma gratuita.

 Posteriormente debido a la cantidad de enfermo a atender, en 1.451 el Papa suprimió la condición de estudios previos.

En la petición al Papa, los Jerónimos le expone:

“Como al monasterio de Santa María de Guadalupe, de la Orden de San Jerónimo, de la Diócesis de Toledo, concurren, por causa de devoción y de peregrinación, desde distintas partes, muchas personas de uno y otro sexo, ricas y pobres, algunas de las cuales con frecuencia enferman en dicho lugar de Guadalupe o dentro de su circunscripción y como hay allí algunos hospitales construidos para acogida y medicación de peregrinos pobres y de enfermos, en los cuales muchas veces se atiende a los enfermos, y en el mismo lugar ha crecido un pueblo no pequeño y en el mencionado monasterio residen más de cien frailes, algunos de los cuales y también gentes del dicho pueblo son agravados de padecimientos y enfermedades, sobre las cuales, tanto ellos como las otras personas mencionadas, necesitan del consejo de los médicos, que piden con insistencia e inoportunamente a los mismo frailes, que son peritos en las ciencias de la medicina y de la cirugía, y que ellos mismos se retraen de dar, porque el ejercicio y también el estudio de este género de ciencias se dicen prohibidos a los religiosos.

 

Y como ahora, Beatísimo Padre, no se encuentran médicos seglares dentro de dos jornadas de distancia de este lugar, con los que cómodamente puedan ser ayudados en estas cosas y por esto pueden venirles no pequeños daños, de parte del prior y del convento del mismo monasterio, no constituidos en Ordenes sagradas, presentes y futuros, que antes del ingreso en esta Religión habían sido doctos en las facultades de medicina y de cirugía o en alguna de ellas, puedan con licencia y dispensa del prior de este monasterio estudiarlas y practicarlas y aplicar consejos y medicamentos en cualesquiera padecimientos y enfermedades, tanto a los frailes como a los enfermos de dichos hospitales y también a cualesquiera otras personas que habiten dentro del lugar y monasterio mencionados, cuantas veces fuere necesario, con tal que se haga gratuitamente y con miras de caridad, de tal modo que los ricos no se hagan llevar a este lugar o distrito para percibir de los referidos medicamentos y curaciones, si pueden tener otro médico.

 

Por lo cual. “Dignaos concederlo y otorgarlo misericordiosamente, como gracia Especial. No obstante los derechos, constituciones y ordenaciones apostólicas y los privilegios e indultos concedidos ha dicho prior y convento, también si de ellas y a tenor de la misma se ha de hacer especial y expresa mención a las presentes, y cualesquiera otras que sean contrarias, con sus cláusulas oportunas.

 

Sobre este tema y la Licencia Papal, mucho se ha exagerado sobre la misma, cuando la licencia era solamente para habilitar a los monjes en el estudio y práctica de la medicina y cirugía en una época, en que estudio y práctica estaban prohibidos a clérigos y monjes y, por otra parte, su intervención médica era completamente necesaria para la atención de hospitales y peregrinos, por falta de médicos seglares.

En término más sencillo: El prior y el Monasterio solicitaban del Papa dispensa de las leyes eclesiásticas que prohibían el estudio y ejercicio de la medicina y cirugía a los monjes, limitando su petición de indulto especial a los monjes no ordenados in sacris y, por tanto, excluyendo a los monjes ordenados, aunque fuesen médicos o peritos en medicina y cirugía.

Según algunos cronistas, aunque dichas dispensas concedidas a Guadalupe sean ciertamente tempranas, y sean a la vez testimonio que acredita la importancia que entonces tenían los hospitales guadalupenses, no se puede afirmar con certeza que las prácticas realizadas en este monasterio, sean las primeras autopsias practicadas en España o las primeras disecciones importantes del cuerpo humano hechas en España.

Los monjes legos ejercieron la medicina en Guadalupe, hasta el principio del Siglo XVI, en el que el general de la Orden dispuso que pasasen a ocupar únicamente las labores del servicio del Monasterio.

A partir de entonces, se comenzó a contratar médicos seglares y así siguió hasta el Siglo XIX. Los médicos y cirujanos contratados que llegan a Guadalupe reciben cuantiosos honorarios, a cambio de asistir  gratuitamente a los enfermos de los hospitales.

En cuanto a los Hospitales propiamente dichos, ante la demanda progresiva de asistencia sanitaria de los muchos peregrinos que acudían al Monasterio,  el hospital inicial se quedó pequeño, por lo que a mediados del siglo XV se edificó el Hospital Nuevo, destinado a la atención de mujeres, y a finales del mismo siglo se construyó el Hospital de la Pasión, dedicado al tratamiento de las “sífilis”.

 Años después, y formando parte del propio Monasterio, se edificó la Enfermería de los Monjes.  Y algunos otros edificios, que aunque también se denominaban hospitales, realmente sólo fueron hospederías, si bien ocasionalmente, si las circunstancias lo exigían, sus camas se ocupaban con enfermos.

Se trataba por tanto como se puede ver, de una auténtica Ciudad Sanitaria con el personal, conocimiento y la infraestructura del momento la que surgió en torno al Monasterio de Guadalupe.

O en expresión de nuestros días, Guadalupe se convirtió en un  auténtico Complejo Hospitalario Universitario.

El primer hospital propiamente dicho, fue el Hospital de San Juan Bautista, también conocido como Hospital de Hombres, que al ser el primero estaba muy próximo al Monasterio.

Dicho hospital, fue construido en 1402 por Fray Fernando Yáñez, aprovechando la edificación previa de la hospedería levantada durante la etapa de Priorato Secular.

Hoy día aún persisten restos arquitectónicos de este antiguo hospital, como el Claustro principal de estilo gótico, con distintas salas y dependencias, que forma parte del actual Parador Nacional de Turismo.

 Además tenía dicho hospital, un segundo claustro, más pequeño, conocido como Claustro de las Unciones y Sudores, con algunos arcos mudéjares y elementos góticos, y en el sótano una Sala de Operaciones, llamada tradicionalmente Sala de Autopsias.

La entrada al Claustro Principal se hacía a través de una puerta de traza renacentista, coronada por un escudo con un jarrón de azucenas, como emblema mariano y con la leyenda (Brilla en la enfermedad).

Era un edificio de notables proporciones, dotado de más de 80 camas de hospitalización, en el que podían ingresar cualquier paciente, excepto los enfermos con procesos contagiosos, incurables o de larga evolución, a fin de no limitar las camas disponibles para los peregrinos y evitar posibles epidemias.

Los enfermos que no cabían en el hospital eran, a veces, ingresados en casas particulares, pero siempre seguían siendo tratados por los médicos del hospital.

Se trataría de la modalidad de asistencia sanitaria que hoy conocemos como extra hospitalaria, denominada “Hospitalización a domicilio”.

Los enfermos ingresados en el Hospital, se distribuían en cuatro salas: Una para los capellanes, colegiales y sirvientes de la Orden; otra, para heridos y operados; una tercera para enfermos con calentura, y la última, para los pacientes con procesos de mayor riesgo, lo que sería el antecedente de lo que actualmente conocemos como “Unidad de Cuidados Intensivos (UCI)”.

Además de todo ello, el Hospital, estaba bien dotado de todo lo necesario, incluida abundante ropa blanca, ya que según los cronistas era mucha la que se consumía en las ochenta camas, en los dos meses de invierno que duraban las Unciones.

Según dichos cronistas, al Médico nunca se le ponía coto, incluso en lo referente a las recetas, ya que tenía la facultad dada por el Prior de ser el árbitro de todo aquello que necesitara para dar salud y alivio a los peregrinos enfermos.

En cuanto a la plantilla del hospital,  estaba constituida por un médico principal, que era siempre un famoso Cirujano del Reino, un médico pasante de medicina,  un segundo cirujano y seis aprendices de cirugía a los que le daba lección.

El médico principal tenía tres cargos oficiales: Profesor de la Escuela de Medicina, médico de los monjes y medico titular de la Puebla, con facultades para atender a todos los vecinos.

Otro hospital de los que existían en Guadalupe, era: El Hospital Nuevo, llamado también Hospital de Mujeres, que fue construido con donaciones de fray Julián Jiménez de Córdoba, que era un acaudalado herrero, que abandonó la vida seglar después de la muerte de su esposa para entrar en la Orden de San Jerónimo.

Estaba dotado el mismo, de un amplio claustro,  con habitaciones en dos plantas, y aunque en el acta fundacional se decía que en él podían ingresar tanto hombres como mujeres, sin embargo a lo largo de toda su historia sólo fue ocupado por mujeres.

Fray Francisco de San José nos describe el funcionamiento de este importante centro sanitario:

“Ni es desatendido el sexo de las mujeres de la insigne caridad de este ilustrísimo Monasterio. Ya que tiene otro Hospital para su curativa, en donde se guarda el mismo orden, y se asiste con todo lo necesario, como en el de los hombres.

 Es servido de mujeres de buena vida, llamadas “beatas” para que su piedad no asquee con melíndre las enfermedades, y velen con santo celo la honestidad, y recato de las enfermas: y porque sucede muchas veces ser los enfermos tantos, que no caben en los Hospitales, dilata este Monasterio los espacios de su caridad más allá de los límites de sus paredes, pues a petición, o con consulta del Padre que los administra, muchos de los vecinos pobres se curan en sus casas, dispensándoles todo de licencia del Prelado la asistencia de Médicos, medicinas, y alimentos”.

En cuanto al  Hospital de la Pasión, también conocido como “Hospital de las Bubas”, fue fundado en 1.498.

Este hospital adquirió gran importancia como centro especializado en el tratamiento de las bubas, que recibieron el nombre de sífilis a partir de 1.521.

Fue el primer lugar de España donde se empezó específicamente a tratar la sífilis con fumigaciones de mercurio procedente de las minas de Almadén, teniendo el hospital el privilegio Real de no tener que pagar impuesto alguno para el traslado del mercurio desde la mina al Monasterio.

Años después, dicho hospital se convirtió en hospital de referencia del Reino de España en el tratamiento de la Sífilis de los soldados de todos los tercios de los ejércitos del Rey.

En lo referente al tratamiento que se practicaba en este hospital de Guadalupe, se ha estado utilizando como el mejor método para curar la Sífilis, hasta bien entrado el Siglo XX.

Otra dependencia hospitalaria era la Enfermería de los Monjes, que se ubicaba dentro del propio Monasterio, en el claustro gótico, que estuvo destinado anteriormente a la botica. La enfermería como tal, fue mandada construir por el Prior Fray Juan de Siruela en 1.519 y fue terminada, después de varias interrupciones, en 1535.

Según la describe un cronista de la época:

“Es una bonita pieza arquitectónica de tres plantas, con un orden de arcos en cada una en las que se encontraban los aposentos para los enfermos. La distribución de las mismas se hacía teniendo en cuenta los años de profesión monástica del paciente, así como la orientación, la altura (las de la planta baja tenían prioridad en verano) y las vistas de la estancia”.

Otros centros aunque no destinado específicamente a la atención a enfermos; sino más bien a la  acogida u hospedaje de los peregrinos fueron: el Hospital del Obispo, el Hospital de los Niños Expósitos, el Hospital de las Beatas, el Hospital de San Andres, el Hospital de San Bartolomé, el Hospital de San Sebastián y el Hospital de Nuestra Señora de la O.

 

Por último, y también relacionado con la asistencia hospitalaria, decir que asimismo  se practicaba las “uroscopias” (similar a los análisis de orina) a los vecinos de la Puebla.

Para lo cual cada mañana se efectuaba dicho Análisis en la Farmacia del Monasterio,  tras haber dejado los enfermos una muestra a las puertas del mismo, tras lo cual una vez analizada,  se prescribían a los enfermos los medicamentos adecuados dispensados en la botica del monasterio.

En cuanto al instrumentar medico usados en los mencionados hospitales,  queda bien reflejados en el inventario del “Libros del Oficio de Cirugía”, y consistía fundamentalmente en: jeringas, ventosas, cuchillos, tenazas para extraer saetas, martillos, tenazas y gatillos para extraer muelas, así como sierras pequeñas para cortar huesos, limas para aserrar y agujas para coser llagas, entre otros instrumentos.

La utilización de las jeringas estaba encaminada especialmente para la aplicación de las lavativas y la existencia de tenazas para sacar flechas se explica porque en aquella época en la zona de las Villuercas había una gran riqueza cinegética lo que conllevaba numerosos accidentes de caza.

En cuanto al gran número de instrumentos dedicados a los males de la dentadura (limas, gatillos, tenazas, etc.) revelan una gran especialización en esta área de la medicina. Siendo Guadalupe una verdadera Universidad de lo que hoy conocemos como Odontólogos.

E igualmente es de destacar, el gran y variado instrumentar existente encaminado  al tema de las amputaciones. Ya que en los hospitales de Guadalupe se hacían todas clases de amputaciones, incluido los miembros superiores e inferiores.

 Por último, la existencia de agujas para coser llagas revela la pronta asimilación habida en el monasterio hacia todas las prácticas novedosas de una cierta seriedad como es el “cierre por cosión” de las herida tanto exteriores como interiores (operaciones).

En cuanto se refiere a la organización de los mencionados hospitales, según cuentan  las crónicas:

“Todos los días que haya enfermos o que no los haya, toca el Médico una campana por la mañana, a la hora de prima, y por la tarde a las dos, a cuya señal se juntan los boticarios, enfermeros, cirujanos, sangradores y otros ministros que asisten con el Médico a las visitas y ejecutan a su hora cada cual lo que le toca”.

E igualmente, cuentan las crónicas,  que en todos los hospitales  se llevaron a cabo en aquella época algunas de las principales prácticas quirúrgicas europeas, como: amputaciones, intervenciones odontológicas, obstetricia, etc.

Sin embargo de todas ellas, las que le supusieron un mayor prestigio a los hospitales de Guadalupe fueron: “La sutura de heridas, que se comenzó a usar en Guadalupe casi medio siglo antes que se comenzara a usar en Europa y la realización de autopsias en cadáveres humanos, autorizados oficialmente por los distintos Papas, mientras que en Europa se realizaban de forma clandestina o con animales”.

En lo referente al funcionamiento, al principio, como sucede en tantas instituciones, las normas o costumbres de los hospitales, eran las que se practicaban en la propia Orden de San Jerónimo y las que, poco a poco, se introducían por la Comunidad del Monasterio y por la práctica y sagacidad de sus médicos, cirujanos y expertos.

Pero pasado algún tiempo, ya en 1.462, aparecen, aunque de forma breve y dentro de los “Libros de Oficios del Monasterio de Santa María de Guadalupe”, algunas disposiciones y datos concretos sobre el funcionamiento de los hospitales.

Publicándose posteriormente: “Las Ordenanzas y Costumbres de los Reales Hospitales”, que a semejanza de otros Reales Hospitales, como el de San Lorenzo del Escorial, eran norma y práctica de obligado cumplimiento.

Dichas Ordenanzas eran fruto de la larga experiencia hospitalaria, de la ciencia y de la intensa dedicación al servicio de los enfermos de los monjes y seglares, que fielmente atendían el servicio de atención a los peregrinos pobres, que acudían a Nuestra Señora de Guadalupe en demanda de curación de sus dolencias.

Además en dichas Ordenanzas estaban recogidos los derechos y obligaciones de las personas que se dedicaban a los hospitales: administradores, médicos, cirujanos, practicantes, enfermeros, profesores, porteros, dispensadores, cocineros y otros servicios auxiliares.

Por otro lado, a ser el número de enfermos  elevado, por la continua afluencia de peregrinos pobres y constantes peticiones de ingreso, y la limitación del número de salas y de camas, exigía cierta limitación en la aceptación de enfermos.

Por lo cual se hizo necesario dictar unas  normas, que excluían, por esta razón, algunos enfermos, afectados de dolencias contagiosas, entonces incurables que hoy conocemos como: tuberculosis, diarreas, sarna, asma, infecciones con fiebres y lepra.

“Ninguna de estas enfermedades se recibe en este santo Hospital por ser las más de ellas contagiosas, y no haber para dichos enfermos Salas determinadas, y el Padre Administrador en conciencia, los debe despedir, por los grandes riesgos de que excite una epidemia.

No obstante la Ordenanzas advertían, que:

“Si algún enfermo, por desgracia, estándole curando otra enfermedad, se fuere a tuberculoso o sarnoso,  se debe en justicia curar, pasándole al cuarto que para estos casos ay preparado. Y no deberá despedir porque fuera inhumanidad.

Lo mismo se ejecutará con los camarientos y debe el medico dar cuenta sin dilación para que los saquen de la sala. Sobre este punto vivirá con gran vigilancia del Padre Administrador, por el contagio que pueda originar, y el gran daño que al bien común le puede sobrevenir”.

 “Igualmente se admitirán a los Infecciosos con heridas siempre que el médico, forme alguna esperanza de su curativo, a cuyo dicho y concepto se debe estar para la adquisición, de los que comparezcan y se presenten con semejante enfermedad”.

A través de la lectura de las diferentes Ordenanzas, se aprecia el perfecto funcionamiento de los centros, que, como casa de caridad, acogieron multitud de peregrinos enfermos, como respuesta al mensaje de atención al Vaquero Gil Cordero, transmitido por Nuestra Señora, cuando se le manifestó junto al río Guadalupe.

Otro de los Servicios que prestaba desde finales del siglo XIV, la Comunidad Jerónima en Guadalupe, fue la “Cuna de Expósitos” u “Hospital de Niños Expósitos”.

Cuentan las crónicas, que en un pueblo con un flujo tan intenso de visitantes de distinto tipo y condición, no resultaba extraño que el abandono de niños recién nacidos alcanzase proporciones especialmente elevadas.

Tras ser atendidos por amas de cría, los niños una vez habían cumplido los siete años, se incorporaban como aprendices a uno de los muchos oficios que había en el Monasterio.

En consecuencia, la casa-cuna, aparte de atender una lacra social, fue también un instrumento de la política laboral de los jerónimos.

 

Francisco de San José, insigne escritor, nacido en Campanario, describe la casa-cuna, con los siguientes elogios:

“No es menos digna de celebrarse la misericordia, que usa con los Niños Expósitos. Tiene dispuesta una casa con su Casera, mujer de avanzada edad, buena, vida, temerosa de Dios, y de costumbres honestas.

En esta casa ay un balcón a la calle, por donde sin alguna nota levantando un alzapón echan los niños en una cuna, dispuesta siempre para estos lances; y con el aviso de algunos golpes responde la Casera, que duerme en el mismo cuarto; registra la criatura, y por la mañana la lleva al Padre Portero Mayor, que cuida con entrañable caridad de la crianza, y asistencia de estos Angelitos, haciendo se los lleven las Amas en muchas ocasiones, para ver como los crían.

 

Luego inmediatamente se les busca Ama, se les viste, se les asea, se

celebra su Bautismo, y hasta cumplidos siete años se usa con ellos esta misericordia, y después se les atiende de mucho para que aprendan oficio,

que como tiene tantos el Monasterio, gozan los varones fácilmente de esta

grande conveniencia, dándoles de comer, y de vestir desde el primero día,

como si supiesen ya el oficio.

 

Y a las niñas procuran los Prelados hacerlas muchas limosnas para que anden decentes, y no sea necesidad peligro de algún tropiezo; ni salen a servir a parte alguna sin consulta, y licencia del Padre Portero Mayor, que mira, para darla autorización”.

 

Aunque nadie pueda dudar, de que la Casa-Cuna, fuera una gran obra de carácter social para la época.

 Los Jerónimos de Guadalupe, tuvieron  una  actuación aún más innovadora en la esfera asistencial, que consintió en la organización de una especie de Seguridad Social para todo el personal que había trabajado en la Casa y por su avanzada edad ya no estaba en condiciones de trabajar. Pues con cargo al  Monasterio les proporcionaban servicio médico gratuito y una pensión de por vida, concediéndose dichas prestaciones también a las viudas.

 

Ni que decir tiene, que  el Monasterio no estaba obligado a otorgar dichas pensiones, pero su concesión alcanzó un elevado grado de institucionalización en el tiempo,  por lo que no pueden ser consideradas como una mera práctica caritativa, sino un derecho.

Unido a los Hospitales de Guadalupe, se desarrolló en su seno una verdadera “Escuela de Medicina”.

Se tiene constancia desde muy temprana fecha de la existencia de dicha Escuela,  pues en los años de 1.440  los Papas autorizaron a los Legos no ordenados in sacris al estudio y la práctica de la medicina en los hospitales de Guadalupe, como reconocimiento de una práctica ya común en esos años.

Esta necesidad de formar médicos vino dada por la gran afluencia de peregrinos llegados desde todos los puntos de la península al santuario. Lo que conllevo que  Guadalupe se convirtiera  pasado un tiempo en una auténtica Escuela  de Medicina, a la que llegaban alumnos de todas las partes de España para su aprendizaje; ya que la formación era global, pues a las elecciones teóricas hay que sumarle las prácticas en la cabecera de enfermos en los hospitales.

La formación era tan completa, que médicos formados en Guadalupe, llegaron a ser  profesores en otras Escuelas famosas como la de Salamanca.

En cuanto a los aprendices de dicha escuela, se desconoce su número total, pues muchos de ellos eran monjes del propio Monasterio.

Estos aprendices convivían con los estudiantes del Colegio de Gramática fundado por los Reyes Católicos. Para el acceso a estos estudios, lo que dada las pocas plazas era un auténtico privilegio, existían cartas de recomendación para enviar aprendices a estudiar medicina o cirugía al Hospital General, aunque había casos que los que solicitaban estudiar en Guadalupe eran ya médicos ya formados, que querían acudir a “La Puebla” para ampliar sus conocimientos, lo que da idea del alto concepto en que se tenía a la enseñanza impartida en Guadalupe.

 Complementaba la enseñanza teórica la atención en la cabecera de los enfermos, aprovechando la visita diaria a los mismos. Además se contaba con una gran biblioteca médica actualizada con los autores más importantes de cada momento, en latín y Romance, tanto de autores de la Ibérica, como del extranjero.

Un punto muy importante de la enseñanza de la Escuela, dentro de las actividades médicas que se realizaban en Guadalupe, era el referente a las prácticas de autopsias.

El interés por la anatomía humana vino a la Península Ibérica procedente del Norte de Italia, y a través de la Corona de Aragón.

Por ello será la Universidad de Lérida, como señalan algunos historiadores, la primera institución en recibir el privilegio de realizar disecciones sobre un condenado a muerte.

Para el caso de Guadalupe es difícil precisar la fecha en que comienzan las actividades anatómicas. Algunos cronistas dicen que desde la primera mitad del XIV ya existía una escuela dedicada a este tipo de prácticas, aunque según las fuentes documentales sólo confirman sin lugar a dudas la existencia de una escuela anatómica desde el siglo XVI.

Las disecciones en los cadáveres humanos, eran realizadas, por lo general, por un médico con formación universitaria, y no por un cirujano propiamente dicho.

 Las disecciones en Guadalupe tenían una finalidad de aprendizaje teórico de la anatomía, aunque ello no excluye la posibilidad de otras realizadas con fines de anatomía comparada, como las que se efectuaban sobre animales.

Por tanto, y como conclusión, es evidente que se puede hablar con total certeza acerca de la existencia de una escuela anatómica en Guadalupe ya desde comienzos del XVI, si bien sus orígenes se remontarían, a juzgar por algunos testimonios a tres siglos antes.

Además de la realización de procesos anatómicos, los hospitales de Guadalupe fueron centros de ampliación de estudios y de conocimientos de diferentes especialidades para médicos ya titulados.

Tal fue su fama durante los siglos XV y XVI sobre todo, que acudían allí médicos de toda España para aumentar y completar su formación teórica; para adquirir experiencia práctica y para aprender determinados procedimientos terapéuticos que se encontraban más desarrollados en Guadalupe que en otros lugares.

Como en el caso de los hospitales, la Enseñanza en Guadalupe también estaba Reglamentada como en otros lugares del Reino.

 De hecho existía el Reglamento del Hospital-Escuela o Escuela de Medicina, que la organizaba en conformidad con la época.

En las Ordenanzas de 1.741, la Escuela de Medicina de Guadalupe, redacta unas completas normas para su mejor funcionamiento, en su doble vertiente de enseñanza médica y de prácticas de cirugía y anatomía.

La normativa de estas Ordenanzas recogía entre otras cosas: la organización de los cursos, métodos, horarios de clases, profesores, días lectivos y un largo etc.

En el capítulo “El tiempo de curso para los Practicantes cuando empieza y cuando acaba” se exponía:

“Es costumbre en este Santo Hospital que el día después de San Lucas, señale el Médico la lección a los Practicantes, a cada uno según se hallen adelantados, o a todos en un mismo libro, y este será el Autor, que siga el Médico.

Todos los días del año, y todas las horas del día en que se hallen desocupados deben aplicarse para el aprovechamiento, que este es el fin para que sean recibidos en este Santo Hospital.

Luego que por la mañana, cumplen con la asistencia de los enfermos, limpieza de salas, y componen las camas, cada uno en su sala toma su libro, retirándose uno de otro; estudian la lección señalada con toda su intensión, cuidado y honra, con esta prevención evitarán el verse corridos y desairados cuando se la preguntan; así conocerán los asistentes, los que cumplen, pues los más de los días suele asistir a la lección el padre Administrador, el Cirujano Mayor, Sangrador de la Comunidad y el Pasante y no puede dejar de causar rubor el preguntar a uno la lección, y no dar cuenta de sí.

 

La lección comúnmente es entre dos de la tarde, después de la visita

de los enfermos. Si el Médico quiere entrar en el Aula y sube a la Cathedra,

o se sienta en un escaño de los del Claustro; como fuere su gusto.

 Todos los practicantes aunque sean de los más antiguos y estén examinados se están en pie cruzados los brazos, descubiertas las cabezas; hechos media luna, respondiendo según el Médico les quisiere preguntar o toda la lección a uno o por párrafos, según gustare el médico, atendiendo todos a lo que se les explica, con gran silencio e intensión, como quien escucha para aprender”.

 

En cuanto a la Cirugía, las normas al respecto eran:

“Será obligación del Cirujano Mayor hacer Anatomías en los enfermos durante los tres meses de invierno demostrando y explicando a los Practicantes las partes del cuerpo humano que tenga por convenientes, la enseñanza y humana conservación.

También ha sido estilo en ese Santo Hospital tener acto de Cirugía en el curso, pero esto queda al arbitrio del Médico. Cuando determina tenerle se reparten papeles algunos Padres, los que pasan a este Santo Hospital para concurrir a la función”.

En lo que se refiere a la visita médica diaria, las Ordenanzas introducían:

“Debe ser obligación del Médico visitar dos veces al día, a los enfermos del Hospital de los Hombres, y al de las Mujeres: Una por la mañana y otra por la tarde, y luego que haya evacuado las visitas del Convento”.

Como se puede ver por todo lo expuesto anteriormente,  en el Monasterio de Guadalupe concurrían todos los elementos para considerar a esta institución como una verdadera Escuela de Medicina.

Ya que  disponía de centros en los que se realizaba una medicina de altura, empleando la dietética, la farmacoterapia y la cirugía como armas terapéuticas.

A la vez que existían profesores, que eran auténticos maestros, y alumnos, tanto aprendices como profesionales titulados venidos de otros lugares del Reino, que impartían docencia teórica y práctica, incluida la disección anatómica en cadáveres.

 Por todo ello, en algunos aspectos los médicos guadalupenses fueron pioneros, en el tratamiento de algunas enfermedades como: la sutura de las heridas, las ligaduras vasculares, extracciones dentales, y en el diagnóstico y tratamiento de la sífilis.

Además, para su formación como se ha expuesto anteriormente, disponían de una buena biblioteca, con textos actualizados para la época; a la vez que dieron a conocer y difundieron su experiencia en diversas publicaciones.

En conclusión, se puede decir, que la medicina en Guadalupe, adquirió un gran auge, haciéndose más científica y menos empírica, y siendo muy diferente a la ejercida en otros monasterios, que se limitaban a hospedar al enfermo, darle de comer, asistirle espiritualmente y a aplicarle remedios elementales para sus enfermedades.

En este gran desarrollo de la Medicina en Guadalupe, tuvieron mucho que ver los médicos de origen judíos, ya que a estos no les planteaba problemas de conciencia trabajar directamente sobre el cuerpo humano para así conocerlo mejor y poder tratar mejor sus afecciones.

Es conocido por diferentes documentos,  que muchos judíos conversos se introdujeron  en la Orden de los Jerónimos, para desarrollar la práctica de la Medicina, ya que en aquella época la medicina y la cirugía eran profesiones realizadas generalmente por personas de Raza Hebrea. Ya que estos seguían la doctrina Averroísta que rompía con el pensamiento clásico de estudiar primero los organismos de los animales, para luego trasladado al humano.

Aunque también hay que decir, que dada la condición de clérigos que tenían muchos de ellos, la Inquisición los tuvo bajo sospecha, no solo por la práctica directamente sobre el cuerpo humano; sino por su propia condición de no ser cristiano viejo y estar en una Orden Religiosa.

Pero lo Jerónimos de Guadalupe, que eran unos adelantados para su época, crearon en su seno su propio Tribunal Inquisitorial, aunque con el fin último, no así de perseguir a los inquisidores, sino de controlar que realizaban bien sus trabajos y funciones.

Por ello en los muchos procesos inquisitoriales que se llevaron en España por el ejercicio de la medicina, ningún médico de Guadalupe fue acusado por los Tribunales.

Pues los propios Jerónimos seguían de cerca la situación, para que el caso no se diera, ya que de haber sido procesado algún médico o cirujano,  hubiera hecho mucho daño a la buena fama de la que gozaba la sanidad del Monasterio de Guadalupe.

Íntimamente unida a los hospitales y la escuela, se encontraba la célebre BOTICA de Guadalupe.

Cuentan las crónicas que a la llegada de Los Jerónimos, ya existían en Guadalupe algunas boticas, aunque como tal solamente debía definirse la instalada en el propio Monasterio, en la nave o pabellón del lado sur del actual Claustro Gótico.

Hacia 1.524 fue trasladada la misma,  al lado norte del referido Claustro, edificado durante los años 1.520,  llamado también por esta razón Claustro de la Botica. Permaneciendo en esta lugar, hasta el Siglo XIX que fue trasladada a la entrada del Monasterio

La Botica o Farmacia, estaba dotada según cuentan las crónicas de un buen instrumental y trabajaban en ella tanto monjes como seglares, bajo la dirección del Padre Boticario, en la preparación de medicinas y otros remedios con plantas y productos del entorno, especialmente de la huerta del Almíjar, próxima al propio lugar.

Son muchos los historiadores antiguos, que cuentan la hermosura de la Botica Guadalupense. Uno de ellos, es el escritor Gabriel de Talavera, que nos dice:

“Hay en esta enfermería, por la parte que cae a los huertos, una célebre y famosa botica; tan grande, tan limpia y bien acabada, tan abundante de medicinas y muchedumbre de vasos, que no creo haya otra semejante oficina en toda España.

 

Todos los instrumentos y vasos para el servicio de las medicinas necesarias son de plata con toda la policía del mundo, mostrando con los enfermos tanta liberalidad y abundancia, que no hay gasto alguno que se tenga por costoso, aunque lo sea mucho, como puede servir de algún reparo; recompensando en estas ocasiones el continuo rigor y aspereza que en salud ejercitan los religiosos.

 

A una esquina, hay un leoncillo de bronce arrojando por boca y ojos abundantes chorros de agua en un pilar de cantería ochavado, para el servicio de la botica. Esta pieza es muy vistosa por su dilatación, claridad y aseo grande con que están dispuestas en debido orden todas sus cosas.

 

Compónese su fábrica de dos salas: La primera sirve a las medicinas galénicas, y la segunda, que no es tan grande, pero no menos hermosa, guarda lo más precioso de piedras, sales, espíritus y otras mil diferencias de drogas que pertenecen a la Espagírica. De todos géneros abunda tanto, que habrá pocas más bien surtidas en España”.

 

 

CIENCIAIgual que la BOTICA, otra dependencia íntimamente unida al Monasterio en general y en particular a los Hospitales y la Escuela de Medicina, era su célebre BIBLIOTECA.

En el inventario que se entrega a los Jerónimos a su llegada, no se menciona la existencia de ninguna Biblioteca. Ya que al parecer los primeros libros que entraron en el Monasterio son los que aporto el Obispo de Sigüenza por 1.388, así como los aportados por Fray López de Olmedo, quien al ingresar en la Orden sobre 1.415, llevo consigo más de setenta manuscritos la mayoría de ellos de contenido jurídico.

Hecho este, de donar todos sus libros, que sucedería con muchos  de los nobles y personajes que al ingresar en al Orden donaron toda su biblioteca.

Aparte de las múltiples donaciones, también muchos otros libros y legajos, llegaban a la Biblioteca de Guadalupe en calidad de depósito, para ser manuscrito por los Monjes especializados a tal fin,  quedando muchas veces el original en propiedad del Monasterio.

Por otro lado, en los años de su gran bonaza económica, el propio Monasterio comenzó a comprar los “libros de molde”, lo que supuso el abandono de muchos manuscritos, que fueron arrinconados en diversos  desvanes del Monasterio.

Hay que decir también,  que otros muchos manuscritos existentes en Guadalupe, fueron trasladados en su día al Monasterio del Escorial cuando Felipe II puso dicho Monasterio bajo la administración de los Jerónimos.

Entonces se pidió a los principales Monasterios de España que prestaran al del Escorial los mejores códices para allí copiarlos o imprimirlos, con la promesa de luego restituirlos a sus antiguos Monasterios, hecho este que en muchos casos no sucedido, como fue el caso de varios ejemplares del Monasterio de Guadalupe.

Aunque mucho se ha escrito y especulado con la grandiosidad de la Biblioteca de Guadalupe, y siendo está muy considerable, la mayoría de los historiadores que la han estudiado vienen a coincidir que el número de ejemplares existentes en la misma sería algo superior a los 10.000 ejemplares.

 Aunque todos puntualizan que más que la cantidad existente, la grandiosidad de la misma se debía a la existencia de diferentes  manuscritos, verdaderos iconos únicos sobre la historia del propio Monasterio, la de España, y de la Medicina que se practicaba en Guadalupe.

Pero la Biblioteca, como el propio Monasterio años más tarde y con motivo de la Desamortización sufrió un verdadero expolio, ya que la tasación de la Biblioteca fue realizada por funcionarios civiles enviados por la Administración que no conocían ni el valor físico, ni cultural de lo que guardaba.

A lo que hay que sumar, que el propio Bibliotecario que había en aquellos momentos después de buscar por varios desvanes y separar unas 400 obras que encontró, vendió todos los manuscritos al precio de papel, consiguiendo 87 pesetas por las 130 arrobas que pesaban los mismos.

Los pocos libros y manuscritos que a pesar de lo sucedido quedaron en Guadalupe, fueron recogidos por los Franciscanos cuando llegaron a ocupar el Monasterio en 1.908, comenzando una labor de investigación y clasificación de todo el material, que ha durado casi todo el siglo XX.

Por otro lado, como se ha expuesto anteriormente, desde comienzos del Siglo XVI, los Hospitales de Guadalupe gozaron de la asistencia facultativa de eminentes profesionales de la medicina.

El buen nombre de médicos y cirujanos y de la calidad de su asistencia sanitaria en los centros de salud del Real Monasterio se extendió por todas partes del Reino, por lo que es frecuente encontrar en antiguos códices, tratados de medicina y crónicas de viajes encendidos elogios hacia los mismos.

Sirva de ejemplo lo manifestado por el escribano de Trujillo, a comienzo del Siglo XVI.

“El prior del convento siempre trabaja para tener médicos muy letrados e de muchas experiencias e hombres muy doctos en dicho oficio e tales que aunque en Trujillo y en otras partes de las comarcas ay médicos, muchas veces este testigo a visto venir de muchas partes a procurar a los médicos que la dicha casa ha tenido para los llevar a curar algunas personas ricas e honradas las cuales no se contentan con los médicos que en sus lugares tienen e para hombres de mayores experiencias e mejores médicos se desean e quieren curar con los de la dicha casa e monasterio e puebla tienen”.

 

Entre los muchos médicos y cirujanos que pasaron por los hospitales y escuela de medicina de Guadalupe y que más sobresalieron en la historia de medicina española nos encontramos a:

 

  • FRAY LUIS DE MADRID, monje no sacerdote, gran cirujano y quizás el más famoso de los médicos de los Reales Hospitales de Guadalupe.

         Tal era su formación y conocimientos,  que la reina Isabel la Católica pidió que estuviera a su lado durante el nacimiento de su hijo Juan e igualmente le confió la curación de su hija María, reina de Portugal, que sufría grandes dolores de cabeza, como consta en la carta de 20 de diciembre de 1.503, que la propia Reina escribió de su puño y letra solicitando su servicio:

“Devoto Padre: Por lo que el doctor Soto, mi físico, os escribe, veréis como la Serenísima Reina de Portugal, mi hija, está mal de Testa, si porque tengo confianza en vos que la curaréis mejor que otros y trabajaréis en ella como es razón, acordé de que vais allá, e escribo al General de vuestra orden que os de licencia para ello y creo os la otorgará sin dilación: Por ende yo os ruego que en recibiendo esta os dispongáis en ir allá, e vais lo más pronto que podáis: porque yo espero que nuestro Señor, que con su ayuda, vuestra presencia aprovechará para la salud de dicha Reina mi Hija. De Medina a XX de Diciembre de MDIII. Yo la Reina. Por mandato de la Reyna”.

Se puede decir, que dicho cirujano se convirtió en el médico de cabecera de  la Casa Real, ya que los Reyes le consultaban todo lo que tenía que ver con su salud y la de sus hijos, hasta tal punto que algunas veces Fray Luis solicitaba que trajeran al Monasterio a los infantes para poder tratarlo mejor.

Tal era su admiración hacia él, que fue nombrado por los Reyes Católicos “Alcalde Examinador mayor de todos los físicos, cirujanos, ensalmadores, boticarios, especieros y de oficios anexos o conexos a los mismos”.

E igualmente fue nombrado miembro del primer Protomedicato que se constituyó en el Reino de España, cuyo objetivo era el control de la profesión médica  en todos sus aspectos, desde la ética de los médicos, hasta la buena praxis.

  • Otro gran médico que sobresalió por sus grandes conocimientos fue el Dr. MORENO, también Protomédico en la época de Felipe II, e ilustre facultativo de los Reales Hospitales de Guadalupe en su mayor época de esplendor.

Este ilustre médico asistió, entre otros muchos enfermos, a doña María Pizarro, esposa del famoso jurisconsulto Gregorio López, alcalde de Guadalupe, en un peligrosísimo parto que, según testimonio del mismo doctor, “fue tan milagroso, que era efecto propio del poder de la Virgen”.

Según los cronistas, este parto es el que  se encuentra representado en uno de los cuadros del Claustro Mudéjar, pintado por Juan de Santa María en el siglo XVII.

  • Para otros historiadores, la figura más sobresaliente de la Escuela de Medicina de Guadalupe, y uno de los mejores cirujanos de Europa en su tiempo, es FRANCISCO DE ARCE O ARCEO.

Este extremeño, autor de una importantísima Obra de Medicina. Vio Ia luz en Fregenal de Ia Sierra el año 1.492.

Estudió Ia Medicina y Cirugía en la Escuela de Guadalupe y cuando terminó su carrera fue nombrado médico cirujano de los Reales Hospitales.

Muy joven debió Arceo concluir la carrera, pues con solo 24 años estaba ya operando en las clínicas del monasterio, según se desprende de sus propias palabras:

«Hallándome -dice- de médico en el convento de Guadalupe, se presentó un hombre, en el año do 1516, que padecía un gran absceso en el muslo. Se lo dilaté...»

Años más tarde paso a ejercer como médico titular en la ciudad de Llerena, practicando con éxito difíciles y arriesgadas operaciones en esta población, y en las inmediatas de Fregenal, Valverde de Llerena, Fuentes de León, Calzadilla, Lumbreras, Fuente de Cantos y otros pueblos de Extremadura.

Los eruditos e historiadores  de la medicina en España, lo consideran como el primer gran cirujano de su siglo, y uno de los máximos exponentes de la cirugía europea del XVI.

Ya que fue uno de los Pionero en neurocirugía, cirugía torácica, cirugía de la mama, ortopedia infantil (inventó el calzado ortopédico) y cirugía plástica, ya que llevo a cabo una operación a un paciente con la cara destrozada al cual le había corneado un toro entrándole el asta por el ojo y saliéndole por la oreja. Por lo cual también se puede decir, que fue un adelantado de la cirugía taurina

Ejemplares de las obras que escribió,  existen en las Universidades de: Harvard, Washington, Glasgow, Londres y Complutense de Madrid. Fue profesor y maestro de cirugía de varios médicos ilustres entre los que cabe citar a Diego de Ceballos, médico de Carlos I en Flandes, al doctor Moreno, médico de las Infantas españolas y protomédico de Felipe II y a Joan del Águila, cirujano de Carlos I a petición de Felipe II.

Por ultimo entre los médicos y cirujanos más ilustres de los Hospitales y escuelas de Guadalupe, tenemos a otro extremeño, Juan Soropán de Rieros, que según su propio testimonio nació en Logrosan en 1.572 y estudio medicina en la Escuela del Hospital de San Juan Bautista en Guadalupe graduándose el 15 de diciembre de 1.592 a los veinte años.

Además de en Guadalupe, ejerció posteriormente la medicina en Llerena y Granada, donde obtuvo la categoría de médico de la Real Chancillería.

Sorapan fue el primero y más ilustre de los médicos españoles, que trataron de la medicina a través de los refranes, con la publicación en 1.616 de su célebre obra: “Medicina española contenida en proverbios vulgares de nuestra lengua”.

Como el objetivo de su obra, era transmitir sus conocimientos médicos al pueblo llano a través de refranes populares, en vez de escribir su obra en latín como era la costumbre de la época, la escribió en castellano antiguo. Por ello, algunos historiadores la consideran para su época como una auténtica “Enciclopedia de la Salud”.

Y es que en su obra, Sorapan se hace eco de las opiniones médicas dominantes de la época y no solo de las suyas. Además de hacerlo con un gran sentido de humor y pegado al suelo de Extremadura, debido al gran amor que tenía a su tierra.

En ella, trata diferentes temas como: La necesidad de una alimentación sana, los beneficios de los ejercicios corporales, la salud que conlleva dormir bien, la necesidad de una vida sexual equilibrada y sana,  la necesidad de una buena higiene infantil o de lo beneficioso que es para los niños que las madres le den el pecho.

Tesis todas ellas, que según han ido pasando los años se han convertido por los diferentes Sistemas Universales de Salud, en verdaderos principios para que los pacientes  lleven  una vida saludable.

Sirvan de ejemplos, los siguientes refranes sobre la comida y los alimentos, para conocer y entender lo que el médico de Logrosan  allá por el año 1.600 pretendía que conociera el pueblo llano, y de esa forma pudieran mejorar su estado de salud.

  • Pan de ayer, carne de hoy y vino de antaño, mantienen al hombre sano.
  • Si quieres vivir sano, acuéstate temprano.
  • Quien quiera vivir sano, coma poco y cene temprano
  • Después de comer dormir y de cenar, pasos mil.
  • No quiere mal, quien le dice al viejo que ha de cenar.
  • De la carne el carnero, y del pescado el mero.
  • Capón de ocho meses para mesa de Reyes.
  • Carne de cría, y peces de agua fría.
  • Buena es la trucha, mejor el salmón, bueno es el sábalo cuando es de sazón.
  • La Aceituna, una es oro, dos es plata y la tercera mata.
  • De los colores la granada y de las frutas la manzana.

Y en cuanto al agua exponía:

  • El agua sin color, ni sabor, y que tras ella se vea el sol.
  • Agua mala hervida y colada.
  • Y Agua que corre nunca mal coge.

Estos médicos y cirujanos,  son algunos de los protagonistas, junto con otros sanitarios y servidores de los Hospitales de Guadalupe, referentes de una etapa de la institución Guadalupana, que ha sido calificada por algunos autores como la «Edad de Oro» del Monasterio de Guadalupe, en la que la docencia y la asistencia sanitaria, desde Extremadura alcanzaron un alto nivel científico para gloria de la Medicina Española.

El resplandor del Monasterio de Guadalupe en todos los aspectos, duro hasta la segunda mitad del Siglo XVIII, en el  que con motivo de la Exclaustración de 1.835 sufrió su gran declive con la expulsión de Los Jerónimos, lo que conllevo el abandono material del Monasterio y la desaparición entre otras cosas de una gran parte de su tesoro artístico debido al pillaje incluso desde estancias oficiales.

Ello además, de borrarlo como punto de referencia de la conciencia nacional y religiosa, perdiendo incluso la Virgen Morenita la gran advocación mariana que tenía no solo en la Península Ibérica, sino incluso en todas las tierras conquistadas tanto por España como por Portugal.

Este hecho tal lamentable se mantuvo hasta 1.908 en que apoyado por un potente grupo de la burguesía no solo extremeña, sino nacional, capitaneados por el Márquez de la Romana, se hicieron cargo del Monasterio un pequeño grupo de Franciscanos procedente del Monasterio Extremeño del Palancar, que en su día fundara San Pedro de Alcántara.

Los  mencionados franciscanos, sin más bagaje que su voto de pobreza y una gran dosis de fe e ilusión,  trabajaron duramente por levantar de nuevo el esplendor que en su día tuvo el Monasterio.

Lo que unido al nacimiento y al desarrollo del Regionalismo en España en aquel momento, debido al declive que había sufrido como Nación con la pedida de Cuba y Filipinas a finales del XIX,  conllevo que Guadalupe se convirtiera en un referente del naciente “Regionalismo Extremeño”, como lo demuestra que la Iglesia Católica nombrara en 1.907 a la Virgen de Guadalupe, Patrona de Extremadura y las grandes romerías de afirmación regionalista que se celebraron en 1.910 y 1.924, así como que en 1.928 el Papa junto al Rey Alfonso XIII la coronaran como “Reina de las Españas” o de la  Hispanidad”.

ANTONIO ELVIRO ARROYO

 

EL DIA QUE EXTREMADURA DESPERTO SU CONCIENCIA REGIONAL

 El primero de septiembre de 2.014, se conmemoro el 35 aniversario de la Gran Manifestación celebrada en 1.979 en Villanueva de la Serena contra la Autorización por parte del Gobierno de Unión del Centro Democrático, de la construcción de una Central Nuclear en Valdecaballeros.

Manifestación, que supuso un “HITO” de la lucha del Pueblo Extremeño contra la  mencionada Autorización, al considerar la mayoría de los ciudadanos de la Región que los Gobiernos solo se acordaban de Extremadura para su expolio, y no para crear un tejido agrario e industrial que pudiera parar la sangría emigratoria que estaba sufriendo.

Muchas fueron las presiones que debió recibir el Presidente,  Adolfo Suarez por parte de la patronal del Sector Eléctrico y de las grandes Corporaciones Financieras con intereses en las empresas eléctricas, para que un Proyecto que se venía fraguando desde el Franquismo, como era la instalación de una Central Nuclear en el Guadiana, recibiera la luz verde para su construcción en plena transición democrática cuando la sociedad española incluida la extremeña, estaba en el momento de mayor reivindicación social, que incluía la lucha contra la Energía Nuclear, y la construcción de nuevas centrales nucleares en España.

Las presiones que debió recibir el Presidente Suarez, nunca las conoceremos, lo que no se comprende muy bien, es que siendo como era, según la historia, un hombre sensato y moderado, autorizara la construcción de una segunda Central Nuclear en Extremadura, cuando ya se estaban construyendo los dos grupos de la de Almaraz, así como que la Región mantenía numerosas Centrales Hidroeléctricas en su territorio, tanto en el Tajo como en el Guadiana, con una potencia instalada de más de 2 millones de KW, que producían unos 5 millones de KW en un año húmedo, y cuando debido a su escasa industrialización Extremadura solo consumía menos de  un 10% de su producción eléctrica.

Pero además, se hace difícil de entender que autorizara la construcción de Valdecaballeros en plena Cabecera del Plan Badajoz, cuando el mencionado Plan que tenía como fecha inicial de terminación 1.965, se había retrasado oficialmente más de diez años, y cuando de las 89 fábricas, principalmente de elaboración y envasadoras  de productos hortofrutícolas,  que se preveían construir en el proyecto a lo largo de toda la Vega del Guadiana, para absorber el excedente de mano de obra agraria, se habían construido poco más de diez, lo que resultaba todo un profundo fracaso del Plan, y una nueva tomadura de pelo al pueblo extremeño.

Por otro lado, y como las desgracias no vienen solas, el 16 de junio de 1.979 según informaban las agencias de prensa, había comenzado a funcionar de manera definitiva el Trasvase Tajo-Segura.

A partir de ese día las aguas del Tajo empezaban a regar las huertas y los campos de golf del Levante,  mientras que en la provincia de Cáceres no se había puesto en regadío una sola hectárea de las prometidas, ni comenzado las obras de compensación recogidas en la Ley del Trasvase.

Ante tanto desagravio a Extremadura, los propios miembros del partido de Adolfo Suarez, la Unión del Centro Democrático, que gobernaban la Diputación Provincial de Cáceres, convocaron urgentemente  un Pleno para aprobar una nueva Moción contra el trasvase,  que terminaba diciendo: “Nuestra oposición rotunda a que se trasvase un solo litro de agua en tanto no se lleven a cabo en la provincia, todas las acciones compensatorias prevista en la Ley  del Trasvase de 1971”.

Tanto la Diputación Provincial de Badajoz, como la entonces Junta Preautonómica de Extremadura, apoyaron la mencionada moción, pero dicho apoyo tampoco sirvió para mucho, ya que en 1.980  el Diputado de la UCD por Cáceres,  Manuel Bermejo manifestaba: La mayoría  de las obra y proyectos estan sin ejecutar.  De un presupuesto final de 17.581 millones de pesetas, solo se han planificado obras por valor de 3.213 millones y hasta la fecha solo se han invertido 895, por lo que tan solo se había realizado el 5% de las obras comprometidas”.

 

En esa situación no es de extrañar que la emigración fuese la única válvula de escape que tenía el pueblo extremeño para salid del abandono y la postergación en que se encontraba la Región, lo que conllevaba al paro forzoso de sus ciudadanos.

Por ello, los años sesenta y setentaenta fueron una verdadera sangría emigratoria, estimándose que en la mencionada década abandonaron Extremadura unas 400.000 personas, lo que supuso que muchas comarca y pueblos quedaran prácticamente desiertos.

Por todo ello, cuando  la Dirección General de la Energía, según publicaba el Boletín Oficial del Estado del día 25 de agosto de………., resolvió autorizar la construcción de los Grupos Nucleares I y II de Valdecaballeros, en plena Cabecera del Plan Badajoz, una gran mayoría del  Pueblo Extremeño estallo de indignación y rabia, ya que considera que el Gobierno Central solo se acuerdan de Extremadura para su expolio e instalación de centrales nucleares, pero no para poner en marcha unos Planes de Industrialización y de modernización de su agricultura y ganadería.

Consecuencia de ello es, que nada más conocerse la autorización previa del Proyecto  por parte  del Gobierno, empezó a gestionarse un “Movimiento en Contra” en las comarcas de la Serena y la Siberia a través de:

- Las Comunidades de Regantes,

- La Comisión de Afectados,

- Y las Asociaciones de Amigos de la Tierra,  ADENEX y otros colectivos,  acordando crear la “Comisión de Defensa del Guadiana”.

Según el Boletín Oficial, la citada autorización, estaba prevista según  el Plan Energético Nacional, aprobado en el Congreso el 28 de julio. Y la Central se construiría en la margen derecha del río Guadalupejo.

 La instalación la componían dos unidades gemelas independientes equipadas cada una de ellas con un reactor nuclear del tipo BWR,  y una potencia nominal de 2.894 megavatios, suministradas por la empresa estadounidense General Electric.

Hidroeléctrica Española y Sevillana de Electricidad eran las sociedades propietarias de la central y responsables de su construcción y explotación. Y era a  ellas,  a las que se les daba la autorización.

La autorización tenía un plazo de validez de nueve años desde la fecha de la concesión. Y en el plazo de seis meses las sociedades responsables de la construcción deberían presentar, una versión actualizada de los sistemas de seguridad de refrigeración y eliminación de residuos radiactivos.

El proyecto inicial de la construcción de Valdecaballeros, fue solicitado en junio de 1.974, por Unión Eléctrica, Hidroeléctrica y Sevillana de Electricidad, cuando se encontraron con grandes problemas de rechazo popular en otros puntos de España, en otros proyectos, como el del Ebro.

Fue entonces cuando desempolvaron un anteproyecto denominado “Guadiana”, que habían presentado al Ministerio de Industria, que contemplaba la construcción de una Central Nuclear entre los pantanos de Cijara y Garcia Sola, pero sin definir el lugar de su emplazamiento.

Los criterios seguidos para la elección de Valdecaballeros, según el anteproyecto presentado, eran: la disponibilidad de agua para la refrigeración, y  la proximidad a los centros de consumo de Madrid y Sevilla, pues la parte de producción eléctrica que le correspondía a Hidroeléctrica, seria exportada a Madrid, y la de Sevillana a Andalucía.  Con lo cual una vez Extremadura como otras muchas veces a lo largo de su historia, asumiría el riesgo de algo, de la que no se iba a beneficiar; ya que la electricidad que produciría la Central, como sus emigrantes, seria para enriquecer a otras Regiones.

Sin embargo, y aunque lógicamente no lo exponían en su proyecto, los verdaderos motivos para su construcción en Valdecaballeros, no eran de índoles técnicas, sino política. Pues estaban convencidos que ninguna población de la “Siberia Extremeña” se iba a oponer al proyecto, sino que iba a ser recibido por los ciudadanos, como una fuente de empleo y riqueza para la comarca, ya que estaban completamente confiados en la mansedumbre y falta de conocimiento de los habitantes de la zona.

La Dirección General de la Energía, también debió de pensar lo mismo sobre la falta de conocimiento, ya que no solicito informe alguno, como era preceptivos a todos los pueblos que se verían afacetados por su ubicación, que eran todos los situados en las aguas abajo de Guadiana, limitándose a informar solo a los pueblos de alrededor de  la Central, que al parecer debieron de quedar muy  satisfechos con la información (nada independiente) que les dieron los directivos de la Central sobre la seguridad de la misma, y sobre todo de la gran creación de empleo que conllevaría su construcción.

En diciembre de 1.976, la Comunidad de Regantes de la Vega Baja, envió un escrito al Comisario Aguas del Guadiana, en el que entre otras cosas, le manifestaban:

-Que la Central pretende obtener una desorbitada cantidad de aguas, que conllevaría un grave perjuicio a la Cuenca del Guadiana y a las Comunidades de Regantes, sobre todo en los años de sequía. 

-Que no se ha sometido a Información Pública el Proyecto como es preceptivo, por lo que legalmente, la construcción de la Central sería ilegar.

-Que las compañías han comenzado las obras sin  tener las licencias oportunas.

-Que no se ha solicitado Informe a la Delegación de Agricultura, afectando cómo afecta a los cultivos de todo el Plan Badajoz.

Por todo lo cual, solicitaban que se paralizasen las obras, hasta que se conocieran los resultados de los diferentes estudios solicitados; ya que el Guadiana constituía la mayor riqueza de Extremadura, pues permitía el regadío de 97.645 hectáreas y ampliarse a otras 46.278 , según las ampliaciones prevista en el Plan. Siendo cuando menos un atropello construir una Central Nuclear en plena cabecera del Guadiana.

El abril del año siguiente, las compañías propietarias, se dirigieron también al Comisario de Aguas de Guadiana, para exponerle que tras el periodo de Información Publica abierto con motivo de la solicitud de agua para la Central, se habían  recibido numerosos escritos de oposición, pero la gran mayoría eran: inadecuados, adolecían de defectos o no era cierto en los que en ellos se decía. Por lo que le suplicaban se siguiera la tramitación del expediente, desechando los escritos de oposición por ser la mayoría extemporáneos o no ciertos.

Ante el cariz tan negativo que iban tomando los acontecimientos, el 27 de mayo de 1.977, se convocó por varios colectivos una “Marcha Verde Antinuclear” contra Valdecaballeros.

Es domingo, y los pueblos aledaños a la Central están controlados por la Guardia Civil, que muy disimuladamente prohíbe la salida de sus vecinos, bajo el argumento que la marcha está prohibida.

Igual sucede en las carreteras de acceso a la zona, donde una gran cantidad de militantes antinucleares y emigrantes venidos de Madrid y Cataluña son retenidos en sus vehículos por la Guardia Civil.

Muchos ciudadanos que han logrado saltar los controles se reagrupan e intentan llegar hasta la Central. Pero un gran dispositivo antidisturbios equipado con todo tipo de material impide su paso, por lo que hacen sentadas a lo largo de la carretera, y discuten que hacer, ya que hay partidarios de enfrentarse a los antidisturbios y llegar por la fuerza a la Central, mientras otros consideran que debido a la gran fuerza policial existente y que la tensión por minutos va en aumento, lo es mejor retroceder, ya que enfrentarse a los antidisturbios sería una batalla que podía tener graves consecuencias.

         Uno de aquellos jóvenes que estuvieron en la Marcha escribiría días después: “La marcha antinuclear más larga que había tenido lugar en nuestro País había terminado. ¿Comenzaba a despertarse Extremadura?. Más de 1.500 extremeños, salvando los controles de la Guardia Civil intentaron llegar a Valdecaballeros. Seguramente su intento sirvió para dar un aldabonazo y un empuje en las conciencias extremeñas, para que luche contra la Central Nuclear de Valdecaballeros”.

Por otro lado, en octubre de 1977 a petición de las Comunidades de Regantes de las Vegas Bajas,…………… Pedro Costa Morata emite un informe más social que técnico,  que comienza diciendo: “Que de todos los conflictos nucleares que asolan el país, Valdecaballeros se lleva la palma, por la cantidad  de irregularidades y de defectos que adolece.

Todo ello por el autoritarismo y los intereses de los tecnócratas, tapados por la corrupción administrativa de la Dictadura, que no han hecho otra cosa que actuar en beneficio del capital y de la gran empresa”

Después de analizar, los efectos perjudiciales que tendría para todos los regadíos del Plan Badajoz, y debido a la conciencia de la sociedad, sobre las consecuencias de la contaminación nuclear y los perjuicios que ello conlleva para la salud del ser humano. Sus productos tanto naturales, como envasados serian rechazados por estar regados con posible agua contaminada.

E igualmente hacia una exposición detallada, de otras consecuencias negativas que tendría sobre el medio ambiente, como son entre otras: las transformaciones climáticas  y ecológicas que la central supondría

Y terminaba diciendo el Informe: “La opinión pública extremeña ha sido engañada al carecer de una Información Veraz sobre Valdecaballeros. Y la administración ha colaborado a ese engaño al no informar a la población y al aceptar las prisas de los propietarios para obtener la autorización previa en un tiempo récor.

Antes la posibilidad de la revocación por parte del Gobierno de la Autorización previa,  debido a la oposición de la población, no solo de la comarca, sino de una gran parte de Extremadura.

En el mes de mayo las Compañías Propietarias de la Central, solicitaron  un dictamen jurídico al catedrático en derecho, Garcia Enterría sobre la mencionada posibilidad.

El catedrático en su informe entiende que: “Las autorizaciones previas son actos con capacidad jurídica, que otorgan a sus titulares derechos que tienen que ser reconocidos, y que las adjudicaciones juridicamente pueden ser revocadas, pero que dicha revocación conllevaría la correspondiente indemnización economica”.

Por otro lado, desde la llegada de la Democracia, y desde el mismo inicio de la transición, el Pueblo Extremeño influenciado mucho por sus emigrantes, empezó a expresar sus inquietudes autonomistas, así el 30 de julio de 1977 se constituyó la Junta de Parlamentarios con el objetivo de promover y constituir la Junta Regional de Extremadura, lo que tendría lugar el 13 de junio de 1978, siendo elegido Presidente de la misma, el diputado de UCD por la provincia de Badajoz, Luis Ramallo Garcia.

Mientras todo esto sucede,  el 15 de agosto, se convocó por la  Comisión de Defensa del Guadiana,    una manifestación en Badajoz capital, que fue recogida por el DIARIO YA al día siguiente como sigue:

Por primera vez, barricadas en Badajoz. 
 Seis mil personas, contra la central nuclear de Valdecaballeros    
 La bandera de Extremadura ondeó durante varias horas en el Ayuntamiento pacense.

 

Por primera vez en su historia, el pueblo extremeño ha levantado barricadas, y en Badajoz las fuerzas del orden público han arrojado balas de goma y botes de humo. Todo sucedía en Badajoz cuando ya se habían disuelto las casi seis mil personas que participaban en la primera manifestación antinuclear autorizada para protestar contra la instalación de la central de Valdecaballeros.

Del mismo modo, y también por primera vez el domingo, ondeó la bandera de Extremadura (verde, blanca y negra) en un organismo oficial. Un joven de unos diecisiete años, ayudado por otros manifestantes, escaló la fachada del Ayuntamiento para llegar hasta el balcón central, donde colocó la bandera, que, a las doce de la noche del domingo, aún permanecía, aunque a primeras horas de la mañana del lunes había desaparecido.

Los manifestantes se habían concentrado en la plaza de San Juan. Allí hablaron representantes de: Euskadi, Cataluña, Andalucía, de los emigrantes extremeños y de la Comisión de Defensa del Guadiana. Banderas dé Extremadura había a centenares, así como otras de Cataluña, Euskadi, y Andalucía.

Tras abandonar la plaza de San Juan, los manifestantes se. dirigieron a las cercanías del Gobierno Civil, donde se disolvieron poco después de las 14,30 horas. Fue entonces cuando un grupo de estos intentó y logró levantar barricadas en la plaza de Hernán Cortes, en las cercanías del Gobierno Civil, por lo que las fuerzas del orden actuaron con botes de gases de humo y balas de goma.

Previamente a la disolución de la manifestación, el gobernador Civil, señor Martín Caballero, recibió a una comisión de seis personas, a las que prometió trasladar al Gobierno la protesta del pueblo por la instalación de la central nuclear.

 Tal como  decimos  hubo numerosos: vascos, catalanes, andaluces, extremeños y numerosos emigrantes que entonaron la canción que más sonó: "Centrales nucleares, a la finca de Suárez".

Como continuación de la Manifestación, el lunes 26 de agosto son convocados por el Concejal del Ayuntamiento de Villanueva de la Serena, Juan Serna a una Asamblea los alcaldes de la zona, los cuales acuerdan realizar un encierro, y la convocatoria para el domingo siguiente de una manifestación en Villanueva, para aprovechar el empuje de los emigrantes que están de vacaciones.

Esa misma noche ya se quedaron encerrados 18 alcaldes, numero que ira aumentando a lo largo de la semana hasta llegar a los 130, la mayoría del PSOE, pero también algunos de la UCD de diferentes pueblos de la Región, tanto de Cáceres como de Badajoz.

El domingo 1 de septiembre, Villanueva y los alrededores aparecieron tomada por las fuerzas de seguridad, incluida una compañía especial antidisturbios venida de Córdoba, con el objeto de  impedir que los extremeños participaran en la manifestación “Contra la Central” ya que había sido prohibida por el Gobernador Civil.

La Guardia Civil estableció controles en las carreteras de acceso al municipio, pero cuando los agentes daban el alto a los coches y autobuses, la gente se bajaba y andando por los caminos, muchos con la bandera “Verde, Blanca y Negra” llegaban a Villanueva siendo recibidos con aplausos por los allí concentrados.

 Tal fue el caos que se organizó en los accesos a Villanueva, que la manifestación se hubo de posponer para las 8 de la tarde. A esa hora unos 40.000 extremeños, según el diario HOY del día siguiente, venidos de todos los rincones de la Región y de España,  y después de recorrer varias calles, llegaban a la plaza del Ayuntamiento donde estaban encerrados los alcaldes.

Aquellas 40.000 almas en una  Manifestación No Autorizada en contra de la construcción de la Central Nuclear de Valdecaballeros, convirtieron a la misma en la más importante de la historia de Extremadura.

Muchos estudiosos de los movimientos sociales, dicen que aquel día de verano, Extremadura despertó su conciencia regional. Para otros como el sociólogo y Catedrático de la Universidad de Extremadura, Artemio Baigorri: “La lucha del pueblo extremeño contra la construcción de Valdecaballeros, fue un punto de inflexión en la Historia de Extremadura”.

 

Entrevistado Juan Serna, por algunos medios de comunicación les dice: “El Plan Nuclear del Gobierno, es un mal Plan, si se tiene en cuenta que para poder poner en funcionamiento dicho Plan, es necesario la prospección de uranio. Pues bien, lo quiere extraer tambien de Extremadura. De hecho ya funcionan en la Región dos extracciones: La Haba y la de Albala. Dos consorcios que se han regalado a la voracidad de la empresa Norte Americana, “Estándar Oil de Califonia”.

El Presidente de la Junta Preautonómica y diputado de UCD, Luis Ramallo Garcia, en una entrevista en Televisión Española tergiverso las motivaciones de las movilizaciones, pero para entonces la noticia ya habia trascendido a toda España e incluso a Europa.

La Junta Preautonómica, con mayoría de miembros de la UCD, mismo partido que gobernaba en España, tenia muchas dudas sobre qué hacer,  debido a la obediencia debida. Pero  antes las presiones de sus propios alcaldes y sobre todo de la ciudadanía, solicito al Gobierno que estudie la instalación de la central en otro lugar más idóneo.

Al presidente, Ramallo parece que no le molesta la instalación de la Central en Extremadura, lo único que le molesta eran más las formas que el fondo, ya que en los medios de comunicación manifiesto: “Siendo obligatorio el establecimiento de consultas previas con los interesados, nadie, se ha puesto en contacto con la Junta Preautonómica”.

Asustado el Gobierno Central de la repercusión tan negativa que estába teniendo el asunto en la opinión pública en general, y en la extremeña en particular, concedio una demora para iniciar su construcción oficial, y para que la Junta pudiera presentar los informes que considerase.

Ante tal demora, Ramallo considero un triunfo personal el aplazamiento, manifestando que era un día grande para Extremadura.

Pero el Ministro de Industria, ……… Bustelo le amargo la fiesta al contestarle en la prensa: “Que la central seguirá para adelante, y que durando el proceso de la construcción de una central una docena de años, poco importa esperar unas semanas para convencer a los extremeños de que no se van a intoxicar ni a envenenar”.

 

Y el día 25 de noviembre de 1979 en el DIARIO YA, el Ministro manifiesta su poderío y su falta de respecto a sus compañeros de la Junta Preautonómica, cuando a la pregunta del periodista, sobre la posibilidad del que el Informe de esta fuera negativo. Dice: “Estamos tan convencidos de que tenemos razón, que no dudamos que el informe será positivo, y si es negativo lo rebatiremos punto por punto y tendrán que estar de acuerdo con nosotros”.

En los informes que emiten las diferentes Consejerías, se puede ver la desintegración que estaba sufriendo la Unión del Centro Democrático, y la influencia que sobre algunas de esta Consejeria tiene el sector eléctrico.

Si no, no se entiende que Organismos perteneciente a un mismo Gobierno pudieran llegar a concusiones tan dispares.

Pues siendo la de Sanidad, por ejemplo la responsable de velar por la salud de los extremeños, es la Conserjería que menos condicionantes manifiesta para autorizar su construcción.

El informe que realiza es demoledor, ya que comienza diciendo que el progreso exige la utilización de fuentes de energía de recambio, y la nuclear es una de ella. Y continúa: “contrariamente a lo manifestado por la opinión pública, desde hace años, esta fuente de energía es una de las menos contaminantes”.

Y en cuanto a la peligrosidad, expone: “Que construida de acuerdo con las normas de seguridad exigible, emite menos radiaciones que cuando se mira diariamente un TV en color”.

Para terminar diciendo que: “Hay un estudio comparativo de la mortalidad producida por las distintas fuentes de energía, publicada en la revista “América Ciencia”, donde se documenta la inocuidad de la energía nuclear comparada con otras fuentes”.

Por su parte, la Consejería de Agricultura, emitiría un larguísimo Informe, alegando que la presencia de la Central en la Cabecera del Guadiana, constituiría un impacto negativo entre otros por los siguientes motivos: Temor de las habitantes de la zona, descredito de los productos agrarios producidos en el ámbito de su influencia, y dificultades para su comercialización.

Manifestando además, que el fuerte caudal solicitado por la Central, reduciría la posibilidad del incrementos de los nuevos regadíos recogidos en el Plan Badajoz, así como que en caso de sequía se plantearía un problema a los agricultores, ya que tendría preferencia la Central.

Y terminaba diciendo: “La posibilidad de accidente siempre existe y el medio agrario sufriría un impacto general, que por no estar lo debidamente analizado, se suele minimizar”.

En noviembre de 1.979, el Gobierno Autonomo, a través de su Presidente, se dirigía al Ministro de Industria para comunicarles que: La Junta se Oponía a la Resolución de dicho ministerio, por el que se concedía la construcción de la central Nuclear de Valdecaballeros, por tratarse de un riesgo para la Región y por no tener el Pueblo Extremeño las más elemental información en general y en particular sobre la seguridad de la misma.

Al mismo tiempo, que alegaba la marginación de la Junta en un tema que afectaba al pueblo extremeño, mientras que por el contrario el Ministerio había mantenido contantes reuniones con las empresas beneficiarias. Hecho que demostraba que se estaban sacrificando los intereses generales de los extremeños, por los intereses privados de las empresas eléctricas.

E igualmente manifestaba: que la documentación presentada sobre el alcance del riesgo nuclear, los daños agrícolas, sanitarios, y castratoficos eran insuficientes, y que la falta de información era con el objetivo de evitar la reacción de los afectados.

Y por último exponía: que el emplazamiento elegido, era un desprecio absoluto a la agricultura extremeña, ya que se vería afectado todo el Plan Badajoz, yugulando las posibilidades de crecimiento del sistema de regadíos y creando un riesgo muy alto de contaminación de los productos en el producido.

Por todo ello, la Junta solicitaba al Ministro de Industria, que anulara la Resolución por la que se autorizaba la construcción de la Central Nuclear de Valdecaballeros

Sin embargo, a pesar de la masiva manifestación de Villanueva, de la oposición de la Junta y de la lucha que siguieron manteniendo los diferentes colectivos a través de la “Plataforma en Defensa del Guadiana”.

 La central nuclear se siguió construyendo, pues sus dos propietarias: Hidroeléctrica Española y Sevillana de Electricidad querían que ante la situación de descomposición por la que atravesaba el partido del Gobierno, la UCD, y la más que previsible victoria del partido socialista, cuyos miembros de Extremadura estaban en contra de su construcción.

Hicieron todo lo que no está escrito para que llegado el caso su construcción estuviera lo más avanzada posible, para que su paralización fuera casi imposible.

Lógicamente uno de sus objetivos fue crear en la población de Extremadura en general, y en la de la comarca en particular una Opinión Favorable a su construcción, como generadora de empleo y riqueza. A tal fin solicitaron a todas las empresas subcontratadas fueran grandes o pequeñas, que todo el material que necesitaran lo deberían comprar en la comarca o en su caso en Extremadura, haciéndolo solamente fuera en el caso que no lo pudieran adquirir en la Región.

En cuanto a la contratación de trabajadores, deberían de seguir la misma pausa, así como que su número fuera el máximo posible, para que no solamente el paro fuera cero en la comarca; sino incluso que pudieran volver los emigrantes que lo desearan.

En el orden político,  el 8 de noviembre de 1980, la “Asamblea Extremeña” formada por los miembros de las diputaciones, senadores y diputados de la Región acordaron crear una Comisión que se encargara de redactar el Anteproyecto de Estatuto para Extremadura, quedando el mismo aprobado como Proyecto de Estatuto el 12 de diciembre de 1981.

Presentado el mismo para su ratificación en la Cortes, su tramitación parlamentaria se vio paralizada por la disolución de las mismas, y la convocatoria de las Elecciones Generales de octubre del 82, elecciones, que gano por una amplia mayoría el PSOE.

El domingo 8 de mayo de 1983, se celebraban las primeras elecciones autonómicas en la Historia de Extremadura para cubrir los 65 escaños de su Asamblea, en las cuales el PSOE con 292.696 votos y 35 escaños obtuvo la mayoría absoluta, seguido de lejos por Alianza Popular con 20 diputados, Extremadura Unida con 6 y el PCE que consiguió 4.

Un mes más tarde el socialista Juan Carlos Rodríguez Ibarra era elegido Presidente de la Junta, convirtiéndose así en el primer Presidente de Extremadura.

El cambio de colorpolitico en el Gobierno de la Nación  con motivo de las Elecciones del 82, y la elección de un socialista como Presidente de la Junta de Extremadura, conllevo un soplo de esperanza para la posible paralización de la construcción de la central.

Pues el Partido Socialista tanto a nivel nacional como regional, habían llevado en sus respectivos programas electorales, el primero un Parón del Plan Nuclear, y el segundo la paralización y el cierre de la Central Nuclear de Valdecaballeros.

Solo seis meses después de su elección como Presidente, Rodríguez  Ibarra, declaraba a la prensa: “La Central de Valdecaballeros, puede no llegar a funcionar”.

Así lo recogía el DIARIO EL PAIS,  el  27 de diciembre:

 

La central nuclear de Valdecaballeros no llegará a ponerse en funcionamiento, según ha manifestado al diario HOY de Badajoz, el nuevo presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra.

"El gobierno no dará autorización para la puesta en funcionamiento de Valdecaballeros, entre otras cosas, porque, además de no ser necesaria la energía nuclear que produjera, hundiría la industria minera leonesa", ha señalado también. Agregó que desconoce cuál será el futuro de las obras llevadas a cabo en la central, cuya paralización ha sido continuamente pedida por los regantes de la cuenca del Guadiana, al ubicarse en la cabecera del plan Badajoz, que afecta a cerca de cien mil hectáreas.

En relación con la otra nuclear existente en territorio extremeño, Almaraz, Rodríguez Ibarra manifestó que permanecerá parada hasta que existan el máximo de garantías para su funcionamiento y que éste, según apreciación de los técnicos, nunca alcanzará, al cien por ciento de su potencia total.

Como se puede ver, desde el primer momento la Junta de Extremadura como Órgano Colegiado y personalmente Rodríguez Ibarra como Presidente,  se opusieron frontalmente a su instalación, aunque dicha oposición no estuvo exenta de tensiones tanto a nivel de partido, como entre el Gobierno de España y el de Extremadura, como lo describe el propio Rodríguez Ibarra en su libro “Rompiendo Cristales”:

“Valdecaballeros  era una cuestión, en primer lugar de coherencia. Se lo dije a Felipe Gonzalez, presidente del Gobierno: “Si no me cambias la estructura económica de Extremadura, no te admito la central nuclear”

Yo solo quería ser coherente. La región menos industrializada de España no podía tener, entre Valdecaballeros y Almaraz, la mitad de la potencia nuclear instalada en todo el Estado. No podía instalarse Valdecaballeros, porque era un sin sentido que los extremeños no entendíamos. Le puse a Felipe Gonzalez el ejemplo de la bombona y el huevo frito: “Oiga, si usted quiere que yo tenga la bombona de butano, con el riesgo que explote, por lo menos que el huevo frito me lo coma yo. No voy a tener yo la bombona para que, encima, el huevo frito se lo coman otros”.

Mi propuesta a Felipe Gonzalez fue que si me cambiaba la estructura económica de Extremadura, y además de las dos nucleares había un proceso de industrialización profundo yo admitiría Valdecaballeros. No quería dinero. Quería un plan de industrialización urgente para Extremadura.

Porque no era de recibo, que en una región, donde la industria brillaba por su ausencia, se convirtiera en la primera potencia nuclear española para abastecer de energía a otros territorios que si tenían una fuerte producción industrial.

El cambio de Gobierno en España en octubre del 82 supuso una suave brisa de esperanza para quien estábamos en contra de la central nuclear. Yo ya había expresado que el día que se abriera Valdecaballeros abandonaría la Presidencia de la Junta de Extremadura. Mi órdago era todo menos un farol. Sabía que nuestro poder era muy limitado frente a los intereses que sustentaban la construcción de la central. Además, el Gobierno Socialista sostenía y defendía que por encima de los intereses del partido o de los territorios estaba el interés general. Así me lo hizo saber Felipe Gonzalez: “Si España necesita que se abra la central nuclear de Valdecaballeros, no tenga dudas de que mi responsabilidad como Presidente del Gobierno me obligara abrirla”.

Me gusta, le conteste que un Presidente no se deje llevar por otros intereses que no sean los de España, pero ten la seguridad que si el Gobierno abre la Central, yo dimitiré como Presidente de Extremadura.

A lo que manifestó: “Esa es tu responsabilidad y me gusta que el Presidente de Extremadura esté dispuesto a defender los intereses de su región por encima de sus intereses políticos”.

Tuvimos que resistir todo tipo de presiones, incluidas las económicas, pues aquellos que defendían la instalación de la central eran muy poderosos. Pretendían convencernos con una Extremadura convertida en emporio de riqueza y prosperidad gracias a la nueva planta nuclear, que sería la gran solución para el futuro. Pero aquellos argumentos, que más que argumento parecían ensoñaciones, caían por su propio peso.

Los extremeños ya sabían  que no habría ningún terremoto empresarial, teníamos la prueba en la central nuclear de Almaraz, que estaba funcionado desde 1981 y que no había desarrollado en la región, ni ningún avance en la industria ni en la economía.

Una tarde de verano nos recibió Carlos Solchaga, Ministro de Industria del primer Gobierno Socialista. Me acompañaban Juan Serna, consejero de Obras Publicas y Eugenio Álvarez, consejero de Industria. Desde el primer momento, el ministro de comporto como un niñato mal educado. Estaba claro que no le gustábamos y que nos consideraba unos vulgares antinucleares sin sentido de la modernidad.

Pretendí cambia su impresión, le insistí que nuestra negativa a una nueva instalación nuclear no era ideológica, sino económica y sobre todo, por un mínimo sentido de dignidad para un pueblo que teniendo una estructura económica claramente agrícola, no podía albergar la mitad de la potencia nuclear de España.

Durante toda la entrevista, Solchaga como que no nos escuchaba, ejerciendo su papel de Ministro. Alardeo de que la solución estaba en sus manos y que como le caíamos bien, solo autorizaría un grupo de los dos que se estaban construyendo.

Al decirle que no aceptábamos ni un grupo ni dos. Cambio su paternalismo, para decir que vista nuestra actitud, autorizaría los dos. A la tercera vez que  repitió que autorizaría los dos, me levante del sofá que estaba sentado y le dije: “Mira Ministro, ¿sabes que te digo?. Que te vayas a tomar por el culo”.

Aquella noche Solchaga llamo a Felipe Gonzalez, para decirle que el Presidente de Extremadura había salido con la cara destemplada de su despacho, y que estaba seguro que dimitiría esa noche.

A mí me llamo Alfonso Guerra, para conocer lo ocurrido y mi decisión, pues al parecer  en Moncloa estaban convencidos que dimitiría. Le dije que dimitiría como había dicho tantas veces, cuando  se abriera Valdecaballeros. A lo que me respondió: “Entonces no vas a dimitir nunca”.

Estoy convencido de que si esa batalla la hubiéramos perdido, nuestra autonomía jamás habría alcanzado el nivel de respeto que ha ido consiguiendo a lo largo de los años. La derrota no hubiera significado solo mi dimisión; hubiera supuesto la derrota de la región. La historia autonómica extremeña hubiera sido otra si hubiera perdido el primer desafío que los extremeños nos impusimos colectivamente”.

A pesar de la batalla planteada por: los extremeños, por la Junta y personalmente por su Presidente,  la construcción de la Central, no solo seguía su marcha, sino que había aumentado el ritmo de trabajo, con el objetivo de que su paralización fuera materialmente imposible por el avanzado estado de las obras y el gran coste que supondría la indemnización.

Por ello, de nuevo el pueblo extremeño salía una vez más a la calle para demostrar al Gobierno de la Nación su oposición frontal a su puesta en funcionamiento.

El día 13 de mayo de 1983, el periódico EL PAIS informaba en sus electores:

Manifestación de 15.000 personas contra la central nuclear de Valdecaballeros

 

“Unas 15.000 personas convocadas por el PSOE y otras asociaciones políticas y ecologistas, según Europa Press, se manifestaron ayer en Villanueva de la Serena (Badajoz), para apoyar la decisión gubernamental de paralizar las obras de la central nuclear de Valdecaballeros. Mientras transcurría la marcha, un centenar de trabajadores permanecían encerrados en la iglesia de La Asunción, de la misma localidad, para pedir la continuidad de las obras. El presidente de la Junta de Extremadura acusó a grupos económicos de manipular a la opinión pública”.

 

A la vez que todo esto sucedía, tuvo lugar un conflicto laboral entre la Empresa AETEA y los sindicatos UGT y CC.OO, ya que la primera se negaba a negociar el Convenio para los 1.700 trabajadores que componían su plantilla. Por lo cual comenzaron una huelga intermitente de cuatro horas diarias, que fue contestada por la empresa con una suspensión de empleo y sueldo de 15 días para todos los trabajadores, lo que conllevo un encierro por parte de los dirigentes sindicales durante varios días en la Dirección de Trabajo en Badajoz.

Pero la huelga laboral en la mayor empresa que construía Valdecaballeros, era solo eso “un conflicto laboral”, ya que  el mayor problema en la construcción de la Central era otro.

El lunes 26 de diciembre de 1983, el periódico EL PAIS publicaba en sus páginas una noticia inquietante: “Cinco técnicos de la Central denunciaban inseguridad,  fallos en el proceso de construcción y falsedad en las inversiones”.

En la entrevista realizada por el periódico en Mérida, los técnicos manifestaban: Tememos por nuestra seguridad física, pero no nos importa afrontar el riesgo y denunciar que Valdecaballeros es un gran fraude al Estado.

No es cierto que se lleven invertidos 110.000 millones de pesetas en obre civil, como dice el Director de la central. Podemos demostrar que a 30 de junio de 1983 las certificaciones de las obras realizadas ascendían a 11.590 millones.

Igualmente exponían que según la documentación que tenían guardada en una Caja Fuerte de una Entidad Bancaria, el coste total de la construcción de la Central, no alcanzaba  ni por asombro la cifra de 500.000 millones de pesetas que decía  el Director.

Pero siendo graves las denuncias que hacían en el aspecto económico, más graves eran aun las que hacían en referencia a los trabajos técnicos.

Según estos cincos técnicos, que no debemos olvidad que trabajaban en la Central, los fallos en la construcción tenían unas consecuencias insospechadas. Fallos que eran conocidos e ignorados por la Dirección, y que afectaban entre otros a la soldadura de las tuberías, la instalación de piezas defectuosas, y al hormigonado en la vasija de los reactores.

Antes las mencionadas denuncias, la Dirección de la Central obligo a todos los técnicos a firmar un escrito contra dichas denuncias,  en el que exponían que toda la construcción de Valdecaballeros se adaptaba a las normas de seguridad exigidas, pero no aportaban ningún documento que echara para atrás las denuncias presentadas por los cincos técnicos.

Tampoco el Consejo de Seguridad Nuclear, realizo Informe alguno sobre las denuncias expuestas, a pesar de haber sido reclamado por la Junta de Extremadura. Limitándose a contestar que: “Las posibles anomalías en la Central Nuclear de Valdecaballeros estarían en los equipos convencionales y habían sido corregidas”. No entrando para nada en los posibles fallos en la construcción que denunciaban los técnicos.

 

Un año después de las mencionadas Denuncias, en 1984, el gobierno presidido por Felipe Gonzalez decretó la moratoria nuclear lo que supuso la paralización de las obras cuando el grupo I estaba finalizado al 80% y el grupo II al 60%.

  • El edificio 1 donde estaba alojado el primer reactor estaba casi totalmente acabado y listo para la realización de las pruebas nucleares sin combustible.
  • Y  el edificio 2 estaba totalmente construido a falta de completarlo con las instalaciones, la mayoría de las cuales estaban ya compradas y almacenadas.

Como curiosidad, decir que a pesar de la enorme  seguridad que tenía la Central, ante un posible atentado terrorista, a principio de los años 80, ocurrió un incidente que dejó atónitos a los responsables de la misma. Un buen día aparecieron en un basurero de París, cientos de planos de la Central Nuclear de Valdecaballeros.

Dos años después, de la Moratoria Nuclear y la paralización de las obras, la Central Nuclear de Valdecaballeros seguía no solamente suscitando debates en la Opinión Pública Extremeña, sino que incluso provoco la primera crisis política en la Junta de Extremadura.

El entonces Consejero de Obras Publica, Juan Serna manifestó a la prensa, que daba por hecho, que la insegura Central de Valdecaballeros podía abrirse una vez celebradas las elecciones autonómicas de 1.987.

La respuesta a estas declaraciones, no se hicieron esperar por parte del Presidente de la Junta, el día 5 de marzo, el Presidente llamaba al Consejero a su despacho, para comunicarle que estaba cesado.

En una rueda de prensa posterior, Rodríguez Ibarra manifestó que las declaraciones de Juan Serna respecto a la apertura de la Central, las debías por lo menos haber comentado antes con él o haberlas manifestado y expuesto oficialmente antes el Consejo de Gobierno como Consejero de Obras Públicas.

Y que en cuanto a lo manifestado por Juan Serna, de que Valdecaballeros podría abrirse después de las elecciones, lo negó rotundamente alegando además que el funcionamiento de la central Nuclear no dependía finalmente del Gobierno de Extremadura, sino del Central y que este en Consejo de Gobierno había acordado su cierre definitivo.

Exponiendo nuevamente, que él como había manifestado varias veces presentaría la dimisión si finalmente se abría Valdecaballeros, pero que estaba convencido que no llegaría a presentarla, porque Valdecaballeros nunca se abriría.

De la misma opinión era el Consejero de Industria y Energías, Antonio Rosas, quien antes las noticias de la existencia de un estudio por parte del Gobierno Central en el que se contemplaba la puesta en marcha de Valdecaballeros a partir de 1.993, manifestó, que se trataba de un intencionado Globo Sonda con afán intoxicador, para ver la reacción del Pueblo Extremeño y del Gobierno Regional, ya que el Plan de Paralización de Valdecaballeros se estaba cumpliendo según lo previsto, y que  además tanto el Gobierno Autonómico y el Partido Socialistas de Extremadura, tenían conocimientos que en caso de que en el horizonte de 1.992 aumentase la demanda eléctrica, se optaría por la energía eléctrica del carbón y no la nuclear.

Por lo tanto, para Antonio Rosas, no había razones para pensar que había habido un cambio de actitud por parte del Gobierno de Felipe Gonzalez, afirmando que la apertura de la Central de Valdecaballeros no se había vuelto a plantear por parte del Gobierno Central.

Opinión esta que no compartía el diputado nacional de Izquierda Unida, Antonio Romero quien en una visita a Mérida manifestó que: “Ni la mayoría socialista de la Asamblea de Extremadura, ni el anuncio de Ibarra de que dimitirá si se abre Valdecaballeros, no son fuerzas suficientes para garantizar el cierre total de la central”.

Ya que el Ministro de Economía, Solchaga y el de Industria, Aranzadi eran partidarios de su entrada en funcionamiento, más que el modelo de Centrales de Carbón, no era por el que ellos apostaban para el desarrollo del Plan Energético Nacional, a lo que se sumaba las elevadas indemnizaciones que habría que pagar a las compañías eléctricas en caso del cierre definitivo.

Pero los planteamientos del diputado de Izquierda Unida o no tenían consistencias o tenían como objetivo la intoxicación de la opinión pública, ya que poco tiempo después, el 1º de Mayo de 1.991 el diario ABC publicaba: “EL Gobierno se pliega al partido y decide un nuevo parón nuclear. Valdecaballeros no entrara en funcionamiento”.

Según el mencionado diario, las tesis del Partido Socialista Obrero Español sobre la energía nuclear habían vencido a la resistencia del Gobierno, y se habían impuesto al mantenimiento de la moratoria nuclear.

Ya que el Ministro de Industria, Claudio Aranzadi había manifestado que en el mejor de los casos no se construirían nuevas centrales nucleares hasta el próximo siglo, ya que el Gobierno apostaba por el Gas como materia prima, confirmando igualmente, que la Central Nuclear de Valdecaballeros no se abriría.

Y es que Valdecaballeros, se había convertido en el  eje principal de la campaña antinuclear del Partido Socialista tanto a nivel nacional como autonómico, en general y en particular del Presidente Rodríguez Ibarra.

La paralización total de Valdecaballeros fue una decisión y clara apuesta política del Guerrismo, frente a las tesis más liberales del gobierno de Felipe Gonzalez, representada entre otros por los ministros, Solchaga y Aranzadi.

La apuesta por el cierre definitivo de Valdecaballeros, no estuvo exentas de tensiones, tanto a nivel de Partido como de Gobierno, ya que su puesta en marcha se incluyó en la Propuesta que el Sector Eléctrico  presento al Ministerio de Industria como la alternativa más viable y económica para el nuevo equipamiento de la generación eléctrica que España necesitaba.

Veinticinco años después de su paralización, todavía seguía el debate en la opinión pública extremeña en general y en particular en Valdecaballeros, si mereció la pena ser antinuclear.

En diciembre de 2008, el DIARIO PUBLICO, hizo un reportaje para contestar a esa pregunta:

Valdecaballeros (Badajoz) evoca su pasado reciente con una mezcla equilibrada de orgullo y decepción. "Antes había mucho negocio. Pero ahora está muerto. Yo emigré cuando cerró la central, como la mitad de mi quinta. Todo ha bajado un 90%", cuenta Julio Sánchez, que regenta el bar de la piscina municipal. El pueblo, con una población menguante que apenas supera el millar de personas, ha perdido la prosperidad de los años en que 5.000 trabajadores armaban una central nuclear que nunca llegó a funcionar. "La paramos, y bien parada que está. Era mucho riesgo", afirma orgulloso Antonio, un jubilado de 74 años.

La moratoria nuclear de 1984, que también afectó a Lemóniz y Trillo, fue el principio del parón  del segundo proyecto nuclear en Extremadura, tras Almaraz. Chernóbil le dio la puntilla en 1986. A primeros de la década de 1990, se desestimó de forma definitiva y empezó el largo desmantelamiento, mientras Valdecaballeros, conforme pasaban los años, se preguntaba si había sido sensato dar plantón a un Mr. Marshall energético que prometía ahogar en billetes verdes el pasado doliente de este rincón de la olvidada comarca de la Siberia extremeña.

José García encarna una historia de prosperidad ligada a la central. Llegó en 1982 para incorporarse a unas obras iniciadas a mediados de la década de 1970 y trabajó hasta 1997, ya avanzado el desmantelamiento.

Jubilado en 1999, adquirió la casa que la empresa le proporcionó en la urbanización “Los Encinares”, uno de los poblados levantados para la mano de obra. "El primer reactor estaba al 80%. Quedaba poco. Fue una lástima", dice José mientras observa las ruinas de la central, convertidas en monumental metáfora de lo inútil. Y también de lo caro. Las indemnizaciones a la propiedad: Sevillana de Electricidad e Iberdrola han superado los 2.500 millones de euros, según respuesta parlamentaria de abril de 2006.

"Nosotros no hemos recibido nada. Hay una deuda histórica de 10.000 millones de pesetas [60 millones de euros] en impuestos indirectos. Una subestación eléctrica aún funciona en situación ilegal, sin pagar. Al cerrar, mucha gente fue a la ruina. Y no somos capaces de retener a los jóvenes", resume el alcalde, David Baños (PP), que intenta ahora arrancar al Ministerio de Industria el alquiler de 400 hectáreas de la central para dos termo solares. El PSOE local rema en la misma dirección. "Nos han abandonado", lamenta su portavoz, José Antonio García, que se opuso en su día a la central, pero demanda ahora al poder regional "recursos para un desarrollo económico más gradual".

La sensación de agravio es patente. El anterior alcalde, el socialista Miguel Ángel García, envió a Ibarra un acuerdo plenario en tono casi desesperado. "Valdecaballeros se sacrificó por el bien común", decía el texto, donde detallaba un variopinto catálogo de posibles proyectos que nunca han llegado: un polígono industrial, energías renovables, una playa dulce, una potabilizadora, una depuradora de agua, una residencia de ancianos...

"Está claro que hubo sacrificios", admite Pablo Ramos, coordinador de Ecologistas de Extremadura. "Pero siempre engañan con el tema del empleo. Al principio, son muchos; luego, recortan. Como en Almaraz. Y el riesgo está ahí. Estas cosas dan, pero también quitan", añade. Hubiera quitado mucho a regantes, a agricultores, a ganaderos y al turismo.

También con motivo del 25 aniversario de la Gran Manifestación de Villanueva de la Serena de 1.979, el Diario Regional HOY, publico un artículo, cuyo título EL DIA QUE DESPERTO EXTREMADURA, es bien significativo de lo que supuso la lucha contra la construcción de la Central Nuclear de Valdecaballeros para Extremadura.   

Tal día como hoy, hace 25 años, fue domingo. Un domingo en el que muchos aseguran que Extremadura despertó su conciencia regional. Amanecía septiembre y aquella mañana de 1979 los alrededores de Villanueva de la Serena aparecieron tomados por las fuerzas de seguridad.

El objetivo era impedir que los extremeños participaran en una manifestación no autorizada convocada para protestar en contra de la puesta en marcha de la Central Nuclear de Valdecaballeros. Pero, finalmente, aquella protesta se terminó convirtiendo en la más importante de la historia de la región.

Pero todo comenzó unos días antes, cuando los extremeños conocieron que el Gobierno había dado el visto bueno a la central nuclear. En ese momento, empezó a gestarse un movimiento en las comarcas de La Serena y La Siberia que culminó con el encierro de una veintena de alcaldes en el Ayuntamiento de Villanueva de La Serena. Encierro que sería sólo el inicio de una movilización que se extendió por toda la región y que terminó congregando a 130 alcaldes en el encierro villanovense --120 pacenses y 10 cacereños--.

Paralelamente se había puesto en marcha una importante campaña informativa mediante boletines y panfletos con la que se pretendía advertir a los extremeños sobre las desventajas que suponía para la región contar con una planta nuclear.

Todo ello se concretó en la convocatoria de una manifestación monstruo, así se la denominó en algunos medios de comunicación, que se celebraría en Villanueva el primer día de septiembre. Y el llamamiento surtió efecto... hasta en Europa.

Extremadura se preparaba para aquella mañana de septiembre. Corría el rumor de que la protesta, que no estaba autorizada, sería secundada por miles de extremeños y todo indicaba que la manifestación podría ser una de las mayores protestas en España después de los años de dictadura.

Villanueva amaneció tomada por corresponsales y televisiones de varios países europeos y por las fuerzas de seguridad, que establecieron controles en las carreteras de acceso al municipio para dificultar el paso a los manifestantes que llegaban de todos los puntos de la región.

Pero cuando los agentes daban el alto a los autobuses y coches que se aproximaban a Villanueva, la gente buscaba entradas al municipio caminando campo a través. El goteo de personas fue incesante a lo largo de la mañana, hasta el punto de que la manifestación tuvo que retrasarse.

Más de 35.000 extremeños consiguieron participar en la protesta --otros 10.000 se quedaron en los controles policiales--. La manifestación recorrió las calles villanovense hasta altas horas de la noche para culminar en la Plaza de España, ante el ayuntamiento en el que los alcaldes permanecían encerrados.

Y terminaba el artículo manifestando:

La Central Nuclear de Valdecaballeros nunca llegó a funcionar. Muchos dicen que aquel día de verano, cuando anocheció, Extremadura despertó su conciencia regional.

ANTONIO ELVIRO ARROYO

 

 

EL CRIMEN DE DON BENITO

El crimen más brutal

que he podido ver descrito

¡aun lo digo tembloroso¡

fue el crimen de Don Benito

 

Don Benito, fue durante muchos años conocido en España como “La Ciudad del Crimen”. Porque en este pueblo de nuestra Región que fue durante varios años el mayor de nuestro País, se produjo nada más comenzado el Siglo XX, uno de los crímenes más brutales que catalizo todas las tensiones sociales de la época en la Extremadura de tránsito de siglos.

Lo que en principio era, lo que hoy día llamaríamos un “Crimen de Violencia de Genero”. Se convirtió al poco tiempo, en un importante problema político, social y de orden público, debido a la indignación de los vecinos de Don Benito, que a lo Fuenteovejuna se levantaron pidiendo justicia contra los autores de la despreciable acción, por la forma y los motivos en que tuvieron lugar los asesinatos.

Como en aquella época, no existía el concepto de “Violencia de Genero”. La prensa escrita del momento, lo catalogo y lo encuadro en la “España Negra” al haberse cometido en los calurosos días del verano, y en un pueblo de la “España Profunda”.

Sin embargo posteriormente para algunos Sociólogos que analizaron la reacción de la población y el movimiento de esta para que los asesinos recibieran un castigo ejemplar y acorde con la naturaleza del Crimen, consideraron  que fue un “Crimen de Clase”, que representaba la realidad de la Sociedad Extremeña de la época: “Un señorito, que vivía de las rentas y que después de una noche de juerga, cree que tiene todo el derecho a que una hermosa joven de 18 años se le entregue a él, ya que considera que su –clase- a la que pertenece puede obligar a una joven  porque sea de –clase- humilde a que sacie su apetito sexual. Y al no admitirlo la joven la mata porque no puede consentir ese desaire de una persona de menor rango social que él”

Marcaba el calendario el  mes de junio del año 1.902, cuando morían brutalmente asesinadas una mujer y su joven hija de 18 años, que Vivian solas en una humilde vivienda, ya que el Padre de Familia había fallecido y su único hijo, que debía ser el sostén de la familia, se encontraba en Sevilla en el servicio militar, pues en aquella época, solos los jóvenes de las familias más humildes eran los que defendían la Patria, porque no tenían dinero para pagarse el “Librarse del Servicio Militar” y no tener que ir a la Guerra que mantenía España con Marruecos.

Ante la falta de un hombre en la casa que aportara un jornal para vivir dignamente y poder comer. Las dos mujeres se procuraban lo necesario para salid adelante lavando, cosiendo y planchando ropa de la clase pudiente del pueblo, y alquilando una de las estancias de la pequeña casa a un oculista de Villanueva de la Serena donde pasaba consulta.

En ese ambiente rural de aquel Don Benito de unos 17.000 habitantes, Vivian la joven Inés Maria y su madre.  Ambiente, que, si de por sí ya era difícil para cualquier familia de la clase trabajadora del campo en Extremadura, mucho más lo era para dos mujeres que perteneciendo a la clase obrera, además vivían solas.

Para hacernos una composición de lugar, de cómo era la vida en Don Benito al comienzo del Siglo XX, solo hace falta conocer un poco la historia de Extremadura en general y en particular la de esa población.

Al comenzar el Siglo XX, la sociedad extremeña se dividía en tres grandes grupos:

La Burguesía Agraria. Compuesta por los grandes propietarios de la tierra, la mayoría de ellos terratenientes y asentistas que vivían bien en Madrid o en las capitales de las provincias extremeñas.

Aunque eran una minoría, eran los dueños y señores de Extremadura, pues incluso el Código Civil de 1889, los definía como los “amos” al convertir la propiedad de la tierra en el instrumento más importante de dominación social.

Sirva de ejemplo que de los 44.134 propietarios del campo que había en la provincia de Cáceres a comenzar el Siglo, solo 729, es decir el 1,6% poseían el 57,8% de la tierra.

Otro Grupo era la Pequeña Burguesía, compuesta por los medianos propietarios agrícolas, administradores de fincas y profesionales liberales como: médicos, abogados, notarios, etc., que vivían guardando cierta apariencia, como la de no protestar por su difícil situación, para que no se le incluyera en las clases inferiores. Por lo cual y debido a su escasa conflictividad el Gobierno no les tenía en cuenta.

Y la base de la Pirámide, estaba formada por los artesanos, y principalmente por los campesinos: pequeños labradores, yunteros y jornaleros, cuya vida trascurría entre la miseria y el hambre según la época de año.

En Extremadura, según el censo de 1.900, el número de obreros del campo ascendía a 286.830, casi el 80% del total de trabajadores del censo. De ellos, 169.115 eran de la provincia de Badajoz, y 117.715 pertenecían a la de Cáceres.

Los jornaleros constituían la clase más numerosa y pobre del campo extremeño. Su único capital eran sus brazos que alquilaban por un salario, por lo cual también se le solía llamar “Bracero”.

En Extremadura estos hombres estaban sin trabajo las dos terceras partes del año. Se le contrataba mayoritariamente en la época de la sementara y la recolección, y en menor medida para la recogida de los productos de temporadas como: bellotas, aceitunas o las uvas.

Durante el tiempo que permanecían en paro, de dedicaban a corta leña para hacer picón que vendían por el pueblo, a caza furtivamente o a recoger productos silvestres del campo, como cardillos o espárragos.

Mientras que el salario medio en aquella época de un obrero en Cataluña era de 4 pesetas, el de un jornalero del campo en Extremadura a duras pena llegaba a la peseta. Y un poco más en la época de la recolección, a costa de largas jornadas, que a veces le conllevaba a la muerte debido a los fuertes golpes de calor.

Ante tanta miseria e indignación. El día de la Fiesta del Trabajo, el 1º de mayo de 1.898 hubo una gran movilización de mujeres de campesinos en Badajoz capital para protestar por el alto precio del pan.

 Al día siguiente el diario “La Región Extremeña” decía: “Un gran número de mujeres se dirigieron al Gobierno Civil para pedir al Gobernador se rebajase el precio del pan. Como no salieron satisfechas de la entrevista, se dirigieron a la Puerta de Palma cerrando la entrada y gritando “El pan a real”, hasta que fueron disueltas por la Guardia Civil”.

Tal era la situación crítica que se vivía en el mundo rural, que en el campesinado extremeño comenzó a surgir una Conciencia de Clase y una saludable Rebeldía, que conllevo, que en 1.900 surgiera una asociación llamada la “Germinal Obrera” que desempeño una gran actividad reivindicativa. Aquel verano movilizo a miles de campesinos en defensa de mejores salarios, celebrándose un congreso agrario en Torre de Miguel Sesmero, que fue duramente reprimido, siendo disuelta la Asociación y sus dirigentes encarcelados.

Unos años después en Llerena ante la falta de trabajo, una gran cantidad de obreros se lanzaron al campo, al espigueo después de la cosecha. Ante la denuncia de los propietarios, a la vuelta les esperaba la Guardia Civil que detuvo a varios, pero a la entrada del pueblo los tuvieron que dejar en libertad por la presión de las mujeres.

       

Ante la creciente conflictividad generada por dichas desigualdades sociales en parte del Campo Español. Las Cortes aprobaron la creación de la “Comisión de Reformas Sociales” para conocer el alcance real del problema agrario en Extremadura y Andalucía. Dicha comisión realizo un “Informe sobre el Campo Cacereño” en el que entre otras cosas decía: “La mayor parte de la propiedad en esta provincia está en pocas manos. Existen además un número de pequeños propietarios; pero la suma de sus propiedades no supera el 15% del total de la provincia”.

 

Y criticaba de forma muy dura la Desamortización: “La desamortización no ha dado el resultado que de ella se esperaba, entre ellos la formación de pequeños propietarios, ello debido a la manera en que se han vendido las fincas, ya que no estaban ni siquiera al alcance de aquellos que contaban con medianos recursos”. 

Sobre la misma diría el ingeniero catalán Bayer y Bosch: “Cáceres y Badajoz en el antiguo Reino de Extremadura son las provincias donde existieron las grandes dehesas comunales cuya enajenación dio lugar a escandalosos atropellos, habiendo servido únicamente para enriquecerse unos cuantos, de señoritos, que se marcharon a las capitales de provincia o a la Corte, para gastar tranquilamente sus rentas, quedando una gran masa de población en la mayor miseria”.

Años más tarde la Comisión de Reformas Sociales, elaboro un nuevo Informe sobre “La gravedad en que se encontraba asumido el campesinado extremeño”. Según dicho informe, el salario medio de un jornalero extremeño era de 4 reales, pudiendo llegar a las 2 pesetas en la época de la siega y del esquileo, y puntualizaba: “Jornal insuficiente para poder mantener una familia”; ya que solo en pan gastaba la mitad de su salario.

Como los jornales del padre difícilmente le permitían aún en años normales, atender las necesidades básicas de la familia, se hacía necesario el esfuerzo laboral de todos los miembros de la casa. Por ello, la asistencia a la escuela de los hijos de los jornaleros era un lujo que no estaba a su alcance. Pues no hay que olvidar, que las labores propias de un bracero durante el año eran: El esquileo en abril; la siega de los cereales y recolección hasta agosto; en octubre la sementera y después la montanera. En el mejor del caso entre unos 160 y 170 días al año, el resto generalmente estaba parado.

En diciembre de 1905 J. González de Castro escribía en la Revista Alcántara: “El año que va a finalizar ha sido horroroso en Extremadura. La falta de cosechas, la baja de ganados, la carestía de los artículos de primera necesidad (a 20 ptas. esta actualmente el aceite y en esa proporción todos los demás artículos), unido a otros hechos de menor importancia han hundido al proletariado agrario en situación, por demás precaria”.

Sin embargo, a pesar de esta situación, Extremadura no recibiría ayuda del Gobierno, según Castro porque: “Extremadura no se hacía oír, sufría en silencio el hambre con resignación musulmana, sin protestas ni griterío, ya que los extremeños nunca daban quebradero de cabeza a los gobiernos, pues son mansos y pacíficos, y como nadie se queja, la inexpresión del dolor enmascara el mal”.

 

Y como las desgracias no vienen solas, otro de los grandes males que trajo la desamortización a la Región y que ha tenido una gran incidencia en la historia social y económica de Extremadura, fue la aparición de la figura del CACIQUE.

En boca del historiador Manuel Muñón de Lara, el Cacique era: “El ricachón del pueblo; él mismo es terrateniente o representante del terrateniente que reside en la Corte; de él depende que los obreros agrícolas de los pueblos trabajen o se mueran de hambre, que los yunteros sean expulsados de las tierras o que las puedan cultivar y que el campesino medio pueda obtener créditos. La Guardia Civil del pueblo está en connivencia con él, el maestro que vive miserablemente debe someterse a él, y el párroco prefiere colaborar con él. En definitiva, es el nuevo feudal, señor de vasallos”.

En cuanto en lo que se refiere específicamente a Don Benito, Pascual Carrión en su obra “Los latifundios en España” dice que Don Benito que además de ser cabeza de partido, tiene un gran termino de 54.394 has., en el que existen 37 grandes fincas que ocupan más de 26 mil hectáreas, casi el 50% del término, y que pertenecen a solo 37 propietarios, siendo la mayoría de ellos absentistas.

Y el periodista del diario EL SOL de Madrid, Luis Bello escribió sobre su paso por el pueblo en su libro “Viaje por las Escuelas de España”: Al Jornalero lo despierta el gallo propio o el del vecino. Es la hora de acudir al Zoco. Forman grupos, se fuma, algunos bebes aguardientes y otros buscan la solana, mientras que esperan que llegue algún capataz del terrateniente

En la plaza hay trabajadores de todos los oficios, aunque la gran mayoría son jornaleros del campo. A media mañana el que no han encontrado un jornal ese día, se van desparramando y se van a coger pájaros, peces o espárragos según la temporada.

Cuando en el campo no hay trabajo alguno, son las mujeres las que salen a los portales demandado socorro. Los pobres se ayudan los unos a los otros y el primer remedio es el préstamo entre compañeros. El campo y los oficios antiguos sostienen malamente a la población jornalera.

Y el Abogado y Escritor natural de Don Benito, Francisco Valdés, en “Ocho estampas Extremeñas” escribe refiriéndose a los jornaleros: “Este hombre es un genuino representante de la raza extremeña. Este hombre se inclina a la tierra desde su nacimiento. Sus espaldas, se encorvan de tanta y tan incruenta inclinación. Y sus ojos de tanto mirar a la tierra se toman apagados del resplandor de la arcilla”.

En esa sociedad don benitense, formada por unos pocos de terratenientes que ostentan el poder y manejan la vida social y económica de la comunidad, ya que toda la población depende ellos, de que tengan trabajo o no y por lo tanto de poder comer.

Nos encontramos a Carlos García de Paredes, prototipo de un cacique local. Soberbio, estirado, solterón, fanfarrón, sin oficio ni beneficio, el prototipo del “señorito extremeño de principio del siglo XX”

El doble crimen ocurrió la noche del 18 al 19 de junio de 1902, en una humilde casa situada en uno de los arrabalejo del pueblo. Se trataba de una vivienda modesta con un zaguán, comedor, sala de estar y dos pequeños dormitorios.

Por la mañana, la lechera que iba repartiendo por las casas llamó a la puerta varias veces sin obtener respuesta. Pero al estar el postigo medio abierta entro al zaguán, encontrándose de lleno con la tragedia.

En el suelo se encontraba el cadáver de la madre, Catalina Barragán, de alrededor de 60 años en medio de un gran charco de sangre.

La lechera, espantada de la escena que acababa de ver, salió en busca de ayuda. Al regresar con la Guardia Civil se descubre la verdadera dimensión del drama: en el segundo dormitorio encuentran muerta a la hija, Inés María Calderón, una joven de unos 18 años muy atractiva según los gustos de la época. Su cuerpo estaba con la cabeza debajo de la cama, las ropas en desorden y las manos entre los muslos, en la actitud característica de una mujer que se defiende de un ataque sexual. Le habían dado veintiuna puñaladas.

En el lugar había muchas señales de violencia, y sangre en las paredes. La madre también había sido apuñalada, y además tenía la cabeza destrozada a golpes. Durante la inspección ocular los agentes anotaron como datos de interés los restos esparcidos por el suelo de una copa de loza y un maletín médico caído a los pies del primer cadáver, en el zaguán.

Las sospechas se dirigen inmediatamente hacia el oculista de Villanueva, Carlos Suárez que tenía alquilada la habitación a quien alguien, amparándose en el anonimato, dice que miraba con deseo a la hermosa Inés María.

Detenido, en lo que será uno de los errores mayúsculos de la historia del crimen, la actividad policial se encamina, de nuevo erróneamente, hacia un mozo, Saturio Guzmán que estaba enamorado de la joven asesinada.

En aquellos tiempos era frecuente la aplicación del "tercer grado" a los sospechosos de haber cometido algún crimen. Eso sí, siempre que no tuvieran una posición social relevante.

En este caso, un humilde criado y un modesto médico, entraba en el grupo de poder ser objeto de malos tratos.

Pero, aunque a los detenidos se les hubiera torturado hasta la muerte jamás se habría aclarado el doble crimen.

Detenidos estas dos personas, la gente del pueblo piensa que no son las autoras materiales del doble crimen y comienzan amotinarse de forma airada por las calles del pueblo pidiendo justicia para las víctimas, hecho este que crece según pasa el tiempo y tiene su cenit en el entierro de la madre e hija, que, para poderlas enterrar, debido a su pobreza, se tiene que abrir una colecta para pagar los gastos del entierro.

El Gobierno, que temía un levantamiento popular dado el grado de indignación creado por el suceso, hizo que los investigadores se precipitaran. Habrían seguido por un camino equivocado si no hubiera acudido en su socorro el clamor popular. En las calles resonaba una acusación: "Ha sido el Señorito García Paredes".

Pero ¿quién era García Paredes? ¿Por qué el pueblo le acusaba?

Carlos García de Paredes era un caciquillo local: soltero, estirado, fanfarrón, borrachín, sin oficio ni beneficio, modelo de la especie de los señoritos extremeños.

Tenía 32 años, el rostro apepinado, gastaba imponente mostacho y distraía sus ocios con el juego. Según los mentideros, en los meses previos al asesinato había estado asediando, hasta producirle pesadillas, a la hermosa Inés, que siempre le había rechazado.

Pero Paredes, al que llamaban "Don Carlos", sobre todo por las propiedades e influencias de su familia, era alguien muy importante en el pueblo. Es posible que eso pesara en la autoridad, que tardó en decidirse a interrogarle. No obstante, su comportamiento y su pasado –se le suponía autor del apaleamiento de un sereno, de la violación de una deficiente y de haber propinado una paliza a su madre– le habían granjeado la enemistad de los vecinos, que por primera vez en mucho tiempo tenían la oportunidad de acusar a un auténtico cacique.

Pero como las investigaciones no avanzaban, el clamor popular iba aumentando día a día, llegando la muchedumbre en sus manifestaciones a tirar piedras contra el Ayuntamiento, la casa del alcalde, e incluso la del cura al que además llamaban traidor al considerar que sabía quiénes eran los asesinos, pero estaba protegiendo a los criminales apoyándose en el “secreto de confesión”

Aunque Garcia de Paredes se sentía a salvo y seguía haciendo su personal vida, protegido por el poder de su familia. Al final la Guardia Civil no tuvo más remedio que detenerlo.

El día 3 de julio de 1902 eran cinco los sospechosos detenidos: García Paredes, su criado Juan Rando (se le acusaba de haber querido limpiar las manchas de sangre encontradas en un traje de su señorito), el médico Carlos Suárez, el mozo Saturio Guzmán y el sereno Pedro Cidoncha. Todos negaban su participación en el crimen y proclamaban su inocencia.

El día 1 de septiembre, y sin que hubiera descendido un ápice la tremenda presión popular, se presentó un testigo sorpresa.

Un joven, que dijo haberlo visto todo. No se sabe si había tardado tanto tiempo en aparecer por temor, porque su madre estaba delicada de salud, como dijo, o porque en un principio lo habían callado con 500 pesetas, con las que en aquella época se podía comprar una pequeña finca.

El caso es que el joven labrador, Tomás Benito afirmó ante el juez haber visto a los dos asesinos penetrar en la casa de Catalina Barragán.

Según su declaración, pasada la una de la madrugada de aquella noche, regresaba a su casa por la calle Valdivia cuando se fijó en que delante de él marchaba el sereno Pedro Cidoncha, que se encontró con dos hombres; después de convenir algo entre los tres, se dirigieron a la calle Padre Cortés, donde se pararon delante de la casa de la viuda.

El siguió su camino y saludó al pasar, pero los otros ni le contestaron. El comportamiento le pareció tan extraño que le picó la curiosidad y se puso a observar oculto tras un carro que había en la calle.

Desde allí pudo ver cómo doña Catalina se resistía a abrir la puerta, y cómo el sereno la convencía diciéndole que el recado que traía era urgente, ya que el médico le había pedido que le llevara el maletín.

Cuando finalmente la mujer abrió la puerta el sereno le pidió un poco de agua, y aprovechó que iba a buscarla para hacer una señal con el farol a los que estaban escondidos en la esquina, que sin hacer ruido se metieron en la vivienda. El sereno cerró la puerta tras ellos y siguió tranquilamente su ronda.

Según manifestó al Juez, había buena luna y pudo ver claramente la cara de los tres hombres. Enfrentado a una cuerda de presos, reconoce sin ninguna duda a Carlos García de Paredes como el que primero se coló en la casa, y también al sereno Cidoncha.

El testigo precisa que el otro presunto asesino era un hombre maduro, gordo y con el pelo blanco. Cuando se le pone delante a un cincuentón, de buena posición económica y cierta mala fama, Ramón Martín de Castejón, de quien se sabe que mantiene buena amistad con Paredes, pese a ser mucho mayor que él, le reconoce. En su casa se encontrarían unos pantalones con rastros de sangre, que no han salido a pesar de varios lavados. Se sabe también que, en otro tiempo, Castejón pretendió a la viuda asesinada.

Su testimonio dejo en libertad a los dos inocentes: Saturio Guzmán y al médico. Éste quedó muy afectado, y no volvió a ser el mismo de antes del suceso.

Por su parte, Saturio nunca pudo olvidar a Inés, a quien, pasados los años, le dedicó una habanera muy sentida.

Una vez detenido los verdaderos autores materiales del doble asesinato. Los familiares de Carlos Paredes comenzaron a mover sus influencias para que el juicio fuera de “guante blanco”, y de esa forma le cayera la menor pena posible.

Para lo cual era necesario que los detenidos fueran trasladados a Badajoz Capital, para que el juicio se celebrara allí, con unos jueces dóciles y ajenos al sentir de la población de Don Benito.

Pero ante tal cacicada, el pueblo llano se amotina y exigen a las autoridades que los asesinaos sean enjuiciados en el Pueblo, al considerar que allí fue donde se cometió el crimen y allí es donde tienen que ser juzgados.

Tal es el grado de indignación de la población, que temiendo que pudieran aprovecha la noche para sacarlos de la carcel  y llevarlos a Badajoz. Que organizan grupos de vigilancia de noche y de día delante de la puerta de la cárcel, para que sea imposible el traslado si lo intentaran.

Ante la presión ejercida por el pueblo, y el cariz político que estaba adquiriendo el proceso. La Audiencia de Extremadura se vio obligada a trasladar a Don Benito la Sala Judicial para que físicamente el juicio se celebrara en el Pueblo y además que fuera público.

Celebrado el juicio, el 18 de noviembre de 1903, el Tribunal dictó sentencia, por la cual Carlos Paredes y Ramón Castejón, como autores materiales de los asesinatos, fueron condenados a la Pena de Muerte.

El sereno por su parte fue condenado a Cadena Perpetua, mientras que el criado de Paredes quedo en libertad sin cargo, al considerar el Tribunal que fue presionado por su amo, bajo la amenaza de ser despedido y que nadie lo volvería a colocar en Don Benito, si no colaboraba en deshacerse de toda la ropa que llevaba el día del crimen.

El 20 de noviembre, el Periódico ABC recogía en sus páginas la crónica del Juicio, basándose en el relato expuesto por el fiscal al tribunal.

Según el mencionado relato, los hechos fueron los siguientes:

En la noche del 18 al 19 del mes de Junio del año de 1902, Carlos García de Paredes, que desde hacía tiempo venía persiguiendo y requiriendo de ilícitos amores á la señorita Inés María Calderón, aunque sin resultado, reuniéndose con Ramón Martín de Castejón, que sentía iguales deseos por la misma, los cuales ya se habían comunicado en vanas conferencias que habían tenido, así como el propósito de realizarlos violentamente, decidieron, buscando de propósito esta noche y hora, llevarlos definitivamente a cabo, acordando emplear en su ejecución cuantos medios estuvieran a su alcance, por muy extremos y violentos que éstos fueran; y dirigiéndose al efecto á la calle de Padre Cortés, se avistaron con el sereno  Pedro Cidoncha, que prestaba servicios en aquel distrito, y participándole su pensamiento, les ofreció su cooperación, alejándose de aquel sitio donde estaba, con objeto de que aquellos llamaran en la casa. núm. 23, y así practicándolo en la puerta de la misma el Castejón, como amigo íntimo de la familia, y pretextando que iba por la caja-botiquín del médico D. Carlos Suárez, que en una de las habitaciones tenía doña Catalina Barragán; pero aquélla se negó á darla, y ante esta contrariedad, acudieron de nuevo al sereno para que llamara, y éste se prestó á ello, retirándose entonces y escondiéndose el Paredes y el Castejón en uno de los ángulos ó rincones que hace la calle.

El sereno se acercó y llamó á la puerta ya indicada, contestando desde dentro doña Catalina:

-  «He dicho que mi puerta no se abre, y no abro-»

A lo cual contestó aquél:

-  «Abra Vd., señora. Catalina, que soy el sereno, y eso es muy preciso.

Persuadida de que era el sereno acopió la caja y abriendo la puerta de la casa se la entregó.

En esta situación, Cidoncha, el sereno, buscando un medio para alejarla, le pidió un poco de agua, y retirándose doña Catalina al interior de la casa para traerla, aprovechando estos momentos de estar solo, hizo señas á Paredes y Castejón para que se aproximaran y entraran.

Dentro del zaguán ya éstos, volvió doña Catalina con el agua en una copa de barro. El Paredes y el Castejón, súbitamente y con abuso de superioridad, por ser dos ellos y sólo ella, se abalanzaron sobre la misma, causándola con un instrumento corto punzante varias heridas, cuatro mortales de necesidad, falleciendo instantáneamente.

Desembarazados ya de este obstáculo, se dirigieron Paredes y Castejón á una de las habitaciones interiores de la casa donde con su madre dormía Inés, y encontrándola cerrada con una aldaba por dentro, abrieron las puertas violentamente, y dirigiéndose á ella, que se hallaba ligeramente vestida en traje de cama, comenzaron á solicitarla sin resultado, infiriéndola varias lesiones en la, frente y otros sitios para amedrentarla, no consiguiendo sus propósitos, á pesar de los esfuerzos materiales que para ello hicieron.

Maltratada y así herida la joven Inés, se dirigió precipitadamente á una habitación inmediata, escondiéndose bajo una cama que en ella había; perseguida y acosada por aquéllos, la sacaron y arrastraron dé la misma, y continuando en su sangrienta labor, la infirieron nuevamente otras varias heridas hasta él número de veintiuna, y falleciendo á los pocos momentos como consecuencia de tanto martirio.

Dictada por el Tribunal la Sentencia Condenatoria y ante el rumor que circula por el pueblo de que los reos serian llevado a la Capital de la Provincia.

La ciudadanía de nuevo se hecha a la calle, ya que temen que una vez en Badajoz no sean ejecutados, por lo que piden que los sean en Don Benito, ya que piensan que si fue en el pueblo donde cometieron los brutales asesinatos, es el pueblo donde tienen que ser ejecutados.

Solicitando además que la ejecución sea realizada en la Plaza del Pueblo, para que los vecinos puedan ver como la justicia popular vence a la justicia de despacho y se le da muere a los asesinos.

Al ir subiendo cada día que pasaba la tensión en las calles, la Audiencia de Extremadura autorizo que la ejecución se realizase en Don Benito, no así que fuera en la Plaza, aunque acordó la decisión intermedia de que fuera en el Patio de la Cárcel, y publica, para que de esa forma los asistentes pudieran ver con sus propios ojos que los asesinos son ejecutados.

La fecha establecida por el Tribunal para la ejecución fue el 5 de abril de 1905. En un principio se pensó que fueran dos los verdugos que realizaran el acto, a tal efecto el Gobernador Civil de Badajoz pidió a la Audiencia de Sevilla su verdugo, pero al final no pudo asistir x lo que la ejecución lo realizo solo el de la Audiencia de Extremadura con sede en Cáceres.

Dicho verdugo llego a Don Benito dos días antes del señalado, hecho este que le debió influir negativamente, ya que vio la crispación de la población y como los vecinos se manifestaban por las calles pidiendo la ejecución.

Llegado el día D, los reos fueron sacados sobre las ocho de la mañana de sus celdas y llevados ante el Verdugo.

Carlos Paredes no parecía el mismos cuando llego al patíbulo, muerto de miedo, todo desaliñado, gritando que era inocente y con los pantalones manchado de orines, ya que se había materialmente meado de miedo.

Por su parte, Castejón, fue todo lo contario llego haciendo un sobre esfuerzo de entereza y fortaleza interior. Aunque también como Paredes no solamente grito que era inocente, sino que se lo pregunto directamente al alcalde. ¿Usted me cree Sr. Farelo cuando digo que soy inocente?.

Y al contestarle el alcalde que “Si le creía” le soltó. “Entonces porque me matan”.

 

Éste es, con todos sus ingredientes, el crimen sobre el que Pío Baroja no escribió porque, según cuenta en sus memorias, le faltaban "nervios" para dramatizarlo.

Sin embargo, lo que sí cuenta Pio Baroja es que, en uno de sus viajes a la Comarca de la Vera, conoció a un viejo ciego, al que acompaña un muchacho que llevaba en la mano una pértiga y un rollo de tela, y en sus espaldas una caja de música.

El ciego le dijo que recorría los pueblos de Extremadura de feria en feria, exhibiendo un cartelón con diferentes escenas que describían pasó a paso el Crimen de Don Benito.

 Desde el asesinato de Irene y su madre, a la ejecución de los criminales. El cartelón y la caja de música amenizaban la narración del ciego, que con diferentes tonos de voz iba cantando todos los horrores del mencionado crimen.

Y es que, el mencionado crimen quedo gravado en la retina de los extremeños no solo de la época contemporánea a los sucesos; sino en la de muchas generaciones posteriores, llegando a formar parte de lo que hoy se define como: “Patrimonio Histórico Inmaterial de Extremadura”.

Si como recogía Pio Baroja, al principio eran ciegos los que a través de romancen iban por los pueblos cantando el Crimen de Don Benito. Pasado unos años serían las compañías de teatro las que iban por las ferias de los pueblos más importantes de la Región poniendo en escena el mencionado crimen.

Durante décadas diferentes compañías de teatro tanto de fuera, como de la Región recorrieron toda la geografía extremeña de Hervás a Fregenal y de Navalmoral a Olivenza representando alguna de las múltiples versiones del Crimen.

Estas compañías sabían de antemano que en feria y con esta obra tenían el éxito asegurado, ya que, aunque hubieran pasado varios años desde que ocurrieron los hechos, al pueblo llano extremeño le gustaba poder ver con sus ojos, aunque fuera en teatro, todos los hechos ocurridos en la noche del 18 de junio de 1.903.

Aunque pudiera parecer de lo expuesto anteriormente de que los extremeños eran masoquistas al querer contemplar tan crueles escenas.

No se trataba en auto recrearse en las escenas en si del asesinato; sino de sentirse coparticipe de la lucha del pueblo llano de Don Benito por conseguir que la Justicia Social prevaleciera sobre la Justicia Oficial, y la lucha del pueblo hubiera sido capaz de conseguir de que los asesinos fueran juzgado, condenados y ejecutados en el pueblo en vez de en Badajoz, así como que las clases humilde hubieran conseguido llevar a un Cacique al garrote vil, con la connotación política que el hecho tenía.

Tal es la simbiosis Crimen de Don Benito con el Teatro Extremeño. Que una vez constituido el Centro Dramático extremeño en la década de los 80, la primera obra que puso en escena su Compañía de Teatro fue una versión del Crimen.

Igualmente, en los años 80 se hizo una película “Jarrapellejos” protagonizada por Antonio Ferrándiz, cuyo guion estaba basado en la obra del mismo nombre, escrita por el extremeño de Villanueva de la Serena, Felipe Trigo y que tenía su referencia en los asesinatos de Don Benito.

Como muestra de la impresión que el trágico suceso marco en la sociedad extremeña. Julián Martil nos va a recitar una de las muchas coplas recogidas en el “Romancero Popular Extremeño”.

ROMANCE SOBRE EL CRIMEN DE DON BENITO EN EL

ROMANCERO POPULAR EXTREMEÑO

 

Versión recogida por Bonifacio Gil en la localidad de Castilblanco

En el pueblo Don Benito
han echado un gran borrón
entre don Carlos Paredes
y el hijo de Castejón.

En la calle de la Virgen,
adonde hace rincón,
estaba Tomás Alonso
cuando el sereno llegó.

El primero fue el sereno,
el que a la puerta tocó
pidiendo una poca de agua,
don Carlos se presentó.

Don Carlos se presentó
con cara de criminal,
qué sustito llevaría Catalina Barrabás.

A los gritos de la madre
salía Inés María
y la dijo: “Enciérrate,
que te matan, hija mía;
pues ya me han matado a mí
estos fieros criminales,
no lo hubieran hecho así
si nos viviera tu padre.”

Dos Carlos el criminal,
ha dao un beso a Inés María
y ella le dio una guantá.

-Inés María, te pese,
y mira si le pesó
que a las doce de la noche
a puñaladas murió.

A las doce de la noche
llegó el sereno a la puerta:
-Ábrame usted, Catalina,
siento mucho la molestia.
-¿Qué se le ofrece, sereno,
esta noche por aquí?
-Se me ofrece un vaso de agua
y la caja del bisturí.

-Enciérrate, Inés María,
entre cerrojo y aldaba;
ha entrado Carlos Paredes,
y la vida se me acaba.

-Entrégate, Inés María,
que tu madre ya murió;
el desaire que me has dado,
ahora te degüello yo.

“Doy la mitad del caudal,
decía don Carlos Paredes,
por saber el criminal
que ha matado a estas mujeres”

Fue un día a la Justicia
tan contento y tan gustoso.
Dijo: -Vengo a declarar
un crimen tan horroroso.

Y enseguida le preguntan
que quién son los criminales.
-Carlos Paredes y un viejo
y el sereno de la calle.

ANTONIO ELVIRO ARROYO

SOPA DE AJOS

Sopas de Ajo

 

Ingredientes.

Sopas de pan reposado, pimentón, 3 dientes de ajo, aceite, sal.

 

Preparación.

Se pone agua en una cazuela, algo más de un litro, y, cuando comience a hervir, se añaden sopas de pan tostadas ligeramente en el horno.

Los ajos, cortados en trozos regulares, se fríen en un poco de aceite, se agrega una cucharada no muy grande de pimentón, dulce o picante, según los gustos, y se pone este sofrito sobre las sopas, se sazonan con sal y se dejan cocer despacio, pues éstas, muy cocidas, quedan mejor.

SOPA DE ALMENDRAS

Sopas de almendras

 

Ingredientes.

24 almendras sin tostar, 2 dientes de ajo, pimienta en grano, perejil, azafrán, pan, comino, aceite.

 

Preparación.

Se fríen las almendras sin piel y se machacan a continuación en el mortero con los ajos, perejil, unos granos de pimienta, comino y azafrán. Se deslíen en un chorrito de aceite y se vierten en una cazuela con un litro de agua hirviendo. Aparte, se hacen unas sopas de pan, se mezclan con el caldo y se dejan cocer un rato antes de servir.

SOPA DE CEBOLLA

 

INGREDIENTES

1 cebolla grande,

1 litro y medio de caldo,

1 diente de ajo,

1 cucharada de harina,

1 cucharada de queso rallado,

pan, aceite, sal.

 

PREPARACIÓN

Se fríe la cebolla finamente picada en una cazuela con un poco de aceite. Una vez frita, y antes de que dore en exceso, se añade la harina y se rehoga bien. A continuación, se riega con el caldo, se sazona con sal al gusto y se incorpora el ajo machacado. Se deja cocer la sopa a fuego lento durante 10 minutos.

Alcanzado su punto, se pasa a una sopera resistente al calor del horno, se cubre con sopas de pan finas y un poco tostadas, y se espolvorea el queso rallado por encima. Se mete entonces la sopera en el horno y se gratina justo antes de servir.

SOPA DE HABAS

 

INGREDIENTES

300 gramos de habas de mayo,

1 litro y medio de caldo, 1/4 kilo de patatas,

4 hojas de repollo, 1 puerro, 1 diente de ajo,

50 gramos de mantequilla, pan, queso rallado, sal.

 

PREPARACIÓN

Se derrite la mantequilla en una cazuela y se fríen en ella el ajo picado y el puerro limpio y cortado en rodajas. Se añaden después las habas, las patatas peladas y cortadas en trozos pequeños, además del repollo limpio y picado. Se rehogan bien todos los ingredientes y se riegan con el caldo salado.

Se deja cocer todo a fuego moderado durante 30 minutos y se pasa después por la batidora o pasapurés para obtener una papilla clarita. Se sirve muy caliente cubierta con trozos de pan frito y espolvoreada con queso rallado.

 

PURÉ DE CUARESMA

 

INGREDIENTES

1/4 kilo de garbanzos, 1/4 kilo de patatas, 1/4 kilo de zanahorias, 1/4 kilo de bacalao, 6 puerros, 1 cebolla, ajo, aceite, perejil, sal.

 

PREPARACIÓN

Se ponen a remojo (por separado) los garbanzos y el bacalao la noche anterior —el bacalao para esta receta puede remojarse en agua fría o caliente, pero siempre abundante—. En una cazuela con agua hirviendo se cuecen los garbanzos junto con el bacalao, desmenuzado y desprovisto de

pieles y espinas. Se añaden también la cebolla, un diente de ajo y unas ramitas de perejil, todo picado menudo, así como las zanahorias y los puerros, pelados y en trozos no muy grandes.

A media cocción, se incorporan las patatas peladas y picadas, se rectifica el punto de sal y se deja cocer hasta que los ingredientes estén tiernos. Una vez en su punto, se pasa el cocido por el pasapurés, agregando agua hirviendo si fuera necesario.

En una sartén con un poco de aceite caliente, se fríe un diente de ajo hasta que esté bien dorado. En este momento se vierte el contenido de la sartén sobre el puré y se cuece unos minutos más a fuego lento. Se sirve muy caliente acompañado con unos costrones de pan frito.

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