ALMENDRALEJO.
Es una poblaciónperteneciente a la provincia de Badajoz , capital de la comarca de Tierra de Barros, cabecera y sede del Partido judicial de Almendralejo y conocida internacionalmente como «Ciudad Internacional del Vino». Es sede del consejo regulador de la denominación de origen Ribera del Guadiana, que incluye un amplio territorio, siendo también conocida como «Ciudad del Romanticismo» por ser el lugar de nacimiento de dos principales poetas de este movimiento literario, José de Espronceda y Carolina Coronado.
Con un término de 165,5 Km2, está situada en la antigua Ruta de la Plata, Gijón-Sevilla y actualmente en la Autovía A-66, distando 59 Km a la capital de la provincia y 25 a Mérida capital de la Comunidad Autónoma.
FUNDACION Y EDAD MEDIA.
Los vestigios de los primeros moradores de la localidad se reflejan en el Dolmen de la Vega de Harnina, los asentamientos de Los Villares y otros restos antiguos aunque no es hasta 1228 cuando los primeros campesinos llegados desde la cercana Mérida comienzan a formar una aldea.
Su fundación se corresponde con el poblamiento del territorio emeritense desarrollado por la Orden de Santiago tras la Reconquista, y tuvo lugar en algún punto indeterminado del siglo XIII. Nos tenemos que remontar al 8 de abril de 1327 para encontrar un privilegio otorgado a Mérida sobre la posesión de derechos militares, económicos y jurídicos sobre los enclaves de la zona como primer documento en el que se nombra a Almendralejo. En él se habla de una vasta extensión plagada de almendros por lo que se le conocía como el Almendral, como aparece en el Libro de la Montería del Rey Don Alfonso el Nono. Dada su cercanía con la antigua capital romana se le llamaba Almendral de Mérida, aunque, en relación a su tamaño, pronto se prefirió referirse a ella con el diminutivo Almendralejo.
La Orden de Santiago se hizo cargo de su jurisdicción como una de las aldeas de Mérida, constando ya su condición de Encomienda a mediados del siglo XIV.
EDAD MODERNA
Como la mayoría de los pueblos extremeños, Almendralejo contribuirá a la conquista americana con lo mejor de su juventud, en aquellos años decisivos cuando el buscar acomodo era una necesidad impostergable. Según el presbítero Navarro del Castillo, durante el siglo XVI, saldrán para Indias 59 personas de Almendralejo, algunas de las cuales destacarán por ofrecer señalados servicios en los territorios que les tocó vivir. Entre ellos, los más significativos son: Diego Pérez de la Torre, gobernador de Nueva Galicia (México); Martín Casillas conocido como "el Alarife", arquitecto de la Catedral de Guadalajara (Jalisco); Pedro Alonso Galeas y Diego de Paradas, capitanes destacados en la conquista de Venezuela.
En 1536, y después de una larga disputa con Mérida, Carlos I le concede la independencia jurisdiccional y el Título de Muy Noble Villa. El 23 de diciembre de ese mismo año se compraba por 32 000 ducados de oro (que se pagaron al contado) el título de Villazgo por medio del Procurador y Apoderado Diego Fernández Buenavida.
En 1603 empezó la construcción del Ayuntamiento, en la Plaza de España. El 1 de noviembre de 1696, el rey Carlos II concedió el privilegio de Villa Realenga, con su jurisdicción, señorío y vasallaje, al término del importe pagado en 1665, por su compra. Para entonces, Almendralejo contaba con 28 calles, tres plazas y 2000 habitantes. También de esta época procede el primer mapa del municipio, que hoy se encuentra en archivo general del Reino, en Salamanca.
EDAD CONTEMPORANEA
En 1808, en plena Guerra de la Independencia Española, Juan Nieto y Aguilar, segundo Marqués de Monsalud y Coronel de los Reales Ejércitos, se prestó a reunir bajo su mando a todos los vecinos de la Villa y pueblos aledaños para luchar en las batallas de Medellín y La Albuera. El 1 de abril del siguiente año la población fue tomada por las tropas francesas, siendo liberada por el propio Marqués de Monsalud meses más tarde, aunque, de nuevo fue sitiada bajo mando francés en 1822.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio constitucional de la región de Extremadura. Desde 1834 es sede del Partido judicial de Almendralejo. En el censo de 1842 contaba con 1502 hogares y 5810 vecinos.
El año 1847 fue propicio para la historia de la localidad. El 23 de agosto, en la finca Sancho, propiedad de Antonio Martínez, a unas mil varas de la población, el jornalero Juan Aguilar, acompañado por Bartolomé Giraldo, Pedro López y José García, descubrió el Disco de Teodosio, una bella reliquia de plata de la época romana que, tras su compra por dicha institución por 27 500 reales de vellón, se conserva en Madrid, en el Gabinete de Antigüedades de la Real Academia de la Historia. Años más tarde, en 1900, el quinto Marqués de Monsalud, Mariano Carlos Solano Gálvez, muy aficionado a la arqueología y gran coleccionista, descubre la Estación Neolítica de la Vega de Harnina, verdadero museo del arte neolítico debido a la cantidad y variedad de las piezas encontradas.
El 26 de enero de 1851, Isabel II concedía a Almendralejo el título de Ciudad. A efectos eclesiásticos, hasta 1873 Almendralejo perteneció a la diócesis del Priorato de San Marcos de León, año a partir del cual pasó a la jurisdicción de la diócesis de Badajoz.
El 7 de agosto de 1936, entraban en la localidad las tropas sublevadas al mando de Queipo de Llano, y tomaron Almendralejo. A la entrada de las tropas los milicianos republicanos se replegaron y 40 de ellos se hicieron fuertes en la Torre de la Parroquia de la Purificación, cuyo perfil domina toda la campiña cercana. Los militares sublevados decidieron entonces prender fuego a la Parroquia y bombardear la Torre, con un cañón, que instalaron en la Fuente la Negra, para forzar la rendición de los republicanos, que resistieron hasta el 15 de agosto.
POBLACION.
Como se puede observar en el gráfico adjunto, Almendralejo desde mediados del siglo XIX ha tenido un contante aumento poblacional, terminando el mismo con una población de 12.587 hab. Proceso que continuo igualmente durante todo el siglo XX, a excepción de la década 50-60 que debido a la gran sangría emigratoria que sufrió toda Extremadura, perdió algo de población.
Al terminar el siglo XX su población superaba los 27.500 hab., población que siguió aumentando hasta alcanzar los 34.265 hab. en 2015. Almendralejo se mantiene desde hace años por su rango-tamaño, en cuarto lugar, entre los núcleos urbanos pacenses y sexto en la jerarquía urbana extremeña.
PATRIMONIO RELIGIOSO
Iglesia Nuestra Sra. De la Purificación.
Se comienza a levantar sobre otra anterior en 1494 y su construcción dura hasta el 1515, aunque debió sufrir varias reformas desde entonces hasta el año 1539. De estilo gótico, con una bella torre de estilo herreriano y numerosos detalle. Su interior ofrece un gran atractivo, las pinturas murales que cubren todas las bóvedas y parte de los muros fueron realizadas por los pintores italianos: Octavio Bernardi y Giovanni Gritti. Poseía la Iglesia un interesante retablo mayor realizado en el primer cuarto del siglo XVII por Salvador Muñoz y Francisco Morato, y dorado por el sevillano Lázaro de Pantoja. Entre sus dos cuerpos y el ático se distribuían varia imagines escultóricas y relieve que fueron pasto de las llamas durante el incendio provocado por los militares sublevados en agosto de 1936. Actualmente en su lugar hay otro retablo de similares características copia del desaparecido.
Ermita de San Roque.
La ermita de San Roque se cerró al culto debido a su mal estado hacia 1835 y la imagen del patrón de la localidad se trasladó a la ermita de San Cristóbal. San Roque fue nombrado patrón de la localidad en el siglo XVI porque la población pasaba por grandes calamidades debido a la peste y se encomendaron al Santo abogado de la peste. Pero la ermita de San Cristóbal también fue cerrada al culto a finales del siglo XIX y la talla de San Roque se llevó a la ermita de la Piedad. Hacia 1945 el Ayuntamiento proyecta una capilla auxiliar en la silera de San Roque y un grupo escolar para el nuevo barrio que crecía en el lugar. La ermita se concluyó en 1949 y se realizó en un estilo popular meridional, muy sencilla porque estaba pensada para los niños del colegio y en 1967 fue nombrada parroquia. El edificio proyectado constaría de una capilla con sacristía, coro y acceso desde la carretera de Santa Marta. La capilla se proyectó con planta de cruz griega cubiertas las naves por bóvedas vaídas con lunetos. La fachada encalada cuenta con una puerta con arco de medio punto y sobre ella un rosetón, remata el edificio en tres espadañas con arco de medio punto en las cuales se colocan las campanas.
Conventos.
El Convento de religiosas clarisas de Nuestra Señora del Amparo fue fundado en 1556 por Marina Escribana, viuda de Francisco Ortiz de Paradas, Capitán y Gobernador de la Ciudad de Santa Marta. Doña Marina hizo escritura pública de Fundación de un Monasterio que albergara a 13 monjas concepcionistas y quedara sujeto a la obediencia de la Orden Santiaguista. Para ello cedió su Casa de la calle de Harnina y 209 fanegas y 9 celemines de tierra. Con un exterior modesto, pero con numerosos puntos de interés en su interior da albergue a las hermanas dedicadas a la oración y a la confección de deliciosos dulces artesanales.
Enfrente de éste, se encuentra el desamortizado Convento franciscano de San Antonio. Su fundación data del 22 de mayo de 1656, cuando Don Francisco Nieto Becerra, su esposa doña Juana de Alvarado y Mendoza y su hermana Leonor, firman la escritura de Concesión del Patronato del Convento de Franciscanos Descalzos de San Antonio de Padua, con el Prior Don Juan de San Agustín, con la concesión del rey Felipe IV. La Iglesia de este convento se terminó de construir en 1697. El piso está cubierto de 81 tumbas con losas de granito, con número esculpido, donde reposan los restos de los frailes. El Convento se terminó de construir en 1663 y años después se entregaría a los frailes la Dehesa de los Descalzos, para asegurar su sustento. Se trata de un enorme complejo, que está siendo restaurado en nuestros días y que ha sido declarado de Interés Histórico Artístico por la Junta de Extremadura.
Otros monumentos religiosos.
Otro de las iglesias de la localidad es el Claretiano del Corazón de María donado por la Condesa de la Oliva de Plasencia, Doña Catalina Chumacero, que en 1889 cede la Casa Solariega de sus Padres, sita en la calle Zurbarán número 2, a la Congregación de los Hijos del Inmaculado Corazón de María. El patio del convento tiene 36 columnas de una pieza de orden dórico. La Iglesia se empieza a construir en 1891 y se termina en 1893. La cesión tenía la única condición de que se abriesen clases gratuitas de primera enseñanza en beneficio de las clases humildes.
Mención especial requiere la Ermita de Nuestra Señora de la Piedad, originaria de principios del siglo XVI y remodelada en 1725 y 1788. Se trata de pequeña realización encalada de sabor popular, con preciosa fachada porticada.
De las restantes ermitas que existieron en la localidad tan sólo está la de Santiago. De reciente inauguración y atractiva arquitectura según los modelos tradicionales, es la de San Marcos.
PATRIMONIO CIVIL
Junto al parque de la Piedad se halla la Plaza de Toros, erigida en 1834 y remodelada en 1912, con airosa arcada de hierro y balconada volada exterior, levantada por los albañiles locales Pedrera y Tinoco con un coste de 25 000 reales. El coso presenta la particularidad de alojar bajo el graderío a modo de bodega, numerosos conos de barro de enorme tamaño, capaces para 30 000 arrobas de vino.
Mención especial merece el Teatro Carolina Coronado, y la sede de la Sociedad Cooperativa y de Socorros Mutuos, conocida como El Obrero Extremeño, (1930) del arquitecto local Miguel Villena Ballestero. Se engloba dentro del eclecticismo que se desarrolla desde el último tercio del siglo XIX. Esto se aprecia bien en los dos elementos mejor conservado: el patio y la fachada.
La fachada sobresale por su bicromía en blanco y amarillo. Se compone de dos pisos con cinco vanos cada uno: estanca los tres grandes arcos de medio punto y el almohadillado del nivel inferior, así como los balcones superiores sobre ménsulas pareadas. Los tres balcones centrales crean una galería con columnas toscanas y balaustradas.
Los azulejos se emplean para disponer dos inscripciones alusivas a la historia del edificio. En la parte derecha se puede leer: Se fundó esta sociedad el 24 de diciembre de 1895, siendo su primer Presidente D. Federico Zambrano González. Y en la izquierda aparece los siguiente: Se inauguró este edificio el 8 de diciembre de 1930, siendo Presidente D, Guillermo Barrero Fernández.
El patio es cuadrado y tiene dos pisos, el inferior presenta dos arcos de medio punto en cada lado sobre columnas de granito. En el superior se disponen tres balcones de medio punto con balaustrada en cada lateral, con un remate moldurado de forma escalonada. En las crujías inferiores los muros se revisten con un zócalo de azulejo, al igual que en otras estancias del edificio.
El pasado señorial de Almendralejo legó numerosos palacios siendo el más representativo el Palacio del Marqués de Monsalud, obra del XVIII. El espléndido escudo esquinero es representativo de la ciudad. Su bello claustro y atractiva azulejería lo convierten en cita obligada para cualquier visitante. Hasta finales del XIX fue alojamiento de la familia Espronceda. Recientemente se ha convertido en sede del Ayuntamiento. También de bella factura es el de los Marqueses de la Encomienda, situado en la Calle Ricardo Romero y el de los Marqueses de la Colonia, en la calle Reyes Católicos. No se pueden olvidar el de los Condes de Oliva, el de la familia Flores, etc.
El Palacio de Monsalud fue construido en 1752 y, como hemos dicho anteriormente, en él nació el poeta del Romanticismo José de Espronceda. El edificio ocupa un gran solar formando esquina, tiene tres plantas en las cuales se abren varios vanos adintelados. El interior se estructura en torno a un patio central, en la planta baja los arcos de medio punto montan columnas en granito rosado y decorado con un zócalo de azulejería sevillana del siglo XVIII; en el primer piso sobresale una hermosa balaustrada de cerámica roja sobre la que apoya pequeñas columnas de granito con arcos de medio punto.
La época de máximo esplendor de este palacio está ligada al V Marqués de Monsalud, Mariano Carlos Solano Gálvez que era un gran aficionado a la arqueología y contaba con una gran colección de piezas arqueológicas de muchas culturas diversas.
PATRIMONIO URBANO.
Muchos son los grupos escultóricos que embellecen la capital de la Tierra de Barros de entre los que destaca el dedicado a La Paz por el emeritense Juan de Ávalos. De gran simbolismo es también el llamado El Vendimiador, realizado por el artista local Diego Garrido y que representa fiel y emotivamente a un campesino cargando un serón de uva, tal y como lo hacen miles y miles de ellos durante los meses de agosto y septiembre. No faltan los que evocan a su hijo más significado, José de Espronceda, el príncipe del Romanticismo español, que preside la acogedora plaza de su nombre junto con el dedicado a la otra hija predilecta de la localidad, Carolina Coronado, poetisa encuadrada en idéntica corriente literaria
EVENTOS CULTURALES.
Durante la primera semana de diciembre, la ciudad celebra unas jornadas sobre la gastronomía extremeña y los vinos de Almendralejo. En los meses de marzo y abril se celebra el Salón del Vino y la Aceituna. Este encuentro gastronómico es considerado como uno de los más importantes del mundo en su sector. Paralelamente a este salón en el recinto ferial se celebra desde el año 2006 una feria de muestras y gastronómica, con su correspondiente ruta de la tapa y en la que se puede disfrutar de la práctica totalidad de la rica gastronomía de la zona. Destacan platos como las migas tierra de barros, caldereta extremeña, sopa de tomate con uvas, cochinillo a la extremeña con aceitunas negras, revuelto de setas, tostadas de caldillo, arroz con liebre, patatas con manitas de cerdo y mondongo. También se ofrecen platos elaborados con pescado: la ensalada templada de bacalao y la trucha a la extremeña.
Por último debido a ser la «Ciudad del Romanticismo», Almendralejo viene realizando por mayo una Ruta Literaria en honor a José de Espronceda y Carolina Coronado, ambos nacidos en esta localidad, en esta se adornan todas las calles de la zona centro y los dependientes de las tiendas se visten de época al igual que las personas, ya más de mil, que hacen un recorrido por los lugares más representativos de la ciudad, partiendo del Palacio de Monsalud que fue donde nació José de Espronceda hasta la ermita de la Piedad pasando antes por muchos más sitios de la localidad, además por cada lugar que pasan hacen una serie de actuaciones evocadas a los poetas. Esto solo lleva tres o cuatro años realizándose, pero ha logrado atraer a gran público.
Las Candelas
Aunque es una fiesta que se remonta al origen romano de la localidad, desde el siglo XVII está documentada en Almendralejo la celebración de las fiestas de Las Candelas (1 y 2 de febrero). En ella se queman las Pantarujas o Peleles que son representación del mal. Multitud de muñecos peleles se alzan entre las llamas de cada una de las hogueras o candelas construidas por barrios, familias y grupos de amigos y que adornan con figuras de personajes o de los hechos más conocidos del año.
Cuando cae la noche, los vecinos se reúnen alrededor de sus candelas, que arden durante horas, y en torno a las cuales se degustan los productos de la reciente matanza acompañados de los caldos de esta tierra. Las típicas migas de barros y las sardinas o pestorejos asados son también protagonistas de la celebración. La costumbre ha ido pasando de padres a hijos en una tradición que ha sido espoleada en los últimos tiempos por las asociaciones de vecinos y el consistorio municipal.
Otras fiestas de interés
Desde el 13 al 17 de agosto tienen lugar las Fiestas de la Piedad, Patrona de la localidad y a la que acuden gentes de toda la provincia, y las de la Vendimia, para conmemorar la llegada de la nueva cosecha y el comienzo del pisado de la uva.
El 3 de febrero, Día de San Blas se festeja en el campo consumiendo los populares hornazos de chorizo, esperando el retorno de las cigüeñas, animal símbolo e icono de la Comunidad autónoma y, especialmente, de la localidad. Y el 25 de abril, la Romería de San Marcos, celebrada desde 1511 en el lugar donde ahora se levanta en su nueva ermita. Los Carnavales y la Semana Santa son también fiestas con amplia participación de los almendralejenses.
GASTRONOMIA.
Almendralejo es sede de la denominación de origen Ribera del Guadiana, vinos que en los últimos años han alcanzado unos niveles de calidad y producción tan destacados que han sido elogiados en las más prestigiosas publicaciones de dentro y fuera de España. El municipio cuenta con doce bodegas con más de cuarenta marcas en el mercado siendo parte central de las fiestas y la vida ciudadana del municipio.
También hay que destacar que el municipio pertenece a la "Región del Cava", según determina el Centro Regulador del Cava, produciendo un cava de excelente calidad.
En el ámbito de la aceituna, numerosas industrias, tras una esmerada selección, un mimado procedimiento de aderezo y un cuidadoso y tecnológico envasado, sacan al mercado aceitunas en variedades como la Manzanilla (aderezadas, envasadas, en salmuera y negras), Gordalillas (enteras, partidas o rajadas con aliño tradicional), Verdiales, Pico limón y Serranas.
En Almendralejo, también se viene realizando durante el mes de marzo el Palacio del Vino y la Aceituna de Extremadura, con una amplia gama de ofertas relacionadas con el vino, además de cantidades de stands de degustación.
ACEUCHAL.
Es un pueblo de la provincia de Badajoz, situado entre Villalba de los Barros y Almendralejo. Pertenece a la comarca de Tierra de Barros y al Partido judicial de Almendralejo. El poblado se fijó en la encrucijada de los caminos entre Almendralejo, Villalba de los BarrosVillafranca de los Barros y Solana de los Barros, en el eje de la Cañada Real Leonesa, surgiendo su foco inicial en la zona que hoy corresponde a los Cuatro Caminos, las Cañadas y La Lancha. Tiene una extensión de 63 Km/cuadrados y dista de la capital de la provincia 57 km.
El nombre de Aceuchal se hace derivar de hallarse cubierto de acebuches el lugar en que fue asentado. También se encontraba en ese punto según la tradición "una fuente muy buena" y un caserío anterior que se unió a la nueva fundación. En sus cercanías perdura otro viejo enclave llamado La Soledad.
HISTORIA.
Durante el siglo XII, Alfonso IX concedió el territorio en que se encuentra actualmente esta villa a la Orden del Temple. Tras su desaparición, el lugar pasó a la de Santiago, dependiendo de Llerena. En el siglo XIV parece ser que fue Alfonso XI quién fundó y pobló Aceuchal. A mediados de esa misma centuria, aparece ya como cabeza de Encomienda. Los Reyes Católicos le concedieron el título de Villa.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio constitucional en la Provincia de Extremadura, entonces conocido como Azauchal. Desde 1834 quedó integrado en el Partido judicial de Almendralejo. En el censo de 1842 contaba con 760 hogares y 2890 vecinos.
Aceuchal, hoy es una localidad de solera que se le conoce por la laboriosidad de su gente y por ese casi monocultivo del ajo, que la caracterizan como gran productora de este prodigioso bulbo de consumo diario y emblema principal de sabores extremeños, como los del gazpacho, las migas, o las tostadas mañaneras untadas con ajo y regadas con aceite de oliva. Pero aunque el olor y el sabor del ajo, honrosamente marquen el norte del discurrir del pueblo, muchos de sus habitantes actuales desconocen su historia indiana, cuando esos “piporros” soñadores de la edad renacentista, buscaban sembrar sus costumbres, su sangre y su semilla genética en las tierras americanas.
Y descubriendo viejas particularidades del laborioso pueblo, según el presbítero extremeño Vicente Navarro del Castillo, durante el siglo XVI, 25 habitantes de Aceuchal contribuyeron a la conquista americana, entre ellas, 20 personas salían para Costa Rica en la expedición que el ucedano Diego de Artieda Chirino y Uclés organizaba en 1575 para colonizar las tierras centroamericanas. Anteriormente, 3 personas ya habían salido en 1538 para la expedición a la Florida que había organizado Hernando de Soto; y 2 más intervinieron en las guerras peruanas de banderías, a favor de Gonzalo Pizarro, y que fueron condenados en 1548 al perder el polémico extremeño labatalla de Jaquijaguana.
En la actualidad, Aceuchal constituye un núcleo típicamente rural, en el que la evolución experimentada en los últimos años no ha eliminado su carácter tradicional ni su valor ambiental. Urbanísticamente presenta la estructura laberíntica propia de los asentamientos de origen medieval, siendo numerosos los hitos que refieren su antigüedad. Entre ellos cabe mencionar los pozos y fuentes de "La Abundancia", de Abajo, de Zarza, del Buen Hombre, de Leoncio, La Pocilla, las Alberquitas, etc. Especial mención requiere el Pozo Garbanzo y las llamadas "Casas Moras" que según la tradición pertenecen al poblado árabe originario.
En cuanto al movimiento asociativo, está documentada la fundación de la Sociedad de Auxilios Mutuos que en 1901 se convirtió en el Obrero de Aceuchal. En 1905 se creó la Comunidad de Labradores y en julio de 1931 la Agrupación Patronal de Aceuchal.
POBLACIÓN
La población de Aceuchal ha experimentado un continuo crecimiento desde principios del siglo XX, hasta que dicho proceso se ha visto interrumpido a partir de 1950, fecha en que alcanza el máximo de población (6.082 habitantes).
A consecuencia de la emigración, que ha provocado una pérdida de población constante durante cuarenta años hasta la década de los ochenta, ha supuesto que perdiera sobre un 21% sobre la población de mediados de siglo. Esta pérdida de población ha conllevado como en casi toda Extremadura, una baja tasa de natalidad y una alta tasa de mortalidad, por lo que su crecimiento vegetativo esta alrededor del 9 x 1000.
ACTIVIDAD ECONOMICA.
La tasa de actividad es superior a la media de Extremadura, siendo el sector agrario, en que concentra el mayor número de trabajadores (65%), seguido muy de lejos por el sector servicio con poco más del 17%.
La superficie labrada ocupa más de 60% del término municipal, destacando entre los cultivos el viñedo, el olivar y en los últimos años los ajos, producto especialmente característico de Aceuchal, del que a su vez resulta inseparable la figura del ajero. En homenaje a tan significada figura, el pueblo tiene un monumento dedicado al "ajero", expresiva obra en bronce de Fulgencio León Manchego, erigida en 1985. En conexión con el ajo, los paisanos de Aceuchal son conocidos a nivel general con el apelativo popular de "piporros".
PATRIMONIO.
Elemento artístico señalado de esta localidad es el edificio de la Iglesia Parroquial católica de San Pedro Apóstol, en la Archidiócesis de Mérida-Badajoz.4 Edificio singular en el que se combinan distintos rasgos constructivos de los estilos gótico, renacentista y barroco, desarrollados desde el siglo XV al XVIII. El templo tiene una edificada en el siglo XVI, añadida a la cabecera gótica, único elemento con el que contaba la iglesia a finales del siglo XV. La primitiva cubierta de la nave era de madera, la cual persistió hasta que a mediados del siglo XVIII se acometieron las importantes obras barrocas que dieron al edificio su aspecto definitivo, sustituyéndose por la actual bóveda de cañón con lunetos. Entre sus contenidos artísticos se cuentan diversos retablos barrocos, habiendo desaparecido el mayor, obra del siglo XVI compuesta por 24 tablas góticas atribuidas a Antón de Madrid o Estacio de Bruselas, de las que únicamente se conservan dos representando a San Pedro ad Vincula y San Juan Bautista.
La torre es de fines del siglo XV y comienzos del XVI, en la segunda mitad del pasado siglo XX sufrió un proceso de reformas que sustituyó la antigua espadaña original por sucesivos cuerpos almenados que perfilan su aspecto actual de fortaleza.
En el interior del templo se conservan varios retablos laterales del estilo barroco, así como la capilla mayor, del mismo estilo, datable en la primera mitad del siglo XVIII.
También es de significar en esta localidad el que fuera convento de Religiosas Dominicanas con el título de Nuestra Sra. de los Remedios, que ha sido la única parte del conjunto monacal que, tras la Desamortización del siglo XIX, se ha conservado hasta nuestros días.
Sin ser de grandes dimensiones, constituye un excelente ejemplar arquitectónico del primer cuarto del siglo XVII en el contexto de nuestra arquitectura rural, ejemplar que además guarda una muestra retabilística de los siglos XVII y XVIII de indudable interés regional, junto con otras piezas artísticas de primer orden: azulejería hispalense del siglo XVII en los netos de las gradas de la capilla mayor, extraordinaria imagen del Nazareno "El Señor de la Paz" de finales del siglo XVIII atribuible a Blas Molner.
De sobresaliente atractivo plástico resulta el Ayuntamiento, uno de los más hermosos, quizá de la región, en cuya variada composición destacan sus soportales y galerías. El edificio correspondiente a un antiguo centro religioso conectado con el convento franciscano de Monte Virgen de Villalba, fue restaurado con notable acierto en 1920, presentándose hoy impecablemente encalado y cuidado.
GASTRONOMIA.
Dentro de la cocina propia de la comarca, elaborada como es propio de la gastronomía extremeña, con ingredientes naturales y de excelente calidad, cabe mencionar: las típicas migas, el riquísimo gazpacho en épocas de calor, las conocidas calderetas, plato que no falta en una buena jornada campestre.
Mención especial merece la Sopa de Antruejo, propia de esta localidad. Además, cabe destacar igualmente los dulces caseros, elaborados principalmente en semana santa y otras.
A.E.A.
ABADIA. Es un municipio de la provincia de Cáceres, situado en el partido judicial de Plasencia y en la comarca agraria de Hervás,
Físicamente, se encuentra situado en el Valle del Rio Ambroz, entre la Sierra de la Lagunilla y la de Hervás. Cercano a la Vía de la Plata y a la Cañada Real Soriana.
Su clima es suave al encontrase al resguardo de los fríos aires del Norte, mientra que su apertura en el Sur-Suroeste provoca un aumento de las precipitaciones anuales.
HISTORIA.
El origen del pueblo es incierto. Los restos arqueológicos más antiguos pertenecen a una villa romana relacionada con Cáparra, aunque hay noticias de que los vetones poblaron estas tierras. Posteriormente, los musulmanes construyeron una fortaleza que se fue modificando con el paso del tiempo. Después, las tierras y las edificaciones fueron donadas quizás a la Orden del Temple.
En el siglo XII pasó a ser una abadía cisterciense. La primera referencia escrita de la abadía, llamada también Sotofermoso, es de una bula promulgada por Alejandro III en Benavente el 7 de agosto de 1168.
En 1260 Alfonso X el Sabio instituyó en la abadía un señorío independiente de Granadilla. En aquella época se construyó el pueblo actual. En 1444, con la llegada de Fernán Álvarez de Toledo, conde de Alba, la abadía cisterciense se amplió pasando a ser el actual Palacio de Sotofermoso, actualmente conocido como el Palacio de Abadia.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio constitucional perteneci
-ente a la Provincia de Extremadura. En el censo de 1842 contaba con 50 hogares y 274 vecinos.
En su condición de puerto real de paso de ganados, estuvo de siempre muy ligado a la Mesta. Ya que al ser paso de los rebaños ganados mesteños, ABADIA era lugar de pago de montazgar de los mencionados ganado camino de Extremadura.
Desde muy antiguo, todos los años el 25 de abril, se celebraba una gran Feria de Ganados, que duraba 17 días y donde acudían los ganadores de la comarca con todo tipo de ganados.
Actualmente cuenta con un número aproximado de 129 viviendas en el núcleo urbano y unas 20 diseminadas. Su población en 2010 era de 326 habitantes, 176 hombres y 150 mujeres. Siendo la actividad principal de su población, la agraria a la que se dedica el 72,2% de su población activa. La emigración, como en casi toda Extremadura, castigo duramente ABADIA durante la década de los 60 y 70; ya que si en el padrón del año 60, superaba los 600 habitantes, en el de 1981 su población había disminuido hasta los 300. Comenzado a partir de dicha fecha a recuperar lentamente su población.
MONUMENTOS.
Entre sus monumentos más importantes, cuenta con el Convento de la Bien Parada, que data del siglo XVII. Es un conjunto monacal franciscano, actualmente en ruinas, y que en pasado fue facultad de Teología y Música. Es de estilo barroco de los Austrias y de sillería. Hacia 1827 tan solo lo habitaban 5 religiosos. Tras la desamortización de 1844 fue vendido a un particular que utilizó el claustro y las dependencias del convento como establo. En 2005 el ayuntamiento de Abadía inició un expediente de expropiación y en la actualidad ha pasado a ser de titularidad municipal y se han dado los primero pasos para su puesta en valor. La imagen del Cristo de la Bien Parada, perteneciente al Convento, se conserva en la Iglesia de Santo Domingo de Abadía. Actualmente está declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de monumento pero se está produciendo una pérdida parcial del edificio a causa del abandono y las inclemencias del tiempo. Además parte de sus piezas han sido expoliadas.
Otro monumento de interés es la Iglesia de Santo Domingo, es una iglesia de los siglos XV al XVII. Sus grandes muros son robustos y de piedra maciza. Su porche tiene techumbre de madera y se apoya sobre columnas de granito octogonales. En su interior se encuentra el Cristo de la Bien Parada, procedente del ruinoso Convento de la Bien Parada, y el fresco en el muro de una imagen tallada de la Dolorosa de estilo barroco. Su campanario está construido con grandes moles de granito.
Sin embargo su monumento más importante, y por el que se concoce el pueblo de ABADIA a nivel nacional, es por el conocido Palacio de Abadía, propiedad de los Duques de Alba, con unos jardines que estuvieron a la altura de las mejores obras de jardinería del renacimiento.
Hoy el edificio del Palacio de Abadía, se presenta como una gran casa de campo, con un edifico central de planta cuadrada y una fachada principal que muestra numerosas puertas góticas cegadas y una torre al lado izquierdo, recuerdo de su pasado medieval. Contiene la mencionada fachada, una puerta de acceso, hecha en el siglo XVI, desde la que se accede al claustro de la abadía, centro neurálgico de la misma.
Tiene el mencionado claustro dos plantas con arcos en ambas plantas, los de abajo de inspiración oriental del siglo XV, que mantiene una gran semejanza con el mudéjar de Guadalupe. El cuerpo alto de forma con arcos de carpaneles sobre pilares octogonales, realizados al parecer en la reforma realizada en el siglo XVI. En sus ángulos se disponen ya de los escudos del Ducado de Alba.
En torno al claustro en las dos plantas se disponían las habitaciones cuyo aspecto inicial se ha perdido. Una escalera arranca del extremo SO de la planta de abajo y en medio de un ala existe una puerta que da al magnifico Jardín de la Abadía.
El actual estado del Palacio, evoca lo que fue esta singular construcción, que ya era significativa en la España del siglo XVI. Al igual que sus jardines que estuvieron a la altura de los mejores obras de jardinería del renanicimento Europeo. Por ello no es de extrañar que el Gobierno Republicano lo declarara Monumento Historico Artistico el 3 de junio de 1931.
La creación del jardín hay que asociarlo a D. Fernando Álvarez de Toledo, tercer Duque de Alba, más conocido por su actividad política y militar al servicio de Carlos V y de Felipe II, que como hombre de faceta intelectual, que había sido educado por Boscán y que mantuvo una gran amistad con Lopez de Vega.
Conocedor del humanismo coetáneo, eligió el apartado lugar de ABADIA, como lugar que conjugaba la belleza de su situación y el remanso de tranquilidad, necesario para allí se pudiera conjugar el arte y la literatura con la belleza natural. A tal fin creo en la propia abadía, una academia literaria a la que llego asistir como profesor Lope de Vega.
El bello jardín, estaba compuesto por dos altura, y en ambos se mezclaban árboles y especies vegetales, junto con las esculturas, fuentes y arcos que componían la estructura del jardín. En el alto, de planta rectangular, había dos fuentes. En una de ella se encontraba la imagen de Igea y la barca de Neptuno, y en la otra una aldeana y la figura de Pegaso, como representación de la fama.
Dos escaleras permitían bajar a la plaza llamada de Nápoles. En el centro de la misma se situaba una fuente monumental de estilo italiano, semejante a la que se puede ver en la plaza de Pretoria de Palermo.
El muro del fondo de esta plaza, tiene cinco nichos, que albergaban varias esculturas, entre las que se encontraba la de Perseo y Andrómeda, que se siguen manteniendo en su lugar, como testimonio de las heroicas acciones del Duque de Alba.
A.E.A.
ALMOHARIN
Es un municipio español de la provincia de Cáceres, en Extremadura. Pertenece a la Mancomunidad Integral Sierra de Montánchez y al partido judicial de Cáceres.
Situado en la carretera que une Cáceres con Don Benito, tiene casi 2000 habitantes, lo cual hace que sea el tercer municipio más poblado de la mancomunidad. El pueblo es conocido por su producción de higo y su patrona es la Virgen de Sopetrán. Hasta 1598, cuando compró el título de villa, Almoharín perteneció al señorío de Montánchez.
El término municipal está flanqueado al este por el curso del Río Búrdalo, (típico río mediterráneo, con algún caudal de otoño a primavera, pero prácticamente seco en verano), es un afluente directo del Guadiana; al sur por las amplias vegas de este último, así como algo al suroeste las sierras de Don José y La Parrilla, formaciones menores éstas, dependientes de las primeras estribaciones orientales de la formación montañosa central extremeña conocida como sierras de San Pedro.
Al oeste la meseta adehesada de Arroyomolinos de Montánchez, así como más al noroeste por la sierra de Montánchez (cercana a los 1000 msnm), y al norte por la sierra de San Cristóbal (856 m) y Cancho Blanco (940 aprox) más conocida ésta última, en la localidad como la Sierra de la Zarza. El monte de la Sierra de San Cristóbal, dada su cercanía al núcleo poblacional, así como su particular morfología la han convertido en un auténtico símbolo de la localidad. El resto del término, salvo algunas zonas llanas en la parte central (los llanos, las viñas), es ondulado, sin grandes brusquedades, salvo las zonas cercanas a las sierras pizarrilla, cola, la cancha o el pozo fraile.
HISTORIA.
Almoharín remonta su antigüedad a mediados del primer milenio, habiendo quedado confirmado yacimiento de época de la Edad del Bronce tardío, pero la falta de estudios arqueológicos del entorno territorial del municipio de Almoharín, no ha permitido, concretar aún más los períodos históricos. Es probable que la cronología que citamos, se quede corta sobre noticias e indicios de períodos anteriores. A pocos metros del núcleo de la población se documentó un bronce de la ceca de Bolskan, fechada en el año 105 a.d.n.E, así como otras monedas del mismo período. Durante unas obras realizadas el mes de junio de 1991, junto al cuartel, para ubicar una residencia de mayores, se destruyeron parte de la cimentación de una "villae" romana posiblemente un asentamiento agrícola que según pudimos dimensionar abarcaba unos 250 m², aunque los restos debieron ser mucho más amplios, se documentó un molino redondo que se utilizaba para moler el cereal, así como diversos fragmentos de "doliae", recipientes de gran tamaño, para el almacenamiento de los cereales, así como cerámica del tipo sigillata hispánica, de la forma D-37, y sigillata clara, tipo C, forma 40, y varios fragmentos de sigillata clara forma 24/25 con decoración a ruedecilla.. Con el hallazgo de estos fragmentos, podemos fechar este establecimiento romano a primeros del siglo I, llegando hasta el siglo IV. Los enterramientos nos confirman que las sepulturas halladas en la zona de La Vega y campo de fútbol, correspondían a la vivienda ubicada anteriormente.
Moderna.
Aunque no están claros, sí hay evidencias de ciertos pobladores asentados ya en las fechas del Bajo Imperio Romano, (restos de enterramientos) y es muy posible que alguna aldea o villorrio hubiese en la zona cerca de lo que probablemente fuese una plaza fuerte (zona conocida como el Castillo), durante la Alta Edad Media. Lo que sí está claro es que es durante la conquista musulmana, esa plaza fuerte se consolida y cuando los vestigios de una población creciente existen, puesto que el propio topónimo actual es de origen árabe, más concretamente de la época de las invasiones de los almorávides (siglo xi), es cuando se asentó definitivamente el núcleo de población del que realmente data la localidad.
Almoharín fue ganado a los musulmanes por las Tropas del Rey Alfonso IX de León durante el primer tercio del siglo xiii} (ca. 1223-1230). Otorgando la encomienda de la población a la Orden de Santiago, posteriormente también formó parte del Señorío de Medellín y más tarde del de Montánchez.
Un resto evidente del asentamiento de raíz almohade fue una vivienda en la calle Italia, nº 6-10, cuya destrucción no se pudo impedir pese a la denuncia pertinente a las instituciones. Jaime Rio-Miranda Alcón estudió y fotografió lo que aún no se había destruido de la piqueta.4
En 1598 el pueblo, previo pago, «compró» el título de Villa, “independizándose” en cierta manera de pagar tributos al Señorío de Montánchez, sólo dependiendo desde entonces de las maltrechas cuentas del rey, por entonces Felipe II, quien concede el beneficio. Acto del cual se levanta acta conservándose actualmente en un documento conocido popularmente como el libro del Becerro.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad de constituye en municipio constitucional en la región de Extremadura que desde 1834 quedó integrado en partido judicial de Montánchez5 que en el censo de 1842 contaba con 400 hogares y 2191 vecinos.6
POBLACION.
Como se puede apreciar en al cuadro adjunto, la población de Almoharín siguió una traza ascendiente desde mediados del siglo XIX, hasta la década de los cincuenta del XX, que comenzó su declive poblacional como casi todos los pueblos de Extremadura, motivado por la gran emigración que asolo a la Región en la década de los sesenta y setenta del siglo pasado. En 2015 su población ascendía a solo 1.933 habitantes, dando una densidad de 20 hab/km2, cinco puntos por debajo de la media de Extremadura.
PATRIMONIO.
El monumento de mayor valor patrimonial con que cuenta Almoharín, es la Iglesia de San Salvador, situado en la Plaza Mayor y que se construyó básicamente en el sigloXVII.
Esta construida con mampostería y con sillares en algunas partes de la misma. En su exterior destaca notablemente la galería que protege al muro de la epístola. Está formado por dos cuerpos: el inferior realizado por siete arcos de medio punto sobre gruesas y toscas columnas graníticas con tambores irregulares y bóveda de arista como cubrición interna de la galería; y el segundo cuerpo es adintelado, con elegantes columnas toscanas. La puerta, situada en este mismo costado del templo, es muy sencilla y está formada por un arco de medio punto.
La fachada de los pies es de sillares graníticos; la puerta se abre en arco carpanel que apoya en salientes impostas y se flanquea por pilastras que rematan en florones. La puerta del evangelio tiene un arco c medio punto condecoración vegetal en las enjutas. Sobre el vano se encuentra un entablamento con triglifos y metopas; rematan en frontón recto que cobija la cruz de la Orden de Santiago, a la que perteneció el pueblo.
La torre es exenta y está situada junto al presbiterio, en el lado norte de la iglesia. Tiene planta cuadrada y se compone de cuatro cuerpos de manposteria y sillares en los ángulos. Destaca notablemente, por ser mayor antigüedad, la parte inferior de la misma. El primer cuerpo más estrecho que los restantes, esta coronado por canes figurados que sostienen el segundo cuerpo, algo más ancho que el inferior, en el que se abrían vanos con arco de medio punto en cada frente, hoy tapiados. El tercer cuerpo es un añadido, probablemente de la época barroca, separado del anterior por una fina moldura. Los cuatros frentes están retranqueados respecto al cuerpo inferior y en cada lado se abre un vano con arco de medio punto. Corona la torre un cueto cuerpo, que más bien hace la función de linterna; tiene forma octogonal, con vanos de medio punto y está realizado en ladrillos.
En interior costa de tres naves divididas en cuatro tramos y crucero. Están separadas por arcos de medio punto que apoyan en pilares cruciformes de sillares. Se cubre la nave central por bóvedas de medio cañón con lunetos y las laterales con arista. El crucero tiene media esfera sobre pechinas en su espacio central y en los brazos bóvedas de aristas. El presbítero, de poca profundidad, es ochavado en el exterior y semicircular en su parte interna; se cubre mediante un cuarto de esfera. Junto al mismos, en el lado sur, se encuentra la sacristía, amplia estancia con bóvedas de aristas.
El coro está situado a los pies, con frente en arco rebajado y sotacoro cubierto con bóvedas de aristas.
Destaca en su interior su retablo mayor, que es una pieza de estilo barroco dorada del siglo XVIII. Tiene banco, dos cuerpos y remate. El banco está decorado a base de frutos, flores y hojas. El cuerpo está dividido en tres calles separadas por columnas salomónicas con racimos y hojas de vid. En cada calle se encuentran dos hornacinas con arcos de medio punto decorados en su interior por casetones con hojas y flores. Contiene el retablo las imagines de San Pedro en la catedra de San Marcos, Santo Domingo, Jesús Salvador, San Antón y el arcángel San Miguel.
En el lado de evangelio se halla otro retablo barroco de menor proporción, que fue decorado en 1780; está formado por una gran hornacina central en la que aparece la talla de Cristo Crucificado. Y en la capilla bautismal se encuentra un Cristo Yacente, de tamaño natural, del siglo XVII.
Otro monumento de interés, es la Ermita de Nuestra Señora de Sopetran, de gran veneración en la localidad. En un edifico que conserva dos flancos porticados construidos en el siglo XVI, mientras que el cuerpo de la ermita corresponde a las reformas realizadas en el XVIII.
El retablo mayor es obra barroca del también del siglo XVIII. Esta decorado con gran profusión y en su centro se abre una hornacina que comunica con el camarín de la virgen; una talla policromada del siglo XVII de Nuestra Señora de Sopetran. En la cabecera pueden contemplarse cuatro cuadros de lienzo pintados al óleo donde se narran distintos episodios acerca de la vida de príncipe Ali Hayneón, hijo del rey moro de Toledo, realizados por Tomas Hidalgo en 1806.
FESTIVIDADES.
La Velá, romería del Lunes de Pascua, se celebra en la ermita de Nuestra Señora de Sopetrán, devoción por la Virgen y animada comida y fiesta compartida por todos los vecinos.
Fiesta del Día de la Maza, se celebra el primer sábado de mayo.
Feria de mayo, los días 3, 4 y 5 de este mes el primer día se dedica a la feria del ganado.
IV Centenario, se celebra el 6 de julio cuando Felipe II concedió el título de villa, independiente del partido jurídico de Montánchez.(Sólo se celebró en una ocasión, en 1998)
Fiestas mayores de agosto, los días 15, 16 y 17 en honor a la Patrona la Virgen de Sopetrán.
Fiestas de agosto del 12 al 18 de agosto.
A.E.A.
ALMARAZEs un municipio de la provincia de Cáceres, situado al noreste de la provincia, en la mancomunidad del Campo Arañuelo. El municipio se encuentra junto a la A-5, autovía que une Madrid con Badajoz, y el embalse de Almaraz sobre el río Tajo. A mediados de siglo XX, esto hizo que Almaraz albergara en su término la Central Nuclear del mismo nombre, que aún sigue funcionando.
Con un término municipal de 34 Km”, Almaraz fue en otro tiempo una villa con señorío y tuvo importancia en varios momentos de la historia de España. En la actualidad, este municipio es conocido, además de por la central nuclear, por el Castillo de Almaraz, la fortaleza de aquel señorío, de la cual se conserva la torre del homenaje.
HISTORIA.
Los romanos trazaron por esta localidad una calzada romana entre Mérida y Zaragoza explotando una mina de plomo; y edificando además un puente para cruzar el Tajo.Los árabes le dieron su nombre («Almaraz» en árabe significa «Encuentro»), y fundaron en sus cercanías la fortaleza de Albalat; se piensa que en esta localidad extremeña se reunieron Tarik y Muza. En la edad media estuvo ligada al Alfoz de Talavera de la Reina y formó parte de las Tierras de Talavera.
En 1305 surge el señorío de los Almaraces, pero en la actualidad sólo se conserva una torre de la fortaleza que se construyó.
Durante la Guerra de Sucesión, pasó por esta villa el rey Felipe V, camino de Portugal. La villa y el puente caen en poder de las tropas del pretendiente, archiduque Carlos de Austria.
Esta villa fue de gran importancia en la Guerra de la Independencia, puesto que fue lugar estratégico disputado entre el Ejercito de Extremadura y los franceses.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio constitucional de la Provincia de Extremadura, desde 1834 quedó integrado en Partido Judicial de Navalmoral de la Mata. En el censo de 1842 contaba con 90 hogares y 493 vecinos.
POBLACION.
La población de Almaraz presenta un estancamiento poblacional alrededor de los 1000 habitantes hasta pasada la primera mitad del siglo XX, en que con motivo de la construcción en su término de la Central Nuclear, alcanzo en 1970 más de 2000 habitantes, población que se mantuvo hasta la terminación de la misma a principio de los años 80.
En 2015 su población alcanzaba solo 1.669 habitantes, a pesar de lo cual tenía una densidad de 49 hab/km2; casi el doble de la media de Extremadura.
PATRIMONIO.
El principal patrimonio con el que cuenta Almaraz es la Iglesia de San Andrés Apóstol, situada a un lado de la población, su cabecera es más elevada que la nave del templo, como resultado del intento de reconstruir la antigua Iglesia que se encontraba en ese lugar que posteriormente quedo inconcluso.
Aunque los muros del edificio son de mampostería, relazan su presencia los grandes contrafuertes de sillería y las cornisas del mismo material. No obstante, lo más atractivo de la construcción es la portada situada en el lado meridional; constituida por un espacioso vano flanqueado por sendos pares de columnas acanaladas sobre las que descansa un friso y una hornacina donde se aloja la imagen de San Andrés Apóstol.
El edificio data del siglo XVI, aunque la portada antes comentada constituye un destacado ejemplar clasicista de los primeros años del siglo XVII. En el interior, entre los elementos más sobresalientes, destaca el Retablo Mayor obra barroca del primer cuarto del siglo XVIII.
Próximo a la Iglesia, se encuentra el Rollo, obra gótica del siglo XV constituido por un fuste de sección octagonal con cuatro brazos y remate piramidal.Así mismo a las afuera de la población de alza aun la Torre, que fue señal del Señorío otorgado en 1343 a Juan Alfonso de Almaraz, siendo la misma erigida a finales del siglo XIV o durante el XV. Es una torre de sección cuadrangular con sendos matacanes en lo alto de sus cuatro flancos. Tuvo cuatro plantas cubiertas con bóvedas de cañón la primera y última, mientras que las del medio se techaban con estructura de madera ya desaparecida. El carácter defensivo de la mencionada torre se incrementar al contemplar la angosta puerta de entrada, de hueco muy elevado y sustentado su voluminoso dintel con dos grandes zapatas.
A unos nueve kilómetros de la localidad, sobre el Rio Tajo, puede contemplase el magnífico puente sede Almaraz, construido en el siglo XVI. Costa de dos grandes ojos y tiene una longitud de 130 mts y una altura de 38.
En lo alto del tajamar, mirando a poniente, se timbra el monumento con el escudo de Carlos I y una inscripción que fecha la terminación del mismos en 1537, siendo el maestro de obra Pedro de Uría. En el lado contrario al escudo de Carlos I, se encuentra el escudo de la Ciudad de Plasencia, cuyos vecinos sufragaron la construcción del mismo. Co motivo de la Guerra de la Independencia, el general Gregorio de la Cuesta, mando destruir uno de los arcos, siendo de nuevo reconstruido en 1845.
FESTIVIDADES.
En Almaraz se celebran las siguientes fiestas:
Semana Santa;
Romería de la Virgen de Rocamador, el primer domingo de mayo;
Corpus Cristi;
San Roque, el 16 de agosto, aunque se hace fiesta una semana entera;
San Andrés, el 30 de noviembre.
A.E.A.
ALCONCHEL.Está situado al suroeste de la provincia de Badajoz, a mitad de camino entre Olivenza y Jerez de los Caballeros, y a 45 kilómetros de la capital de la provincia, sobre un terreno dominado por las sierras de las Puercas y la Cobana.
Con un término, cuya extensión son 295 Km2, limita al norte con Olivenza, al sur con Villanueva del Fresno, al este con la vecina Táliga e Higuera de Vargas, y al oeste con Cheles y con Portugal, de la que le separa el río Guadiana. Pertenece a la comarca de los Llanos de Olivenza y al Partido judicial también de Olivenza. En su Cerro de Miraflores, se encuentra el famoso Castillo de Alconchel.
Su término municipal es llano por lo general, con altitudes comprendidas entre los 194 mts, en la confluencia de la Rivera de Taliga con el Arroyo Moreno y los 415 mts de las Sierras Puercas y Cobana. Siendo los dos únicos cursos de agua, los antes mencionados.
CLIMA. El clima es de tipo mediterráneo. Siendo la temperatura media anual de 17,4ºC. Los inviernos suelen ser suaves con una temperatura media de 9,4ºC. Sin embargo, los veranos suelen ser secos y calurosos, con una temperatura media de 26,4ºC, llegando alcanzar máximas de 40ºC. La precipitación media anual es de 584,2 mmm, siendo la estación más lluviosa el invierno, época en que se recoge la mitad de la precipitaciónPOBLACIÓN. La población de Alconchel fue ascendiente hasta mediados del Siglo XX en el que alcanzo su máximo histórico. Desde esos años hasta 1981 sufrió una continua emigración, que conllevo una importante pérdida de población.
En el quinquenio 1981-86 la población se estancó algo, pero debido a la baja natalidad, la localidad ha seguido perdiendo población llegando al 2015, con 1.790 hab. Los que supone una densidad de 6,24 hab./km², muy por debajo de la media de la provincia y de Extremadura.
HISTORIA.
Edad media.La villa de Alconchel nació en el periodo árabe y fue repoblada en la segunda mitad del siglo XII por cristianos a instancia de Alfonso I de Portugal. En 1264, durante el reinado de Alfonso X el Sabio, Alconchel paso otra vez a la Corona de Castilla y la plaza fue cedida a los Templarios. Posteriormente, y por corto período, Alconchel pasaba nuevamente bajo el dominio portugués.Posteriormente Alconchel estuvo bajo la jurisdicción del maestre de la Orden de Alcántara, Gutiérrez de Sotomayor, quien la rigió hasta que paso a los señores de Zúñiga y al Marquesado de San Juan de Piedras Albas y Bélgida. El primitivo castillo de Miraflores, sería levantado durante el periodo musulmán, y ampliado y dotado de nuevas defensas durante los siglos XIV y XV, que es a partir de entonces cuando Alconchel ya gozaba de identidad propia.
A finales del XVIII gozaba de su Señorío Jurisdiccional la Marquesa de San Juan de Piedras Albas y de Belgida. Además de la jurisdicción en virtud del ejercicio del señorío, disfrutaba de la elección de la mitad de los oficios y poseía unas propiedades territoriales de 12 millares de tierra de monte alto y yerbas de invierno, en sus doces dehesa y varios terrenos de pan.
Edad Contemporanea. La Revolución liberal de 1837, termino con el antiguo señorío, pero el marquesado logro consolidad la propiedad de sus 12 dehesas, después de un lago litigio con el Ayuntamiento, ya que reclamo ante el Juzgado de Olivenza el título de Señorío concedido a su antepasado Gutiérrez de Sotomayor. En 1838, se llegó a un acuerdo por el cual, el Marquesado era dueños de las yerbas de invierno de las doce dehesas, pero el común de los vecinos aprovecharía los pastos los seis meses siguientes, así como podían disfrutar de las bellotas de sus encinares a precio limitado.
Fuero de Baylío. Como en las demás poblaciones de la actual Comarca de Olivenza, en Alconchel, se aplicaba el mencionado Fuero, que era una vieja tradición legal y que afectaba al régimen económico matrimonial. En virtud de este fuero, se hacían comunes todos los bienes aportados por los contrayentes mientras durara la unión, y en participación, por igual que duraba hasta liquidarse la sociedad conyugal, como consecuencia de la separación, divorcio o muerte de uno de los consortes.
Esta tradición legal, se remonta a los albores del siglo XIII y aún sigue teniendo vigencia en varios pueblos de la Baja Extremadura, concretamente en la parte centro-occidental de la provincia de Badajoz.
EL CASTILLO. Durante el reinado del Gran Emir Abd-Al-Raman II (822-852) se construyó una fortaleza para la defensa del territorio ante las incursiones del rey de León por toda Extremadura. En el 1.016 se funda en la capital la dinastía Aftasí, y estos constituyen los primeros intentos de dotar al Cerro de Miraflores de una fortaleza, que persistió sea de una forma o de otra hasta el 1.166 al menos. En 1.174 el Caudillo Almohade Abu-Yacub conquista la fortaleza de Alconchel y bajo su mandato se reedificaron algunos tramos de muralla y la torre cuadrangular, construyéndose así la primitiva fortaleza en una gran torre y un cuerpo de muralla. Será Alfonso IX de León quien impulsa la conquista de estas tierras y su hijo Fernando III dona la fortaleza a la Orden del Temple, cuyo maestre Esteban de Belmonte la consiguió "en juro de Heredad y para siempre".
Tras la disolución de la Orden del Temple sus posesiones empezaron a caer en manos de los nobles. Alconchel pasa al rey portugués en 1.311 y en 1.313 se encuentra en manos de un tal Martín Gil Sousa. En 1.343 Alfonso XI entrega la villa a cambio de un préstamo, aunque este no se hizo efectivo; sería después el infante Don Sancho, hijo bastardo de Alfonso XI y de Isabel de Guzmán quien recibe todo el señorío en el que se encuentra la villa de Alconchel. Tras la muerte del Conde Sancho de Alburquerque (1.374) Alconchel pasa a manos de Doña Leonor de Castilla y esta se lo cede en 1.418 a Don Enrique, infante de Aragón. El castillo y su alfoz formarán parte de un Mayorazgo Independiente del de Belalcázar para el segundo de los hijos de Don Gutiérrez, Juan de Sotomayor, cuya viuda logró incorporar al señorío de Alconchel la villa de Zahinos en 1.558. Después la villa estuvo en manos de distintos señores como Don Fadrique de Zúñiga, Don juan Alonso de Meneses, Don Félix de Silva y Meneses y Don Fernando de Silva y Meneses.
Los siglos XVII, XVIII y XIX vienen marcados por las sucesivas oleadas de guerra que tendrán notable influencia para la villa de Alconchel. Siendo ocupada en 1.642 por las tropas portuguesas a mando del general D. Francisco de Melo. Al año siguiente el 29 de septiembre las tropas portuguesas al mando de Don Matías de Alburquerque, volvieron a poner sitio a la villa, teniendo que refugiarse los vecinos en el recinto del castillo, aunque una vez ahí tuvieron que rendirse por falta de provisiones y los soldados quedaron prisioneros de los portugueses
La construcción del castillo en distintas épocas le convierten en un aglomerado de estilos y elementos, comenzando por los árabes que debieron construir la torre y el primer cuerpo más elevado, aunque de esta época no se conserva ningún vestigio. Actualmente la imagen es puramente cristiana. Con una gran torre del Homenaje prismática, de sección cuadrangular y esbelta, arropada por tres cuerpos envolventes adaptados al terreno. El cuerpo donde se encuentra la torre se sitúa a mayor altura que el resto y con un acceso en puerta gótica por el lado este, que permite que la entrada a una habitación con vestigios de bóveda y suelo de ladrillo cocido y a la propia torre del Homenaje. En esta elevación se sitúa también la capilla pegada al lado oeste de la torre y cuyo antiguo acceso no está muy definido en la actualidad por el estado en que se encontraba y la restauración a la que se ha sometido. Este recinto se completa además con la entrada a las cisternas subterráneas colocadas al lado de la torre del homenaje, quizás formando parte de la parte inferior de la misma.
La torre del homenaje tiene su acceso por el recinto más elevado en su lado norte. Ofrece una distribución interior en varias plantas que se acusan fuera mediante cornisas. En el lado derecho de la puerta de acceso comienza su escalera dividida en varios tramos desde los cuales se accede a las diferentes cámaras con suelo y a su vez bóvedas de madera que no se han conservado. En la parte superior o terraza se encuentra un orificio central cuya utilidad no está muy definida entre un tragaluz de la última cámara o una abertura que permite intuir un aljibe aéreo. Todas las plantas poseen saeteras en el recorrido de la
Entre este primer cuerpo y la muralla principal del segundo distan unos 10 metros, en los lados sur, este y oeste y al menos 20 metros en el lado norte. Al segundo cuerpo se accede por una portada con aspecto gótico con torres redondas en las esquinas; estuvo ocupado por habitáculos al menos en tres de sus trayectos (sur, este y oeste) pegados a la muralla principal. La techumbre de estas dependencias se uniría al camino de ronda que corre sobre el adarve. El adarve consta de un parapeto a antepecho almenado, a ras de muro y reforzado con cubos redondos adosados y aspilleras; el paradós o petril intramuros ha desaparecido o no existió y entre este paradós y el antepecho recorre encajonado el camino de ronda. Pequeños detales completan la estructura de este cuerpo de la fortaleza como las molduras en ladrillo bajo los merlones, doble en las torres y algunos cercos de ventanas en granito. La puerta de entrada principal se completa con el espacio necesario para un rastrillo de madera que la cierra y que en la actualidad no se conserva.
FIESTAS.Carnavales. Tienen la particularidad de que se celebran el fin de semana siguiente, dentro ya de la Cuaresma. Se tienen datos de este hecho del siglo XIX, por celebrarse con más euforia el llamado “Domingo de Piñata”, que era el segundo domingo de Carnaval. Un juego de gran tradición durante los Carnavales, que se mantiene vivo, es el llamado JUEGO DEL ENTREGÁ, consistente en que los vecinos, disfrazados, se juntan en la Plaza de España o llamado “Terrero”, distribuyéndose en corros o círculos, comenzando a lanzarse cacharros de barro (botijos, cántaros, etc.…). El origen de este juego está en las congregaciones entorno a las fuentes, donde comenzaban a lanzarse todo tipo de cacharros de barro para divertirse. Depende del año cambia la fechaRomeria en Honor de la Patrona, la Virgen de la Luz. Se celebra el 15 de marzo, en el Convento de los Jarales.
Semana Santa. Goza de fervientes devotos, que, al encuentro con los diferentes pasos, viven la Semana Santa con gran emoción.
Fiesta de Ias “Mastros” Día de San Juan, junio. Los vecinos de la localidad, hacen muñecos de paja (los MASTROS), que disfrazan, normalmente de sucesos acontecidos en la actualidad, (una especie de burla), y queman posteriormente. Esta fiesta está acompañada de una verbena en la que los vecinos se divierten y bailan al son de la música.
Fiestas de Agosto. Fusión de las Fiestas del Emigrante y las Fiestas Patronales en honor a la Virgen de la Luz. Se celebran el tercer fin de semana de agosto (de jueves a Domingo)
Fiestas del Cristo. Organizada por la Hermandad del Cristo. Se celebran el 14 y15 de septiembre con actos religiosos en su honor y posteriormente para todos los devotos, es festejada con una verbena.
A.E.A.
ALCUÉSCAR.
Es un municipio y villa de la provincia de Cáceres. Se encuentra prácticamente en el centro de Extremadura en el límite de la provincia de Cáceres con la de Badajoz, limita con los términos de: Casas de D. Antonio, Albalá, Montánchez y Arroyomolinos de Montánchez, formando parte de la Mancomunidad Integral Sierra de Montánchez. Administrativamente pertenece a la comarca y partido judicial de Cáceres capital, de la que dista 40 km.
La localidad se encuentra situada entre las Sierras del Centinela y de la Lombriz, marcando el contacto de las Sierras de Montánchez y San Pedro, e indica el fin de la penillanura por el sur. Las cotas más elevadas alcanzan los 696 y 698 m.
Tiene una extensión de 108,9 km2, y una población en 2015 de 2.759 hab., siendo el municipio más poblado de la Mancomunidad de la Sierra de Montánchez.
POBLACION.
La población de Alcuéscar como se puede ver en el gráfico adjunto, fue ascendiente en la primera mitad de siglo XX, alcanzando su máxima población sobre 1940. A partir de la década de los cincuentas, la población comenzó a disminuir como consecuencia del gran proceso emigratorio que vivió Extremadura, principalmente durante los años 60 y 70. En el año 2015 su población ascendía a 2.759 hab., lo que suponía una densidad de 25,31 hab/km2, estando en la media de Extremadura.
HISTORIA.
La fundación de Alcuéscar se produjo en el año 830 bajo dominación musulmana. Esta villa extremeña, enclavada casi en el extremo sur de la provincia de Cáceres, fue encomienda de la Orden de Santiago. A finales del siglo XV,3 la repoblaron árabes procedentes de un lugar de Granada al que denominaban "Güescar", posiblemente la actual Huéscar.
Es admisible también que durante el siglo XVI, y a partir de la repoblación de los moriscos, se le conociera a la villa extremeña con el nombre de "Güescar" por el del topónimo árabe-granadino. Posiblemente el prefijo "al", debieron añadírselo posteriormente para diferenciarla del enclave granadino de donde procedían los citados moriscos, resultando finalmente que al pueblo se le conocía con el arabesco nombre de "Algüéscar", o "Alcuéscar" como se le denomina en la actualidad.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad de constituye en municipio constitucional en la región de Extremadura que desde 1834 quedó integrado en Partido Judicial de Montánchez4 que en el censo de 1842 contaba con 650 hogares y 3560 vecinos.5
PATRIMONIO.
Basílica de Santa Lucía del Trampal, cercana a Alcuéscar, es la única basílica de la época visigoda que permanece en pie en el área sur de la Penisula Ibérica.
Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, templo parroquial católico perteneciente a la diócesis de Coria-Cáceres y las ermitas de la Virgen de Fátima y San Isidro, así como una capilla en el Cruce de las Herrerías.
Asimismo, constituyen ejemplos de gran belleza arquitectónica las grandes casonas señoriales construidas por la poderosa burguesía agraria de Alcuéscar, conformada por las familias de grandes terratenientes, los denominados "ricos de Alcuéscar", como las casas de las acaudaladas familias Cáceres, Valverde, Bonilla, grandes propietarios rústicos originarios de Torremocha, Bote, la familia Rosco o la familia Pavón.
Desde finales del siglo XX adquirieron gran importancia la difusión de los diferentes Caminos de Santiago. El de la Vía de la Plata, que une Sevilla con Astorga, pasa por Alcuéscar. Tiene un albergue de peregrinos, en la Casa de la Misericordia de los Esclavos de María y de los Pobres.
Basílica de Santa Lucia del Trampal.
Levantada a varios kilómetros del núcleo urbano, debió de formar parte de algún monasterio, pues aún se le conoce en Alcuéscar, como la ermita del convento. Tiene un cuerpo de tres naves muy estrechas, separadas por pilares que ya no existen, un estrecho pasillo central que comunica con un crucero y tres cabeceras rectangulares. A un lado y a otro de la nave, se desarrollan habitaciones adosadas de función incierta. Es posible que el estrecho pasillo ante el crucero, fuera el lugar del coro. En la cabecera central se dispondría el altar, siendo lo más probable que las laterales sirvieran de sacristías. El cierre de la cabecera es abovedado en herradura y el del crucero también.
La bóveda del crucero esta reforzada con arcos fajones de herradura, y estos junto con el arco de entrada en cada cabecera formarían los arcos torales que soportaron los cimborrios y cuya fragilidad no ha permitido su pervivencia.
Bajo cada arco existían columnas con carácter ornamental que, al igual que las impostas de mármol, con labores de talla y capiteles faltan hoy. La Basílica del Trampal, acompañada de otras construcciones cercanas a ella, quizás también religiosas, se considera monástica y fue construida en el siglo VII.
Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.
Situada en el núcleo de la población, es de planta rectangular y consta de una nave dividida en cinco tramos, cubierta con lunetas del siglo XVIII sobre arcos apuntados del siglo XV. Cuenta con una capilla mayor, con bóveda de crucería con combados del 1550 aproximadamente. Contado también con una capilla del Sagrario y otra capilla bautismal.
Debió construirse desde finales del XV hasta el XVII, siendo muy parecida a otras del núcleo trujillano de la segunda mitad del XVI construidas bajo la órbita de Sancho de Cabrera.
Exteriormente la construcción inicial era de mampostería, y recubierta de cantería a excepción de la capilla Mayor. Igualmente, las portadas son de momentos diferentes, la más primitiva es la de los pies, con arco de medio punto tendente de herradura, enmarcado por un alfiz con bolas de tradición hispano flamenca, y la del sur, ornamentada con estilizaciones antropomorfas, elementos florales. Esta puerta adintelada corona con un frontón abierto que incluye la cruz de la Orden de Santiago, a la que perteneció Alcuéscar.
FESTIVIDADES.
En Alcuéscar se celebran las siguientes fiestas:
A.E.A.
ALCÁNTARA.
Es un municipio de la provincia de Cáceres, Comunidad de Extremadura, que distancia 63 km a la capital de la provincia. Su término tiene una extensión de 552 km2, y en 2015 tenía una población de tan solo 1571 hab., lo que conllevaba una densidad de 2,85 hab./km2, una de las más bajas de Extremadura.
Está situada en la orilla izquierda del río Tajo, en su confluencia con el río Alagón, cerca de Portugal. En otro tiempo fue la capital de la comarca histórica de la “Tierra de Alcántara”, y actualmente forma parte de la Mancomunidad Tajo-Salor.
Su nombre proviene del término árabe Al Qantarat, que quiere decir "El Puente" debido al majestuoso puente romano situado en sus inmediaciones, pues fue fundada en época del emperador Trajano y los visigodos la llamaron Oliba.
Además de por el Puente, es conocida por la Orden Militar de Alcántara, así como por ser el lugar de nacimiento de SanPedro de Alcántara, patrón de Extremadura.
A la caída del Antiguo Régimen, la localidad se constituye en municipio constitucional de la Provincia de Extremadura, Partido Judicial de Alcántara, y que en el censo de 1842 contaba con 780 hogares y 4272 vecinos. Las desamortizaciones provocaron la definitiva ruina de gran parte del patrimonio del municipio, que pasaron a manos de la oligarquía extremeña y principalmente de Madrid. A finales del siglo XX creció el término municipal a incorpora el antiguo pueblo de Estorninos
El relieve de su extenso terreno, es por lo general, llano, típico de penillanura cacereña, aunque en las proximidades del Tajo, y ocupando una amplia franja, se hace tortuoso a consecuencia de las fuertes pendientes producidas por el encajonamiento del río citado, lo que da lugar a las denominadas riveras del Tajo.
El clima es de tipo mediterráneo. La temperatura media anual es de 14° C. Los inviernos suelen ser suaves y el verano seco y caluroso, con una temperatura media estacional de 22,8° y con máximas absolutas que pueden llegar alcanzar los 40 grados. La formación vegetal es de bosque mediterráneo, representado por la encina y el alcornoque junto a otras especies que componen el matorral, como la jara, el cantueso. Etcétera.
POBLACIÓN.
Como se aprecia en el grafico adjunto, la población de Alcántara mantiene un proceso algo lento de crecimiento desde principios de siglo XIX hasta 1940. Desde esta fecha sufre una continua pérdida de población hasta 1960, momento en que se produce un importante aumento de los efectivos demográficos, como consecuencia de la demanda de mano de obra para la construcción del embalse del mismo nombre, sumando 5.186 habitantes en 1965. A partir de esta última fecha este municipio padece una notable sangría migratoria que le hace perder más de la mitad de la población hasta 1981.
Durante el quinquenio 1981-85 la población desciende escasamente debido a una baja tasa de natalidad (10 por 1.000), que da lugar a un crecimiento vegetativo (1,7 por 1.000) poco significativo y al hecho de que el fenómeno migratorio aún persiste, aunque en menor grado que en años anteriores.
En la siguiente gráfica se muestra la evolución demográfica de Alcántara década a década desde 1900 a 2010, de acuerdo con los datos de los censos del Instituto Nacional de Estadística de España:
ARQUEOLOGIA
En el término de la localidad existen numerosos sepulcros megalíticos de variada tipología y tamaño. A un período más reciente pertenece un poblado fortificado de la Edad del Hierro llamado “Villavieja del Castillejo de la Orden”, situado en un meandro del río Jartín. Consta de un solo recinto cuya muralla de pizarra se conserva perfectamente en algunos tramos. En las proximidades se excavó la necrópolis del mismo, con tumbas de cremación con ajuares cerámicos y armamento fechada hacia el siglo IV a.C. La fecha más reciente de la vida del asentamiento viene dada por una inscripción en bronce del 104 a.C. que se refiere a un tratado entre el consejo del poblado y el pueblo romano.
HISTORIA MEDIAVAL
Durante la dominación musulmana mantuvo una población relativamente estable, que combinaba su dedicación a la ganadería y apicultura con las tareas militares, especialmente de vigilancia
Su emplazamiento reunía buenas condiciones defensivas y permitía controlar el puente romano, uno de los pasos que comunicaba los territorios del Norte y del del Sur del Tajo de la Lusitania, que era utilizado para el desplazamiento de los ejercito y de ganados.
Su carácter defensivo adquirió mayor relevancia cuando los reinos cristianos comenzaron a ocupar la Transierra, los cuales, a partir del siglo XII disputaron a los musulmanes la estratégica fortaleza. En 1143 fue conquistada por el Rey castellano, Alfonso XII, pero poco después se perdió, para volver a ser recuperada por Fernando II en 1166, entregándosela a la Orden Militar de San Julián de Perreo, la cual ante el empuje almohade, no pudo retenerla bajo el dominio cristiano, siendo finalmente conquistada definitivamente en 1213 por Alfonso IX de León.
De nuevo la Villa fue entregada a los caballeros de San Julián en 1218, los cuales trasladaron allí su Convento Mayor y adoptaron el nuevo nombre de la Orden Militar de Alcántara.
Este hecho favoreció el aumento de la población, que ocupaba el recinto fortificado y un arrabal situado al Este protegido por una barbacana. Pero las condiciones de vida de sus habitantes fueron difíciles a lo largo de los siglos XIV y XV, ya que hubieron de sufrir las consecuencias derivadas de la guerra en reiteradas ocasiones. En la villa se desarrollaron muchos de los disturbios y luchas en los que participaron los caballeros de la orden, debido a que allí como se ha dicho se encontraba el convento mayor, y durante las guerras castellano-portuguesas de la baja Edad Media, por su situación fronteriza, fue atacada varias veces por las tropas del reino vecino.
HISTORIA MODERNA
Después de las batallas de Toro (2 de marzo de 1476), sólo quedaba negociar la paz entre los Reyes Católicos y Alfonso V de Portugal. Para este fin se eligió la Villa de Alcántara como lugar de encuentro, en la que se reunieron doña Isabel y la infanta Beatriz de Portugal, tía de la reina de Castilla y cuñada de Alfonso V.
Aquí se diseñaron los preliminares de la paz y se redactó el tratado, firmado posteriormente el 4 de septiembre del mismo año. Por él, y a tenor de su cláusula principal, Alfonso V y Juana la Beltraneja dejaban de titularse reyes de Castilla y, en reciprocidad, Fernando e Isabel renunciaban a todas sus pretensiones sobre el trono de Portugal.
La entrada en la contemporaneidad supuso una paulatina pérdida de importancia de la villa en todos los aspectos, económicos, eclesiásticos, administrativos, demográficos, etcétera. Hasta la extinción de la jurisdicción de las órdenes militares, aceptada sin problemas a diferencia de lo que ocurrió en Llerena, la villa fue cabeza del Priorato de Alcántara (con 42 núcleos de población, 18 de Cáceres, 22 de Badajoz y dos de Salamanca), desde el siglo XIII, lo que dio lugar a constantes pleitos con el Obispo de Caria, en cuya demarcación se localiza Alcántara.
Durante la Guerra de la Independencia, sufrió muchos ataques; en abril de 1809 el general Lapiche entró en la villa, a pesar de la resistencia armada de los propios vecinos de la Villa, incendiándola, debiéndola evacuar enseguida ante la presencia en los alrededores de las fuerzas anglo-españolas.
La reforma administrativa liberal mantuvo a Alcántara como cabeza de partido judicial, preeminencia que alcanzaría bajo la Restauración en el plano político, al considerarla distrito electoral. Su potencial demográfico conoció un importante descenso entre fines del XVIII, 3.176 hab. en 1787, y comienzos del XIX, 2450 hab. en 1818. Fue recuperándose de manera notoria, aunque con altibajos, desde mediados del XIX: 2.730 en 1845 y 3.527 en 1877, 3.814 hab. en 1887 y 3.224 en 1897.
PATRIMONIO.
Puente Romano.
El puente romano de Alcántara, se encuentra situado a unos 400 mts. al norte de la población, en la carretera que actualmente conduce a Portugal, salvando el paso del rio Tajo.
Antiguamente se encontraba en la antigua vía romana que comunicaba a Norba con el noroeste de Portugal, enlazando la Beira Alta con dos importantes vías como eran la Vía de la Plata y la Vía de Lisboa a Braga.
El puente de construyo con el fin de poner en contacto los diversos municipios que habitaban el norte del Tajo con la región del Sur, siendo estos municipios, cuyos nombres constan en una inscripción en el propio puente, los que sufragaron su construcción.
Fue pues el puente de Alcántara una obra comunal y no estuvo adscrito a ningún núcleo de población. No es hasta el siglo XII que los musulmanes fundan en su aledaño los principios de un poblado, cuando recibe la denominación de Al-Qantarat, “El Puente”, sin necesidad de más apelativos.
Efectivamente, el puente de Alcántara, grandioso, y regido equilibradamente por la técnica y la estética, es el puente por definición, destacado en el conjunto de todos los puentes romanos y admirado por todos los cronistas, viajeros y estudiosos que han dejado su elogioso testimonio desde la Edad Media hasta nuestros días.
El puente se elevó en el lugar elegido por sus condiciones, en un trecho en el que el cauce del Tajo presenta un gran estrechamiento, y se comprendía entre dos recodos que aminoraban la fuerza del caudal. En contrapartida, la crecida del agua en este cañón, cuando las avenidas eran grandes, alcanzaba un alto nivel, que debió superarse con la construcción de un puente de elevación poco común. Mide 58, 20 m. de altura, siendo su longitud de 194 m. Existen fotografías en las que consta la altura del nivel del agua hasta la zona media de las bóvedas, aparte de los testimonios populares que recuerdan el desbordamiento del río por encima de los pretiles del puente.
Dadas estas condiciones, el puente adquirió la fisionomía adecuada, dentro del marco de una ingeniería avanzada en recursos, como corresponde a la etapa del siglo II en la que se documenta la obra.
El puente consta de seis arcos sostenidos por cinco pilas, apoyando los arcos extremos directamente sobre la roca. Los soportes se distribuyeron con gran distanciamiento, de manera que solamente dos de ellos penetran en la madre del río, quedando así, durante el estiaje, preservadas del agua las restantes pilas, lo que ha contribuido al buen mantenimiento del puente. Estas dos pilas se cimentaron sin dificultad sobre las formaciones pizarrosas del lecho del río, como se pudo comprobar al desviarse el cauce del mismo para construir la presa del pantano de Alcántara que se encuentra a poca distancia del mismo.
Las pilas son sólidos apoyaderos recubiertos con grandes sillares almohadillados. que siguen una distribución rectangular y se recortan como en el paramento del puente con las mismas dimensiones proporcionales.
En planta, los tres pilares centrales son rectangulares, sobresaliendo notablemente en la vertiente de aguas abajo y con corte triangulares en agua de arriba. Hecho que se repite en los dos restante.
Sobre las pilas cabalgan los arcos que son de medio punto y con distintas proporciones, y en toda la altura de los tímpanos se prolonga la sección de la pila con menores dimensiones, lo que contribuye a marcar un sentido de verticalidad de la fábrica, acentuado por la construcción de un arco honorifico de 14 mts. de altura que se dispuso posteriormente en la mitad del puente sobre el pilar central.
Marca esta línea el eje de su composición. Los dos arcos mayores miden 28,80 mts. y 27,40 mts. de luz respectivamente, los colaterales miden 21,40 mts y los de los extremos 13,80 mts. Medidas no simétricas, pero necesarias para adaptarse al terreno.
La apertura de los vanos centrales alcanza la máxima de luz conocida en los puentes romanos, a excepción del el de Narni, que tiene 32 mts, pero actualmente se encuentra desplomado. Aunque los arcos del puente de Alcántara han sufrido daños intencionados provocados por el hombre con motivos de las diferentes guerras, nunca lo han sufrido con motivo de su construcción y el paso del tiempo.
El puente debió pervivir intacto hasta el siglo XIII, cuando el avance de la reconquista en esta región, sufriera las primeras destrucciones que, sucesivamente, irían incidiendo sobre él hasta el siglo pasado. Cuando Alfonso IX tomó definitivamente Alcántara, el puente al parecer quedó roto, no se sabe si por acción de los cristianos o de los musulmanes. Posteriormente, en las luchas sucesivas entre Castilla y Portugal, Alcántara fue un importante punto de fricción. Se documenta, como dato significativo la consideración del puente, que estando cercada la villa por los portugueses en tiempos de los Reyes Católicos, el rey Alfonso V, sabiendo que Alcántara iba a cortar el puente, levantó el cerco porque "no quería el reino de Castilla con aquel edificio menos".
La primera reconstrucción se hizo bajo el gobierno de Carlos V y las obras están bien documentadas. Fueron reparados los destrozos de la fábrica, y el puente, que había constituido una auténtica fortaleza en la Edad Media, se limpió de construcciones militares restituyéndosele su función. Las obras se llevaron a cabo por el maestro Martín López entre 1532 y 1543, siendo supervisadas por los grandes arquitectos Pedro de Ibarra y Esteban de Lezcano; aún en el siglo XVI se efectúa una segunda reforma, adjudicada a Diego de Castañeda, que finalizaron Pedro de Villegas y Sebastián de Aguirre en 1577. Como conmemoración de la restauración de Carlos V, se dispusieron en el arco honorífico del puente tres inscripciones, situadas en las jambas, y un escudo imperial en el frente sur del arco bajo las almenas de coronamientos, que son obra también de este momento.
De nuevo en el siglo XVIII, cuando estalló la Guerra de Sucesión, Alcántara fue punto afectado en las luchas entre España y Portugal. Cuando los portugueses se retiraron de Alcántara, trataron de volar sin éxito el segundo arco de la orilla derecha, afectando la explosión a los paramento del arco que en parte se cayeron.En la guerra de la Independencia para impedir al paso de las tropas francesas por Alcántara, los aliados destruyeron el segundo arco de la orilla derecha en 1809. Y así se mantuvo el puente, con un enlace de madera hasta que a mediados del siglo XIX, que se llevó acabo la definitiva restauración.
Partió la propuesta de su restauración de la Real Academia de la Historia que encargo el trabajo al Cuerpo de Ingeniero de Caminos, actuando como director de la obra D. Alejandro Millán. Fue construido el arco que había sido volado, se consolido la fábrica, se volvió a montar el arco honorifico en su lugar, se pavimento la calzada y se construyeron las explanadas que hoy existen en los laterales del puente.
Con el motivo de la citada restauración se puso una nueva lapida, que recogía la primitiva donde aparecían los pueblos que participaron en la construcción primitiva del puente.
Igualmente el arco volvió a completar su significación recogiendo los documentos memorables de la historia del puente. Ya que el mismo desde su construcción era un arco honorifico que entre otras cosas recogía la dedicación del puente al Emperador Trajano y el nombre de los municipios que los construyeron.
La inscripción dedicatoria que se repite en cada frontispicio del arco dice: “Al Emperador Cesar, hijo de Nerva, Trajano, Augusto, Germanico, Dacico pontífice máximo, con la VIII potestad tribunicia, emperador por V vez, cónsul por V vez, padre de la patria", la inscripción tiene el valor de fijar la fecha de construcción del puente entre los años 103 y 104 d. C. Sin embargo, en el último estudio de Liz Guiral se adelantan las fechas del inicio de la construcción hasta el año 75.
De las inscripciones de los municipios constructores sólo queda la que, ilegible, se sitúa en el interior del arco. Su contenido lo conocemos por manuscritos que la copiaron en épocas pasadas. En origen se encontraba en el frente de una de las jambas y es posible que se complementara con otras tres inscripciones cuyo contenido, aunque se ignora, tal vez prolongara la lista de los municipios o repitiera el contenido de la que se conoce.
Aparte del arco, a la entrada del puente desde Alcántara existe un edificio que tiene también un gran valor documental. Se trata de un templete de planta rectangular, que está hecho totalmente en piedra, incluida la cubierta a dos vertientes. Tiene dos columnas toscanas en la fachada y al interior presenta restos que parecen indicar una división interna de espacios, como una pronaos y una naos.
Sobre la puerta del mismo existe una inscripción elaborada en los siglos XVII y XIX, sobre el contenido de la inscripción original, que tiene el gran interés de transmitirnos el nombre del arquitecto del puente, que dedicó también el templete.
Se abre esta inscripción con una dedicatoria a Trajano, y a continuación se desarrolla un epigrama, en el que de nuevo se alude a la dedicación del templo al Emperador y también a los dioses Romuleos, que se inicia con las siguientes consideraciones: "... quizá la curiosidad de los viajeros, cuyo cuidado es saber cosas nuevas, se pregunten quién lo hizo (el puente) y con qué intención. “El puente, destinado a durar por siempre en los siglos del mundo, lo hizo Lacer, famoso por su divino arte...".
La frase puede resultar pretenciosa, pero el puente ahí está, realmente magnífico por su concepción de técnica y arte, y vigente hasta la actualidad, a pesar de las reformas que no han alterado la esencia de su primera estructura. De Lacer, sin embargo, nada más se sabe. Al final del epigrama, en una línea independiente, se encuentra su nombre completo (G)aius I(ulius) Lacer, que no ha vuelto a aparecer en ningún otro documento.
Convento de San Benito.
Con motivo, del traslado de la Orden de Caballería San Julián de Perero a la Villa de Alcántara, tomado como nombre el de la “Orden de Alcántara”, fue erigido en la villa el Convento o centro administrativo y religioso de la Orden, utilizando entonces la fortaleza musulmana, la cual fue ampliada y reformada con otras instalaciones militares, ya de factura cristiana, contando asimismo con la adición de diversas dependencias residenciales y religiosas.
Este emplazamiento persistió durante toda la Edad Media, si bien a finales del siglo XV se acusaba su deficiente estado de conservación y la incapacidad para albergar las complejas dependencias que necesitaba la Orden. Por ello, bajo la administración de la Orden por parte de los Reyes Católicos, se acometió la construcción de un nuevo convento en las afueras de la villa, tarea en la que intervino el maestro de cantería broceño, Bartolomé Pelayos desde 1495 hasta 1502 ó 1503, ayudado, entre otros, por Pedro de Larrea, Juan Vázquez de Benavente, Alonso de Jaén, Luis Moreno y Juan de Talavera. Avanzada la obra, pronto se vio, sin embargo, que la ubicación de los nuevos edificios originaría más dificultades que beneficios, de modo que se ordenó la paralización de los trabajos y se instó a las autoridades alcantarinas para que buscara una nueva localización y se realizaran los proyectos adecuados.
En el Capítulo de la Orden celebrado en Medina del Campo en 1504, se acordó construir un nuevo convento dentro de la villa. Se encargó para ello a Pedro de Larrea que realizara los proyectos; que fueron presentados en diciembre de 1505 y, recibido el beneplácito real en la primavera de 1506, comenzaron las obras bajo la dirección de dicho artífice con el cargo de Maestro Mayor, que ostentaría hasta 1518. Debió levantar Larrea la mayor parte del edificio conventual. Un período escasamente documentado sigue a la época de Larrea, probablemente sin obras de especial relevancia en el conjunto, hasta la incorporación de Pedro de Ybarra –en 1544 ó 1545- como Maestro Mayor, cargo que ocupará hasta su fallecimiento en 1570. La tarea de Ybarra es inmensa , presentando trazas y condiciones para numerosos edificios religiosos, civiles y militares en la jurisdicción de la Orden aunque, evidentemente, su principal ocupación giraría en torno a la construcción del complejo arquitectónico que ahora nos ocupa; de ahí la frecuencia de citarse como Maestro Mayor del Convento de San Benito, alternando con el título de Maestro Mayor de la Orden de Alcántara. Con Ybarra trabajaron en San Benito los más notables artífices de la región, siendo de destacar las colaboraciones de Pedro Marquina, Guillén Ferrant, Hernando Moreno, Sebastián de Aguine, etc.
La labor de Ybarra fue la erección del templo -inconcluso- y de las dependencias palaciegas de la hospedería. Sebastián de Aguirre, su ayudante y sucesor en el cargo de Maestro Mayor, siguió los proyectos hasta su fallecimiento en 1575, cuando el complejo arquitectónico se dio por concluido o definitivamente paralizado. A partir de esa fecha, y aunque se constata la presencia ocasional de canteros notables como Juan Bravo y Gaspar López (hijo), la actividad constructiva es mínima, centrándose tan sólo en urgentes obras de cerramiento en lugar de los importantes trabajos pendientes de realización en la fachada occidental de la iglesia y en el desarrollo longitudinal de sus naves.
El conjunto arquitectónico de San Benito se compone del convento, con distintas dependencias en torno al claustro central, la hospedería, con rasgos arquitectónicos palaciegos, y una monumental iglesia que no llegó a concluirse. El convento debió acometerse en la fase inicial, desde los primeros años del siglo XVI, en respuesta a la necesidad de trasladar las instalaciones y freyres a un nuevo emplazamiento, en sustitución del insuficiente y deteriorado convento viejo.
Es en esta parte donde es donde mejor pueden contemplarse los elementos de tradición gótica cuya aplicación persiste durante los primeros años del siglo XVI.
Las dependencias conventuales se organizan alrededor del claustro central. Este es de planta cuadrada, con dos pisos. La galería inferior se abre al patio con arcos rebajados, descansando sobre podio corrido; se cubre con atractiva bóveda de crucería sencilla y en claves los emblemas de los Reyes Católicos, todo fabricado íntegramente de sillería. En la galería alta los vanos son de medio punto, también graníticos, de menores proporciones y en doble número respecto a lo inferiores.
En el piso de la galería inferior del claustro aún se conservan numerosas inscripciones funerarias que testifican la función sepulcral de la misma, donde reposan distintos freyres y caballeros de la Orden.
Una espaciosa escalera de tramos rectos, cuya caja se cubre con atractiva y ágil bóveda de crucería, se sitúa en el flanco oriental del claustro, permitiendo la comunicación de sus distintos pisos.
También en este lado se emplaza la capilla del Comendador Villasayas, acabada en 1537, adosada y en la misma línea que la sacristía y, como aquélla, cubierta con bóveda de crucería.
El lavatorio se emplaza en el ángulo oriental; es de pequeñas proporciones, y frente a él, en el ala septentrional, el refectorio, muy castigado por el tiempo, restaurado recientemente, y que según Torres y Tapia se cubría con una bóveda extraordinariamente rebajada, casi plana.
En su conjunto, el resto de las dependencias conventuales han sufrido importantes deterioros y transformaciones, además del general abandono en que se vio sumido el complejo arquitectónico durante la mayor parte del siglo XIX. Todo ello ha sido no hace mucho tiempo restaurado, ocupando su interior, actualmente, modernas instalaciones de tipo residencial.
La hospedería se alza en el ángulo nororiental, dando frente a levante en su mayor parte. En la misma se emplazaban los pabellones utilizados como albergue de las dignidades y demás caballeros de La Orden que por distintas razones acudían al convento y sede central alcantarina. Sus dependencias fueron parcialmente destruidas a causa de los distintos conflictos bélicos, habiéndose concluido recientemente la restauración de sus múltiples desperfectos.
Sin duda alguna, lo más atractivo es la bella galería abierta al exterior, exponente de la más refinada arquitectura renacentista palaciega del siglo XVI. Esta se configura en tres pisos de altura decreciente, el inferior con arcos rebajados, de medio punto en el segundo y adintelado el último. En los extremos flanquean la galería de levante sendos cubos o torrecillas cilíndricas, con remate cónico y pináculo la septentrional y casquete semiesférico con flamero la otra. En sus paramentos se destacan los escudos de Carlos V, Felipe II, Orden de Alcántara, y de dignidades alcantarinas que impulsaron la obra.
La iglesia ocupa en el conjunto los flancos de levante y mediodía. Toda ella se construyó íntegramente de sillería bien escuadrada, lo que, junto a sus grandes proporciones, espaciosos volúmenes y variado repertorio ornamental, permiten su catalogación como obra de apreciable notoriedad, pese a no haber sido concluida, quedando sin desarrollo el lado occidental.
Es una iglesia con tres naves de igual altura, muy elevadas, de la que tan sólo se realizaron dos de sus tramos. En la cabecera se disponen tres ábsides, coincidentes con cada una ele las naves. Además, se completa el edificio con la sacristía y la capilla de Bravo de Jerez, añadidas en los flancos del primer tramo, a modo de crucero.
El templo es recorrido en su interior por una cornisa dispuesta en lo alto de sus paramentos, encima de la cual, y a lo largo del todo el edificio, se abre una sucesión de ventanas que posibilitan su intensa iluminación. La citada cornisa señala el arranque de la cubierta.
Todas las bóvedas del templo conventual son de crucería estrellada, de complejo y variado trazado, descansando sus nervios sobre ménsulas y voluminosos pilares, siendo la plementería también de sillería, como todo el edificio.
Es característica la voluminosa cabecera formada por los tres ábsides ya citados, ochavado el central y semicilíndricos los laterales. El primero se constituye como capilla mayor, ocupando un lugar preferente el escudo imperial de Carlos V, tanto en el interior como en sus muros exteriores.
Los ábsides flanqueantes se corresponden con dos capillas gemelas fundadas por los comendadores D. Diego de Santillán, y D. Nicolás de Ovando, en el de la epístola. Ambas se decoran interiormente con un friso corrido dispuesto a media altura, donde se representa una atractiva labra plateresca con motivos mitológicos en altorrelieve; cobijan los sepulcros y enterramientos de sus respectivos fundadores, con las correspondientes laudas e inscripciones funerarias; asimismo, son especialmente notorios los escudos y blasones heráldicos de sus nobles promotores. En el fondo de cada una de éstas se alzan sus respectivos retablos de cantería, constituidos con un arco ciego flanqueado por columnas y medallones en las enjutas, con los bustos de San Pedro y San Pablo, en la capilla de Santillán, y Santa Bárbara y Santa Catalina, en la de Ovando; se completan ambos retablos con sendas hornacinas ricamente decoradas conforme al gusto renacentista.
Datan estas capillas de mediados del siglo XVI. Según documentación del Archivo Histórico Nacional ya estudiada por Mélida, la capilla de Ovando fue tasada en 1551 por el entonces Maestro Mayor de la Orden de Alcántara, Pedro de Ybarra, acompañado por los maestros canteros Hernando Moreno y Gaspar López, quienes señalan que la obra duró cinco años.
Apreciable interés posee la capilla cuadrangular que se adosa en el brazo del crucero, en el lado de la epístola. Fue dotada por D. Antonio Bravo de Jerez, Comendador de Piedrabuena y Gobernador del Partido de Alcántara durante la primera mitad del siglo XVI. En la misma, además de las armas del Comendador, se presenta la inscripción alusiva a la autoría de la obra a cargo de Pedro de Ybarra así como su datación a mediados del siglo XVI. En el extremo opuesto se emplaza la sacristía y saliendo de ella, una espaciosa escalera de caracol que permite el acceso al coro alto. En este lado se abre una puerta que da acceso al claustro y más dependencias del convento.
De las distintas obras de arte que se encontraban en su interior y que fueron dispersadas tras la desamortización, aún pueden contemplarse en la Iglesia de Santa María de Almocóvar, de la localidad, el sepulcro y estatua yacente del Comendador Bravo de Jerez, así como unas tablas del Divino Morales pertenecientes a los últimos retablos de la iglesia conventual.
Declarado el conjunto, Monumento Nacional el 16 de marzo de 1914, el convento fue adquirido y restaurado en 1961 por Hidroeléctrica Española con ocasión de las obras del Salto y de la Central Hidroeléctrica situados en las proximidades de Alcántara, cerca del puente romano. Posteriormente fue aportada como sede de la Fundación San Benito de Alcántara, constituida en mayo del 1985. En 1982 se construyó, al exterior de la fachada oriental el claustro, un moderno anfiteatro en el que se viene desarrollando anualmente un festival de teatro clásico español.
Iglesia parroquial de Santa María de Almocóvar.
Está situada la parroquia de Nuestra Señora de Almocóvar, en la antigua plaza mayor de la localidad. Al parecer, tras la reconquista de la población, la adaptación de una mezquita fue suficiente para el culto cristiano; sin embargo, poco después, cuando se establece la Orden en Alcántara, se inició la construcción de un nuevo templo, siendo maestre de la Orden D. García Fernández (1254-1284), quien finalizó la construcción, según nos dice Torres Tapia basándose en una inscripción que había en la capilla mayor, en 1281. Sin embargo este templo, que en otra época fue lugar de enterramiento de numerosos miembros de la Orden, sufrirá notables transformaciones en el siglo XVI y sobre todo, en el XVII.
El templo original era románico, construido de sillería. Constaba de tres naves separadas por cuatro arcos sobre pilares cruciformes; la central era más ancha y elevada que las laterales y estaban cubiertas por techos de madera. Las naves laterales remataban en muros rectos, mientras que la central lo hacía en presbiterio formado por dos tramos rectos y remate semicircular, estos últimos separados por arcos fajones y cubiertos por bóveda. Se conserva de la fábrica original la caja de los muros de las naves, así como las portadas; a través de ella podemos observar que se trataba de una magnífica obra, de amplias proporciones y con buen tratamiento en su ejecución.
A lo largo del siglo XVI se plantean algunas obras en el templo que luego no llegaron a efectuarse, o al menos no quedan restos; así en 1542 se remata la construcción de una sacristía y hacia la mitad del siglo, se encarga al maestro de la Orden, Pedro de Ybarra, la edificación de una nueva capilla mayor, pero la obra no llegó a concluirse.
Nuevas empresas constructivas tuvieron lugar en los últimos años del siglo XVI y primer tercio del XVII, período al que responden la actual capilla mayor, la sacristía y la transformación de la nave del templo, convirtiéndose en una sola con tres tramos cubiertos por medio cañón con lunetos; a estas fechas responden también el coro y la parte superior de la torre.
Gran parte de los muros exteriores del edificio aparecen realizados con sillares, bien escuadrados y de gran tamaño en la cabecera y sacristía, más pequeños en la torre, fachada occidental y portadas de los lados Norte y Sur, mientras que los muros de estos lados están hechos en mampostería.
La fachada de los pies es un buen ejemplo del protagónico alto-extremeño, que cuenta con interesantes obras en Región. El muro del hastía está formado sillares graníticos y remata a dos lados. Por la disposición de algunos elementos en la fachada se adivina cómo sería el anterior, como son los dos estribos que indican la situación de las arquerías que forman tres naves. Las laterales estaban unidas por unas ventanitas que hoy se conservan tapiadas; son abocinadas, con arco de medio punto que apoya en impostas acanaladas bajo las que se encuentran columnillas con capiteles decorados por elementos vegetales. La nave principal está marcada por su portada; es saliente y acodillada con arco de medio punto. Entre las jambas baquetonadas se encuentran columnas decoradas con elementos vegetales; las arquivoltas llevan decoración de puntas de diamante, baquetones y arquillos ciegos túmidos; sobre la portada se encuentra un gran óculo algo abocinado ornamentado con baquetones.
Las portadas que se abren en los muros laterales del templo son algo más sencillas, pero siguen las líneas generales de la de los pies. La situada en el muro sur está también algo adelantada del muro; es acodillada, con baquetones en los ángulos de las jambas, que rematan en sencilla imposta moldurada y acanalada, sobre las que apoyan las arquivoltas que están decoradas, a excepción de la exterior que lleva puntas de diamante, por la combinación de molduras cóncavas y convexas.
La puerta del lado del evangelio es bastante más sencilla; compuesta por un arco apuntado, en cuyos lados aparece una decoración de puntas de diamante; apoya el arco en imposta moldurada que va sobre jamba lisa. En el remate de ambos muros se conservan canecillos y gárgolas con elementos vegetales, animales y cabezas humanas.
La cabecera es cuadrada, realizada en sillares regulares; contiene pilastras angulares y en el frente oeste se encuentra un templete con la imagen de la Virgen. La torre aparece en la actualidad con cuatro cuerpos, más estrecho y alto el inferior probablemente es el único que resta de la primitiva obra y tiene en el frente sur una ventana saetera que ilumina la escalera. Los tres cuerpos superiores, también con sillares pero de distinta proporción que los del cuerpo bajo, están separados por una moldura saliente. Tienen planta rectangular y en los cuerpos superiores llevaba dos vanos de medio punto en los lados mayores y uno en el frente menor; hoy tan sólo permanecen abiertos los del último cuerpo.
La capilla mayor es cuadrada; tiene arco toral de medio punto y se cubre con falsa bóveda de crucería. En el lado del evangelio se encuentra una capilla por la que se accede a la sacristía; se trata de un espacio rectangular cubierto por medio cajón con lunetos.
En el lado de la epístola, bajo la torre. está la capilla bautismal; en ella destaca la inscripción: "AÑO DE 1499/ E N DICHO A ÑO SE CRISTIANO / NUESTRO SA NTO PATRO N/ PEDRO DE ALCANTARA/ 1851".
En su interior se conservan algunas piezas de interés procedentes del Convento de San Benito; sin duda, lo más notable es el sepulcro del comendador Antonio Bravo de Jerez, que se encuentra a los pies del templo. Es una magnífica pieza en alabastro; aunque se desconoce su autor, no así su fecha, ya que en la obra aparece el año "1564".
Es un sepulcro destinado a la capilla del comendador de Piedrabuena, construido expresamente para ello en la conventual de San Benito.
El sepulcro está guardado por inquietos leones, seis en total, esperando el día de la resurrección. Los frentes de la urna están decorados por medallones, dos en los lados mayores con las figuras de los cuatro evangelistas, mientras que en los frentes menores se representa a San Agustín y San Gregorio. La parte superior está recorrida por una banda con elementos renacentistas a base de tallos, cartelas, etc. En los ángulos del arca se han colocado animales fantásticos; son águilas, cuyas cabezas se han sustituido por volutas. Sobre la urna aparece el comendador yacente con traje militar; a sus pies se encuentra el yelmo y los guantes en uno de sus lados y, en el otro, un paje. Es una obra de fina ejecución, con los detalles magníficamente realizados.
Procedentes también del Convento de San Benito son cinco tablas del Divino Morales que se encuentran en la sacristía; representan a Jesús Resucitado, San Juan, y San Pablo. Sin embargo, la de mejor calidad es una pequeña tabla de la Virgen con el Niño, similar a la que se encuentra en el Museo del Prado.
Igualmente conserva el templo algunas imágenes barrocas, varios crucificados, un Cristo yacente de los siglos XVII y XVIII. El retablo Mayor es también barroco, de hacia 1720; tiene un cuerpo con tres calles separadas por columnas salomónicas con racimos y hojas de vid; en el remate se encuentra un óleo que representa a San Pedro de Alcántara, obra moderna realizada en 1942 por Indalecio Fernández Vallejo.
En la Plaza de San Pedro, entre la fachada de la iglesia y la cabecera de la iglesia de San Pedro, se encuentra el moderno monumento dedicado a San Pedro de Alcántara. Erigido por suscripción popular, es una estatua en bronce de grandes dimensiones realizada en 1976 por el escultor conquense José Navarro Gabaldón, y fundida en Madrid por Godina Hermanos.
ARQUITECTURA RELIGIOSAS. Además de las dos anteriormente expuestas, tenemos:
Iglesia de San Pedro de Alcántara, del siglo XVII, se levanta en el lugar donde en otro tiempo estuvo la casa natal del santo.
Iglesia de la Encarnación, también llamada la 'Encarnación Antigua', del siglo XV, aunque de esa época sólo se conservan la portada, el ventanal y las bóvedas de crucería. Fue construida dentro del antiguo alcazár, y era la parroquial de la villa amurallada.
Convento del Sancti Spíritu. Junto a la antigua parroquia de la Encarnación, fue el convento habitado por las Monjas Comendadoras de la Orden de Alcántara; está en ruinas.
Capilla de Nuestra Señora de los Remedios, del siglo XVIII, perteneció al convento de las franciscanas terciarias.
Capilla de la Soledad, en el barrio judío, se construyó en el siglo XIV y se reformó en el siglo XVIII. Se piensa que hasta 1492 se usó como sinagoga.
Capilla de San Antón, del siglo XIII. Formó parte de una antigua enfermería franciscana.
Capilla de la Piedad, parte del Hospital de la Piedad, construida en el siglo XVI; esta ahora integrada en la Biblioteca Municipal.
Ermita de Nuestra Señora de las Angustias, en el casco histórico. Es de propiedad privada.
Ermita de la Encarnación, a veces conocida como la 'Encarnación Nueva', queda junto a la Plaza de la Corredera; es de finales del siglo XVI, y fue muy remodelada en el siglo XVII.
Convento de San Bartolomé, construido en 1478 al noreste de la villa, fueras de las murallas. Entre 1493 y 1835 fue convento franciscano, y en 1496 se instaló ahí una fábrica harinera. Actualmente se está rehabilitando para usarlo como hospedería de turismo.
Ermita de Nuestra Señora de los Hitos, 3 km al sureste, más allá del cementerio. Existía ya en el siglo XIV. Tras destruirse en la Guerra de Sucesión Española, se reedificó en 1768.
ARQUITECTURA CIVIL.
Desde mediados del siglo XIII comienzan a ocupar la zona una serie de familias nobles procedentes del norte de la Península, de Salamanca, León y Galicia, principalmente. Estarán la mayoría vinculadas a la Orden Militar y además obtendrán importantes territorios destinados sobre todo a la ganadería. Estas familias construirán sus casas solariegas. El solar significa a la vez el linaje y el lugar concreto donde se han establecido, donde tienen sus actividades y donde poseen su patrimonio. Las realizarán con los mismos materiales empleados en la arquitectura popular, mampostería de pizarra , ladrillos y grandes piedras de granito . Pero serán mucho más espaciosas, con patios y galerías adinteladas sobre columnas, como corresponde a la expansión arquitectónica de lo salmantino hacia el sur. Siempre tienen fascinantes chimeneas de ladrillo y blasones con escudos planos en granito, que la mayoría de las veces están colocados encima de la entrada principal. Posteriormente, en el siglo XVI, el sillar, las grandes puertas y los balcones reemplazarán a materiales y formas antiguas.
Casas solariegas como la de los Pacheco, los Barrante Maldonado o los Perero se reconocen como las más antiguas de la población, aunque sufran remodelaciones en los siglos XVI y XVII.
En la plaza de La Corredera se localizan tres de los palacios más llamativos: La Casa de los Topete es construida, o al menos muy remodelada, durante el Renacimiento, por uno de los linajes más antiguos. Los Topete se instalaron en Alcántara en el momento de su reconquista , en la cual participa Fernán Sánchez, conquistador de la villa. Esta familia está vinculada al Condado de Canilleros, al Condado de la Torre de Mayoralgo y al Ducado de Noblejas, entre otros. A fines del siglo XIX, el palacio pasó a pertenecer a D. Antonio Villarroel Villegas, quien lo donó al obispado de Coria para la fundación de un colegio de religiosas dominicas.
Con estructura de casa-fortaleza, destaca en su exterior una torre rematada en flaineros renacentista. Su fachada, de sillería granítica, ofrece una puerta adovelada y de medio punto enmarcada, a modo de alfiz, por unas columnillas adosadas de tradición gótica que atraviesan todo el primer piso (las formas se parecen a la casa de los Becerra de Cáceres). En las enjutas aparecen los escudos, ligeramente cóncavos y con la parte superior delimitada por dos curvas que se unen en el centro. Sobre la clave de la puerta se abre una ventana adintelada recorrida por casetones ornados con rosetas.
El palacio de los Marqueses de Torreorgaz se abre a la plaza con aplomo y austeridad. Escasos vanos asimétricos ocupan la planta baja, contrastando con la apertura inaccesible de seis repetidos balcones de cantería levemente moldurada.
La fábrica del edificio es de mampostería de pizarra, a excepción de las esquinas (en una de ellas encontramos una ventana lobulada en ángulo, siguiendo el modo de hacer característico de la región) y la portada, que eleva verticalmente los sillares para soportar sobre la adintelada puerta, dos escudos emblemáticos con las armas de los Aponte, Aldana, Zúñiga, Rocha y Ovando, que fueron los nobles moradores de esta casa. Hemos de resaltar, por último, la buena traza de su escalera principal, los frescos de alguna habitación, que han sido encalados, y las monumentales chimeneas.
El palacio de los Roco-Campofrío fue realizado para una de las familias mejor documentadas de Alcántara. Participaron en la conquista de la villa y estaban vinculados al Condado de Urgel .Presenta una fachada recia, magnífica, equilibrada y orgullosa, que nos habla del sueño de una noble familia dedicada a la cría de ganado y el comercio de la lana, que no pudo finalizar su proyecto.
La portada divide simétricamente la composición, dispuesta en tres pisos, con tres vanos a cada lado. La estructura central se abre en el piso bajo de forma grandilocuente , siendo enmarcada con dos soberbias columnas de orden toscano que sostienen un friso clásico de triglifos y metopas, con un entablamento para balcón con dos nuevas columnas del mismo estilo que las inferiores, como prolongación de éstas y con una ligera convergencia hacia el capitel. El remate, en el tercer piso, es de un frontón curvilíneo partido para colocar un escudo con las armas de los Roco. Los vanos del primer y segundo piso van adornados con frontones triangulares. Las esquinas de esta granítica fachada van recorridas por pilastras cajeadas.
En la calle llamada la “Llanada” hemos de señalar a la Casa Solar de los Barco. Se trata de un palacio del siglo XVII construido por una familia ligada a
la Orden Militar. De él sobresale su fachada principal de sillería granítica dividida en dos cuerpos con cuatro vanos cada uno y con decoración diferente. En todos ellos el ornato no es más que algunas molduras, algún fino liste o un suave abocinamiento. No obstante, sobresale un balcón dispuesto a modo de portada con pilastras laterales cajeadas con capiteles, que sostienen un entablamento en el que se ha colocado el busto en alto relieve de un guerrero, sobre el que vuela un frontón triangular. En los extremos dos muchachos equilibran la composición. A cada lado del piso alto de la fachada aparecen escudos repletos de elementos heráldicos como yelmos, lambrequines, cartelas y tenantes.
En el interior destaca un peristilo adintelado, de planta cuadrada y dos pisos con columnas de fustes lisos y capiteles-zapatas de influencia salmantina. La decoración del arquitrabe la constituye una talla sobre el granito de rectángulos y círculos.
El patio, de planta casi cuadrada, está compuesto por tres columnas en cada lado, que sostienen capiteles-zapatas y éstos, a su vez, soportan el dintel. En la planta superior rodea el patio una balaustrada.
La azulejería de los zócalos es de la segunda mitad del siglo XIX. La falta de documentación sobre el edificio impide que se pueda fechar exactamente, aunque por sus características puede ser del último tercio del siglo XVI.
EVENTOS CULTURALES
En la población, al lado del Conventual de San Benito, se celebra todos los años el Festival de Teatro Clásico de Alcántara, un evento cultural que se inició en el verano de 1984 y que se ha convertido con el paso de los años, en todo un clásico, junto al de Almagro de los festivales de verano en España.
Alcántara junto al mencionado Festival, cuenta con un mercado medieval, evento durante el cual se presentan al público diversos artículos alimenticios (panes, quesos, vinos, embutidos) y de uso doméstico (jabones, perfumes, cosméticos) elaborados de manera artesanal; sus participantes van vestidos al modo medieval.
FESTIVIDADES.
Romería de la Virgen de los Hitos. La Virgen de los Hitos es la Patrona de Alcántara, Mata de Alcántara y Villa del Rey. Cuenta la leyenda que la Virgen se apareció a unos pastores en una encina qué está al lado de la actual ermita y se conserva todavía con un hueco en el medio, que es donde sucedió. Se celebra la romería de la virgen el fin de semana más próximo al 25 de marzo a la que acuden muchos vecinos de los pueblos de la comarca.
San Pedro de Alcántara.
Patrón de Alcántara y de Extremadura y nacido en la localidad. Fue confesor de Santa Teresa de Jesús. Fundador de cantidad de conventos, entre ellos los de San Pedro de los Majarretes, El Palancar y Arenas de San Pedro, donde falleció y descansan sus restos Su festividad se celebra el 19 de octubre. Aunque la fiesta como tal comienza la víspera, con el encendido de hogueras, explosión de petardos y hay costumbre de tiznar las caras con una corcha quemada previamente, y comida de uno de los platos típicos de la localidad:"Migas Extremeñas".
GASTRONOMIA.
Entre los platos típicos de Alcántara se encuentran las migas, la caldereta de cordero, la chanfaina, la Perdiz a la moda de Alcántara, las sopas de trapo y de tomate, las patatas a lo pobre, los repápalos con leche, el cochifrito de patatas, el arroz con patatas y bacalao, las puchas y las mormenteras, hechas con almendras y miel.
Cuentan las crónicas, que los Caballeros de la Orden de Alcántara tenían uno de los recetarios más extenso y exquisito de la cocina de su época, el cual hicieron suyo los franceses cuando invadieron la localidad durante la Guerra de la Independencia, por ello la Perdiz al Modo de Alcántara se ha convertido en un plato típico francés.
A.E.A.
AHILLONES.
Es un Municipio de la provincia de Badajoz, perteneciente a la comarca de Azuaga, situado al sureste de la provincia, entre las poblaciones de Berlanga y Llerena, cuya distancia a la capital es de 128 km. Y su extensión es de 21,56 km/cuadrados.
El término, está situado a una altitud de 578 mts, y se asienta· sobre una topografía llana. La temperatura media anual es de 14,6°. Los inviernos son moderados, siendo diciembre el mes más frío, con una temperatura media de 6,2°. El verano es bastante caluroso. El mes más cálido es julio, con una media de 25,1
POBLACION.
El municipio presentó un crecimiento poblacional ininterrumpido entre 1900 y 1940, fecha esta última en la que alcanzó su punto demográfico más alto Desde 1940, y a raíz de su temprana y masiva incorporación a la corriente emigratoria, el volumen de habitantes se ha visto mermado de forma progresiva. Pese a la estabilización registrada entre 1981 y 1986, la población en 2015 solo alcanzaba los 960 habitantes, lo que conlleva una densidad de 46 hab./km.cuadrados. Densidad que casi dobla la media de Extremadura.
La emigración ha provocado un profundo envejecimiento demográfico (121 por 100) y, consiguientemente, una caída progresiva de la natalidad y un aumento sensible de la mortalidad. El crecimiento natural, que presenta signo negativo desde 1965, se sitúa en 1981-85 en un valor del -6,0 por 1000.
ACTIVIDAD ECONOMICA.
El total de la de la población activa únicamente representa un 38,6 por 100 de la población total. La actividad agraria es la que alcanza mayor importancia, dado que a ella se dedica el 76,8 por 100 de la población activa.
Dentro del sector agrario, la actividad dominante es la agricultura. El 90 por 100de la superficie municipal está dedicado a labrantío y sólo un 4,4 por 100 de la misma tiene una dedicación exclusivamente ganadera.
La estructura de la empresa agraria muestra una notable fragmentación (cinco parcelas por explotación) y una distribución muy desigual. El 65 por 100 de las explotaciones tienen menos de 10 Ha.; el 27 por 100, entre 10 y 50; el 6 por 100, entre 50 y 100, y sólo un 3 por 100 tienen más de 100 Ha.
Las tierras labradas se dedican en su mayor parte (90 por 100) a la producción de cultivos herbáceos, y el resto, en torno a 200 Ha., está plantado de olivos.
HISTORIA.
En virtud del Real Privilegio expedido por Felipe IV, el 18 de septiembre de 1646, se le otorgó el título de Villa mediante el apoyo de 45.000 reales. Jurisdiccionalmente pertenecía a la Orden Militar de Santiago y en lo eclesiástico al Priorato de San Marcos de León.
En la segunda mitad del siglo XVIII quedó englobada, a efectos administrativos, en el Partido de Llerena. Durante el siglo XVI experimentó un fuerte crecimiento demográfico que se tradujo en la duplicación de su población entre los años 1529 y 1591. A partir de esta fecha, y al igual que muchos otros pequeños núcleos rurales extremeños entró en una profunda crisis cuya recuperación sería lenta: en 1787 su población no superaba más que en un 5 por 100 a la de finales del siglo XVI.
Su principal fuente de riqueza la constituía la agricultura, actividad a la que se dedicaban, a finales del siglo XVIII, más del 65 por 100 de sus vecinos. Otro casi 30 por 10 trabajaban en la arriería, profesión favorecida por su situación geográfica, en una zona de contacto entre Andalucía y Extremadura. La industria no encontró eco en Ahillones, que durante el Antiguo Régimen sólo tenía algunos telares en los que se trabajaba el lienzo; su producción se destinaba al consumo de sus habitantes, no al comercio.
Hasta el siglo XVII se denominó Ayllón, o Los Ayllones, y a mediados del XIX aún aparece como Aillones en los documentos. El núcleo urbano parece haber tenido sus antecedentes en un asentamiento establecido en el siglo XI, no lejos del actual, por gentes moriscas originarias de la vecina Hornachos, bajo el nombre de Hornachuelas.
Este lugar fue abandonado posteriormente por insano, trasladándose sus moradores al enclave actual. Urbanísticamente la población se articula sobre un eje de alineación N-S, compuesto por las calles Real y Mesones, en cuyo tramo central se abre una plaza en la que se alza la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de los Remedios.
A este foco confluyen las demás calles que forman el pueblo, y que aún conservan sus nombres tradicionales: Albardilla, Cantarranas, Cerrillo, Cristo y La Fuente. La que mantiene su viejo apelativo de Toledillo recuerda el sector ocupado por los judíos y moriscos. Otra, llamada Hornachuelas, evoca el anterior asentamiento.
MONUMENTOS.
La villa tuvo tres ermitas: Ntra. Sra. de la Rosa y San Juan, ya desaparecidas, en las afueras, y la del Cristo, en el caserío, que todavía perdura. El monumento más destacado de la localidad es la Iglesia Parroquial Santa María de los remedios. Obra del siglo XVI, donde se manifiestan las influencias mudéjares características de la zona. Se trata de un edificio de mampostería y ladrillo, con una sola nave dividida en tres tramos. Los fuertes estribos de ladrillo que destacan exteriormente originan en el interior someras capillas. Centrada en la fachada de los pies se sitúa una torre de planta cuadrada, estructurada en cuatro cuerpos, en la que se abren dos grandes hornacinas con veneras y dos campanarios por cara, siendo su remate en chapitel. En su base se dispone una portada granítica de sabor renacentista, compuesta por un doble arco de medio punto flanqueado por columnas de traza severa. Un frontón con una pequeña imagen, y tres flameros, coronan la portada, formando un conjunto de notable interés.
FIESTAS.
Tiene a lo largo del año varias fiestas, pero las más populares son las Fiestas del Cristo de la Sangre Del 13 al 16 de septiembre. Siendo el día 13 de septiembre el Día del Ramo y el 14 del mismo mes el día del Cristo.
También se celebra la festividad del "Emigrante", sobre el segundo fin de semana de agosto, época en la que hay mayor concentración de emigrantes que vienen a pasar las vacaciones a su pueblo natal.
A.E.A.
BROZAS.
Es una antigua villa y municipio de la provincia de Cáceres, que de siempre ha estado vinculada a la llamada "Tierra de Alcántara", ostentando el título de villa desde 1537.Se encuentra situada al suroeste de la provincia y su término municipal es de 398 km2, siendo el sexto más extenso de la de la provincia. El núcleo urbano se sitúa al noroeste del término. Sin embargo, al estar el pueblo en un lugar elevado, con una altitud superior a los 400 mts., tiene una panorámica que abarca casi la totalidad de su territorio. Con respecto a su localización administrativa e histórica, Brozas se encuentra al oeste de la Mancomunidad Tajo-Salor y en el centro de la antigua Tierra de Alcántara, a 15 km de Alcántara y a 47 km de la capital provincial. La frontera con Portugal está a 34 km.
Capital del Partido de Brozas, desde finales del siglo XVI hasta el siglo XIX, su situación geográfica, la amplitud de su término, idóneo para la agricultura y para la ganadería trashumante y su carácter de nudo de comunicaciones en el oeste extremeño convirtió a Brozas en una de las villas más importantes de la Extremadura moderna, siendo dominado su gobierno por una poderosa nobleza con lazos familiares con las aristocracias de Alcántara, Cáceres o Trujillo.
Asimismo, fue sede de la Encomienda Mayor de la Orden de Alcántara, como lo demuestra el Castillo-Palacio de Brozas, situado en la parte más alta de la población.
Como consecuencia de esa historia, en la localidad queda un impresionante patrimonio histórico-artístico, con monumentos tanto civiles como religiosos, destacando entre ellos la iglesia de Santa María la Mayor de la Asunción, la “Catedralina”.
HIDROGRAFIA.
La red hidrográfica del término municipal pertenece íntegramente a la cuenca hidrográfica del Tajo, concretamente a su margen izquierda. El río Salor, afluente del Tajo, bordea el término por el Sur. En el municipio hay varios subafluentes del Tajo que atraviesan el término transversalmente, como son la rivera de Araya, el arroyo de
Por un lado, los numerosos pozos y fuentes de que se extienden principalmente por la parte septentrional del término y por el casco urbano. Y en segundo lugar, un elevado número de charcas artificiales, las cuales fueron en su mayoría construidas durante la Edad Moderna, y que tuvieron y tienen gran importancia en la economía local al ser usados como abrevadero para los ganados y como abastecimiento de agua para la población. Destacan entre ellas la charca de Greña, cabecera de la Rivera de la Mata; las charcas de Arce, sobre el arroyo Jumadiel; y la Charca de Brozas, una enorme extensión de agua de más de 50 hectáreas, la cual ha sido declarada, por la Junta de Extremadura a propuesta de la corporación municipal, debido a su valor ecológico e histórico. “Parque Periurbano de Conservación y Ocio”.
CLIMA.
El clima de Brozas tiene unos rasgos muy definidos que dan lugar a un clima mediterráneo. La temperatura media anual es de 16,1 °C, que se manifiesta en los 168 días anuales en los cuales la temperatura es superior a 25 °C, la brusca bajada de temperaturas que se produce en otoño y la gran diferencia de temperaturas de 18 °C entre el mes más frío que es enero y el más caluroso que es julio.
NATURALEZA.
Fauna.
En la fauna destacan principalmente las especies habituales de caza menor, perdiz, liebre y conejo. Sus llanos han sido siempre zona de avutardas, grullas y otras aves esteparias (sisón, alcaraván). Abunda la cigüeña blanca que anida en el núcleo urbano y no falta tampoco la cigüeña negra. Mientras que la primera anida en el pueblo y alrededores; la segunda lo hace en los alcornocales.
Las grullas y las palomas acuden todos los años a la bellota de invierno y las tórtolas, al trigo de verano. Las avefrías y muchas anádidas hacen aquí la invernada principalmente en la Charca Municipal llamada “La Quebrada”. Entre las rapaces sobresalen el cernícalo, el milano y el águila calzada.
Hasta la década de los sesenta, en la que había en sus campos unas grandes cantidades de ganado, era frecuente el lobo, finalmente extinguido por la caza en batidas. Cuenta la historia que en 1791 se premiaba "cada piel presentada con cuatro ducados si era de macho, ocho si de hembra y dos si de lobino. La de zorra merecía diez reales y la de zorrina, cuatro". Hoy siguen abundando los zorro.
Flora.
La vegetación que hay en el término municipal de Brozas es el resultado de la acción continuada del hombre desde que esta tierra estuvo habitada por primera vez. Entre las especies de árboles destacan las encinas, que abundan en los suelos graníticos, dando lugar en la parte oriental del término a una dehesa de encinas y pastizal, y en la zona a un rico bosque de encinas, aladiernos, olivillas, terebintos, perales y majuelos. En esta zona también pueden encontrarse los únicos lugares del término donde hay alcornoques, debido a que los suelos son más ricos y húmedos. No obstante, la vegetación más destacable del término municipal es la herbácea, que ha crecido como resultado de la degradación del bosque mediterráneo que había en el lugar inicialmente, y entre la cual los pastizales son las hierbas más destacables.
HISTORIA.
Hay pocos datos acerca de la ocupación humana de lo que ahora es término municipal de Brozas antes de la Edad Media, ya que en este lugar no hay restos arqueológicos anteriores al siglo XII a. C., en el periodo conocido como "Bronce Final Extremeño". De esta etapa son el yacimiento de Araya y la Estela de Brozas.
Épocas romana y visigoda.
Según algunos autores, Brozas sería la antigua “Concordia Elbocoris” citada por Plinio el Viejo; para ello se basan en una supuesta evolución del topónimo Elbocoris hasta Brozas que no se ve refrendada ni por la arqueología ni por la epigrafía existente en la zona.
En todo caso, un ara votiva dedicada al dios Júpiter por los "vicani tongobricensis", así como diversos restos epigráficos hallados en el término municipal, podrían identificar a Brozas con una localidad denominada Tongobriga; de cualquier forma, la existencia de Brozas en época romana parece atestiguarse con los restos anteriormente mencionados y con la evidencia de que la llamada "calzada del Puente de Alcántara" o más recientemente "Vía da Estrela" cruzaba la villa de sureste a noroeste. Los capiteles de mármol conservados en la iglesia parroquial de Santa María podrían mostrar asimismo una pervivencia del poblamiento en época visigoda.
Reconquista.
La historia de la moderna Brozas empezó con la reconquistaleonesa de la parte occidental de la provincia de Cáceres, a principios del siglo XIII. Al tomar Alfonso IX de León la plaza de Alcántara en 1213, todo el oeste de la moderna provincia de Cáceres fue entregado a la orden de Calatrava, pasando en 1218 a la de San Julián del Pereiro, que desde entonces cambió su nombre por el de orden de Alcántara. Este territorio fue organizado, con capital en Alcántara, mediante una serie de núcleos poblados que fueron convertidos en cabezas de encomiendas, con funciones de defensa y repoblación. Éste fue el caso de Brozas, que aparece nombrada documentalmente como "Las Broças" por primera vez en 1237 y en 1244, convirtiéndose hacia 1270 en capital de la Encomienda Mayor de Alcántara. Su favorable emplazamiento, al situarse en una llanura donde se unían los caminos procedentes de Alburquerque, Cáceres y Alcántara, facilitó su poblamiento, que se aceleró a lo largo del siglo XV. Ese crecimiento se aceleró más al concentrarse en Brozas los habitantes de varios núcleos primitivos surgidos con la reconquista sin las ventajas de Brozas, que se convirtieron en encomiendas deshabitadas como Belvís, Navarra, la Puebla y Araya.
Durante el siglo XIV y el siglo XV, el lugar se vio afectado por varios conflictos bélicos, sufriendo las incursiones del condestableportuguésNuno Alvares Pereira. Brozas fue invadida en 1431 por el infante Pedro de Aragón; y, décadas más tarde, fue un importante objetivo militar durante la guerra interna de la Orden de Alcántara que enfrentó a los partidarios del maestreGómez de Solís contra los del claveroAlonso de Monroy. La consolidación en el trono de los Reyes Católicos abrió una larga época de paz para Extremadura que se tradujo a su vez en un gran crecimiento demográfico y económico. Brozas no fue ajena a esto y los Reyes Católicos aceptaron en 1495 a la petición de los vecinos de la localidad para construir una segunda parroquia debido al aumento de la población.
Edad Moderna.
Los conflictos con Alcántara sobre el uso de los baldíos y las tierras comunales hicieron que los brocenses iniciaron el proceso de emancipación mediante la adquisición del villazgo. Esto se consiguió en 1537 por una real cédula de Carlos I que costó 7500 ducados de oro. El villazgo implicó un gran crecimiento demográfico, que hizo que Brozas pasase de 2900 habitantes al emanciparse a 6240 habitantes según el Censo de la Corona de Castilla de 1591. El crecimiento hizo que hacia 1550 surgiese en la zona noreste del término de la nueva villa, junto a una venta y en un cruce de caminos, un nuevo núcleo de población, conocido por los brocenses como “El Arrabal de Ventas” y por sus habitantes como Navas del Madroño. Navas fue una localidad brocense hasta 1737, cuando se independizó como villa. La cada vez mayor importancia demográfica y económica de Brozas tuvo también repercusión en el ámbito político-jurisdiccional en 1570, la Corona de Castilla hizo una reorganización mediante la cual el antiguo partido de Alcántara se dividió en cuatro nuevos: Alcántara, Valencia de Alcántara, Gata y Brozas. Brozas, junto con Navas del Madroño y Araya, pasó a ser gobernada por un alcalde mayor, gobernador y capitán de guerra, que era nombrado por el Consejo de las Órdenes y que se convirtió en la máxima instancia judicial del partido de Brozas.
La población comenzó a reducirse a finales de siglo XVI, cuando hubo una crisis agraria y llegaron enfermedades como la peste, que provocó una epidemia entre 1599 y 1601. Así empezó la crisis del siglo XVII, siglo durante el cual Brozas perdió casi la mitad de la población que tenía, debido estos factores y a otros como la expulsión de los moriscos que obligó a casi 300 personas a irse de la villa en 1609, la emigración a América y la Guerra de Restauración portuguesa (1640-1668). Esta crisis del siglo XVII aún continuó los primeros años de siglo XVIII debido a la Guerra de Sucesión Española, en la cual Brozas se convirtió en objetivo de los ataques de los portugueses contrarios a Felipe V. La villa fue invadida en abril de 1706, siendo saqueada e incendiándose numerosos edificios como la casa consistorial.
Al acabar la guerra en 1713 se inició una recuperación lenta, basada en el cultivo de nuevas tierras y en la paz que hubo en el país durante el siglo XVIII. El crecimiento demográfico provocó el estallido de un grave conflicto social que enfrentó a los labradores que querían nuevas tierras de cultivo contra la nobleza local y los ganaderos de la Mesta que defendían los pastos. Esto provocó motines como el de 1750 contra el administrador de la Encomienda Mayor en el cual participaron más de 100 labradores, así como ocupaciones de tierras entre 1793 y 1794 al amparo de una Real Orden que en 1793 que declaró todas las dehesas extremeñas de pasto y labor.
Siglo XIX.
El siglo XIX provocó un gran cambio en la evolución histórica de Brozas. La crisis agraria y epidémica de 1804 a 1806 supuso el fin del crecimiento demográfico, lo cual se agravó con las consecuencias de la Guerra de Independencia Española. Esta guerra supuso también el fin del Antiguo Régimen y el inicio de la Edad Contemporánea, desapareciendo la sociedad estamental al perder la nobleza sus privilegios, aunque no su riqueza. Pero quien más sufrió estos cambios fue la Iglesia, al disolverse las órdenes religiosas, cerrarse sus conventos y desamortizarse todos sus bienes en 1836-1837.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituyó en municipio constitucional de la región de Extremadura, Partido Judicial de Alcántara, entonces conocida como Las Brozas, que en el censo de 1842 contaba con 1300 hogares y 7121 vecinos.
Otra medida liberal que tuvo mucho impacto en Brozas fue la desamortización de los bienes de propios y común de los pueblos, que realizó Madoz en el Bienio progresista, entre 1855 y 1856. En Brozas se enajenaron y privatizaron casi 14000 hectáreas. La nueva sociedad que se formó tras estas reformas seguía dominada por oligarquía, peor aún que la anterior, ya que la mayoría de la burguesía que adquirió las mencionadas tierras, eran absentistas. Y frente a los cuales se situaban los yunteros y jornaleros que se quedaron sin tierra para labrar ni propios donde dar de comer a su ganado.
Como consecuencia, surgió una conciencia de clase y organizaciones obreras. Brozas fue una de las localidades pioneras en el movimiento obrero extremeño, habiendo ya en 1877 una federación de la I Internacional en la localidad. La situación desembocó a veces en motines y altercados, como el que tuvo lugar en 1874 contra el sorteo de las quintas.
Siglo XX
Los problemas sociales a los que dio lugar el período liberal alcanzaron su máxima expresión en el primer tercio del siglo XX. En Brozas tuvieron fuerza los principales partidos y sindicatos obreros de España, especialmente el socialismo.
También tuvo una gran importancia el movimiento social católico, cuyo principal representante fue D. Carlos Barriga, párroco de la iglesia de Santa María, quien a finales del siglo XIX había fundado uno de los primeros sindicatos católicos de crédito agrícola de Extremadura.
La situación política y social de esta época hizo que en 1931 se proclamase la Segunda República, durante la cual los partidos de izquierda llegaron por primera vez al poder, apoyados por sindicatos como el socialista Unión y Trabajo, que tenía casi mil afiliados.
Tras la Sublevación Militar del 18 de julio del 36 en la parte controlada por el bando nacional, en la cual se encontraba Brozas hubo una dura represión contra militantes y simpatizantes de los partidos de izquierda. Como lo confirma el hecho, que el ultimo alcalde republicano, D. Claudio Elviro Remedios, fuera juzgado en consejo de guerra y fusilado el día de navidad de 1937. Pese a la construcción del Pantano de Alcántara, que necesito un gran número de obreros y especialistas, Brozas siguió siendo un pueblo cuya economía principal se basaba en la agricultura y la ganadería. Por este motivo, cuando en los años 1960 se inició el crecimiento económico del país, varios miles de brocenses abandonaron su pueblo buscando una vida mejor, principalmente en Vitoria y Madrid.
PERSONAJES ILUSTRES.
Desde finales del siglo XV y durante los siglos posteriores, Brozas ha sido famosa por ser la cuna de importantes personalidades del mundo de la cultura, la milicia o la religión.
En Brozas nació Francisco Sanchez “El Brocense, gran humanista del siglo XVI, y en la villa estuvo Elio Antonio de Nebrija, ya que en ella residía su hijo Marcelo quien fuera comendador mayor de la Orden de Alcántara.
También nació en Brozas, Frey Nicolás de Ovando, primer Gobernador de la Indias, cuyo nombramiento en 1501, facilito la proyección de otros muchos extremeños hacia aquellas tierras.
A los anteriores habría que añadir una amplia nómina de caballeros de la orden de Alcántara, tanto religiosos como militares, entre los que destacan, los maestros de obra o cantería: Bartolomé Pelayo, Juan Bravo Juan Escardon o los cerrajeros Mauricio Vinagre y Juan Cayetano Polo.
No muchos pueblos e inclusos ciudades de España, pueden presumir de tener un libro dedicado solo a sus hijos ilustres, como lo tiene Brozas.
DEMOGRAFIA.
Como se puede observar en el grafico adjunto, durante la primera mitad del siglo XX, su población tuvo un ascenso constante hasta alcanzar al final de la decada de los 40 y principios de los 50 su maximo historico con 6.320 habitantes, comenzado a partir de esa fecha a disminuir la misma como consecunecia de la gran emigración que sufrio Extremadura en las decadas de los sesenta y setenta. Al terminar el siglo XX su población alcanzaba poco menos de 2.300 habitantes; siguiendo en los primeros años del nuevo siglo perdiendo población para llegar al 2015 con tan solo 1.953 habitantes y una densidad de 4,94 hab/km2, siendo una de las más baja de la Región.
PATRIMONIO RELIGIOSO.
Iglesia Santa Maria la Mayor de la Asunción (La Catedralina)
La iglesia parroquial de Santa María la Mayor de la Asunción de Brozas constituye una de las más destacadas obras religiosas no catedralicias de Extremadura, dentro del siglo XVI y del XVII, sobresaliendo aún entre el conjunto de las fábricas parroquiales de España.
La nobleza de su fábrica y la atractiva belleza de su arquitectura han determinado la ocasional atención hacia su estudio, pese a lo cual el proceso constructivo ha permanecido hasta hace pocos años envuelto en sugestivas incógnitas. A veces se ha señalado como precedente de la iglesia actual la existencia de una basílica de época visigoda, la cual se supone por el hecho de encontrarse actualmente en su interior dos capiteles considerados de aquella época. El hecho de que éste constituya el único argumento para tal hipótesis nos obliga a adoptarlo con gran prudencia, pues bien pudieran proceder tales piezas de las ruinas de alguna basílica altomedieval desaparecida en los alrededores.
Es lógico suponer que, siendo de dominio cristiano desde 1213, Brozas contara con un templo parroquial en el siglo XIII. Así, en una concordia celebrada en 1244 entre el obispo de Coria y la Orden de alcántara, se cita ya la iglesia de Brozas. Es normal pensar que su emplazamiento sería el mismo que el actual. Sin embargo, se desconoce cualquier dato sobre las características de la iglesia primitiva.
Las primeras noticias documentales fueron recogidas por Escobar Prieto: "En 1513 Alonso Sánchez y Alonso Bocanegra, maestros de Trujillo, reciben 70.000 maravedíes por los retablos de altar construidos uno para la parroquia de Santa María y otro para la ermita de Nuestra Señora de la Luz".
De este retablo y otros da cuenta en 1532 un cuaderno de visitas pastorales, consultado por Escobar. en el que se indica que la iglesia de Santa Maria tenía cuatro altares, "el mayor con la imagen de Nuestra Señora de bulto en su retablo, bueno de pincel y talla y mucha imaginería, y encima un crucifijo".
A falta de documentación precisa, podemos conjeturar que ya durante la primera mitad del siglo XVI, incluso en sus primeros decenios, quizás se decidiera n a hacer una gran iglesia de acuerdo con las necesidades poblacionales y, sobre todo, con la pujanza que ahora alcanza la villa de Brozas.
Por ello se planearía un gran edificio de tres naves de notables dimensiones, que comenzaría a construirse por los pies y por la caja exterior, por los muros, incluyendo progresivamente al templo gótico, más reducido. Así se explica que los muros, con las pilastras adosadas, sean de tradición gótica como es propio de la arquitectura de la primera mitad del siglo. También se comprende que algunas capillas laterales, las del lado del evangelio, sean también del siglo XVI.
Sus artífices serían los maestros Juan de Villalante, Francisco Hernández, según Escobar, los cuales estaban activos en la diócesis durante la primera mitad de la centuria quinientista.
Desde la década de los 40 debió tomar la dirección de la obra Pedro de Ybarra, Maestro Mayor de la Orden de Alcántara, al que debe adjudicarse el trazado general del edificio. Su paso por Santa María de Brozas, a pesar de las evidencias de su firma de "cruces y arquillos", no ha podido ser documentada hasta fechas recientes. Ybarra dirigía los trabajos de Brozas hasta su muerte en 1579 o, al menos, hasta 1567, fecha incluida en lo fechado de los pies.
Tras su desaparición no se hace cargo de las obras el Maestro Mayor de la Orden, sino que atendiendo a su gran experiencia arquitectónica y al hecho de ser natural y vecino de Brozas. se nombra maestro a Juan Bravo, que se mantendría al frente de ellas hasta los años finales de siglo.
La iglesia estaba pensada, al parecer, como gran templo renacentista. Amplio, de acuerdo con el modelo de gran iglesia salón, tiende a la diafanidad espacial y a una concepción unitaria, según el modelo alemán introducido por Levante y que, especialmente a partir de la catedral de Sevilla, prepararía ciertas soluciones tardo góticas y renacentistas, de un modo concreto en el caso de los templos columnarios.
A esta misma época corresponderán las fachadas. En primer lugar la del hastía de los pies, solución renacentista con ciertos resabios gotizantes. Algo posterior es la fachada del evangelio, de más depurada sencillez renacentista. La del lado de la epístola parece más tardía, ya completamente desornamentada.
En la parte superior del hastial de los pies se consigna una fecha, la de 1567, que representa la culminación de dicha fachada y el tiempo próximo de terminación de las obras de los muros, especialmente los del lado del evangelio y de los pies.
Hay serias discrepancias sobre la terminación general de la fábrica del templo. Unos se inclinan por pensar que se concluiría prácticamente durante el siglo XVI. Otros, piensan que se finalizaría en el siglo XVII o comienzos del XVIII. Así, por una parte, se explican las fechas señaladas por Escobar, quien advierte que en 1610 hubo un acuerdo del Capítulo General de la Orden de Alcántara que impulsa la prosecución de las obras, y que en 1665 ó 1667 se continuaba trabajando en el templo. Además, las cubiertas de crucería renacentistas de tradición gótica siguen siendo empleadas en las fechas propuestas, en las que no existe de modo determinante la repugnancia convencionalmente admitida de los tiempos barrocos hacia lo gótico.
Señalemos, finalmente, que hay otra fecha inscrita en la iglesia. Se trata de la ejecución del coro, en el año 1629, que aparece en una clave de la bóveda del sotocoro.
Sea cual fuere la cronología de su construcción (si está realizada prácticamente en el XVI o si se concluye a principios del XVIII), sorprende el sentido unitario de su magnificencia, de sus dimensiones, de su espacio y aún de su sentido estilístico. En efecto, pese a que puntualmente hay aspectos góticos, renacentistas y sobriedad clasicista barroca, todo ello tiene un sentido coherente.
El edificio, amplio, tiene tres naves de cuatro tramos cada una, alcanzando una extensión interior aproximada de 20 metros de ancho por 30 metros de largo. La nave central se prolonga 10 metros más por el presbiterio, que tiene un tramo recto y el fondo semicircular.
El templo está completamente cubierto con bóvedas de crucería estrellada con terceletes y combados. Se trata de diseños ya renacentistas o posteriores (según las dudas cronológicas antes referidas). Ignoramos cómo se cubre el cuarto de esfera absidal, pues está oculto por el retablo barroco. Sospechamos que, en la hipótesis de que se trate de una obra del XVI, y a la vista del plano de 1742 del arquitecto Alonso González conservado en el Archivo Histórico Nacional, puede ser un cuarto de esfera avenerada o quizá encasetonado, en la línea de otra soluciones extremeñas similares.
La fachada del hastial de los pies es la más interesante. En ella se unen las dos primeras etapas constructivas. En la parte inferior. la portada de medio punto, abocinada y con arquivoltas, está flanqueada por sendos pináculos góticos. Aunque ya parece de comienzos del siglo XVI, los resabios góticos son manifiestos. De las arquivoltas, hay una decorada con motivos vegetales, entre los que se representan animales, jabalíes, monstruo, hombres, leones, bellotas, etc. En otra arquivolta se sucede una serie de ángeles portadores de instrumentos de la pasión, sobre peanas y bajo doseles. Sobre la arquivolta exterior, una serie de discos con florones centrales completan la decoración.
La parte superior de la fachada es ya más renacentista. Consiste en un amplio ventanal de medio punto, a manera de arco triunfal con pilastras y entablamento superior, adornando las enjutas con bustos de San Pedro y San Pablo. Encima hay una hornacina con una imagen de la Virgen, sobre la que asoma en el remate el busto de Dios Padre bendiciendo rodeado de las imágenes de la Fe de la Esperanza (Spes, dice la inscripción) y la Caridad (cuyo nombre castellano parece escrito). A los lados hay una fecha inscrita: MO DE 1567. Remata en frontón a dos aguas, dentro del cual se abren tres óculos.
La portada lateral del evangelio tiene la puerta muy sencilla, con sobrias arquivolta de molduración gótica y de medio punto. Encima se dispone una elemental hornacina. que, con pilastras y frontón, se cubre con una venera de charnela hacia abajo. En ella e cobija actualmente una imagen de alabastro llamada Virgen de la Hoja, que procede de la Finca “Hoja de Santa Maria”, propiedad del Monasterio de Guadalupe, donde pastaban parte de sus rebaños.
La más sobria de las portadas es la del lado de la epístola, que pudo ser iniciada en el siglo XVI, al plantearse toda la iglesia. Su terminación parece obra ya muy posterior, quizás (de ser ciertas las hipótesis señaladas) del mismo siglo XVII.
Concluimos señalando otro aspecto de la arquitectura exterior del templo: el transparente abierto en el ábside. Su condición y sus formas son barrocas, ya del siglo XVIII, como denotan las molduras animadas, así como los remates.
Del interior de la iglesia destaca la bóveda de crucería sobre pilares compuestos. Alrededor de la iglesia hay varias capillas fúnebres construidas por los nobles, entre el siglo XVI y el siglo XVIII.
El de la izquierda es el sepulcro de Dña. Elvira de Paredes Ulloa, en cuyo frente aparece el blasón y la inscripción funeraria. El de la derecha, más rico y con cama de alabastro, es el sepulcro de Gonzalo Gutiérrez Flores. Lleva la inscripción: AQVI YAZE S. GO N ZALO GVTIERREZ FLORES. FALLECIO AÑO DE 1534 A BEINTIOCHO DE DICIEMBRE. Posteriormente, quizás, se añadió otra inscripción a ambos lados de la anterior: SV HYJO G. GVTIERREZ FLORES SALGADO / FALLECIO A 9 DE JULIO DE 1580. Encima hay un yacente vestido de militar, con un niño acostado y yelmo a los pies. En el frente se muestra el blasón familiar dentro de una cartela de cueros recortados y flanqueada por dos angelitos. Se trata de una obra de cierta belleza renacentista, aunque sin alcanzar grandes calidades.
El retablo mayor es una obra de gran interés que, realizada en madera, ha quedado sin policromar. Parece un trabajo de filiación salmantina, del segundo tercio del siglo XVIII realizado por Bartolomé de Jerez. Se trata de una máquina de orden gigante, con alto basamento, un solo cuerpo de grandes columnas, con el fuste cubierto de ornamentación vegetal, y un remate de cuarto de esfera cubriendo todo el ábside. En el intercolumnio central hay un transparente con una imagen moderna de la Virgen; en los laterales, San Benito y San Bernardo; en el remate, entre varias alegorías, la Trinidad.
En el acceso al presbiterio, a ambos lados, hay sendas palomillas de hierro forjado para colgar las lámparas, que se atribuyen al maestro herrero Juan Cayetano Polo, nacido en Brozas en 1711 y famoso por sus obras documentadas en la catedral de Coria (reja, balaustradas de la nave y palomillas del presbiterio). Se cuenta que estando un día unos de sus aprendices sin hacer nada, le pregunto: ¿Qué hago maestro? A lo que este contesto: “Un demonio”. Y tan bien le salió al aprendiz la forja, que se vio obligado hacer otro igual para no quedar en ridículo.
La capilla de los Condes de la Encina se abre en el lado de la epístola. Es de planta cuadrada y se cubre con bóveda semiesférica de ladrillo. Se cierra con sencilla reja -fechada en su cerradura en el año 1730- obra probable también de Juan Cayetano Polo.
En la sacristía están recogidas distintas piezas artísticas, entre las que sobresalen una cruz de alabastro, dentro del emblema alcantarino, en cuyo anverso está el crucificado y la Piedad en el reverso. También un San Pedro Papa, sedente, de madera, del siglo XVI. Por razones iconográficas hay que citar una interesante escultura de San Francisco, de madera; aparece en pie mostrando las llagas, pero el hábito, en lugar del habitual los franciscanos, posee aquí rasgos propiamente alcantarinos al añadir e una capa corta. Esta representación de San Fráncico con el tipo de hábito descrito no es frecuente, pero puede aparecer cuando se trata de conventos de la reforma de los Descalzos, como ocurre con la procedencia de la imagen referida, que estaba en el convento desamortizado de la Luz de Brozas.
Otras obras de interés son la talla policromada de San Antonio de Padua, de mediados del siglo XVIII, situada bajo el coro; y el magnífico órgano del Siglo XVIII, en el coro alto.
Iglesia de los Santos Mártires, San Fabián y San Sebastián.
Fue iniciada a raíz de una Real Cédula de los Reyes Católicos, de 7 de enero de 1495, en la que se daba respuesta a la petición de los vecinos que habían solicitado esta segunda parroquia porque "según la bondad de Dios el pueblo crecía y aumentaba". Construida a partir de una ermita de la misma advocación. El proceso constructivo debió desarrollarse con dificultades desde los comienzos. A la primera mitad del siglo XVI, y muy enraizadas en la estética gótica, corresponden la capilla mayor y la sacristía. Aunque hay noticias de las décadas de los 50 y de los 70 relativas a la construcción, poco o nada se pondrá en práctica, ya que en 1584 Juan Bravo firma unas condiciones para la obra en las que se mencionan naves, bóvedas, portadas, etc.; los trabajos se adjudicaron al cantero Pedro López Pacheco, que construyó una capilla y el primer tramo de nave. En el siglo XVII se elevó una nueva capilla y a mediados del XVIII el maestro Alonso González hizo nuevas trazas y condiciones para concluirla, sin que se llevaran a efecto.
Es un edificio de sillería, de una nave con tres tramo cubiertos por bóveda de crucería estrellada y separados por arcos de medio punto sobre pilares compuestos. El presbiterio es poligonal, de cinco paños, y se cubre con bóveda de crucería estrellada.
Tiene dos capillas, a ambos lados del presbiterio, cubiertas las dos con crucería estrellada. Coro a los pies, con frente formado por arco rebajado y sotocoro con crucería.
También a los pies, en el lado de la Epístola, se eleva la torre, de planta cuadrada y cuatro cuerpos, con vanos de medio punto en el de campanas.
La fachada de los pies tiene tres cuerpos, el bajo con arco de medio punto de triple rosca, y frontón recto en el superior; las puertas de acceso por los costados de la Epístola y del Evangelio son sencillas, con arco de medio punto moldurado.
Lado del Evangelio: Retablo barroco de hacia 1720, de un cuerpo con hornacina entre columnas salomónicas; en la hornacina, imagen de vestir de la Virgen con el Niño, del siglo XVIII; en el remate, óleo sobre lienzo del Ecce Horno, del mismo período que el retablo.
Óleo sobre lienzo de la Adoración de los Pastores del siglo XIX. Capilla del Evangelio: Sepulcro de granito con arcosolio de medio punto, frente y caja con casetones, y pilastras y hornacinas en los laterales, rematándose las pilastras en pirámides, y el cuerpo central en un escudo nobiliario; en el lado derecho se lee la inscripción: DEDICADA/ANVES TRO SOR/A SV PRO/TO MARTIR/S ESTEVANIA/NO
DE 1618; en e1lado izquierdo: ESTA CAPILLA/MANDO HACER/FRANC0 GTER/D MNTEMO I DNA/ M. BRA0/SV MV/GER PAELLEVS I SVS/DESCENDIEN TES.
Retablo dorado de un solo cuerpo con hornacina central avenerada, de hacia 1750; alberga imagen moderno, de escayola, de la Virgen de Guadalupe.
Presbiterio: Pinturas al fresco del siglo XVI, muy retocadas recientemente; ocupan el frente del presbiterio y están divididas en tres espacios mediante dos columnas con basa y capitel corinto; se representa, de izquierda a derecha, San Fabián, de obispo, con báculo y mitra, el martirio de San Sebastián, y San Roque, con fondo de ciudad.
Lado de la Epístola: Retablo barroco dorado de hacia 1720, de un cuerpo con columnas salomónicas y hornacina central en la que se encuentra una imagen de vestir de la Virgen de los Dolores, popular, del siglo XVIII; en el remate del retablo, óleo sobre lienzo de la Ánimas del Purgatorio.
Capilla de la Epístola: Retablo barroco dorado de hacia 1720, de un cuerpo con hornacina trilobulada y columnas laterales salomónicas, todo cubierto por abundante decoración de hojarasca y tallos carnosos; en la hornacina. Verja de hierro sencilla, con inscripción: ESTA CAPILLA ES PROPIEDAD DEL CONDE DE LA TORRE DEL FRESNO; en el centro, fecha: 1908.
En esta capilla se encuentra el Cristo de la Expiración, muy venerado por los brocenses. Aunque no se tiene mucha referencia bibliográfica sobre el mismo, ya Eugenio Escobar Prieto, situaba la escultura en su Libro “Hijos Ilustre de la Villa de Brozas”, en torno al año 1584, costeado por Iñigo Arguello Carvajal, y por sus rasgo estilísticos denotaba ser obra de Lucas Mitata, ya que tenía muchos detalles iguales a otros Cristos de la zona de Salamanca del mismo escultor.
El Cristo de la Expiración de Brozas muestra un tórax de gran corpulencia y sin embargo sus brazos y piernas resultan pequeños para tan gran tronco. Pero donde más se denota la mano de Lucas Mitata, es en el dramatismo de su rostro, así como la caída de su cabeza exageradamente hacia un lado, que lo resuelve con la acumulación de cabello hacia ese lado con amplias hondas. La barba aparece tratada con rizos más suaves y ligeros permitiendo la prolongación del rostro.
Por su lado, los ojos se agrandan lo que le hacen mayores de la realidad y sobre toso exaltan su mirada ostentosa hacia el cielo en el momento de la expiración. La boca totalmente abierta, mostrando todos sus dientes y la lengua, contribuyen acentual el patetismo de su trágica expresión.
Los brazos se presentan horizontales como suele tratarse en los Cristos vivos expirantes, así como las piernas y el cuerpo se muestran con gran intensidad los músculos, sobre todo los abdominales, intercostales y flexores de las piernas.
El paño de pureza, es pequeño, como suele suceder en los Cristos de Mitata. Sin embargo hay un detalle muy llamativo, que es que su cuerpo no muestra la herida de la lanzanda (quizás tapada en alguna mala restauración). Igualmente, la imagen de muestra es sobria de llagas y sangre, pero ello no estropea la excelente labor escultórica realizada por Mitata.
Ermitas.
La Soledad. Su espacio es de aproximadamente 37 metros cuadrados. Su fábrica es de granito bien trabajado en los paramentos externos, cuadrada y a cuatro aguas. Su entrada es de arco de medio punto; escudo marmóreo encuadrado todo él en la flor verdelisada de la Orden de Alcántara y con signos de la Inquisición. Dentro de la ermita se conserva un retablo barroco, sencillo, dorado y en regulares condiciones. En él están una imagen de miriñaque de La Soledad. Mesa de altar con frontal de buena azulejería y en el centro mismo también la imagen de La Soledad. Todo parece ser del siglo XVI. En el lado este de la misma remata un buen crucero.
El Buen Jesús. Es ermita pequeñita, de 4,40 m x 4,40 el recinto, aunque con el seto, dentro del cual se encuentra, tienen 299 metros cuadrados. Buena y artística fábrica del siglo XVI. Esta bellísima ermita, llamada también Humilladero del Buen Jesús, tiene pegado en su ejecución y existencia el apellido Nebrija. Frey Marcelo de Nebrija, hijo de Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática castellana, fue Comendador Mayor de la Orden de Alcántara y como tal residía en el castillo de Brozas. Con este motivo y a su amparo vinieron a este pueblo todos sus hermanos y padre.
Dentro de la cerca pétrea y cuadrada que la protege vemos todo esto: entrada de medio punto; inscripción que gira de izquierda a derecha por todo el arco y que habría que dedicar mucho tiempo para descifrarla y con medios técnicos. A uno y otro lado, a media altura y en sentido horizontal, existe otra ilegible, casi borrosa. Sobre el medio punto escudo del que sobresalen los lises de la cruz alcantarina. En sus cuatro cuarteles: derecha arriba un sol con cara; izquierda superior y derecha inferior dos coronas de laurel; izquierda inferior cinco flores de lis. Encima del escudo y en el mismo material de mármol o alabastro, está grabada esta leyenda en tres líneas: “Por eso se ha de poner / Honra, I Vida / Y por la HONRRA la Vida”. Al oeste y en el mismo material antes dicho se lee en latín y en dos líneas: “TIME / DEUN”. En el sur, en idéntico material pero de forma redonda y en torno al círculo: “VIAM INVENI” y dentro del mismo una V. en la fachada oeste y el rectángulo del repetido elemento esta exhortación con eco de novismos: “CONOCE EL TIEMPO Y / A TI MISMO”.
Remata la belleza exterior siete estatuas de granito. Cuatro ángeles de medio metro, aproximadamente, sosteniendo unas carteras a modo de escudos. Otra es signo de la Justicia. Aparece otra referida alguna virtud teologal, un peligro y falta la escultura del Este. Estas pequeñas estatuillas fueron robadas, sin que hasta la fecha nada se sepa de ellas.
Dentro destacan la bellísima imagen alabastrina de Jesús, el Buen Jesús atado a la columna. Fue pintada y hace poco la hemos devuelto a su estado primitivo. La escoltan dos ángeles de alabastro y en adoración. Colocadas las tres sobre una grada de la misma longitud que la mesa de altar con otra leyenda que no hemos podido leer por estar pintada toda la piedra. Tiene bellísima e interesante azulejería el frontal que, como toda la fábrica, es del siglo XVI.
San Antón Abad. En sus doscientos y pico metros cuadrados se observan diversas iniciativas arquitectónicas. Un arco de medio punto y de ladrillo inicia el tramo de medio cañón con lunetos que terminan en el ábside. Otro tramo está señalado por arco de granito en forma de ojiva. Sobre éste y desde el comienzo de la ermita estaban apoyados maderamen y cañizos. Nada de esto rimaba con el tramo del ábside, por eso en la última restauración se ha colocado viguetería de cemento y tableros de rasilla vista. Todo esto le ha dado un gusto especial y es alabada por devotos y turistas. Se descubrió también el porche o atrio con arco de medio punto de ladrillo; y tiene dos medios arcos de piedra como especie o a modo de arbotantes. Dentro de un retablo barroco, originariamente dorado, pero pintado y repintado, de forma que ha quedado finísimo, se puede contemplar la talla de San Antón, del 1700, otra de San Blas recientemente restaurada, un san Francisco y un crucifijo de Jesús. Tiene adosada una sacristía.
Los Humilladeros. Esta la misma situada en un altozano, desde donde se divisa una parte muy importante del núcleo urbano y de su término municipal.
Toda su hermosura está en el arte exterior. Por dentro nada tienen de importancia en estos momentos por deterioro y por no poseer imagen alguna. Llama poderosamente la atención su barroco, singular en estas latitudes. Mirando hacia el convento de Nuestra Señora de la Luz, no lejano, se nota un parecido especialmente con la linterna de la iglesia conventual del mismo. Sobre un basamento de granito se eleva toda su fábrica de ladrillo lucido con una gran profusión decorativa con múltiples molduras y cornisas con decoración de dados, típica de este estilo. Tienen numerosos remates piramidales. El acceso es por hueco adintelado. Sobre las paredes se eleva hermosísima cúpula, aumentada y realizada por un tambor que se refuerza con resaltes numerosos y otros tantos remates piramidales. Acaba el conjunto con linterna en la que se repiten resaltes y pirámides. Y da más valor la veleta, de muy buena forja y perteneciente al gran rejero brocense Juan Cayetano Polo.
Conventos.
Comendadoras de Alcántara. Este convento fue fundado por frey Pedro Gutiérrez Flores, sacristán mayor de la orden de Alcántara, sobre una construcción anterior que puede que hubiese sido el Convento de la Madre de Dios, fundado por el capitán Antonio de Lebrija, nieto del gramático Elio Antonio de Nebrija. La nave del templo fue reconstruida en el siglo XVIII. La iglesia es de la primera mitad del siglo XVI, destacando en ella su portada renacentista, obra de Guillén Ferrant. Las dependencias del convento están actualmente muy transformadas, conservándose sólo un pequeño claustro, varias dependencias como el refectorio, cubierto con bóveda de arista, la sala capitular y un pequeño pórtico que da al patio. En el convento también destacan varios letreros e inscripciones que tienen lemas y citas de Nebrija.
Actualmente la capilla del mencionado convento se ha convertido en un hermoso auditorio y salón de actos cultural.
Nuestra Señora de los Remedios, cuyo estado de conservación es lamentable. Lo fundó Fray Alonso Flores, prior de Magacela, y su iglesia la diseñó el maestro mayor de la orden Gaspar López a principios de siglo XVII. Tiene grandes proporciones y su planta es rectangular y está completamente destruida.
Nuestra Señora de la Luz. Uno de los tres conventos de Brozas es el de Nuestra Señora de la Luz, el cual llegó a ser cenobio capitular de la provincia de San Gabriel para los franciscanos descalzos. El convento fue fundado por iniciativa de la villa en 1554 y con licencia real, aprovechándose la ermita de la Virgen de la Luz que antes había donde ahora está el convento. Se construyó entre el siglo XVI y el siglo XVIII. El convento se divide en dos grandes sectores: la iglesia por un lado y el convento por otro. La iglesia del convento es una nave con tres tramos, coro, capillas, falso crucero y presbiterio, junto al cual hay un camarín cúbico; a todo esto se añaden la capilla de santa Rosa y otro oratorio más. El convento se articula alrededor del claustro y originalmente lo diseñó Pedro de Ibarra. El claustro es cuadrangular y tiene dos cuerpos. Alrededor del claustro estaban las dependencias conventuales. En el siglo XVII se ampliaron las celdas y fue construida una nueva enfermería en un piso alto, junto con un pórtico orientado al sur.
MONUMENTOS CIVILES.
El Castillo-Palacio. La Fortaleza de Brozas es un conjunto de edificaciones de diversas épocas situada en la zona más elevada de la población. Consta de una serie de dependencias: torre de homenaje, caballerizas, habitaciones, en torno a un patio porticada, aljibe, etc., encerrados por una cerca abaluartada, con muros de sillarejo y mampostería dispuestos en forma de talud.
Con la fundación como tal de Brozas hacia 1220 comienzan a levantarse distintos edificios públicos necesarios para la vida de sus habitantes; de esta época se conserva solamente la Torre del Homenaje del Castillo de la Encomienda Mayor de la Orden de Alcántara, una sólida construcción de forma trapezoidal coronada con almenas, fechada a principios del siglo XIV con mampostería y sillería en las esquinas; dispone de un aljibe en la parte inferior y de tres cuerpos a los que se accede por una escalera de caracol adosada.
Su proceso constructivo abarca desde el siglo XIV hasta el XVII. A la primera etapa pertenece la torre del homenaje ya comentada; a finales del siglo XVI se reconstruye casi íntegramente el edificio, siendo la reforma diseñada por Juan Bravo en 1593; se construye así una nueva muralla cuadrangular, jalonada por grandes cubos semicilíndricos y construidos con mampostería y sillería.
En la muralla se abren tres puertas, una al sureste, actualmente en servicio, con arcos de medio punto y bovedilla en el muro, y dos en el muro occidental, una de las cuales es la principal, sobre la que se encuentra el escudo de Felipe II flanqueado por los del comendador mayor Cristóbal de Moura.
En el interior se construyeron varias dependencias palaciegas, como las caballerizas, los llamados “cuarto viejo”, con portadas góticas, y “cuarto nuevo”, donde se localiza el escudo de don Juan de Zúñiga, y el patio al que dan ambas estancias, del que se conservan dos alas, ambas porticadas con columnas toscanas La última fase constructiva corresponde a mediados del siglo XVII, justo antes de la guerra con Portugal, en la que la muralla se refuerza exteriormente con cinco grandes baluartes, dos en diamante y tres triangulares, construidos con mampostería y con el objetivo de ampliar la superficie amurallada y facilitar la defensa.
CASAS-PALACIOS.
De los Bravos. Hacia el siglo XVII, uno de los linajes más señeros de la población, el de los Bravos, condes de la Encina, levantaron allí su CASA-PALACIO. Sobre el amplio muro de sillares graníticos que constituye la fachada, hermosa cornisa de gran sencillez, formada por un toro. Esta cornisa se interrumpe en la parte central del edificio, para permitir que se eleve un ático con frontón triangular, donde aparece un escudo cuartelado entre lambrequines y cimera de las familias que erigieron este edificio.
Las armas de los Bravos aparecen en el primer cuartel, y son ellas: En campo de azur, castillo jaquelado de oro y gules con puerta sobre ondas de azur y plata; a la puerta del mismo, que es de color sable, un león rampante y, encima de la puerta, escudete de azur con tres lises de oro; sobre las torrecillas laterales del castillo, dos águilas de su color natural.
Cinco hermosos balcones en el piso principal y otros tantos huecos en el bajo. Entre ellos destaca, por sus generosas proporciones, el que sirve de acceso al edificio, encuadrado por una sencilla moldura de gusto barroco. En el interior sobresale un patio peristilo, cuya galería baja la forman cuatro amplios arcos.
Que fue construida por los Bravos queda testimoniado por constar sus armas en el escudo que campea en la parte superior de la fachada, según señala Rubio Rojas. La familia de los Bravos estuvo vinculada a Brozas ya desde la Edad Medias. Miembros del linaje fueron y se asentaron en América; otros pertenecieron a la Orden de Alcántara, a la milicia, etc.
Testimonio de algunos hay en los enterramientos de la iglesia de Santa María de Brozas. Como era frecuente entre la nobleza se asociaron, con el tiempo, con otras viejas familias, entre ellas los Obando.
De los Arguellos. El palacio de los Argüello, con fachada en chaflán y escudo labrado en el año 1584 por Anser de Bruselas por importe de 660 reales, es un edificio construido a finales del siglo XV, con modificaciones relevantes en el siglo XVI, siendo su propietario Iñigo de Argüello Carvajal, y en el siglo XVII con su descendiente.
Destaca a la vista su portada con elementos constructivos nobles, como el escudo de la familia Argüello-Carvajal. En el interior hay un interesante y atractivo patio porticada de arcos de medio punto sobre columnas toscanas en el nivel inferior y jónicas en el superior. El zaguán medía trece varas de largo y seis de ancho, con bóveda de tres capillas de arista. La bella escalera principal es de cantería labrada, con sus boceles o moldura semicircular en cada escalón, muy ancha y costosa.
La casa antigua la fue edificada en 1490 por Argüello Carvajal, más conocido como "El Viejo", caballero de la Orden de Alcántara, quien luchó aliado de don Juan de Zúñiga, último maestre de la citada orden militar, de quien fue su camarero. Participó en las conquistas de Málaga y Vélez-Málaga en 1485. Llegó a ser gobernador de la ciudad de Villanueva de la Serena y su partido.
Aunque su familia era originaria de Asturias, la razón por la que residió en Brozas fue porque aquí se casó con María Bravo el 4 de abril de 1490 y murió en Arroyo de la Luz. Su descendencia se extendió después por Badajoz.
Su segundo hijo, Iñigo de Argüello Carvajal, nacido en Las Brozas el17 de junio de 1496, acrecentó este palacio en 1584 añadiéndole nuevas dependencias. Fue una gran casona, reforzando sus cimientos y fachada, donde tenía diez ventanas de cantería en la parte principal y cinco en la parte de la caballería. Era tan extensa la superficie de la casa y de su jardín que desde la casa podían ver correr los toros en la Plaza Nueva.
En el siglo XVII su heredero de ambos cuenta que la portada es de cantería, labrada en moldura, con su alquitra hojas por los lados como bufete de grande, con su visera o morrión de con muchas plumas o penacho. En el primer cuartel iban las armas de los Argüello (De oro, dos llaves de azur puestas en faja, pareadas y con los ojos hacia el diente; bordura de gules con ocho aspas de oro); en el segundo, la de los Carvajales (En campo de oro, una banda de sable; bordura de oro con ramas de encina de sinople); en el tercero las de Avía y en el cuarto las de los Rocha (escudo cuartela do. En el primer y cuarto campos de plata un león rampante de gules contorneado y en los 2º y 3º, de oro, tres palos de gules).
Aunque buena parte de sus escudos están desaparecidos, en la esquina de cantería labrada que caía a la calleja (actual calle de El Brocense) se puso un escudo labrado de piedra de cantería con el hábito de Santiago, de dos cuarteles, con armas de los Alvarados (En campo de oro, cinco flores de lis azur) y Ulloas (Escudos ajedrezados de quince piezas, ocho de oro y siete de gules (rojo), cargadas éstas de tres fajas de plata cada una). En la otra esquina de la casa, que era de cantería labrada, que caía a la caballeriza (actual calle del Padre Amado), puso otro escudo de piedra de cantería con el hábito de Santiago y dos cuarteles con las armas de los Becerras (De gules, dos becerras de oro, la una sobre la otra) y Tavares. La razón por la que estaba este escudo de la orden de Santiago es que Iñigo Argüello Carvajal fue caballero de tal orden militar, rector de la Universidad de Salamanca y virrey de Navarra durante ocho años.
Murió en el monasterio de Uclés (Cuenca) el 22 de agosto de 1566. Tanto sus padres como él mismo se hallan enterrados al pie de las grada del altar mayor de los Santos Mártires, pues no hemos de olvidar que fue en 1495 cuando los Reyes Católicos ordenaron ampliar la ermita de los Santos Mártires y convertirla en nueva parroquia.
El de los Orive Salazar, el cual se encuentra dividido en dos partes. Una es la que contiene la fachada principal íntegramente de sillares y con los escudos de los Orive y Paredes. En el interior hay bóvedas de cañón sobre lunetos y el espacioso patio, hoy muy transformado. En esquina con la calle Constitución se encuentra otra ala del edificio, que fue adquirida como vivienda a principios de siglo XIX por la familia riojana de los López de Tejada, que colocaron en la fachada un balcón de esquina y un gran escudo de su familia de 1804.
Otro palacio es el palacio de los Condes de Canilleros, del siglo XVI y completamente reformado a finales del siglo XVII. En el exterior destacan la labor de forja de los vanos y un enorme escudo de esquina que tiene las armas de los Porres, los Montemayor, los Maraver, los Silva y los Acuña, hecho a finales del siglo XVII. En el interior sobresale un patio con dos galerías: una baja en arquería y una superior adintelada,
Además de estos palacios, se encuentra en la localidad la casa palacio de los Arce, perteneciente primero a la familia Paredes y Ulloa y construida en el siglo XVII. En el edificio destacan las forjas de hierro de las balconadas. En el siglo XVIII esta familia enlazó con los Arce, como demuestra el escudo en esquina de mármol.
CASAS NOBLES.
La principal casa noble de la localidad es la casa de los Flores, situada en la calle Ramón y Cajal. La casa tiene dos partes claramente diferenciadas y perpendiculares entre sí. En la más antigua hay varias estancias muy amplias. En el primer cuarto de siglo XVII el palacio fue considerablemente ampliado, siendo su dueño Pedro Alfonso Flores, vizconde de Peñaparda. Se construyó un gran ala de dos pisos, con enormes estancias con chimeneas, y grandes vanos de granito con cierres de forja. En esta época también se construyó la monumental entrada del edificio.
FESTIVIDADES.
El 17 de enero se celebra San Antón con bailes típicos y subasta de productos.
La Romería de San Gregorio, en su ermita, se realiza sobre el 9 de mayo.
En abril era famosa en el pasado la fiesta del Toro de San Marcos. Hoy en su lugar se celebra la Feria de Ganados, entre el 20 y el 22.
Los Toros se festejan alrededor del 8 de septiembre. Suelen correrse vaquillas por la mañana y por la tarde se lidian en la plaza toros al estilo tradicional.
GASTRONOMIA.
La gastronomía popular de Brozas tiene su base de elaboración en los productos de su extensa cabaña ganadera, que desde tiempos inmemorables han pastado y habitado sus campos y dehesas de encinas: el cordero y el cerdo ibérico; así como las liebres de sus tiesas y las perdices. Las tencas de su charca constituyen una de las delicias culinarias no solo de localidad; sino de toda la comarca e incluso de Extremadura. Igualmente sus típicos dulces se elaboran siguiendo la tradición a través de los conocimientos pasados de madres a hijas y con los mismos ingredientes naturales de siempre: harina de trigo, huevos frescos y un buen aceite de oliva.
Del cordero además del célebre Frite Extremeño, hecho si puede ser en un caldero y con leña de encina como lo hacían los pastores, tenemos los Rabos de Corderos un plato poco conocido, pero muy deseado por los amantes de la buena mesa. Y aunque como dice el refrán “del cerdo hasta los andares” los platos típicos son: Prueba de Cerdo y el Bobo con Coles que se suele comer el día de San Antón.La Liebre con Arroz y las Perdices Estofadas son los dos platos más representativos de la cocina que tiene como base de elaboración la caza menor. En cuanto a sus célebres Tencas, además de las fritas, que lo deberán haber sido en abundante aceite, tenemos otras recetas como son: Tencas a la Importancia o las Tencas en Salsa.
Por ultimo en cuanto a los dulces y postres son de destacar: los Pestiños, las Perrunillas, los Bollos de Chicharro; las Boñuelas de Lustre y el Tocino del Cielo.
BALNEARIO.
Las aguas del manantial del “Balneario de San Gregorio” se vienen usando que se tenga conocimiento desde principios del siglo XIX. Aunque durante una de las ampliaciones que se han realizado se encontraron unos restos que podrían ser de origen romano. Gracias a la aportación 20.000 reales que hizo el sacerdote D. Cipriano Cabrera de la población de Brozas después de su muerte, se pudieron ampliar las pequeñas instalaciones con una casa anexa a los baños y rehabilita la cercana ermita de San Gregorio. Posteriormente se mejoró la captación de agua, separando el agua destinada a los baños y la destinada a las tomas de agua. En los últimos tiempos se han ampliado las instalaciones con un “Hotel Balneario” gracias al esfuerzo realizado por el Ayuntamiento del municipio y la Junta de Extremadura para recuperarlo.
El Balneario está situado a unos 6 kilómetros de Brozas, en un paisaje típicamente extremeño, rodeado de alcornoques y encinas, donde habitan gran cantidad de aves en algunas de sus charcas cercanas.
Las aguas son sulfatadas, bicarbonatadas, clorurado cálcicas, brotan a una temperatura de entre 15ºC o 16ºC. Están indicadas para el tratamiento de algunas enfermedades el aparato respiratorio, del sistema digestivo, el sistema nervioso y la piel. Brotan a una altitud de 330 sobre el nivel del mar. El balneario ofrece unas instalaciones construidas recientemente, donde se puede disfrutar de un alojamiento de confort y absoluto relajamiento. Además de diversas habitaciones dobles e individuales, el hotel cuanta con cafetería, restaurante, sala de lectura, terraza y unos amplios jardines con piscina térmica. |
Los tratamientos de que dispone entre otros son: baños, aerosoles sónicos, chorros, hidromasaje inhalaciones húmedas, solárium, presoterapia, parafangos y parafina.
A.E.A.
91 611 14 07
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Miércoles:
De 18:00 a 20:00 pm
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